i. here we go again
act one cardigan
chapter one here we go again
SE PODRÍA DECIR QUE ERA UN POCO HIPERACTIVA.
Era de esas personas que no pueden aguantar más de una clase seguida sentada sin sentir la necesidad de salir a correr por mitad de los pasillos. Y, de hecho, esa era una de las mejores cosas que tenía estudiar en un internado europeo. Parecerá muy cliché, pero mi internado era literalmente igual al de las series. Un precioso castillo con un montón de prados verdes alrededor. Aparte de ser precioso, el castillo también era muy grande, por lo que para ir de clase en clase me tenía que recorrer enormes pasillos, donde podía desfogar de camino al aula.
¿Qué por qué vivía en un prestigioso internado en Suecia? La lotería genética le había tocado a mi familia, daba la casualidad que mi madre era algo así como prima segunda de la heredera al trono, eso conllevaba que cuando murieron mis padres nos mandaron a mi hermano y a mí a estudiar allí para tenernos controlados. Nosotros solo pusimos una condición: poder pasar todos los veranos en Cousins.
Esa una de las pocas ocasiones en las que me comportaba y no tenía ataques de hiperactividad, cuando volábamos de Suecia a Cousins Beach. Un vuelo que variaba de doce a catorce horas dependiendo del tiempo, más los trayectos hacia el aeropuerto y la casa de Susannah era lo que me distanciaba de mi verdadero hogar.
- ¿May? ¿Me estás escuchando? ¡May Bass!
Sin querer salgo de la ensoñación en la que estaba por culpa de mi hermano, que se encontraba con los brazos extendidos hacia mí moviéndolos.
- Te estaba diciendo que Conrad tiene resaca de anoche y Susannah no le deja conducir, viene Jere a recogernos. ¿Te encuentras bien? ¿Te ha sentado mal el viaje? - me preguntó mi hermano, moviendo un brazo intentando tocarme la frente.
- Estoy bien, pesado, solo me he distraído - dije yo, pegándole en el brazo evitando que me tocase.
Joder, todo un curso evitando con éxito a Jeremiah y ahora por culpa del borracho de Conrad iba a volver a verlo. Que sí, que tarde o temprano lo hubiera hecho, pero pensaba aprovechar todos los minutos con los que contara.
Solo de pensar en el beso del año pasado me entraban unas mariposas grandísimas en el estómago, y estaba deseando de hablar con él de eso, pero me daba un miedo enorme que para él simplemente fuese un juego y yo terminase siendo solo una chica más en su lista.
Jeremiah llegó 10 minutos después en su coche rojo.
Había cambiado bastante ese verano. Estaba más alto, se había dejado crecer el pelo y... ¿eso que se marcaba debajo de su camiseta eran abdominales?
- ¡Jere, tío! ¡Cuánto tiempo! - exclamó mi hermano acercándose a él, yo solo le sonreí y me acerqué al maletero del coche a dejar mi maleta.
Como los chicos no pararon de hablar, me senté en los asientos de atrás, prestando atención a su conversación.
- Belly y Steven todavía no han llegado, pero se supone que llegarán... - nos informó Jeremiah.
- ¿No es ese su coche? - le interrumpí mientras pasábamos por una gasolinera.
- Sí que lo es - confirmó Erik. - ¿Nos paramos y de paso compramos algo de comer? Tanto viaje me ha dado hambre.
Jere no esperó respuesta y tomó el desvío en la carretera para ir a la gasolinera. Salimos del coche y entramos a ella.
- ¡Princesa! - gritó una voz detrás mía. De repente mis pies no estaban tocando el suelo y estaba dando vueltas.
- ¡Steven! ¡Suéltame!
Lo hizo cuando le pegué un rodillazo cerca de la entrepierna. Las clases de defensa personal que el internado nos obligaba a tomar servían para algo, al parecer.
Cuando me volví a situar, vi como Jere hacía con Belly lo que Steven había hecho conmigo.
[🌊]
PARA VOLVER A CASA, Jere invitó a Belly a venir con nosotros, así que acabé con mi hermano sentado al lado mía mientras Belly charlaba con él en los asientos delanteros.
No pude evitar sentir una punzada en el pecho, pero la ignoré poniéndome mis cascos y poniendo mi playlist. Para mi mala suerte, las primeras notas de Deja Vu de Olivia Rodrigo empezaron a sonar. No pude hacer otra cosa que darle a saltar.
El resto del viaje pasó rápido, y llegamos a la casa en un instante.
Cuando llegamos, Conrad nos estaba esperando en el porche, con cara de tener la peor resaca de su vida. Eso no le impidió que se uniera a los demás chicos cuando empezaron a hacerse señas entre sí.
- Esto... no sé yo, pero creo que... si, es hora de un chapuzón...
- ¡No, ni se os ocurra! ¡A May no se lo hacéis! - dicho esto, Belly salió corriendo, pero la atraparon y la tiraron a la piscina mientras nos reíamos.
Era verdad lo que decían, antes también me tiraban a la piscina, pero un día me enfadé con ellos porque no me podía bañar ese día y aún así me tiraron, así que le pegué a Conrad un puñetazo por ser el que estaba más cerca y estuvo el resto de la semana con un ojo morado. Desde ese día no se han atrevido a volver a intentarlo.
Belly tiró a Conrad a la piscina, y mientras ellos empezaban una guerra de agua, decidí volver a la casa a ayudar con las maletas. Recogí la mía y subí las escaleras. Entré en el cuarto e inmediatamente supe que los Fisher llevaban aquí ya un tiempo, porque estaba todo desordenado. Normalmente la que ponía orden aquí era yo.
- No me ha dado tiempo a recoger - murmuró Jeremiah detrás de mí. No lo había escuchado seguirme. Yo lo ignoré, sabiendo que en realidad ni se le había ocurrido ordenar algo, él simplemente era así.
- Tenemos que hablar de lo que sucedió el verano pasado, May. No vas a poder ignorar mis llamadas y mensajes aquí.
- Yo no he hecho eso - me defendí, aunque ambos sabíamos que era mentira.
- Bueno, lo mejor es fingir que no pasó nada, ¿vale? - dijo él. - Fue un error, en algún momento teníamos que probarlo, todos los mejores amigos lo hacen. Pero no fue nada y no se volverá a repetir.
- ¡Exacto! - quizás grité más de la cuenta al decir eso. - Yo pienso igual, por eso te estaba ignorando, porque pensaba que no pensarías lo mismo y las cosas se volverían raras.
Muy bien, May, sigue ignorando tus sentimientos.
- ¿Qué? ¡No! Somos mejores amigos desde pequeños, algo tan insignificante como un beso no iba a cambiar nada.
- Tienes razón - le concedí. - Y por cierto, ¿te caigo mal? ¡Ni me has saludado hoy!
Jere sonrió, se acercó y me abrazó con fuerza.
- Te he echado de menos, May Bass.
Yo también Jere, no te haces la idea de cuánto.
Ha decir verdad, agradecía internamente porque las cosas pudiesen seguir como antes, no quería que se pusieran raras por ese beso, aunque eso hiciese que tuviera que eliminar mis sentimientos en el camino.
Una vez que terminé de dejar mis cosas en la mitad del armario que Jeremiah había reservado para mí - bueno, no se podía decir reservado porque no había nada suyo en él, estaba todo tirado en el suelo -, bajé abajo para ver que estaban haciendo los demás.
Conrad estaba tirado en un sofá con un libro en las manos, mientras se secaba el pelo con una mano. Belly estaba en la cocina con las madres, así que me acerqué a él y tomé asiento junto a él.
- ¿Ha cambiado, eh? Ahora está muy guapa - pregunté refiriéndome a Belly, cosa que él pilló e instintivamente la miró.
- Mucho, aunque ya era guapa antes -suspiró.
- No voy a dejar que le hagas daño, Connie. Ya sabes cuáles son sus sentimientos, no juegues con ellos, no este verano. Si no la vas a tratar bien y no vas a quererla, díselo y que no pierda más el tiempo contigo, al final lo entenderá.
- Es complicado...
- No, no lo es, Conrad. Ya sabes que te quiero, pero ella lo hace de una forma diferente desde hace mucho tiempo, y tú siempre le has dado esperanzas. Puedes estar confuso, lo entiendo, pero resuelve tus demonios internos de una vez y trátala como se merece. Si no, no dudaré en pegarte otro puñetazo, y esta vez tendrás el ojo morado 1 mes.
Le miré a los ojos para ver si me había entendido, y por lo que parecía lo había hecho, porque asintió y se fue. Mientras tanto, Jeremiah bajaba las escaleras.
- ¡Eh, May! ¿Te vienes a la playa? ¡Es nuestra tradición!
- ¡Claro! Solo espera a que me cambie.
Subí rápido a nuestra habitación y cuando estuve lista salí de la habitación, justo a tiempo para casi chocarme con Belly, que salía de la suya con el bañador puesto.
- ¿Vas a nadar a la piscina? - le pregunté.
- ¿Eh? No, Jere me ha invitado a ir con vosotros a la playa. ¿Te parece bien, no?
- ¡Claro! - ¿Que era la tradición de Jeremiah y mía y Belly no debería de venir? Sí, pero no iba a hacerle el feo de decirle que no quería que viniera.
Bajamos juntas y nos encontramos con Jere en la puerta para salir hacia la playa.
- ¿Sabes que mi padre vendrá el 4 de julio? - comentó Belly.
- Normal, ¿no? - inquirí yo.
- Sí, bueno, el año pasado no vino, y ya no está casado con mi madre. Al fin y al cabo solo venía a la casa por ella. Además, traerá a su novia, Victoria, que podría ser perfectamente su hija.
- ¿Tan joven es? - cuestionó Jeremiah.
- Por lo que dicen mi madre y Steven sí.
Jere rió y sin previo aviso nos tomó de las manos y salió disparado hacia el agua. Protesté, pero dejé que me llevara al mar.
Una vez dentro del mar, empezó a echarme agua mientras Belly nadaba a lo lejos.
Joder, como lo había echado de menos.
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