# 10: Doc Hudson: El fabuloso Hudson Hornet
Se hizo su camino como una adolescente soñadora & fue amada ante todos con su carisma: Olvidada. Generando dudas con su desaparición. Toda la familia Lombardi se esfumo en la neblina del cuestionamiento. Esa chica tan risueña... solo existía en sus memorias. Su cabello alborotado con el viento seguía siendo de ensueño. Reviviéndola a través de los videos antiguos. Reviviéndola en las fotos. Su sonrisa... siendo adorada en un país de las mentiras, donde todos creían en las perfecciones sin ver más allá del verdadero esfuerzo como persona cuando entreno a diario para entrar en donde estaba.
Haciendo su camino en un mundo estricto donde los hombres reinaban.
—¿Quieres dar una vuelta conmigo, (t/n)? — la voz de su amado padre atrae toda la atención de una pequeña (t/n). Quién abandona sus autos de juguete para saltar. Entusiasmada, persiguiéndolo atrás de él con fascinación.
—Walt... no es adecuado para una niña pequeña — su madre rechista. Renegando de esto. Pero su opinión no es tomada con seriedad cuando el hombre solo sonrie para ella. Guiñandole un ojo amorosamente.
—Solo será una vuelta — contesta. Queriendo barrer esas despreocupaciones —, no me la llevare a las carreras. No aún, aun no tiene la edad adecuada mi pequeña (t/n), pero te aseguro... tiene toda el hambre para ser la número uno.
Número uno: Ese era su sueño. Pero tan bien lo era competir con su padre en esas carreras. Subiendo al asiento del copiloto. Asegurándose con el cinturón. Sin dejar de reírse o entusiasmarse cuando su propio padre podia conducir tan elegantemente sin perder el control del vehículo, siendo un maestro adecuado que le enseño absolutamente todo a ella.
Al menos... hasta que un día es esfumo como las estrellas del cielo.
Fatal accidente.
Lloraría eternamente. Derramaría su dolor en ese funeral donde el sol brillaba... se sentía desolada. Sintiendo los abrazos de aquellos que fueron los amigos más cercanos a su padre. No sintió los brazos cariñosos de su madre para consolarla. No estuvo a su lado, retirándose antes de tiempo. No era cuestionada. Para nada.
Marchándose.
Sin mirar hacia atrás. Abandonando a la suerte a aquella niña que no podia calmarse... llorando a gritos desesperados. Derrumbándose en el suelo. Extrañando cada día como las promesas se destruían con el fatal accidente que le robo los sueños a su padre. Les robo la oportunidad de cumplir un sueño al lado del otro, se llevó una parte de ella. Todas las noches extrañaría su canto para dormirla. Como la acurrucaba en las noches frías, calmándola en cada pesadilla... con su ausencia fue recibida en la frialdad de la soledad donde para su mala suerte se acabó refugiando en los brazos de un hombre poco fiable.
"—Y este año la nueva corredora (t/n) Lombardi se robó su primera victoria en la copa Pistón: Robándose el titulo como la primera novata a temprana edad en ganar." — escucha a través de la radio desde su habitación. Sobresaltándose con un grito de fastidio por esa noticia, siquiera comenzaba a seguir ese sueño cuando otra persona le robo el triunfo mucho antes de alcanzar a hacer su movimiento.
Estaba casi enfurecido cuestionándose quién podría ser esa persona tan desagradable. Encendiendo la televisión. Y silenciándose... una sonrisa tan bonita. Un rostro tan dulce, puede notarla sosteniendo su casco amarillo que brilla con el sol. Sonriente, como si fuese una especie de angel caído del cielo, no... un angel que vino a vivir en esta tierra para iluminar la vida de los otros. Su madre cuestiona su silencio, sin embargo, no le presta ni la más minima atención cuando le sube el volumen a la televisión.
—Llevo toda mi infancia soñando con estos momentos — la ve contestar entusiasmada sin soltar su casco. Un casco tan bien pulido que demuestra su amor por ese mundo. Sus ojos (c/o) resplandecen con su sonrisa que no es para nada una mentira —. Estar aquí es un sueño realidad, nunca perdí la fe en mí misma ni mi familia me dejo abandonar mi aspiración. Y con mi paso se puede decir que no importa tu edad... si te esfuerzas, todo será posible.
Todo será posible...
Nunca olvidara esas palabras.
—¿Iras a por todas en tus siguientes carreras?
—Siempre dare lo mejor de mí.
Desde ese entonces... sintió su corazón acelerarse con las esperanzas de alcanzar sus propios sueños. Observarla en cámara le hizo saber tantas cosas. Su esfuerzo. Pudo entrar al mundo de las carreras llenas de hombres que lo lideran. Siendo verdaderamente... buena para eso, su esfuerzo la guio hasta alcanzar el sueño que tanto estaban ansiando, un triunfo que nunca nadie iba a arrebatarle.
Su nombre quedo grabado en la historia de las carreras.
Y ahí estaba él a nada de cerrar esa puerta del cono comodín con una sonrisa atontada tras todos esos años admirándola. Desde la distancia. ¿Qué clase de persona será? Una... misteriosa. Admite que hubiese amado conocerla bien en persona esos años atrás pese a que ella tenía novio, hubiera amado la posibilidad de tener una conversación honesta... presenciar más de esa dulce personalidad.
—¿No crees que es un poco tarde...? — inesperadamente es sorprendido por la voz de Sally que lo hace sobresaltarse. Sin querer soltando ese antiguo autógrafo al suelo, un papel que llama la atención de la mujer que no tarda en adelantarse para ver la letra... una letra conocida que ha cambiado un poco con los años —. ¿Porque guardas esto?
—Eso es mío.
—¿La conocías desde antes, no es así?
Con un suspiro solo asiente mientras recupera ese anticuado papel que sostiene con cuidado en sus manos. Sentándose sobre la cama. Fue atrapado, aunque también sabía que Sally conocía mucho más a (t/n), prestándole la suficiente atención a cada movimiento que ambos hacían. Vio como volvía desde la casa de ella.
Sabia... aunque esto era inesperado.
—Fue la primera novata en ganar una copa Pistón — señala él con un tono calmo pese a su emoción de saberlo todo —. Desde eso comencé a ir a verla en las carreras... estuve el día del accidente. Y esto fue todo lo que me quedo de ella, o lo que... fue de ella. ¿Que la hizo cambiar tanto? He visto corredores tener sus accidentes, pero... ella solo desapareció del mapa sin dar una sola explicación de a donde fue.
—Sucedió mucho más de lo que crees — responde Sally con sencilles apoyándose contra el marco de la puerta —. Créeme, será mejor que te atrevas a preguntárselo directamente a ella... no dire absolutamente nada. Si ella te gusta como oí decir a Mate, entonces ten el suficiente tacto para no lastimarla aunque inevitablemente escarbar entre los escombros del pasado revive el dolor. Pero también sé que ella vive pensando en su pasado... sin disfrutar del presente, dile que sabes quién es.
—Pensaría que ibas a querer aniquilarme si hacia eso.
Se burla él.
—Prefiero verla ser feliz en un mundo que aún está esperándola — es lo último que comenta ella con una sonrisa. Aceptando que el día siguiente será su trampa final... el resto dependerá de ambos, solo esperando que las cosas resultaran bien —. Duerme, mañana será un buen día seguramente para todos esos planes.
Con ello se marcha. Abandonándola en una cómoda habitación para dormir adecuadamente con muchas preguntas. Si bien sabía que debía hacer esas preguntas... no estaba listo para oír la verdad. No estaba preparado para enfrentarse a un posible caos que la obligo a desaparecer de la vista de todos para protegerse. Sin mucho esfuerzo se queda dormido... sumiéndose a una horrible pesadilla que lo hace brincar al siguiente amanecer, sobresaltado, moviéndose de la cama con su cabello mucho más castaño que antes desordenado.
—¿¡Quieres apagar esa irrespetuosa basura!? — exclama molestamente el sargento que fue interrumpido con la música de su vecino Fillmore.
—Respeta a los clásicos, hermano — habla Fillmore siempre tan calmado —. Es Hendrix.
Sobresaltado se acomoda su cabello desde el baño tras lavarse la cara. Notando todas las mechas castañas de su cabello que esta casi abandonando completamente el tono rubio, sobresaltado sabe que debe salir de ahí. Moviendose a toda prisa guardando el autografo en el bolsillo de su pantalon donde no caería al suelo. Y saldría del cono comodin a toda velocidad sin siquiera mirar al resto.
Abriendo una puerta que lo guiaba a una zona... de hospital.
—¿Hola, has visto al Sheriff? — exclama exaltado cuando suelta un pequeño grito cuando ve que lo están examinando —. No vi nada.
—¿Qué haces aquí? — Doc pregunta en un tono gruñón cruzándose de brazos para mirar al joven corredor que hizo una entrada bastante inesperada como deseada.
—¿Andas de mirón, citadino?
—Vine por la reacción diaria que me da el Sheriff para mi auto...
Dice evadiendo la mirada incómodamente.
—Espéralo en el café de Flo, sal de aquí — rechista la orden Doc que le indica la salida para que se retire de ahí en cuanto antes para continuar con una revisión casi diaria. Una cosa normal para aquellos que sabían y vivían ahí.
Pero él no sabía.
—¡Pues eso es lo que he intentado en tres días!
—¿Te gusto el espectáculo? — es lo último que escucha al cerrar la puerta. Moviéndose hacia afuera de mala gana ante ese mal trato. Olvidándose de todo cuando el malhumor rodea su cuerpo, caminando solo mirando el suelo.
Sus pies se arrastran en la tierra metiendo sus manos en los bolsillos. Observando una lata vacía en el suelo. Abandonada como muchas cosas que quedarían abandonada en un sitio como Radiador Springs. Sus zapatos están cubiertos en tierra, nada impecable... luciendo poco limpio como podría preferir el mismo, todo lo que una vez insulto estaba rodeándolo en su propia persona.
Unas pocas manchas de aceite en su ropa.
Marcas que le salpicaron la noche anterior cuando se atrevió a aprender como mantener un auto en buen estado. No había notado esas manchas en tal momento, bastante concentrado en todas las explicaciones de ella para saber que estaba ensuciándose como los hombres a los que siempre insulto.
Y entonces con una sola patada lanza la lata vacía lejos de su línea de visión. Siendo bañado con el sonido de más de una cosa cayendo al interior un almacén, algo que lo hace olvidar su malhumor para rodearse con preocupación por haber roto algo más estúpidamente. Tímidamente se hace su camino hacia el almacén, abriendo la puerta con su mano para asomarse en el interior.
—Doc — se ríe con suavidad él —, debes limpiar el garaje, mira no puede ser...
Hablo con tanto sarcasmo que enmudeció al notar una copa Pistón tan bien acomodada sobre una pila de cajas. Olvidada. Abandonada entre el polvo de cosas que hacía mucho tiempo parecían no haber sido movidas del sitio, acercándose, cerciorándose que lo que sus ojos estaban presenciando no era una mentira.
Era real.
Esa copa era verídica.
¿Pero qué hacía una copa en un sitio como ese?
—¿Qué... tiene una copa Pistón? — se cuestiona a si mismo leyendo el nombre del ganador, así como el año. Su mirada se desvía hacia el suelo, moviendo con cuidado dos cajas para hacer visible otras dos copas dejadas ahi para ser olvidadas —. ¿Pero qué es esto, tres copas Pistón?
Hudson Hornet: Campeón de todos los tiempos.
Se conseguía leer en letras enormes del periódico también abandonado. Demasiado sorprendido de encontrarse a una segunda persona con una historia en el mundo de las carreras... todo era confuso, Radiador Springs dejo de ser un aburrido pueblo, porque ahora solo contenía un enorme misterio para albergar a dos antiguos triunfadores que fueron olvidados con el transcurrir de los años.
Olvidados... aunque eran casi como una leyenda para muchos.
Para aquellos que aun recordaban.
—El letrero dice no entrar — habla Doc desde la entrada con una mirada más temible cuando sus secretos salieron a la luz del sol. De una manera poco agradable para él. Quién hubiese preferido continuar manteniendo el secreto, oculto en las sombras.
—¿Tienes tres copas Pistón, como pudiste..?
Pregunta tras haberse sobresaltado con la voz de Doc. Pero con muchas más preguntas en su mente distraída entre esas copas... ¿Por qué ese pueblo alberga tantos misterios?
—Sé que no conduces bien — reclama Doc caminando al interior del almacén —, pero no sabía que no lees bien.
—¡Tú eres Hudson Hornet!
Exclama McQueen ignorando el malhumor del hombre gruñón que no tarda en empujarlo hasta la salida del almacén. Sin deseos que un extraño se mantenga en ese sitio que debe ser solo olvidado. Pero... siempre habrá personas que no querrán olvidar nuestra historia, aunque no lo sepamos aún.
Volteando como un niño pequeño cuando su mirada brilla llena de entusiasmo.
—Espérame con Flo — reclama Doc con un último empujón —. Como te dije.
—Pero claro... no puedo creer que no me di cuenta — exclama él sin siquiera escuchar las palabras de Doc. Demasiado metido en su mundo de ensoñación —. ¡Eres el famoso Hudson Hornet! Tenías el record de más carreras ganadas en un año, uy, hay que charlar, enséñame tus trucos. ¡Por fa!
—Eso ya lo intenté — rechista Doc.
—¡Tu ganaste el campeonato tres veces, tienes tantos trofeos!
—Escucha.
Habla Doc con su tono firme para conseguir silenciarlo de una vez por todas cuando se enfrenta a una conversación que él quiere evadir. No es nada sencillo hablar de como su sueño se vio interrumpido tras un desastre... no es nada agradable para él enfrentarse a un mundo que destruyo sus esperanzas de continuar.
—Solo son un montón de copas vacías.
Recalca. Entrando a su almacén sin darle más respuestas a esa conversación. Pero él no se va a detener... McQueen no tarda en correr a toda prisa hacia donde se encuentran a esa hora. En el café de Flo. Queriendo contarles a todos de la noticia tan fresca que acaba de descubrir, notando a todos en el sitio tomando un delicioso café que estaba preparando (t/n) desde el interior que este día parecía ir vestida diferente, aunque... encantadora cuando observaba su cabello suelto.
Pero no la llama cuando nota sus audífonos. Sentada en el interior bebiendo de un dulce café que desconoce él. Ni nota que Sally tenía el auto de su amiga estacionado más cerca de la salida como estaría de costumbre, estacionado en el garaje de su casa donde pertenecía porque podia ir a trabajar caminando.
—¿Sabían que Doc es un famoso corredor? — son sus primeras palabras cuando arriba cansadamente frente a todos ellos. La mayoría en cuestión. Pese a la curiosidad de Sally ella se adentra a la cafetería... este sería el momento de la unica verdad entre dos personas, sabía qué hacer y sabía que sería arriesgado.
—¿Doc, nuestro Doc?
El Sheriff cuestiona con la risa del resto sonando a sus espaldas ante un hecho que es poco creible para todos en el sitio. Si bien recordaban la anterior carrera... no dejaba mucho para imaginar cuando Doc siquiera arranco, se quedó atrás mordiendo el polvo de los dos jóvenes que hicieron acelerar sus vehículos.
—¡No, no, no, es cierto! — exclama de nuevo McQueen —. ¡Es una leyenda de las carreras, es el fabuloso Hudson Hornet!
—¿Fabuloso? — cuestiona Flo —. Jamás lo he visto conducir a más de cuarenta kilómetros por hora. ¿Lo viste correr alguna vez?
—Me hubiera encantado verlo... dicen que era sorprendente. ¡Gano tres copas Pistón!
—¿Hizo que en su copa?
Mate exclama escupiendo su café de un solo escupido ante una pregunta que malinterpreto.
—Creo que el calor le afecto.
Las burlas continúan resonando. Pero su atención se desvanece de ellos hasta (t/n); su cabello suelto meciéndose como en esos antiguos años. Vistiendo una falda larga escocesa de tono gris que resalta el color de su cabello con una polera casi holgada de manga larda de tono negro con pequeñas estrellas en este coloreadas en amarillo. Preguntándose... ¿Que tiene planeado Sally cuando la guía automáticamente hacia afuera? Sus audífonos casi colgando al suelo. Y entonces... Sally lo toma del brazo.
¿Que sucede ahí?
Quiere saber... nervioso. Nervioso cuando Sally los arrastra a ambos hacia el vehículo de (t/n).
—Creo que a ambos les haría bien un paseo — señala con una sonrisa cuando él asiente con pequeñas esperanzas. Un poco extrañado... acomodándose en el asiento del copiloto, una cosa extraña... no acostumbra a tomar ese asiento, nunca se había visto tomando ese asiento sino siempre era el conductor — Cuídala.
Es la última advertencia de Sally; observando cómo (t/n) suelta un suspiro de derrota cuando sabe que no hará nada contra las intenciones confusas de su amiga. Sentándose en su asiento, guardando los audífonos en el bolsillo de su falda. Y la observa en silencio, siendo esta... una de las pocas veces que puede estar tan cerca de ella sin ser golpeado o atacado, pero... las cosas están tomando un curso diferente como fue anoche.
Ya no habrá amenazas ni golpes.
Ya eso cambio.
—¿Entonces... a donde iremos a pasear? — es su pregunta cuando golpea nerviosamente sus propias piernas en busca de una distracción a no seguir mirándola para no causar un ambiente incomodo. Pero no puede evitar robar más de una mirada a ella cuando la ve encender el motor del auto.
—¿No acostumbras a pasear, cierto?
—No, creo que no.
Responde sin haber notado la sonrisa en el rostro de ella cuando comienza a conducir con suavidad en la nueva calle. Desconociendo que tan solo ese pequeño paseo... cambiaria tanto la perspectiva de McQueen. Recordando una persona... que siempre deseo conocer, porque verla conducir con suavidad era como esos sueños que tenía en su adolescencia, soñando con ir a su lado.
Observándola como la observaba ahora.
Y en cuestión de un segundo ella le roba una mirada a él con una sonrisa burlona cuando acelera mucho más. Animándolo, sin ocultar la sonrisa de su rostro que solo crece cuando nota esta parte juguetona de ella.
—Si — exclama felizmente cuando disfruta de la velocidad al estar observando la hermosa vista natural en la cual se hallan ambos. Pero... hubiese disfrutado mucho más de la vista natural sino se distrajese con (t/n): Su cabello (c/c) se mece suavemente con el viento que se cuela por la ventanilla del auto abierta de par en par. Hermosa. Una sonrisa que nunca creería presenciar desde tan cerca.
Estatico apoyándose inconscientemente contra la ventana hasta que una gran cantidad de agua le salpico el rostro. Provocándole una fuerte carcajada a (t/n); pero esto no termina ahi cuando el lodo lo salpica una vez más acabando con unas pocas hojas que parecen pegarse a su rostro y cabello.
Robándole tantas risas dulces a (t/n).
Sin saber el efecto que provocaba en él al observarla con sus pupilas dilatadas.
—Límpiate con esto — indica (t/n) cuando le da un paño que se había llevado de la cafetería. Entregándoselo a él. Sin detener su conducción. Doblando en cada curva con tanta suavidad que lo fascinaba mucho más. Pero sus nervios casi incrementaron cuando sus dedos rozaron los de ella.
Suaves... unas manos mucho más pequeñas a las de él. Llena de cicatrices. Pero... cuando conducía ese temblor parecía desvanecerse completamente. Estaba en su sitio feliz, conduciendo ella era feliz. Y se limpió el rostro como pudo del rastro de lodo, sonriendo con un rubor en su rostro que ya no podía ocultar.
Esta impresionado con este nuevo sitio. Observando toda la naturaleza formando... vistas tan únicas. Impresionado. Distrayéndose de ella por esos momentos cuando se adentran a un túnel casi oscuro, pero al salir... todo es mucho más único, viendo desde una distancia no tan lejana una hermosa cascada que cae con libertad cerca de un puente al cual se están acercando, su corazón late con calma cuando conducen con mucha más suavidad para apreciar más esta vista unica que no se podría ver todos los días. Sonríe con naturalidad cuando el auto está conduciendo en medio de este sitio, una de las manos de (t/n) suelta el volante para sobresalir desde la ventanilla.
Sus dedos siendo acariciados por el agua de la cascada e inmediatamente él la observa en silencio. Su cabello sacudiéndose con el viento... el sonido de su risa, como sus ojos se arrugan cuando se ríe disfrutando de ese momento que él nunca podrá sacarse de la mente; porque... todas esas emociones vuelven a él. Se siente atontado. Pero un buen sentido donde... no quiere soltar ese sentimiento, no quiere olvidarse de ese momento que podría no volver a repetirse nunca más.
Y sabe que nadie se puede comparar a ella.
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