# 21: Hazlo: Porque ellos dijeron que no podrías
Está viviendo el momento: Con un corazón roto. Fue difícil. Sin Doc todo había sido más difícil. Saliendo adelante con un corazón roto. Sonriendo frente a las cámaras como si todo fuese un bello acto. Atendiendo miles de entrevistas. Usando sus mejores vestimentas. Ocultando su dolor. Porque puede salir adelante con un corazón roto.
Lo hizo antes.
Fue una mierda difícil de sobrellevar. Retumbaban en sus oídos las veces en que Doc la trato como a su hija amada & consentida. Llorando en los brazos de su novio. Sintiendo que se quedaba sin aliento. Subirse al auto de carrera durante esos momentos fue... un martirio, manteniendo una sonrisa falsa con sus ojos llenándose de lágrimas que eran vistas antes las miradas curiosas. El viento secaba sus ojos cansados. Puedo hacerlo. Tú puedes, otra vuelta más... una victoria más que dedicar en nombre a Doc Hudson.
"—Te amare toda mi vida... mi niña valiente."
Pero esa vida fue demasiado corta. Pensaría entre su llanto nocturno cuando respirar dolía. Superarlo dolía. Incluso estando acompañada en el sentimiento. Era diferente. Porque sentía que perdió a su padre una vez más. ¿Qué hace una niña sin su figura paterna? Derrumbándose, cayendo al suelo... todos sus trozos esparcidos mientras las personas pedían más. Sonriendo como si estuviese ganando, lo estaba haciendo bien porque podía hacerlo con el corazón roto hasta que sanase.
Siendo valiente incluso cuando no lo era.
Y estaba ahi saliendo del auto con su bonito vestido lila con su cabello lleno de mariposas brillantes del mismo tono que resplandecían con el brillo de las luces. ¿Qué ocasión tan especial, no? Ella no tenía idea. Recibió la llamada de su mejor amiga pidiéndole que usara su vestido más bonito para esa noche. Que condujera hacia Rueda, Rueda, de la manera más encantadora como si pudiese leerles la mente a todos. Estacionando su auto, soltando un pequeño bostezo ante esa corta siesta antes de que su chofer la despertase ante una ruta terminada. Alistándose en casa a una velocidad increíble, sonriendo como despidiéndose de Doc cuando salía de casa. Acomodando el collar relicario sobre su cuello, teniendo la foto de las personas más importantes en su interior. Y abre la puerta del auto. Presionando un botón para apagar su motor. Su auto tan fiel... amaría usarlo en las carreras, aunque este es su auto hogareño que atesora mucho. Y sonríe suavemente cuando ve a McQueen exactamente donde debían encontrarse.
—Radiante como de costumbre — sonríe él acercándose, así como extendiendo su mano hacia ella. Sosteniendo su mano caballerosamente como solían hacer en sus encuentros, besando sus nudillos con cariño al tenerla frente a él —. ¿Cómo estuvo esa entrevista? Te extrañe mucho, (t/n)... no podía esperar más por esta velada.
—Lo usual — contesta ella sonriente con un suave rubor de felicidad al reunirse con su novio. El mundo de las carreras es su pasión. Pero también es reunirse con él. Abrasándolo con el mismo cariño que no cambia, contenta de respirar su perfume como acondicionador que lo hace tan atractivo —. Las entrevistas siempre son lo mismo, esas preguntas curiosas... pero, en fin, estoy feliz de estar de vuelta en casa sobre todo contigo.
—Esta velada será perfecta.
Él afirma con su sonrisa antes de acercarse a robar un beso dulce de sus labios que quisiera profundizar. Pero no lo hace con tal de no llamar la atención. Ya vendrá más en otros momentos de mayor privacidad. Ahora... sabe que se acerca un momento entusiasta. Nervioso, las mariposas traviesas bailan en su interior.
¿Qué expresión tendrá ella en su rostro cuando diga esas palabras? Está listo. Casi puede sentir la mano de Doc dándole ese último empujón. Todo está preparado para esa noche. Sosteniendo la mano de (t/n), guiándola hacia la mesa que tenía reservada para ambos con una maravillosa vista que los hizo enamorarse cuando se estaban conociendo hace unos años atrás. Un atardecer maravilloso, una dulce iluminación que los hace entrar un momento romántico.
—¿Cuál es la ocasión especial? — Pregunta sonriente (t/n); Apoyando sus manos contra su barbilla para mirarlo con dulzura. Haciéndole saber que tenía toda su atención —. Es de las pocas veces que te veo con un traje elegante.
—No sabes cuanto he esperado esta velada contigo, tú y yo, solos al fin... sin interrupciones.
Dice sonriente.
Pero esa sonrisa se borra inmediatamente cuando mira hacia su mesero: Mate.
—Buenas noches.
—¡Uh! — suelta (t/n) una exclamación de sorpresa al oír a Mate ahi vestido como un mesero. Sorpresivamente... no esperaba esa aparición tan extraña esa velada. Pero tampoco negaría que esto no le traía una sonrisa al rostro.
—Soy Mate, su metre — habla Mate en su tono profesional —. Y les serviré esta noche, Mate su metre, que simpatico — finaliza con una risa ante su elocuencia.
—Mate... ¿Qué... trabajas aquí?
McQueen pregunta curiosamente ante esta inesperada... aparición. Pasando una mano sobre su cabello rubio. Mirando a su mejor amigo con sospechas de su presencia ahi. Incluso (t/n) tiene sus dudas o sospechas. Conociendo al hombre solo desea pasar tiempo con su mejor amigo, quién lo culparía.
—¡Claro, que trabajo aquí! — exclama Mate inmediatamente —. ¿Qué creías, que entre sin que nadie me viera y me disfrace así para estar con ustedes dos?
—Ah si — se ríe McQueen a unisono con (t/n) —, eso sí sería ridículo. ¿Verdad?
— ¿Les gustaría ordenar una bebida a los enamorados?
—Sí, lo que siempre ordeno — McQueen dice con calma ante la pregunta de qué bebida tomaría esa noche. Pero lo usual siempre está bien por él.
—Podría variar un poco está vez — (t/n) dice observando el menú con una sonrisa en su rostro. Pero finalmente sabe que ordenara. Una respuesta poco favorable para Mate —. Lo mismo, quiero lo mismo, me apetece ese ligero cambio.
—Ah.... claro, se los traigo.
Los enamorados asienten sin notar a un Mate cuestionándose que hacer en cuestión a las bebidas. No tiene idea. Se metió en un lio. Lo sabe. Pero no desea reconocerlo, esto debe de salir adecuadamente cuando los vio tan animadamente. Adentrándose al interior del local donde están sentados Luigi, El Sargento, Fillmore y Sally, recibiendo sus bebidas preparadas por un hábil Guido.
Todos ellos involucrados en una conversación calmada, aunque emocionadas cuando robaban miradas hacia afuera a los dos enamorados que continuaban conversando observando el hermoso paisaje.
—¿Guido, a McQueen que le gusta?
—Come cho va saberlo? — Guido responde generando... una duda con esperanzas cuando Mate no comprende que su respuesta a sido que no tiene ni la menor idea.
—¡Perfecto, dame dos!
Pero todos caen en silencio cuando sus atenciones recaen en la televisión a una persona de alta importancia en esos últimos días. Sir Miles Axelrod: Un hombre de enorme importancia al crear una variable mucho más beneficiosa en lugar de usar petróleo. Creando gasolina más natural. Claro, era un hombre reconocido que estaba creando una de las más importantes carreras en el mundo actualmente. Los corredores más importantes estarían participando.
Exceptuando a dos de ellos demasiados centrados en su mundo para notar que sucedía en el interior. A las dudas de porque el hombre no invito a la pareja sensación del momento: McQueen & (t/n); obteniendo la respuesta que ambos se estaban tomando un buen descanso, este sería el momento en que ambos estarían disfrutando momentos al lado del otro, con él planificando grandes cosas en su futuro.
—Esta temporada fue... exhausta — un suspiro cansado brota de sus labios al extender su mano sobre la mesa hasta sostener la mano de su mano. El normal temblor de su mano siendo neutralizado en cuanto él la sostenía con tal cariño, acariciando el dorso de su mano con su pulgar —. No me quejo en que fue divertido... aunque vengo deseando un pequeño descanso después de volver a este mundo sin pausas. Ni menos esperaba que tantas personas estuviesen esperándome después de tanto... es como una locura, ¿No?
—Tu talento no debe ser desperdiciado — contesta McQueen con una risita suave. Notando el brillo en los ojos de (t/n) con la puesta de sol —. Tus fans siempre estuvimos esperándote.
—Tuviste suerte de encontrarme en un sitio tan recóndito.
—¿Quién diría que te ocultabas aquí? Fue como encontrar un tesoro perdido de Francis Drake — él no tarda en contestar. Ella arrugando su nariz con una suave risa burlona ante su contestación tan veloz. Sorprendiéndole como de costumbre. Encontrando una manera de crear mariposas en su estómago. Y sus ojos brillaban con la luz del atardecer que caía sobre ambos, no había palabras que pudiesen explicar cuan maravilloso era ese momento, cuanto se amaban, se dirían te amo cada día sin siquiera decirlo realmente.
Sumidos en su mundo de neblina rosa.
No se necesitaban oraciones a complementar un momento tan único como ese incluso si desconocian como desde el interior Mate estaba usando el telefono. Defendiendo a su mejor amigo a toda costa de las burlas de un famoso corredor italiano.
—He estado... deseando que llegara este día, (t/n)... — Rayo dice con un rubor en su rostro sintiendo la necesidad de rascar su nuca con nerviosismo. Pero mantiene su mano libre en el interior de su bolsillo, sus dedos jugando con la pequeña caja —. No sabes cuánto.
Ya casi es la hora.
—¿Cuál es la ocasión especial? Según sabia... celebramos mi victoria recientemente. También tu última victoria... ¿Qué tiene de especial esta velada? — ella consulta con sus ojos brillando cual diamantes. Esperando su respuesta, una respuesta tan cerca... el corazón de McQueen late alocadamente.
Está a nada de sacar esa caja... ese anillo.
La pregunta está a punto de escapar de sus labios.
Pero la atención de ambos se desvia al resto... todos casi apretados en la entrada de Rueda, Rueda. ¿Que sucede? Es la primera duda de ambos. Y McQueen cierra la caja en su bolsillo, ocultandola otra vez más. El momento de magia se ha roto, no era el momento indicado, quizá... (t/n) lo mira solo preguntándose, ¿Que tenía que decirle?
Quizá no era importante.
—¿Qué están haciendo todos allá? — él se levanta inmediatamente... con (t/n) dudando si levantarse. Una parte de sí misma quiere saber qué tanto le está ocultando en su bolsillo, intentando mirar sin caerse. Soltando un suspiro de cansancio, un poco de estrés... esa entrevista la dejo con ideas tontas. Pensó para sí misma, debería dejar esas ensoñaciones, piensa al obligarse a levantarse.
Camina al lado de su novio al interior del local donde todos están reunidos mirando la televisión. Sin tardanzas Sally está al lado de ambas. Emocionada, aunque esa sonrisa desaparece cuando nota que en el dedo de su amiga... no hay anillo. Nada. Pero no dice nada con tal de no arruinar el momento.
—Ah — suelta McQueen sin mucha impresión —, es ese italiano... su nombre es...
—Fraaaaancheeesco Beeeeernooulli.
El rubio se queda en silencio cuando escucha las voces de (t/n) & Sally sincronizándose al nombrar al corredor italiano de cabello castaño. Alto, obviamente llamaría la atención de las mujeres al ser un hombre con un alto atractivo con una personalidad increíble, pero inmediatamente Rayo mira a las dos con una mirada de casi disgusto, por parte de (t/n), su novia, celos.
¿Cómo no estarlo al oír decir su nombre de tal forma?
—¿Qué, por qué conoces su nombre? — directamente hace esa pregunta a (t/n); Dejando que Sally suelte una suave risa por los celos del hombre. Celos que normalmente... no existen. Sería una de las primeras veces en verlo de tal forma —. Y no lo digas así, son tres silabas no diez.
—¿Cómo no conocerlo? — se ríe suavemente (t/n) dándole un toque juguetón a su novio en el hombro. Enredando su brazo al de él —. No es como si fuese a salir con él... estoy contigo, solo quería ver como reaccionabas.
—No me gusto tu broma — él dice con un suspiro dándole un abrazo mientras se ríe.
—Pues hace mucho me faltaba burlarme de ti... ¿No crees?
Él solo se ríe al sentir el dulce aroma de ella sabiendo que está en casa al tenerla en sus brazos. Pero esa calma se desvanece cuando escucha la voz de su amigo Mate directamente en la televisión. Oh.
—Pues déjame decirte una cosa señor Fantochesco — exclama Mate directamente sin importarle como se refiere al reconocido corredor. O como esto podría meter a su amigo en un embrollo incluso si solo lo está defendiendo.
—¿Mate?
—McQueen te haría comer tierra cuando quieras.
—¿Comer tierra sería lo único que hace, no? — contesta Franchesco inmediatamente con su sonrisa habitual a las cámaras.
—¡No, digo si...! Lo que digo es que puede aplastarte donde sea — ambos en ese entonces se centran en las señas de Guido hacia el costado donde se visualiza un poco oculto Mate sosteniendo el teléfono con sus manos —. ¡Cuando sea, en cualquier pista! Incluso la señorita (t/n) te haría comer polvo.
Añade Mate. Los celos en si actuasen... no contento con la sonrisa en el rostro de Franchesco ante la mención de (t/n), claro... ¿Quién no conocía a su novia? Siempre tan dulce. Era como un bello ser que convertía en oro todo lo que tocaba. Tenía sus fanáticos. Y se hizo notar en el mundo de las carreras como otras mujeres no lo habían hecho antes, por ende, no le gusto nada la sonrisa de Franchesco que creía buena idea que ella al menos fuese por un mejor corredor, como él. Si. Serían los celos. Y arrastraría a Mate desde el cuello de su camisa para apartarlo del teléfono, sorprendiendo a su amigo.
—Si, hola — saluda con una sonrisa en su rostro pese a todas las molestias de una velada prácticamente arruinada. El plan olvidado completamente —. Soy el Rayo McQueen.
—¡El Rayo McQueen, eh!
—No me gusta que insulten de ese modo a mi mejor amigo.
—¿McQueen, ese era tu mejor amigo? — Franchesco contesta en su tono burlón habitual que sabe usar tan bien —. ¿Ves la diferencia que tienes con Franchesco? Franchesco no duda de que es grandioso, no necesita rodearse de feos conductores de grúas que lo prueben.
—Son palabras rudas que vienen de un conductor de un auto... tan frágil.
—¿¡Frágil!?
Exclama Franchesco exaltado.
—¿¡Fragile!? ¿¡Le dice a Franchesco, fragile!? — continua con su tono de frustración —. ¡No tan rápido, McQuinne!
—¿No tan rápido, es tu nuevo lema, quizá?
—Motto!! — el corredor italiano despotrica y maldice rápidamente en italiano para el desconcierto de los televidentes que nunca lo habían visto tan enfadado —. PROGRAMMA RIDICULO!!
Una risa brota de la boca de (t/n) al notar como silencian inmediatamente el micrófono de Franchesco. Dejándolo despotricar sin ser oído. Y se acerca hasta el teléfono, apoyándose desde la espalda de su novio, apoyando su cabeza contra su hombro, escuchando esta divertida conversación que fue un cambio significativo para finalizar su día.
Inesperado.
Pero la hacía sonreír.
—Bueno, yo digo que algo como esto se puede arreglar con una carrera. ¿Tu que dices, Rayo McQueen? Hay lugar para más corredores — Axelrod informa con confianza. Esperando una respuesta afirmativa —. Amaríamos también que (t/n) Lombardi se una a nosotros.
—Si... iría con gusto, solo que toda mi gente está de vacaciones...
Pero todos sus amigos están más que dispuestos ante esto. Sobre todo, cuando nota que (t/n) sigue cerca de él. Asintiendo. No existen mejores planes que ir a una carrera mundial. Puede que al final entrar una carrera con su novio no sea tan mala idea después de todo, incluso si realmente deseaba solo ir a su cama para dormir sin preocuparse del horario.
—¿Te digo algo? Ya están de vuelta.
—Para mí suena con un buen plan — habla finalmente (t/n): Haciéndose oír para los televidentes. Sonriendo mientras acepta este nuevo plan de verano.
—Ahí nos vemos.
Los planes a menudo cambian. Ellos lo saben. El anillo queda olvidado en su bolsillo. La emoción bañándolos. Sabiendo que al menos... tiene otro momento para pensar en una propuesta. Quitándose los nervios de encima incluso si los días pueden estar pasándosele. ¿Esperar demás... que daño podría ocasionar?
—¿No estas... molesta en que te arrastre a esto, (t/n)? — pregunta él rascando su nuca inseguro en la respuesta de ella. Mirandola atentamente. Pero se calma cuando ella niega con una de sus dulces sonrisas que siempre lo hace derretirse inmediatamente, ella no esta enfadada sino... lo sabría. Fue una suerte conocer su peor lado cuando apareció por primera vez en Radiador Springs, así sabía exactamente qué hacer para que ella no estuviese molesta.
—¿Molesta? No, claro que no, será una carrera en la que participaremos ambos. Suena emocionante — afirma (t/n) con una risa —. Los haré comer el polvo a ambos.
—¿Ambos...?
Pregunta desconcertado.
—A ti & Franchesco, si ire a una carrera pasare por sobre todos. ¿O crees que dejare ganar a mi novio solo porque sí? Te amo, claro, pero... también amaría llevarme esa victoria para que los hombres dejen de discutir un tiempo.
—Y había olvidado lo competitiva que eres.
Finaliza con una risa antes de mirar a Mate cuando sabe que debe ir también con su amigo en esto. Sabiendo que inevitablemente (t/n) también le solicito a Sally que la acompañase en esta aventura. Seguramente no querría tener momentos de soledad por parte de compañía femenina. Y se reiría cuando Mate estaba probando la bebida que ante él tenía un sabor horrible que prontamente volvió a escupir en el vaso a través del popote.
—Su orden, señor.
—Mate...
—¡No lo probe! — exclama inmediatamente Mate con cierto miedo.
—¿Te gustaría ir conmigo a recorrer el mundo, amigo?
—¿De verdad? — pregunta Mate entusiasmado ante la petición que nunca pensaría recibir.
—Tú nos metiste en esto, no te escaparas ahora.
Una celebración ante todos: Se deben alistar. Pero esa noche abandonan el restaurante, llenos de entusiasmo. Enredando sus manos cuando están en casa. Una ducha veloz. Sintiendo como Rayo seca su cabello con el secador, ambos riéndose tranquilamente mientras imaginaban como sería todo en este viaje.
Armando las maletas.
La aventura de recorrer el mundo estaba a nada de dar inicio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro