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~°Talía°~

La primera vez que lo vio fue justamente el momento en que decidió que sería con todos menos con el. Su padre lo adoraba, pero tenía la estúpida ley de que nadie fuera de la familia tendría el honor de ser el nuevo líder de la liga de asesinos. Lo hizo entrenar más de lo que ella pudo aprender, lo rompio una y otra vez hasta que se superó así mismo en cada una de sus pruebas. Slade Wilson,era el hijo que Ras siempre quiso y ella jamás pudo ser, pero por ese simple hecho, ahora la desgracia la perseguía, pues estaba a tan solo unos días de su boda con ese pobre desgraciado.

Su mente estaba divagando mucho en una misión en ese momento, pensar en sus futuras ataduras, en el blanco de esa noche y en su planificación para llevar a cabo el fantástico plan de su padre estaba a punto de volverla loca.

"Mi señora, estamos en posición" Escucho la voz de uno de sus soldados, frunció el ceño en un gesto apenas perceptible para las personas a su alrededor, en las calles más concurridas de italia, observó a cada persona a con detenimiento, seria una lastima que alguna de esas personas tuvieran la voluntad de huir.

El monumento de Basílica Papal , es un Sacro Convento de San Francisco en Asís, una ciudad de Italia... Oh bueno, seria, en un par de minutos.

"Que no los descubran" fue su respuesta. De verdad era una lástima, en anteriores siglos pasados ella visitó ese lugar que albergaba tanta historia en sus paredes, parte de esa historia la tenían los Al'gul en pergaminos, tanto antiguos como actualizados, pero jamas seria lo mismo leer lo que fue, en vez de ver esa historia pasar ante sus ojos.

En ese momento, era una chica más entre las modernas del siglo XX, sus vestimentas simples eran bastante liberadoras de los asfixiantes corsets que uso por tanto tiempo hace no tantos siglos. Su belleza había perdurado, su agilidad mejorado y su resistencia aumentado, claro que estas dos últimas cosas no eran del conocimiento de Ras, aun así, esperaba que en un momento no tan lejano... Esto prevaleciere así eternamente, y si de verdad era así en algún punto le arrebataría lo que por derecho le pertenecía a Slade.

Sentía que no tenía muchas opciones para librarse de ese matrimonio maldito, la que más resonaba en su cabeza era renunciar a todo, arriesgarse a perderlo todo y asesinarlo para liberarse de él. Tenía suficiente con la búsqueda interminable del heredero de Trigon como para estar atada como esclava a otro hijo de perra.

"¡¡NOS ATACAN!!, REPITO, NOS ATACAN!!" Escucho por uno de sus audífonos entrelazados, cortando así sus pensamientos. Trato de no llamar la atención al caminar al interior de ese convento, una vez adentro, el vestido que alguna vez usó cayó al suelo, dejando a la vista un traje negro entallado pero flexible, y un pasamontañas para evitar ser descubierta. Los sonidos de sus soldados luchando se dejó de escuchar a través de sus audífonos, estos serían un obstáculo para mantener el sentido de la audición en alerta por lo que no lo pensó dos veces y los retiro con disimulo.

Sus tacones resonaban en los pisos del convento, y el sonido del aire que se filtraba por lo ventanales era todo lo que lograba escuchar .Tenía un presentimiento, pero por primera vez, no sabía cómo identificarlo, Era de peligro?, Maldad? O era todo lo contrario y resultaba ser... Algo bueno?

Pronto la respuesta le cayó encima, literalmente. Sintió que la observaban, saco una estrella ninja de su bolsillo y con gran agilidad la lanzó hacia el techo, pero la sombra logró esquivarla a tiempo, y abalanzarse hacia ella, atrapándola entre sus brazos.

Ella usó el peso de él en su contra, y con fuerza lo elevó por encima de su cabeza haciéndolo caer al suelo de espalda, con agilidad sacó una navaja de la parte trasera de su estuche escondido en su muslo, dispuesta a acabar con la vida del hombre.

Al verlo, el disfraz que este usaba la extraño por completo. ¿Porque vestia asi?, Aunque no tuvo mucho tiempo para pensarlo, pues su rapidez era bastante buena y le dió la oportunidad de desequilibrarla y tirarla al suelo, trato de voltear, pero él la esposo en algún tipo muñequeras de las que no tenía conocimiento alguno para quitarselas

Al estar atrapada, uso gran parte de su flexibilidad en alcanzar su cabeza con sus piernas, logrando darle una patada con el talón en la cabeza, logrando un desbalance que le dió la oportunidad de dar media vuelta y llevar el peso para hacerlo caer y tenerlo bajo suyo.

La mitad de su rostro estaba cubierto, pero aun a través de eso sentía sus ojos observar cada rasgo de ella. En todos los siglos de vida que ella había tenido, nunca nadie se había atrevido a desnudarla con la mirada y tratarla de esa manera. Su ceño se contrajo en una expresión molesta y con su navaja nuevamente en mano la llevó con fuerza a la cabeza de el hombre, el la detuvo con una mano en su muñeca, doblando la ligeramente provocando un ligero dolor que la obligó a soltar el arma, el la tomo y la arrojó a unos cuantos metros de ellos. 

En su furia sus sentidos casi no reaccionaron, por lo cual escuchó un constante y molesto ruido agudo que la hizo preguntarse qué era, pero al poco tiempo le bastó unos segundos para reconocer aquel sonido, y se separó de él pensando lo peor, pero la detonación de lo que creyó era una bomba que acabaría con ambas vidas resultó ser una distracción de humo gris en el que el volvió a desaparecer. 

Era completamente extraño, parecía que todas sus acciones eran solamente para detenerla y no para matarla, era algo completamente nuevo de lo cual desconfiaba por completo, busco su navaja, la cual había aterrizado en una de las bancas del lugar, totalmente incrustada, al ir por ella e intentar sacarla de la madera, un escalofrío recorrió su espalda, algo no andaba nada bien. Apenas y  pudo reaccionar cuando una red salió de la nada para capturarla, claro que pudo evitarla, pero comenzaba a sentirse mareada.

"Ríndete" escucho una voz varonil profunda, que erizó su piel, sin saber si por un susto... o algo más.

"Un guerrero jamás se rinde" Hablo ella a la nada con la navaja finalmente en sus manos, el hombre no dijo nada por un par de segundos que se le hicieron eternos, quería escucharlo decir algo más, pero ¿porque se quedaba callado? "Quien eres?!"  Casi grito, denotando su desesperación.

El por otra parte, la observó desde las sombras con curiosidad y, sin quererlo, una ligera sonrisa de lado apareció en su rostro, tenía fascinación por el peligro y todo lo que tenía un aura de oscuridad y lo prohibido, esa mujer le recordaba mucho a la criminal que dejó ir hace unos meses, claro, a excepción de sentir que esta mujer si era capaz de matar a sangre fría sin remordimientos.

La observo caminar de espaldas a él, quien aprovechó la oportunidad para parecérsele por detrás, tomándola en brazos haciendo una llave de presión que la obligó a soltar nuevamente la navaja, comenzando un forcejeo que los ojos ajenos de cualquiera que los pudiera observar diría que no estaban en busca de lastimar al otro, y que era más un baile peligroso y sublime que ambos estaban disfrutando.

Talía lo golpeó en un costado de su abdomen, haciendo que él aflojará el agarre en ella, a lo que aprovechó para impulsarlo a la ventana más cercana y estrellarlo contra ella, logrando que se rompiera en mil pedazos, el se tambaleó, ella finalmente creyó que lo había hecho acer en l conciencia, pero a lo contrario de lo que ella pensaba, él se dio la vuelta aun en los vidrios recibiendo varios cortes, intentando alcanzar un punto débil en su cuello para golpearla y dejarla inconsciente.

Pero ella encontró un punto más débil, si usaba una máscara... era porque tenía algo o muy  vergonzoso o muy importante por descubrir, y haciendo caso omiso a sus instintos sus manos fueron directo a la máscara, quitándole por completo, dejando a relucir el rostro de alguien que estaba en los archivos principales de su padre y ella siempre veía para informarse de futuros blancos.

"Bruce Wayne" susurro al verlo tratar de levantarse con cuidado, era algo no tan disparatado si lo analizaba, un niño que creció con el trauma de ver a sus padres morir frente a él por un pobre diablo que solo quería dinero fácil, y se convertía en un justiciero para compensar su desdicha.

Ella se acercó a el totalmente desarmada y ante su atenta y analitica mirada azul, a ton solo centimentros de su rostro, ella levantó la mano a su mejilla, pero a mitad de camino él la detuvo. Sus miradas se encontraron por primera vez sin ninguna barrera como no era la máscara que el usaba, los orbes esmeralda de ella lo miraban con detenimiento, pidiendo por primera vez en su vida a alguien que no era su padre, permiso para dejarla continuar con sus impulsos o acciones.

El aflojo el agarre permitiendo que ella volviera a retomar su acción, acariciando con una suavidad y temor de romper algo sagrado para ella que ambos se sorprendieron, ella por las sensaciones que comenzaban a inundar su ser y el por el cambio tan repentino de sus acciones.

Ella sintió una mano en su cintura, que la la tomaba con cautela y suavidad, sintiéndose como nunca se había sentido en el  pasado con ninguno de sus padres, asalvo.

Ella sonrió sin poder evitarlo y en un susurro pronunció  en su lengua natal lo primero que pensó. "ealami aljadid"  

Él como conocedor de muchas cosas en el mundo, supo identificar el idioma, aunque al no estudiarlo como prioridad, no supo lo que decía con exactitud aquella hermosa mujer en sus brazos, aunque estaba seguro de que jamás olvidaría sus palabras.

"Tu vas a salvarme" declaró ella, llevando su otra mano a su rostro, en un abrir y cerrar de ojos, ella se alejó, escapando de los brazos de él, quien sintió su pecho doler.

Ella por su lado, tenía una salida, una oportunidad que no desperdiciaria para obtener justo lo que quería y necesitaba con tantas fuerzas.
Quizás su padre se mostrará reacio con la idea, pero ella tenía una decisión en su cabeza, que no sería tan fácil de olvidar.

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