Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

# 07: Mejor amiga

Las voces llenas de burla se arremolinan tras el sin salir del auto al estar rodeado de solo cactus con espinas amenazadoras. Tres de ellos se mantienen observando. Mate deteniendo su grúa listo para ir al rescate, todos sabían cómo acabaría esta carrera. Y (t/n) había tomado la oportunidad para obtener un poco de diversión tras todo el estrés de estar con alguien tan poco amable. Pero esto cambiaba un poco las cosas.

Y ella no sabía, aunque su vida tomaría otro rumbo cuando en silencio McQueen seguía observándola. Sabía quién era ella. Tenía tantas preguntas por hacerle que estaba comenzando a sentirse impaciente... si cerraba los ojos podría volver a desvanecerse con las llamas del accidente.  

Fuiste más que un corto tiempo...

—Corres igual que arreglas las calles — se burla Doc entre risas de diversión a las cuales se unen (t/n) & Mate —. Que triste, diviértete pescando, Mate. 

—A la próxima apostemos — añade (t/n) con una carcajada al marcharse hacia su vehículo para encender el motor. Otorgándole solo una vista a McQueen mientras Mate sube su auto con la grúa, observándola marcharse... necesita saber tanto, está en presencia de una competida que desapareció tras haber estado en coma. Claro, escucho que despertó tras un año, pero después... nadie supo nada. Ni siquiera los periódicos o los reporteros sabían que paso con ella.

Un misterio andante. 

Con cuidado guardaría ese papel tan anticuado en el bolsillo de su pantalón. Lo mantendría a su lado como su mejor excusa para obtener respuestas. Solo estuvo tan cerca de ella... esa vez. Era tan dulce. Era... ¿Que sucedió? Parecía que su personalidad dulce se la llevo el viento, un tornado que nadie pudo presenciar más que ella. Sus ojos contaban una historia deprimente, una historia que él estaba casi seguro de querer conocer. 

Pero en cierto modo su deseo de conocerla era casi egoista.

Y al mismo tiempo... sentía que todas las respuestas las tenía ella. No la reconoció de inmediato. Por su personalidad. Su forma de actuar tan dura con él... sin sonrisas. Solo un cansancio bañándola. Esa mirada llena de felicidad estaba rodeada de tristeza. Cansancio, solo podría sospechar que el accidente dejo muchas secuelas en su vida para impedirle salir adelante, concentrándose en su pasado. Ella vivió el sueño de muchos. Triunfar a temprana edad. Su vida parecía ser tan... fantastica. Una familia que te apoya al siempre estar observándola en las carreras, un novio cariñoso y orgulloso de ella. Siempre tan radiante en las revistas. Aunque en la opinión de Rayo siempre pensó que le ponían demasiado maquillaje, porque cuando la vio de cerca... casi sin gotas de maquillaje debido a usar ese casco a menudo, se veía tan hermosa, los focos de las luces iluminando su rostro con el cabello alborotado. 

¿Qué sucedió con esa chica tan risueña..? 

Cuando se integró al mundo de las carreras tenía una gota de esperanza de encontrarla ahí. Oculta. Haciendo su trabajo oculta del ojo público. Pero no... ella no estaba ahí. Ni nadie sabía nada. Porque todos hablaban de ella. Porque todos soñaban con ella. Ser ella. Guio a muchos a seguir sus sueños, incluso había un memorial hecho en Dinoco, su nombre estaba instalado ahí. Esa era la mayor duda de Rayo: Ellos debían saber que sucedió.

Y sí. 

Dinoco siempre supo el paradero exacto de su competidora que pidió mantenerse oculta para recuperarse de todas las heridas que las traiciones provoco. Vivio en un país de las mentiras. Refugiándose con personas que la aceptaron. Le dieron brazos cálidos para refugiarse, le dieron un hogar al cual pertenecer. 

Se quedo ahí.

Permaneció en el único sitio que la hizo sentir a salvo. 

Y mira hacia todas partes esperando que ella vuelva a subirse al auto para mantener un ojo en él. Pero ella no vuelve. Solo la observa desde la distancia. Moviéndose en la cafetería donde prepara uno o más cafés con un delantal sobre ella. Claro, debe dedicarse a eso... la observa, malhumorado retirando la calle recién hecha con todas las malas intenciones, un castigo merecido por haber querido hacerlos tontos. Pero su mirada se desviaba en más de un momento hacia (t/n); demasiado distraída en su propio mundo con unos auriculares mientras cargaba un Walkman. 

Desconociendo que ella solo escuchaba los mismos antiguos cassettes con la misma música. Siendo distraída de sus preocupaciones. Desconociendo que él conocía su identidad. Quería bajarse del auto y correr hacia ella para hablar cara a cara de su pasado, de su vida como corredora... pero no se atrevió a hacerlo.

No tuvo la confianza para hacer eso. 

—Yo puedo girar corriendo en tierra... ¿Tu crees? Noooo, y ahora voy un día tarde... no voy a salir nunca de aquí — refunfuña McQueen haciendo su trabajo lenta y cansadoramente. Procurando no arruinarlo todo nuevamente.

—Oye tú — le llama Ramón —. Tu auto necesita pintura, compadre.

—No, gracias.

—¿Una bebida orgánica? — pregunta Fillmore. 

—¿¡Ese feo jugo!? — cuestiona el Sargento. 

—Uuuuh, verlo trabajar hace que me de sed — añade Flo —. ¿Oigan amigos, quieren algo refrescante? 

—No para mi Flo — dice burlonamente Mate —, llevo una dieta muy especial. Soy un precario instrumento veloz y aromático. 

Los diferentes aromas de café se mezclan en el aire. Sus sentidos se inundan. Pese a que no siente ni tiene el ánimo necesario de consumir un café. Solo los prepara para sus amigos. Conociendo sus gustos con exactitud, exceptuando por uno de ellos que le acomoda los endulzantes a un lado... cada café tiene escrito con una letra desordenada que es. Café normal. Café helado. Caramel Macchiato. 

Sale de espaldas del establecimiento. Caminando hacia Flo, Mate, el Sargento & Fillmore. Es un buen momento. Su ser se siente ciertamente en calma de no tener que mantener vigilado al corredor que se creía demasiado inteligente. Y con una sonrisa amable reparte casi todos los contenidos, aún le quedan unos pocos más.

Posiblemente para él resto del pueblo. 

Espera verla marcharse... no lo contrario. No esperaba verla acercarse a él. Por instinto él detiene el auto. Observándola. ¿Qué quiere ahora? O... esta sería una perfecta oportunidad para hablar con ella. Necesita retenerla ahí. 

—Ten un café como consuelo — habla (t/n) con un tono mucho más neutral a su tono enfadado. Su mirada se concentra en tomar el café para que él pueda sostenerlo —. No sé cuál te gusta... así que también te traje endulzante. 

La observa en silencio: Ver su rostro de cerca es... ver esa persona que solo vio una vez. La sonrisa que no se borró de su mente. Lo dulce que era. Esa amabilidad. No se había desvanecido como él creía... era amable. Su personalidad era así de encantadora, preocupándose por los demás incluso por él para darle una café. 

—¿Gracias..? — pregunta él confundido acomodando el café entre sus manos con cuidado de no quemarse. Abriendo con suavidad la pequeña abertura para echarle un poco de endulzante, este café es lo más cercano que tiene de revivir ese día —. No debías... aunque... gracias. 

—Seguro. 

Finaliza ella apartándose. Y sin importar cuanto deseaba exclamar que no se fuera... ni una sola palabra salió de sus labios. Estaba anonadado. Observándola marcharse. Verla irse revivía el sentimiento amargo de ese accidente, seguía pensando en cómo las cicatrices en sus manos se debían a ese accidente, el temblor de su mano... fue cuando se fracturo, no fue un accidente normal. Fue uno desastroso. Uno que pudo arrebatarle la vida... en cambio, ella sobrevivió, fue lo suficientemente fuerte para sobrevivir. 

Y el universo lo guio hasta ella. 

¿Por qué?

De no haberla recordado no tomaría de ese café. Temería que tuviera veneno. Pero ahora era diferente... ella no haría tal cosa. Por ende, tomo de su café en busca de tener un poco más de energía para continuar con esta labor. Distrayéndose con miles de pensamientos que solo iban en dirección a (t/n), cualquier persona simplemente pasaría preguntándose que fue de esa persona... no la encontraría nunca más. Y ahí estaba él. Con una oportunidad unica. 

Ese café sirvió para darle la energía necesaria para seguir trabajando.

Un tanto de malhumor.

Pero hizo su labor. 

Escucharía lentamente como todos se daban las buenas noches. Desvaneciéndose en el interior de sus residencias para obtener un descanso. La vio. En silencio, observo... escucho un poco el sonido del motor cuando todos estaban casi dormidos, no levanto la voz cuando la vio marcharse sin llamar la atención de nadie en medio de la noche oscura. ¿Hacia dónde vas? Quería saber. Rogaba con saber a dónde se escabullía cuando nadie miraba. 

Pudo verla marchándose con una capucha sobre su cabeza. 

Ocultándose... 

—¿Que estas ocultando, (t/n)? — se pregunta a si mismo él sin quitarle la mirada del auto cuando solo la ve apartarse en la distancia. Solo acelerando cuando no se podía oír en Radiador Springs. 


Su mano sobresalía desde la ventanilla del auto sintiendo la adrenalina al saber exactamente a donde iba. Esa carrera la había dejado con ganas de otras carreras. Y se había prometido no escabullirse tan a menudo, pero no podía evitarlo... era como una dulce droga que le daba dopamina. 

Y conduce en medio de la noche sin una gota de preocupación.

Mirando desde el retrovisor este pequeño pueblo. A McQueen que continúa trabajando arduamente pese a su cansancio. Pero desea salir de ahí cuanto antes. Y ella necesita apartarse de ese hombre... requiere un poco de distracciones que agradecerá tener, porque pronto le lloverían miles de preguntas por él. 

Continúa acelerando con cuidado de no llamar la atención. Ni levantar sospechas. Conduciendo al mismo sitio de siempre. En donde evaden las reglas. Donde todos se reúnen constantemente, dando un nombre anónimo, aunque es reconocida por muchos por siempre ser difícil de derrotar cuando se presente a estas carreras clandestinas. Se sabe el camino de memoria. Lo sabe todo de memoria. Y la memoria la lleva a este sitio ruidoso, estacionando su auto tras el resto, haciendo sus apuestas. La sensación de libertad que esto le genera... es lo mejor en su vida para olvidarse de las constantes pesadillas. Olvidarse de todo lo malo, apostando una buena cantidad de dinero contra su contrincante; acelerando el vehículo con felicidad en si misma. Sonriente. Su cabello mostrándose rebelde al estar suelto, sacudiéndose con el viento frío que se cuela. 

Cada noche las rutas tienen sus cambios.

Nada es de la misma forma.

Y aun así conduce como si supiese exactamente qué hacer con tal de no perder el control cuando escucha el otro vehículo perder el control. Frenando desordenadamente. Y ella frena cuando sobrepasa esta meta de vuelta. Sonriente. Tomando todo el dinero que va a su favor, estrechando su mano con el resto de los jugadores, permaneciendo ahi para observar o conducir en más de una ocasión. 

—Se esta haciendo tarde — habla con un bostezo cansado al despedirse de sus amistades en este sitio. Todos se despiden sin prestarle demasiado atención. Poniendo su atención en aquellos que arriban. Y ella sube a su auto, conduciendo de vuelta a Radiador springs acompañada por la radio que toca una canción que solo da más dopamina. 

Solo en esas situaciones... su alma es libre del dolor. 

Conduciendo de vuelta con sueño. Pero tiene la suerte de estar en casa cuando estaciona su vehículo. Todo esto sin ver la mirada atenta de un hombre curioso. Tomo nota de cuánto tiempo estuvo ella fuera... unas casi dos horas como mínimo, cada paso dado, tenía sus suposiciones, pero no estaba seguro de nada. 

No sabía mucho de ella... solo su nombre & su pasado. 


—¡Basta..!

Suelta un corto grito de miedo. Sentándose en la cama con una mano cubriendo su rostro lleno de lágrimas. Lanzando una almohada al suelo. Cansada de las mismas pesadillas. Cansada de revivir todos los días el accidente. Sintiéndose mentalmente exhausta toma todas sus cosas para darse una rápida ducha... ocultando sus lágrimas que nunca dejaron de caer, camuflándolas con el sonido del agua cayendo.

Pero el sonido en la puerta de su baño la sobresalta.

—¿(t/n), no quieres ver la nueva calle? — pregunta Sally desde el otro lado de la puerta consciente de que escucho a su amiga llorando. No lo diría. Pero le preocuparía... las pesadillas estaban empeorando, si esto seguía así su amiga acabaría realmente mal.

—¿Calle nueva...? 

Pregunta al terminar de ducharse. Saliendo de la ducha para envolverse a si misma con una toalla así como seca su cabello con otra. Siendo cuidadosa. Estan refrescada pese a que su cabeza dolia por el llanto que había iniciado aun estando dormida... para los demás podría ser un buen día, para ella no.

Estaba cansada de siquiera existir. 

—Hiciste un buen trabajo para animarlo a hacer bien su trabajo — bromea con suavidad Sally. Quitándose del camino cuando (t/n) sale del baño, sentándose sobre la cama con su cabello (c/c) goteando al intentar secarlo.

—Yo no hice la gran cosa... solo quiero que se vaya de aquí cuanto antes.

—¿Eso quieres...? Porque ayer en esa carrera... nunca te había visto sonreír tanto desde...

—Yo sonrió a menudo.

Se excusa (t/n) con una sonrisa fingida. 

—Sabes que no... has sido la misma desde el accidente — aclara ella: Debe hablar de esto con seriedad. Debe encontrar una forma de que (t/n) pueda soltar todo el dolor que carga en su interior —. Quiero que seas feliz... eres mi mejor amiga después de todo, tenías prácticamente toda tu vida planeada en ese entonces y sé que no siempre todo sale como lo planeamos, pero... no puedes quedarte estancada en un accidente. 

—Es solo que... no hallo como levantarme... 

Su voz suena mucho más suave a lo usual: Revelando sus pensamientos... sosteniendo sus manos llenas de cicatrices. Rememorando. Su vida se detuvo ese día. No, en realidad no todo giraba en torno a ese accidente sino a lo que vino a continuación, a lo desgastante que fue como persona tener que vivir ese caos. 

—Cada cosa que hago... termina devolviéndome a lo mismo & con él... ese corredor... solo me pone de los nervios porque es revivirlo todo otra vez. Y me maldigo porque si no hubieran saboteado mi auto ese día... seguiría siendo parte de ese mundo, seguiría siendo... 

—¿Feliz o viviendo una mentira? — Sally pregunta sacando la ropa del armario. Acomodándola al lado de (t/n). Esa toalla oculta su cuerpo, pero también muestra la gran cicatriz en su clavicula... no salió limpia de heridas, no por nada estuvo un año completo en coma —. Seguirías viviendo sin saber que ocultan detrás de ti. No serías mi amiga... ni nos conoceríamos, ni mucho menos me hubiera esforzado tanto para protegerte en ese juicio, pudo haber sido peor... pero te libré del infierno como pude, sobreviviste por una razón. ¿No deseas solo vivir? Sabes que... no estás sola e incluso si deseas volver a tomar ese rumbo, retomar esa vida que tanto amas te estaríamos apoyando.

—No es tan sencillo...

—Te estas ahogando en un vaso de agua. 

El dolor no se desvanece como tomarse un paracetamol. No se desvanece con tanta facilidad... duele. Todo duele por dentro. Y cubre su rostro cuando siente que no puede contener su llanto, llorando en silencio, su rostro lleno de dolor, queriendo ocultarse, pero los brazos de su mejor amiga están ahí para protegerla de todo el mal que existe en esta vida.

Quiere protegerla. 

—Sé que duele... estoy aquí. 

—No hallo como levantarme... 

Reitera con una voz temblorosa. Y los golpes en la puerta se hacen oír. Pero Sally inmediatamente se encarga de asegurarles que pronto saldrán. Fingiendo que todo está bien. Protegiendo a su amiga que ya no puede contener más su dolor... le permite derramar sus lágrimas aun sabiendo que no será suficiente, muchas más lágrimas seguirán llegando incluso cuando ella no esté presente. 

—Hey Luigi — ambas escuchan desde la ventana abierta la voz de la anciana Lizzie que hace su paso con su bastón al caminar por la nueva calle —, tu lugar parece un basurero con la calle nueva.

Ese comentario provoca una risa en ambas.

Esa mujer... sabe cómo hacer reír a alguien sin siquiera esforzarse. Por mientras Sally le debe un agradecimiento a Lizzie por levantarle el animo a su amiga. 

—¡Esa loca... mujer demente! — exclama Luigi —. Tiene razón...

—¿Entonces... porque no te vistes y salimos? Te va a encantar como quedo la calle. Incluso diría que te va a servir como motivación para que le des una nueva pintura a tu casa. ¿Qué me dices, no querías pintar tu casa de color (t/f)? 

 —Tú ganas. 

Se rinde con una risa finalmente al levantarse de la cama. Encaminándose al baño con su nueva vestimenta del día. Observa la ropa en sus manos... había olvidado que continuaba teniendo esa falda de tono verde ancha que se mecía con cada movimiento dado, era ropa que no solía usar constantemente, ese top blanco... esos collares que una vez amo tanto, ese chaleco refrescante tejido por su abuela... ropa que siempre amo y oculto en su baúl. Era ropa que amaba usar a diario, aunque también solía usarla cuando tenía sus citas con ese novio que había olvidado casi completamente.

Siquiera recordaba su nombre. 

Pero no sospecho ni por un momento que Sally selecciono esa ropa con unas intenciones de lanzar a su amiga a los leones. O más bien directamente a ese extraño. Veía un potencial en ambos. Y estaba lanzando carta tras carta... todo estaba saliendo bien, consiguió que (t/n) soltase un poco su dolor. 

—¿No quieres un café para el dolor de cabeza o quieres ir directamente a ver la calle? — pregunta burlonamente Sally. Observando el rostro de su amiga que sigue observando su elección de ropa. 

—Vere la calle... después quizá le agradezca a ese idiota por no arruinarlo otra vez.

—O deberías retarlo a otra carrera. 

—¿Qué? No... no sé de que hablas.

Pero su amiga niega con la cabeza. Olvidando esta conversación. Esta feliz. Feliz de que ayer vio una sonrisa en la cara de (t/n)... la compararía con las fotos de las revistas antiguas. Esa misma sonrisa feliz. La inocencia de seguir tu sueño, Sally tenía tantos planes, seguía teniendo la esperanza de un futuro donde (t/n) viviera sin miedos ni pesadillas. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro