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# 30: Londres

¿Qué tan terrible es la situación? No tan devastadora desde su vista directa a McQueen hablando con la prensa. Tan solo debe estar ahi. Advertirles. Pero sería una misión difícil cuando ni siquiera visualiza a (t/n), estuvo hace unos instantes con Rayo... ¿Que tantas preguntas tendrían los reporteros? Muchas, porque ella estaba adelantándose en su caminar, ordenando su cabello (c/c) cuando estaba lista para la prensa mundial. 

Debe correr. 

O volar más a prisa cuando lanza uno de sus ganchos útiles con tal de sostenerse de una lancha que no tarda en acelerar su paso con tal de liberarse del intruso que podría ser un ladrón, pero Mate solo tiene el deseo de salvar la vida de sus amigos, de evitar otro accidente... ¿Qué haría McQueen si (t/n) resultaba herida nuevamente? Todos se culparían. La culparía caería en él... no porque lo fuese sino porque tenía las respuestas para salvarles la vida, nunca se perdonaría a si mismo de no salvarlos, en caso de que uno saliese herido sería devastador. 

No importaba quién fuese... el desenlace era terrible. 

—¡McQueen, McQueen! — lo llamaría desde lo alto del cielo cuando inevitablemente el gancho se soltó, quedando solo en el aire cuando él comenzaba a descender abruptamente del cielo, soltando un grito de miedo cuando temía salir gravemente herido. 

No era el único que se asustó cuando caía sino también el vendedor que soltó lo que tenía en sus manos. Gritando, recibiendo el impacto de otra persona que estaba demasiado apresurada para importarle si salía demasiado herido, necesitaba encontrarse tan pronto como pudiera con McQueen.

Correría hasta el final del mundo solo para salvarle la vida. 

Una & otra vez.

Cargando con los banderines de Italia con el nombre de Franchesco en una cinta alrededor de su cabeza. Luciendo como un fanático más en todo este asunto, las plantas de los árboles adornando la vestimenta mucho más, haciéndolo pasar por un simple fanático desesperado por acceder a conocer a su ídolo. 

—¡A un lado, a un lado! — exclama sin importarle con quién se chocaba —. ¡Déjenme pasar, tengo que advertirle a McQueen!

—Por aquí no puede entrar, apártese signore.

—Tenemos un lunatico en la entrada número... 

—¡No, no, me disfrace para entrar a una junta secreta! — exclama con desesperación al intentar hacerse su paso con ambos guardias interponiéndose en su camino —. ¡McQueen, McQueen, McQueeeeen! 

Esa voz. Su mirada se ilumina cuando reconoce el tono de voz llamándolo desde la distancia... ¿De casualidad es Mate? Quiere saber si es él cuando comienza a buscar entre toda la multitud de personas, buscando la fuente de la voz de su mejor amigo, queriendo alcanzarlo, necesita disculparse con él.

Oírlo se siente como un buen descanso a todas sus preocupaciones. 

—¿¡Mate!? — exclama, entrecerrando sus ojos cuando cree ver a una persona que no parece nada un reportero, incapaz de oír las siguientes palabras de Mate que son una advertencia para él. 

Una advertencia que debió de escuchar.

—¡McQueen quieren liquidarte... a (t/n) también! — pero esta advertencia no es escuchada cuando él solo está concentrado en acercarse en la búsqueda de su mejor amigo, los flashes de las cámaras en cada movimiento que daba en la dirección de su amigo, que por supuesto... ya no podía oír su voz.

—¡Mate, que bueno que vinieras..! 

Pero esa emoción... se desvanece al ver a un hombre vestido adecuadamente con un bigote en su rostro. No había comparación... nada, la sonrisa borrándose de su rostro cuando simplemente fueron imaginaciones suyas y su amigo no estaba ahi.

Claro que no... Mate estaba en Radiador Springs.

—¡Rayo McQueen soy tu gran admirador! — Ivan dice animadamente al acercarse a saludar con una sonrisa falsa en su rostro.

—Lo lamento, creí que era... 

—Si — asiente el hombre —, ese era yo gritándolo, casi liquidaste a todos... ¡Eres el mejor!   

—¿Qué? — pregunta confundido sin tomar encuentra este comentario en profundidad —, oh gracias... de verdad...

Se marcha con los hombres que indican su camino amablemente sintiéndose decaído nuevamente. Pensando en Mate... cayendo en silencio ante las extrañas palabras que consiguió escuchar de su admirador: En Inglaterra verán su fin... al final de la carrera.

No supo porque esa oración lo saco que sus casillas. Estremeciéndose, queriendo saber más acerca de eso, aunque inevitablemente el hombre se había desvanecido entre el resto de las personas desconociendo que su mejor amigo estaba siendo arrastrado, sedado, listo para ser secuestrado con sus dos compañeros que también estaban desaparecidos del mapa.

Descendiendo a un sueño de malas memorias. 

—¿Conductor tonto... eso crees de mí...?

—Es como todos te ven — resonaba la voz de Finn en su memoria amarga —. Y eso es lo más esplendido de todo, no ven que ellos son los tontos... porque están ocupados riéndose de quién creen tonto, tonto, tonto, tonto... 

La voz resuena en modo de eco a través de todos sus recuerdos de estas vacaciones. Sus errores sin final. Uno tras otro. Viéndose a sí mismo desde la perspectiva de otra persona, como si viese su propia película... frunciendo su ceño con tristeza ante la realización de cómo pudo actuar e incomodar inconscientemente al resto de personas a su alrededor, no era su intención, solo era él... él mismo... 

Pero sin duda alguna... viéndolo desde esa perspectiva todo volvía a sí mismo. Sintiéndose mal. Triste. Cometió tantos errores. Suspirando, notando como todas las personas a su alrededor se reían de él. Cuando se llevó todo el wasabi a la boca... esas risas fueron de diversión contra él, corriendo a beber del agua de la fuente artificial sin importarle absolutamente nada en su desesperación. Las risas de los corredores resonaban tan fuertes...

—Pero mi grúa jamás derrama aceite...

Eso era cierto. Pero... seguía reviviendo ese momento con preocupación a porque sucedió, incluso si (t/n) fue tan considerada en hacerle una revisión antes de irse a dormir, todo estaba bien... ¿Pero porque continuaba sintiéndose mal por eso? Por hacerle pasar un mal momento a su mejor amigo, creando un problema... haciendo que (t/n) fuese la que se hiciera cargo de esto, aunque no era problema de ella. 

Todo volvía a si mismo con esa última discusión con su mejor amigo.

Nunca lo vio tan enfadado.

—Oye espera... ¿No arruine tu carrera, verdad? 

—¡Perdí la carrera por culpa tuya! 

—Tal vez pueda... salir y explicar...

—¡No necesito tu ayuda Mate y no quiero tu ayuda! 

La última discusión fue un torbellino... inevitable. No lo vio venir. Ni supo cómo salvarse, los escombros de esos problemas caían sobre él cual lluvia de vidrio incrustándose en su piel. Reviviendo los momentos que más dolor traían para sí. Las risas resonando, todas esas risas en su contra... no se reían con él sino de él. 

La campana resonando de fondo.

Ese sonido... lo obligo a abrir sus parpados encontrándose nada más que en el interior de su grúa atada en lo alto. Sintiendo el balanceo. ¿Cómo siquiera... era posible? Quería saber, pero estaba procesando la información cuando sintió su corazón acelerándose inmediatamente, con suerte tenía puesto el cinturón de seguridad o estaría pegado en contra del vidrio, moviéndose con cuidado para sacar la cabeza por la ventana de la puerta.

Observando como sonaba la campana. 

¿Que era ese sitio? 

Sus ojos agrandándose al reconocimiento de dos autos reconocidos con sus conductores sobresaliendo desde las ventanas de la misma forma que él. Claro, podrían huir... a menos que fuesen inmunes a caídas de gran altura. Pero ni uno de ellos lo era sin las herramientas necesarias, estaban indefensos.  

—¡Holley, Finn! — no tardo en llamar sus nombres en un tono alto, alarmado, desconcertado sin saber exactamente a donde se los llevaron —. ¿Dónde estamos? 

—Aquí es Londres, Mate — informa inmediatamente Finn —. Dentro del Big Bentley.

Era un destino... horrible cuando el vehículo descendió al movimiento del minutero, soltando un grito de terror al movimiento brusco e inesperado, sus manos aferrándose al volante agradecido de no soltar su cinturón o darse un buen golpe contra algo, viendo como sus compañeros se movían hacia adelante.

Los tres serían triturados con los vehículos. 

—Ay, todo... todo es culpa mía — en su derrota habla con dolor en su voz.

—¡No seas tonto, Mate! — vocifera Finn pese a estar en aprietos.

—¡Si lo soy! 

Exclama Mate de vuelta cansando de que nadie este escuchando lo que tiene para decir ni una sola manera de expresarse adecuadamente porque nadie puede creerle. Si las cosas fueran diferentes... ahora no estaría ahi repasando sus errores, si se hubiera comportado como debía las cosas serían diferentes.

Pero no sabría que sus amigos corrían peligro.

—¿Recuerdas...? Tú lo dijiste... 

—Cuando te... oh, Mate, dije un cumplido porque creo que eres un gran espía.

—¡No soy espía! 

Su voz cansada e irritada resuena en todo el interior ocasionando que Holley escuche con sorpresa estas palabras. Su cabello desordenado, escuchando a Mate... sin importar la situación en la que están, sabe que es momento de aceptar que Mate estuvo diciéndolo constantemente sin ser escuchado. 

Nunca lo escucharon. 

—¡Trate de decírselos todo el tiempo...! Soy un simple conductor de una grúa... y ya, lo siento... 

—Finn... lo dice en serio — Holley no tarda en decir sin apartar la mirada de Mate.

—Lo sé...

—Tenías razón Finn... — continúa hablando Mate mientras ahora mira hacia el suelo —, soy muy tonto... y lo que le paso a McQueen fue debido a lo torpe que soy... todo esto es culpa mía. 

Resignado... ¿Que ha de importar? Nada más pasa por su cabeza que sus errores. Sus constantes errores. Pero eso cambiaría prontamente cuando un ascensor sonó con esos dos hombres tan molestos que estaban siempre en todas partes. En el baño, cuando atraparon a Finn... siempre estaban ahi para arruinarles la existencia.

Arruinando vidas. 

—Bien — uno de ellos dice con su mirada seria, aunque también llena de burla en sus ojos —. Despertaron. 

—Justo a tiempo — exclama él otro con una sonrisa macabra en cuanto su compañero comienza a descubrir un objeto frente a ellos. Ganándose la atención de los tres secuestrados.

—El Profesor Z quiere que vean en primera fila como cae El Rayo McQueen junto a su novia.

—¿Siguen con vida?

Pregunta con esperanza en su voz. 

Sus ojos iluminándose al saber que ambos siguen bien... nada malo ha sucedió aun, ellos están a salvo, al menos... hasta ahora, hasta que tuviesen el tiempo necesario porque no tenían la suerte de su lado.  

—No por mucho — contesta con una risa burlona. 

—¿A cuál de los dos debería apuntar primero? — cuestiona el acompañante al abrir la pequeña ventanilla para que la cámara falsa de televisión tuviese una buena visión de los autos de carrera — ¿Cual crees sea la reacción de nuestra estrella si le damos a su querida novia primero, cuantos accidentes se necesitan para aniquilarla? 

 —Las damas primero. 

Horror: La mente de Mate está hecha un caos cuando su auto vuelve a descender de lo alto... un poco más cerca de su final definitivo. El arma directamente preparándose para apuntar a su vehículo, ese auto... el auto que pareció volver a su vida cuando tuvo el impulso de reanudar su contrato con Dinoco, quienes insistieron un poco en el cambio del color, pero que ella se negó rotundamente porque los fanáticos esperaban verla en su típico vehículo radiante como el sol del día que estaba a nada de estallar cual supernova.  

Sus manos sosteniendo las de su novio altamente preocupado cuando obtuvieron la información que Mate nunca arribo a Radiador Springs. Que al contrario estaba desaparecido, esa llamada alerto a todos sus amigos que no tardaron en tomar un avión para estar ahi dándole su apoyo hasta que apareciera sano y salvo. 

—Estaba buscando a Mate... no creí que no fuera a estar ahi — dice tristemente McQueen apretando con cariño las manos de su novia, apreciando tener la compañía de todos sus amigos. 

—El sheriff está con Scotland Yart ahora — dice inmediatamente Ramón.

—Y el sargento contacto a sus amigos de la guardia británica — añade Flo.

—Ustedes concentren su mente en la carrera — solicita Sally al darle un apoyo con calma en su voz, sabiendo que cualquier distracción podría resultar en algo peor.

—Pero con tantas cosas... la verdad no se si... 

El sonido de una bocina los alarma al voltear viendo como el hombre avanza hasta ellos con una conversación en mente. Sus manos se mantienen en las del otro cuando voltean, (t/n) solo quiere intentar que él este tranquilo, saben que Mate aparecerá... una parte de ella le dice que no tardara en ser hallado sano. 

Pero... ¿Cómo decirlo con certeza? 

—Lamento interrumpir...

—No — con su cabeza (t/n) niega inmediatamente trayendo a su rostro una falsa sonrisa para que nadie hiciese preguntas demás —, ¿Sucede algo? 

—Yo solo quería venir a darles en persona las gracias, porque después de Italia... estaba en la ruina y luego ustedes me dieron otra oportunidad — exclama agradecido Sir Axelrod —. Tal vez no está bien que diga esto, pero... espero alguno de ustedes gane hoy y que les enseñen a todos que se equivocan respecto al Allinol. 

—Por Mate... ¿Sí? 

—Lo haré — asiente convencido con esa idea incluso si su mente se mantiene inquieta con su desaparición. Culpándose, esto nunca hubiera sucedido... debió haber controlado mucho más sus emociones tal día con tal de que no se marchara. No estaría desaparecido, había incertidumbre en su corazón... pero cuando oía las palabras de (t/n) solo podía asentir, no renunciaría a la carrera. Mate no querría eso, así que... correría, todos estaban listos para presenciar la carrera más importante de todas. Despidiéndose de Sir Axelrod que se devolvía por donde vino, dejándolos tener un momento a solas con sus equipos observando, sabiendo que necesitaban conversar antes de subir a sus autos. 

Era una costumbre: Elevar las manos de ella con tal de besar sus nudillos llenos de cicatrices que serían ocultadas con los guantes cortos. Deteniendo su mirar en (t/n): Esos bonitos ojos (c/o) que brillaban de amor para él al sonreírle. Besándola un corto momento, pronto iniciaría la carrera... deseándose buena suerte al otro, preguntándose... diciéndose ese casual adiós momentáneo con una sonrisa distraída, viéndola ir a su equipo para prepararse con una conocida tristeza, sintiendo la necesidad de querer sentarse... 

La sensación de que estaba perdiéndola para siempre se presentó en su mente & corazón inquieto. Deslizándose entre sus dedos. Intentando capturar cada momento y un sentimiento de culpa... deslizándose entre sus dedos, el sentimiento de deja vu se presentó en su mente cuando la vio sonreírle, su cabello (c/c) sacudiéndose tras de ella con los flashes de las cámaras capturando su sonrisa tan dulce. 

Deseando poder congelar la imagen.

La sensación de perderla para siempre...

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