Capítulo 3
—Dos rebanadas del mejor pastel que tengas, y dos tazas de café caliente, por favor.
Esty terminó de apuntar el pedido en su libreta para ir tras el mostrador a escoger el pastel que ella consideraba digno para aquella pareja. Observó la vitrina y, tras unos minutos, supo cuál les serviría: pastel de chocolate con crema de chocolate y fresas.
—¿Son los últimos? —Se acercó a su lado aquella mujer que era su jefa pero le gustaba considerarla una buena amiga.
—Sí, solo ellos dos quedan —afirmó Esty mientras ahora llenaba las tazas de café, usando la máquina de expresso que tenía de antigüedad desde que se había abierto la pastelería Oksook.
—Muy bien, solo ellos y entonces cerramos. —Pasó a su lado para ir a la cocina, extendiéndole una muy maternal sonrisa acompañada de una palmadita en el brazo.
A Esty le dolían los pies por estar de pie todo el día, pero le agradaba ver activa a la señora Kim aunque notaba el cansancio en sus ojos. Se había propuesto ayudarle lo más que pudiera para disminuir las cargas sobre Oksook, la señora Kim.
La conoció cuando Esty entró a la pastelería por primera vez, admirando las delicias que había en la vitrina completamente encantada. Kim Oksook había heredado la pastelería que su padre había construido y creado en su honor, la pequeña Oksook, así que ahora con 73 años, era ella la que se encargaba de crear nuevas recetas y de seguir las que su padre y madre le habían enseñado. Gracias a eso pudo conquistar al paladar de Esty y ganarse no solo una empleada sino una gran amiga.
Llamó su atención que aquella frágil jovencita deseaba degustar la rebanada de pastel que había elegido con un vaso de leche bien fría.
—¿Estás segura de que no quieres café? Tenemos variedades distintas y hasta descafeinados —le había cuestionado Oksook en su momento.
—Es que... —comenzó Esty, algo tímida por la explicación—... Las cosas dulces como este pastel me gustan acompañarlos con algo que pueda ayudarme a saborear los ingredientes; y como el café es amargo, por lo general siempre lo tomo con leche y bien endulzado, así que si junto ambos sabores no puedo saborear ni uno ni el otro porque es demasiada azúcar en mi paladar. La leche fría es la mejor opción para mí.
Maravillada por la declaración de aquella extraña y aparentemente solitaria chica, su mente guardó el recuerdo en el baúl de su corazón y con una sonrisa de cariño le trajo un vaso de leche fría.
Desde ese instante la señora Kim se propuso observar la reacción de la chica mientras comía la rebanada servida. Le complació ver que en aquel rostro extranjero se formaron cientos de expresiones en cada bocado hasta tomar el último, todas ellas demostrando lo mucho que le había gustado. Y lo que más sorpresa le trajo, además de que era extranjera y hablaba bien el coreano, fue la pregunta que le hizo después:
—¿Tendrá un espacio disponible para una nueva empleada?
La señora Kim sintió que se le había realizado un milagro, pues llevaba ya más de un tiempo en busca de alguien que pudiera trabajar por ella. Esty sintió una conexión con el lugar y la dueña en cuanto puso un pie en la pastelería y, gracias a eso, llevaba ya año y medio siendo la aprendiz de Oksook.
Al atender a los clientes, Esty, se sintió complacida verlos disfrutar en pareja de la delicia que había preparado en base a los conocimientos de la Señora Kim. Limpió un poco el mostrador y se despidió de su compañero de entregas, Lee Jihoon, un muchacho robusto y con la cabeza calva, quien abandonó el local al terminar su jornada. Esty se quedó para cerrar y poder despedirse de la señora Kim, de quien se encontraba algo preocupada.
—¡Adiós!, vuelvan pronto —despidió Esty a la joven pareja que hacía poco habían consumido.
—Es hora de cerrar, pequeña —avisó la señora Kim, encaminándose a paso lento hasta la puerta—. Puedes irte ya, yo me encargo de cerrar.
—Muy graciosa. Deme las llaves que yo cierro.
La chica de cabellos alborotados y expresiones infinitas se adelantó para hacerlo.
—Ay, niña, has trabajado mucho hoy. Ya vete a casa a descansar, ¿o vendrá tu amiga Johi a recogerte?
—No, tomaré el autobús, ella debe estar ahorita muy cansada.
—No deberías andar sola por la noche, no quisiera que te sucediera algo —dijo, para luego toser un poco.
Esty sonrió, conmovida por la preocupación genuina que aquella señora le mostraba. Aunque fueran de edades distintas, la amistad que tenían era única.
—Tomaré entonces un taxi —dijo para calmar su intranquilidad—. Listo, ya quedó. ¿Quiere que le ayude en algo antes de irme? Sabe que puede pedirme los favores que quiera.
—Por Dios niña, lo que quiero es que te vayas a casa a descansar —La anciana la reprendió como juego, aunque estaba hablando de verdad.
—Está bien, está bien. Pero por favor dígame cuando no se sienta bien, ¿entendido? Seré joven pero puedo cuidarla bien. Confíe en mí.
—Yo sé que sí. Por cierto, gracias por el medicamento que trajiste, no debiste gastar tu dinero se supone que mañana irás a un concierto.
—No es nada, con que eso le haga bien a mí no me importa gastar dinero. Lo necesita. —Ambas mujeres llegaron hasta la puerta trasera donde se despidirían—. Por favor, cuídese mucho que quiero verla sana y fuerte cuando venga al trabajo.
—Muchas gracias, Esty. Anda, vete, vete que se te hace más tarde —apuró la señora Kim, suplicando dentro de sí misma que a la joven no le pasara nada durante el camino—. Mantente sana. Toma muchas fotos para que luego me las enseñes.
Esty, de acuerdo con la petición, la abrazó antes de irse.
Comenzó a caminar con una sonrisa en su cara yendo al apartamento en donde vivía. Estaba bastante alejada ya de la anciana que tuvo que girarse para advertirle algo por último.
—¡No cargue cajas, mejor ponga a trabajar al perezoso de Lee Jihoon, por favor!
La noche era fresca debido al invierno, pero el calor de la amistad extendió las comisuras arrugadas de Oksook. La chica le hacía reír continuamente con sus ocurrencias. Había sido un día largo y agotador para ambas, pero les agradaba la sensación que tenía esa noche.
Esty caminó hasta la parada de autobuses, y, mientras esperaba a que llegara uno, llamó a su madre y hermanos para platicarles su día. Estaba tan emocionada por el paseo con Jungkook que fue inevitable no contarle a su madre, quien no dudó de inmediato en darle consejos para cuidarse de cualquier persona, haciendo alusión a cualquier hombre que se le atravesara. Esty le aseguró que sus amigos, incluido Jungkook, habían y seguían siendo todos unos caballeros tanto con Johi como con ella desde el primer momento en que se habían conocido.
Durante el camino en autobús, tuvo la compañía telefónica de su madre. Las ansias por llegar a su cama y platicar con su amiga la estaban carcomiendo; y Johi se encontraba de la misma forma, su cuerpo le pedía a gritos un descanso y su mente por igual.
Johi fue la primera en la llegar al apartamento, supo que estaba sola en cuanto abrió la puerta. Encendió las luces y caminó hasta la habitación, cuando el gruñido de sus tripas le recordó que le debía el almuerzo y la cena.
Esty la iba a regañar por eso, así que mejor se descalzó y fue a la cocina para buscar algo rápido para comer. Logró terminar de comer su sándwich cuando la puerta fue abierta y entonces su amiga entró hablando por teléfono.
–... Sí, ya llegué. Les mandaré fotos del concierto...
Johi sonrió al verla hecha un desastre: su alocada amiga traía la gabardina al revés, la etiqueta la delataba.
Esty colgó en cuanto terminó de hablar con su madre, analizando el apartamento en busca de algún desorden del cual encargarse hasta que vio a Johi riéndose de algo que seguramente tenía que ver con ella.
—Está al revés —le hizo saber Johi entre carcajadas. Se sostuvo el abdomen mientras reía.
—¿Qué?
—La gabardina. Te la has puesto al revés.
Esty cayó en cuenta del motivo por el cual sentía extraña la gabardina cuando se la había puesto. Se golpeó la cabeza como castigo por el descuido. Se echó a reír junto a su amiga a la vez que se quitaba la gabardina que en efecto estaba al revés.
Parecía que el asunto de la gabardina les había hecho olvidar la incómoda situación de la mañana, pero en realidad ambas cabezas pensaban en lo mismo. Esty fue la primera en abordar el tema, como siempre.
—¿Comiste bien hoy?
—Sí, de hecho me acabo de comer un sándwich delicioso y nutritivo con... —Miró el empaque para ver los ingredientes—... linaza y centeno.
Esty la miró fijamente todavía sonriendo y saboreó la respuesta que su amiga le había dicho.
—No me quieras ver la cara de tonta, sé que solo has comido eso. No es sano...
—Ya sé que no es sano —interrumpió, sabiendo que la conversación se repetiría una y otra y otra vez—, pero simplemente no tengo tiempo. Cuando menos me doy cuenta las horas ya pasaron.
Esty meneó la cabeza de un lado a otro, preocupada por su amiga.
—Existen alarmas que puedes programar, no sé si las conoces. ¿Quieres que hable con tu tío para que pueda dejarte ir a comer?
—Mi tío no tiene nada qué ver —sentenció Johi.
Esty respiró profundo y solo pensó en una manera de hacerla entender. A veces Johi era muy cabeza dura.
—Solo no quiero que te enfermes, puedes volver a tener anemia y eso es peligroso teniendo en cuenta que no tienes un muy buen sistema inmunológico —expresó Esty, angustiada ante el recuerdo de una Johi con dolores de cabeza recurrentes.
Johi no dijo nada. Sabía muy bien lo que podía pasar y no le gustaba para nada traerlo a colación, odiaba la debilidad que su cuerpo le causaba. Sin embargo, aunque no lo aceptó frente a Esty, sí lo hizo internamente.
—¿Cómo te fue con Jungkook? Supe que fue a recogerte a la universidad en el auto de Yoongi. —Johi movió las cejas de arriba y abajo siendo coqueta. Se le daba tan bien que el solo mencionar a Jungkook en la conversación había logrado distraer por completo a Esty, causándole sonrojos involuntarios—. ¿Te llevó al trabajo?
—Sí, fuimos a comer helado y entonces me dio un aventón a la pastelería. —Se tiró en el sofá, metiendo su enrojecida cara entre los cojines—. No te emociones tanto.
—Lo dice quien tiene los cachetes rojos —Johi formó una sonrisa pícara mientras la veía.
—¡Yo no me sonrojo! —Y era en parte cierto, no solía experimentar a menudo esa sensación en su cara, pero casualmente cuando Johi insinuaba algo romántico entre Jungkook y Esty se le activaban las mejillas.
—Claro que sí, justo ahora lo están.
—Basta, sabes que solo somos amigos.
—Pero a ti te gusta él.
—Sí pero eso no cambia nada, solo somos amigos. No soy el tipo de él, estoy muy segura.
—¿Cómo sabes eso? —realmente interesada, Johi se acercó con ella para sentarse en el sofá y estar cerca para poder platicar.
Esty se mantuvo en silencio, sintiendo la vergüenza apoderarse de ella cada que pensaba en la respuesta absurda.
—Porque vi un video. —Por poco y no se le entendía porque tenía la cabeza sumida entre los cojines, pero Johi logró entenderle.
—¿Video? —preguntó Johi sin entender aquello.
Su amiga al parecer quería que el sofá se la tragara entera pues seguía boca abajo en medio de el respaldo y el asiento. Ya no quería responder porque era bastante absurdo, aunque debía admitir que por ese tonto video había decidido dejarse crecer el cabello y comenzar una rutina fallida de ejercicio físico.
—Sí, en YouTube.
Johi no lograba comprender hasta que obtuvo la respuesta una vez se propuso pensar. Y se rió una vez lo procesó, pues conocía a Esty y era muy probable que lo que pensaba era cierto.
—Son videos que ARMY crea, ¿le vas a creer a un video que te dice el tipo de chica ideal de Jungkook cuando tú misma lo conoces mejor que nadie? —Johi resopló y en seguida se echó a reír una vez más. Esty se sentía patética porque era cierto que los videos no eran para nada confiables y sin embargo se estaba esmerando en encajar en el modelo idealizado por las fans—. Me haces reír demasiado, Esty.
Para no sentirse mal y no entrar en detalles, también se echó a reír y asomó la cabeza al fin. Su corazón dolía porque no había una guía que le ayudara o le diera la esperanza de cómo poder lograr tener la atención de su amigo de una forma amorosa; además, su única experiencia sobre romance solo se basaba en los libros que había leído y no porque hubiese vivido una. Jamás había sido novia de alguien. Era la chica rara a la que los chicos guapos, como Jungkook, nunca se fijarían en ella.
Odiaba a los hombres y sus extraños comportamientos, siempre fue la segunda opción de los únicos pocos pretendientes que tuvo y todo porque querían una sola cosa: sexo. Creían que al ser rara y diferente esta sería accesible y maleable, pero se equivocaban. Si llegaba a mostrar el escote en algún descuido, estos se abalanzaban como animales a un trozo de carne. Detestaba la sensación que le producía ser sexualizada, siendo tratada desde pequeña como a un objeto al cual podían tocar sin su permiso. Nunca tuvo una relación romántica con alguien porque nadie la quería como realmente era y siempre era considerada las sobras del platillo. Y aunque Jungkook no la trataba de esa forma y mucho menos se sentía así a su lado, era al único hombre en el mundo que no odiaba sino lo contrario; de todas formas, creía que nunca podría verla a ella como algo más.
—Sí, bueno, ya para de reír que eres tú quien tiene que contarme detalles —Esty movió las manos en el aire para eludir sus pensamientos y traer el verdadero tema que le llenaba de emoción—. Entonces, ¿cita con Jhope, eh?
Ahora era el turno de Johi de ponerse nerviosa. Aunque aparentaba estar calmada y que realmente no pasaba nada dentro de su corazón, la situación era todo lo opuesto; una parte de ella se encontraba emocionada y la otra luchaba por dominar cualquier emoción que creciera hasta hacerla desaparecer.
—¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? TODO. Cuéntame —insistió Esty, sentándose como indio en el sofá.
Johi rodó los ojos como si fuera un fastidio, pero fue demasiado perceptible la leve sonrisa que se le apareció en cuanto comenzó a relatar lo que había escuchado y había pasado con Hoseok.
—Le dije que yo le avisaba qué día podíamos quedar para vernos...
—Pero lo vas a hacer, eh —advirtió su amiga de cabello corto—. No puedes solo aceptar y luego olvidarlo. Te conozco y sé que eres capaz de hacerlo, así que te pido que por favor lo trates bien. Hoseok es demasiado bueno.
—Lo sé.
—¿Y qué vas a hacer con Jin? ¿Hablarás con él? —Esty se pasaba de preguntona muchas veces porque siempre sentía la necesidad de saberlo todo.
—No lo sé, todavía no quiero hablar con él. —Y Johi tenía la razón, no tenía la menor idea de cómo abordar el tema y arreglarlo.
¿Cómo podía arreglar una amistad sin fracasar en el intento? Se estaba convirtiendo en una tarea difícil para Johi, sus sentimientos estaban atrapados en un tornado que Seokjin comenzó con un soplido, o así era como ella quería verlo.
—De alguna u otra forma van a tener que hablar —prosiguió Esty, pensando—. Todavía no me puedo creer que Jin haya hecho eso. Aunque debes tener cuidado de ahora en adelante, a no ser de que te guste Jin.
De inmediato Johi pegó un brinco en el sofá, negando con la cabeza repetidas veces.
—No, él no me gusta. Lo quiero y aprecio demasiado porque él ha sido un buen amigo...
—Sí pero a veces pareciera que coqueteas con él.
—Eso no es mi culpa.
—Yo sé que no puedes ir por la vida diciéndole a las personas qué sentir y no sentir por ti, pero tus acciones a veces pudieran confundir con lo que realmente quieres. ¿No te gustaba en un inicio Taehyung y luego Yoongi? Trato de ayudarte a entenderte a ti misma, por eso te sugiero que no seas tan coqueta.
Johi meditó en las palabras de su amiga. Era un hecho y ella misma lo sabía que tenía un don para atraer a los chicos, la hacía sentir poderosa e importante, pero al final siempre terminaba en un enredo y muy lastimada.
Las chicas guardaron silencio unos instantes hasta que Johi decidió decir algo que trajera algo de emoción para ambas. Se puso de pie para ir a donde tenía su bolso, ganándose la mirada de Esty en cada movimiento que hacía en espera de algo desconocido.
—Perdón por lo de la mañana —Johi ya estaba de vuelta con Esty, extendiéndole una bolsa de papel en donde tenía un regalo de disculpa—. Puedes usarla para el concierto.
Esty frunció el entrecejo, mirando la bolsa y luego a su amiga. Entendía el mensaje y sabía muy bien que era su manera de demostrarle cariño y, en ese justo momento, su manera de disculparse. Sonrió conmovida y el calor cobijó su corazón por aquel detalle.
—Ay, Johi, ¿ahora qué compraste?
—No empieces, abre la bolsa ya. —Le puso la bolsa en las manos y se quedó donde mismo para ver su reacción.
Esty obedeció y entonces abrió la bolsa para encontrarse con una linda boina de cuero negro. Al repasar mentalmente los outfits que había preparado para el concierto supo que era el accesorio ideal, Johi lo sabía y por eso había pensado en ella cuando vio la boina en el aparador de la tienda que había visitado.
—Johi, es hermosa. Muchas gracias —agradeció Esty, con una gran sonrisa y la boina aferrada en sus manos.
—¿Entonces estamos bien? —quiso asegurarse Johi, removiendo sus dedos entre ellos con cierto temor y nerviosismo.
—Cállate y ven aquí. —Esty tomó la iniciativa de un abrazo, uno que demostraba todo el cariño que se tenían a pesar de todo lo que pasaban.
El abrazo tomó fuerza en cuanto Johi envolvió sus brazos alrededor de ella. Sí, definitivamente necesitaba ese abrazo. Duró lo justo para ambas sentir un poco de paz en sus corazones.
. . .
Con rímel y una boina nueva, Johi y Esty disfrutaron juntas de la experiencia vivida de asistir por dos días al concierto de sus amigos y artistas favoritos. Aunque no lograron conseguir un asiento cerca al escenario, la euforia alcanzó a llenarlas desde donde estaban y las pantallas iluminaron los rostros de los 7 chicos apuestos que habían llegado a sus vidas.
La buena música hizo lo suyo, llevándolas a saltar y bailar de emoción desde sus lugares; gritaron con entusiasmo y cantaron las canciones que conocían. Los chicos en el escenario lo dieron todo desde el primer día, sus melodiosas voces conmovieron a la multitud.
Para el último día, todo el fandom sorprendió a los chicos mientras estos cantaban "2! 3!", cubriendo con pintura, tela o papel de color morado sus ligths sticks. Tanto Jungkook, como Hoseok y hasta Jin, se esmeraban en sonreír sabiendo que entre todas las personas que los coreaban, estaban Esty y Johi.
La noche era fresca, pero el calor de la alegría infundida por la energía de aquellos jóvenes en el escenario les brindó confort a sus cuerpos. Johi se dejó llevar y por un momento olvidó el lío amoroso en el que estaba metida cuando veía a Hoseok aparecer en la pantalla, le gustaba la energía que desprendía y, aunque se resistiera, admitía internamente que era él quien le levantaba el ánimo y le hacía sonreír cuando menos se daba cuenta. Esty, por su parte, sentía que le iba a estallar el corazón en cuanto miraba aquel par de ojos brillantes; admiraba a los chicos en conjunto, al igual que Johi, por eso que entre ellas rieron y bailaron como todas unas fans.
La noche fue considerada perfecta para aquel par de amigas y, para el grupo de cantantes, fue un momento memorable el cual los llevaría a querer todavía más a ARMY, su fandom.
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Outfits de las chicas en el primer día del concierto, el concierto y aesthetic de la Pastelería de Oksook.
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Aquí su autora medio muerta, espero que les esté gustando esta historia, me agrada leer sus comentarios, conmueven mis miserables sentimientos porque nunca había tenido tantos comentarios en una historia. Además, les quiero agradecer (otra vez, sí), porque van ya 200 lecturas y eso que apenas empezamos esta aventura.
Ahora sí, agárrense la peluca que uno de los chippeos cósmicos nos van a alterar la serotonina en el próximo capítulo.
*se desaparece como delincuente en Latinoamérica*
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