Capítulo 2
Aquella mañana los rayos del sol y el sonido de la música fueron la interrupción al placentero sueño de Johi. Odiaba levantarse temprano para tener que ir a la universidad y luego no tener ningún descanso por casi todo el día hasta llegar de nuevo al apartamento por la noche. Sería otro miércoles ajetreado y eso implicaba tener que ver al chico que la había besado la noche anterior; y peor aún, era muy probable que también se encontrara a Hoseok.
Hoseok. Hobi. J-hope. La misma persona que le causaba algo en el interior pero era reacia a creer que fuese algo romántico. Y aunque le costaba admitir que se sentía atraída por él, eso era realmente con lo que se excusaba cuando Esty salía con el tema. Johi era consciente de que su amiga se empeñaba por ayudarle a aclarar sus sentimientos por Hoseok, pero siempre terminaba sacándole la vuelta cuando internamente caía en cuenta de que había un sentimiento más gobernando su corazón, y por nada en el mundo quería que Esty se diera cuenta.
Sus romances pasados solo habían sido algo pasajero. ¿Por qué? Porque solo quería llenar el vacío en su interior, tener a alguien a su lado siempre; sin embargo, ella misma era la que rompía la relación cuando se daba cuenta de que nunca iba a funcionar porque no sabía demostrar amor, y con quienes había salido no tenían lo suficiente como para motivarla a entregar por completo su corazón.
Reflexionó incluso en su última relación romántica mientras se aplicaba labial frente al espejo. Todo Corea conoció por primera vez quién era Johi Paredes gracias a las imágenes captadas por unas fans en donde vieron a Jackson Wang andar de la mano con ella por las calles de Seúl como su pareja. Jackson era una muy agradable persona, guapo, talentoso y el material perfecto para ser un excelente novio, pero Johi solo sentía por él mas que atracción y le agradaba el trato que le daba. Dos meses saliendo juntos y bastaron para que Johi rompiera con él porque ya se había cansado, la excusa que tuvo en ese entonces fue que no le había agradado que la gente la conociera por ser la pareja de alguien famoso. Aunque realmente ese no era el motivo, Johi sí quería ser destacada por ser una persona exitosa y no por ser el chisme de la semana. Simplemente no encajaban juntos.
—¡Esos son tus panqueques y ya les he puesto mantequilla! —Esty le gritó desde la cocina cuando la sintió levantarse para ver lo que estaba preparando como desayuno esa mañana. Sabía que su amiga había puesto la música a alto volumen para poder despertarla y así llamar su atención—. ¡Oh, olvidé sacar la miel, pero si quieres en la nevera está...!
—No tengo hambre.
Sabía que si se quedaba sería interrogada por Esty y esa mañana no tenía ánimos suficientes para tolerar aquella conversación.
Esty se quedó quieta con la sartén en la mano mientras veía a Johi tomar sus cosas para irse a la universidad. Le dolía saber que Johi la pasaba mal y ella no era capaz de ayudarle ese día.
—¡Bueno, pero al menos come algo en el camino, por favor! —insistió mientras la veía marcharse.
Johi sonrió conmovida porque, a pesar de todo, su amiga no se rendía y siempre se preocupaba por ella. La quería demasiado que podía considerarla su hermana. Y aunque no se lo decían muy a menudo, ella podía sentir el cariño de su parte.
Se sintió mal por haber huido así de ella, pero se dijo a si misma que se disculparía con su amiga comprándole algún obsequio en el camino, era su manera de demostrar cariño. Su chofer la estaba esperando abajo y tenía que apresurarse pues tenía pendientes que hacer en Bighit antes de ir a la universidad.
Mientras tanto, a unas cuantas calles de donde vivían las chicas, Hoseok hizo una rápida parada en un puesto de flores para comprar un pequeño ramo de tulipanes naranja y lirios rosas. Con las ansias de volver a ver a la chica de la cual se había quedado completamente prendado desde el primer día que la vio, subió de nuevo al auto y emprendió el viaje hasta la empresa.
Hoseok trató de no pensar demasiado en la situación con Jin, ni siquiera concebía la idea de que Seokjin tuviera el atrevimiento de traicionarlo de ninguna forma. Pero ese sentimiento extraño en su interior lo había hecho dar vueltas en la cama durante un largo tiempo hasta al fin descansar su mente y cuerpo por unas horas. No se permitía sentir celos de su propio amigo, no cuando solo compartía amistad con Johi. Comprendía que Jin y ella se habían acercado un tanto cuando recién se conocieron, pero fue porque Johi había elegido a Jin como su confidente desde un inicio; incluso Hoseok creía que era mejor así para que Johi no estuviera siempre pensando que él era un fastidio de pretendiente que quería estar todo el tiempo con ella.
Le daba su espacio para pensar y no sentirse agobiada. Lo que menos quería era arruinar las cosas con ella, no cuando todavía eran amigos y él realmente albergaba la ilusión de algo más profundo.
Y así como no quería arruinar la amistad con Johi, tampoco quería hacerlo con su casi hermano, Kim Seokjin. Así que en cuanto puso un pie en su estudio, se adelantó en ir primero con Jin para hablar y tratar de desenredar la tensión entre los dos.
Al parecer, Jeon Jungkook pensaba lo mismo y fue él quien inició la conversación con Jin mucho antes de que se encontrara con Hoseok. Era joven apenas, pero lo bastante maduro como para ponerse en los zapatos de los demás y entender el tipo de situación en la que se había metido Seokjin. No era su culpa, al fin y al cabo nadie podía retener a su propio corazón de enamorarse de la persona equivocada.
—Hyung, quisiera decirte algo —comenzó Jungkook, tomando la iniciativa—, es con respecto a lo de anoche.
Jin por supuesto que también había estado pensando en aquello toda la noche y lo que apenas iba del día, se reprochaba el haber traicionado de esa forma a Hoseok y hasta incluso el sentir celos casi siempre que él se le acercaba a Johi. No estaba bien. No tenía derecho de celarla, no cuando ella se pertenecía a sí misma y además Hoseok no representaba ningún peligro. Pero existía aquel sentimiento que apenas comenzaba a sentir por ella y no le era sencillo simplemente abandonarlo o alejarse de ella, pues tenían una amistad muy estrecha y por un simple fallo él también comenzaba a quererla como Hoseok lo hacía con intensidad.
¿Qué debía hacer? No lo tenía claro, pero sí que no quería perder a su amigo solo por una chica.
—Lo sé, sé que fui un idiota anoche —reconoció Seokjin muy a su pesar—. No necesito todo el discurso, Kook, sé lo que tengo que hacer.
—Entonces tienes que hablar con Hoseok y Johi. Ahora. No sería prudente dejar pasar otro día. —Jungkook dio por terminada la conversación al darle un apretón de hermanos en el hombro.
Por supuesto que no hablaría con los dos al mismo tiempo. De hecho, ahora que lo pensaba, ni siquiera tenía cara para disculparse y explicarle a Johi lo del beso. Jungkook tenía razón y debía arreglar aquello lo antes posible. Lo haría, pero primero sería con Hoseok. Así que en cuanto lo vio adentrarse a la sala de prácticas sosteniendo un pequeño ramo de flores supo que era el momento.
—¿Son para mí? —Seokjin trató de aligerar el tema haciendo chistes narcisistas—. Oh, Hobi-ssi, no te hubieras molestado.
—No, son para Johi —contestó Hobi, sonriendo pero usando un tono serio—. ¿Crees que le gusten? Digo, tú la conoces mejor que yo al parecer.
Aquello no pretendía ser una daga, pero Jin resintió el golpe justo en su corazón. Lejos de ofenderse, la vergüenza en sí misma le hizo que bajara la cabeza.
—Oye, yo... no sé ni siquiera cómo decírtelo. Quisiera hablar contigo.
—Yo igual, por eso estoy aquí. —Hoseok se balanceó con sus pies, pasando el peso de un lado al otro mientras sostenía la flores con ambas manos—. Quisiera saber tu opinión sobre algo...
Hizo una pausa. Jin lo miró y creyó entonces que podía decirlo así sin más sin pensar que el otro también diría algo al mismo tiempo.
—Creo que Johi me gusta...
—... ¿crees que es pronto para pedirle ser mi novia?
Y ahí, en ese preciso momento, ambos se quedaron inmovibles; hasta los demás en la sala que parecían estar ajenos, en realidad del mismo modo se habían quedado de piedra al escuchar tales confesiones.
Y lo peor de todo, Johi estaba de pie al frente de la sala y había logrado oír lo que ambos dijeron apenas había abierto la puerta, solo que logró disimularlo gracias a los demás que le dieron la bienvenida.
Hoseok quiso ir de inmediato con Johi en cuanto se dio cuenta de que había llegado, pero fue Jin quien no se lo permitió.
—Déjame disculparme contigo —exclamó en voz baja para que solo escuchase Jhope—. Me siento mal por hacerte esto, pero no puedo simplemente dejar de sentir y, perdóname por lo que diré, es que yo también la quiero.
Hobi miró a Jin realmente adolorido, luego miró a Johi quien platicaba animadamente con Jimin y los demás. Estaba tan perdidamente enamorado que dolía.
—No te voy a pedir que dejes de quererla, pero sí que, hagas lo que hagas, no arruines nuestra amistad. Así que, dependiendo de la respuesta que tenga por parte de Johi, sabré entonces si detenerme o no.
No necesitó decir más para que Jin entendiera que él haría lo posible por no rendirse. Seokjin se dio cuenta de inmediato; de hecho, ni siquiera estaba molesto por tenerlo como rival. Todo quedaba en manos de Johi, y por supuesto que a Jin le gustaría ser más que su amigo, pero incluso con ese deseo tenía la incertidumbre de no ser correspondido y que, al confesarle sus sentimientos con palabras, brotaba la posibilidad de que Johi ya no quisiera verlo a la cara nunca más. Eso seguro que sería lo que más le dolería y realmente no quería que eso sucediera.
Los planes apresurados de Hoseok se habían frustrado. ¿Tenía la culpa de enamorarse tan rápido? Tal vez; sin embargo, no se arrepentía de que sus sentimientos se aferraran con fuerza a aquella chica de piel oliva. Se sintió de pronto estúpido por sostener un ramo de flores sin tener el valor suficiente para entregárselo a la dueña de su corazón. A veces era demasiado cursi.
Amor a primera vista, así le gustaba llamarlo él. Desde el primer instante en que aquellos ojos coquetos vieron los suyos cuando esta se presentó para hacer sus prácticas, fue que Hoseok se dio cuenta de que había algo en ella que lo atraía intensamente y no estaba hablando de aquella figura con curvas, sino aquello que se encontraba en lo profundo de su mirada. Era como si en ese preciso instante Hobi descubriera el vacío que había en ella sin que Johi se lo dijera. Todos miraban en ella una mujer segura, fuerte e impenetrable, y Hoseok lo notaba, claro que sí, solo que había logrado ver más allá y se daba cuenta de que era la misma mujer que necesitaba ser protegida y tratada con sumo cuidado. Quería ser el hombre que le brindara amor y cuidados.
Así que decidió no lanzarse a ella con una pregunta tan repentina. No, eso no era lo que Johi necesitaba y no quería atosigarla ni mucho menos forzarla a algo que ella no quisiera. Sí, haría lo que fuera para ser aquella persona en la cual Johi podría sentirse segura.
Con eso en mente y las flores aferradas en sus manos, ideó algo simple y casual.
Apenas eran las 6:00 AM y Johi ya se encontraba lo bastante estresada como para querer soportar las demás horas en la universidad. La ventaja era que ya no tendría que trabajar más en aquella cafetería gracias a su tío; aunque eso no la exentaba de sus responsabilidades en la empresa. ¿Una mujer de negocios? ¡Jamás se lo había imaginado! El saber que sería la próxima CEO en la línea familiar le ponía de nervios y ansiosa. Temía defraudar a todos aquellos que confiaban en ella, sus padres y hermano; su tío; su amiga. Era un peso para nada fácil de llevar, mucho menos cuando sentimientos impropios merodeaban su burbuja, causándole nuevas emociones.
Caminó directo al ascensor con la carpeta bajo la axila, anhelando que su día no fuese a empeorar.
Antes de picar el botón de abrir, Hoseok apareció a su lado con una radiante sonrisa. Johi lo vio sin decir nada y se dio cuenta de que las flores que le había visto antes ya no las llevaba consigo, ¿a caso no eran para ella?
—Vaya, eres rápida —empezó Hobi, tratando ser casual—. ¿Te vas tan rápido?
—Solo vine por papeleo. —Johi se hacía la dura cuando estaba con él, cuando por dentro sentía que se derretía con su presencia. Motivo por el cual actuaba desinteresada cada que Hoseok se encontraba a su alrededor—. ¿Qué quieres?
A veces ni ella misma se entendía. Quería interés verdadero, pero cuando alguien se lo mostraba ella huía. Quería una una buena relación, pero siempre terminaba escogiendo a chicos que solo la lastimaban (a excepción de Jackson Wang). Quería amor y todas las cosas cursis en el mundo, pero cuando Hoseok se lo mostraba su pensamiento era que él era demasiado bueno para merecerlo.
—Sé que llevamos conociéndonos desde hace casi más de un año... —empezó a pesar de la hostilidad con la que le habían formulado la pregunta—... Pero quisiera invitarte a salir, solo tú y yo. Y, si tú me lo permites, me gustaría conocerte más a partir de hoy. Yo sé que he sido demasiado obvio con mis sentimientos hacia ti, pero me gustaría aclarar que no estoy esperando que me correspondas solo porque te sientas en aprietos. Para nada, yo... Solo quiero si tú quieres.
Las puertas del ascensor se abrieron y Johi no sabía si entrar o contestar algo de vuelta. Al parecer ninguna de las dos cosas podía hacerlas, pues el efecto de las palabras de Hobi la habían enternecido hasta la punta de sus zapatillas.
Su corazón quería responder de inmediato, pero su cerebro siempre le hacía pensar lo peor y esa era la guerra de la cual no tenía idea de cómo ganar. Pensó hasta que las puertas del ascensor se volvieron a cerrar y fue entonces que obtuvo la respuesta.
Si había salido con tipos que de solo recordarlos se arrepentía por octava vez, ¿por qué no con el gran Jung Hoseok? Además, solo le estaba pidiendo salir y no que fuese su novia como había escuchado en la sala de prácticas. No entendía muchas cosas y los cambios repentinos de los demás mucho menos. Pero de algo estaba segura, era que Hoseok era un caballero y él siempre había sido honesto con ella y todos los demás.
—¿Salir?
—Sí, salir. Ya sabes, ir a algún lugar para comer, beber o caminar mientras platicamos.
—Está bien. Acepto.
Hoseok quiso festejar saltando y haciendo bailes ridículos a la vez que gritaba de emoción, pero se contuvo y su corazón fue el que hizo todo eso dentro de su caja torácica. Se sentía el hombre más afortunado de todo el universo.
—De acuerdo, uhmm, ¿quisieras ir a algún lugar en específico? ¡Oh!, ¿qué día te parece ideal? —Sí, estaba demasiado emocionado que no podía parar de hacer preguntas sin caer en cuenta de que Johi estaba algo apurada y el ascensor ya había abierto las puertas, otra vez, en espera de ella.
—Yo te envío un mensaje de texto.
—¡Bien! Oh, ¿irás mañana?
—Claro que sí. Ya tengo los boletos. —Fue lo último que dijo.
Se metió a la caja metálica con la imagen al frente de aquel noble y casi perfecto chico, viéndola con gran devoción. Cuando el ascensor se puso en movimiento, no pudo evitar sonreír algo nerviosa y experimentó esa chispa de emoción justo en su pecho.
Se sentía ansiosa por que se acabara el día para contarle a su amiga, aunque ya se había adelantado un poco al enviarle un mensaje de texto diciéndole que tendría una cita con Hoseok. Por supuesto, Esty lo vio y de la impresión casi se cae en medio de la calle mientras la cruzaba. Por poco se cumplía lo que había dicho de broma a Yoongi la noche anterior.
Esty llevaba una olorosa mochila negra decorada con pines de sus bandas favoritas, pues acababa de ir a entregar los Gimbap que hacía una hora y media atrás había preparado y eran el motivo del delicioso aroma. Como siempre, sus auriculares la acompañaron durante todo el camino porque eso era uno de sus pequeños placeres en la vida. La música era vital para ella como lo era el agua potable. Un poco exagerado, sí.
—¡Dios, se me hace tarde! —Corría con esfuerzo mientras visualizaba la entrada de la universidad.
Y gracias a que había agotado su fuerzas para poder llegar a tiempo, tuvo las piernas temblorosas durante casi toda la mañana hasta la hora del almuerzo.
—Pareces un siervo recién nacido —dijo Kim Yeji con la que compartía carrera y también asistía a clases de baile.
—Venía tarde y tuve que correr —Esty contestó al mismo tiempo que tomaba asiento frente a ella. Era la hora del almuerzo y todos estaban en el comedor de la universidad con bandejas llenas de comida bien elaborada.
—Me parece gracioso que tengas las piernas temblando por correr y no porque hayas bailado 2 horas seguidas una infernal canción de hip hop.
—Ni me lo recuerdes, todavía tengo que ensayar más para que quede bien la coreografía —dijo Esty, tomando un bocado de arroz.
—Qué va, si te ha quedado perfecto. Eres realmente buena en eso.
—Basta, yo opino que podría esforzarme todavía más.
—Ya, eres demasiado terca. Por una vez en tu vida acepta lo que te digo. Y no quiero que me digas lo contrario —Sentenció, apuntándola con la cuchara a modo de reprimenda.
Esty solo meneó la cabeza de un lado para el otro ocultando una tímida sonrisa todavía en desacuerdo con Yeji.
Estaba por terminar la comida de su charola cuando la molesta compañía de Kim GoYoon hizo su aparición. El simple sonido de su voz ya le irritaba los conductos auditivos.
—Kim —saludó a una y luego a la otra—. Lara.
Esty se contuvo de contestarle el saludo con algo grosero, así que optó por mantener la boca cerrada; deseando también la inexistente posibilidad de desaparecer de su campo de visión.
—Bueno, veo que de un día para otro el ratón les ha comido la lengua. Por lo general, las chicas no pueden evitar no quedarse calladas cuando estoy cerca.
Esty casi se atragantó con el último bocado de arroz. Quería reírse a carcajada abierta por aquel comentario que ella se lo saboreaba como un mal chiste. Era tan malditamente adulador, la cuestión todavía más impresionante y que le causaba escalofríos era que siempre hablaba de él mismo. Se creía el hombre más guapo del mundo, cuando ni siquiera lo era de aquella universidad. Sí, quizás si se le daba un repaso de pies a cabeza no era una vista tan mala, pero su actitud le restaba a toda aquella fachada de Niño rico y "apuesto".
—¿Te cansaste de importunar a la otra mesa y por eso viniste aquí? —Esty lanzó la pregunta con un toque ácido.
Por supuesto, GoYoon parecía no conocer la palabra "importunar", cuando en realidad era su más notable cualidad.
—Oh, querida, Esty. Yo sé que dentro tuyo debes estar muriéndote de ganas por tener mi atención, no hace falta que te escondas en capas de sarcasmo y ropa de puritana. —Goyoon tuvo el atrevimiento de tomarle del rostro a Esty para molestarle todavía más.
Cuando vio por primera vez a Goyoon, Esty creyó que era una buena persona y su simple apariencia le pareció atrayente. Pero fue en ese mismo día que se retractó de pensar aquello, cuando por accidente se delató con una compañera diciendo que le parecía apuesto. Desde ese entonces cada que tenía la oportunidad, Goyoon aprovechaba para recordarle de una u otra manera el error que había cometido de mencionar aquellas palabras solo por presión a contestar una absurda pregunta de "Verdad o reto".
Esty se quedó callada. Sabía defender a los demás hasta llegar a un límite, porque una vez alguien la hiciera perder la paciencia por completo —y de eso ella tenía bastante— entonces no sería para nada delicada. Habían sido contadas las veces y las personas que conocían a la Esty sin una gota de paciencia (solo 2), pero no le gustaba llegar hasta ese punto si no tenía motivos suficientes para gastar saliva. Sin embargo, la cosa cambiaba completamente cuando se trataba de defenderse de un ataque directo a sus fibras sensibles. Era débil. No contaba con la fuerza necesaria para protegerse de proyectiles que incluso ella misma sabía lanzar en su contra.
Comentarios en broma como los que hacía Goyoon le recordaban que existían personas que pensaban igual y habían creado lo que todos conocían como sociedad, en donde Esty no encajaba de ninguna manera y aunque quisiera pasar desapercibida restándole importancia, siempre había alguien que se lo echara en cara por no armonizar en ningún estándar. Y aunque parecía ignorarlo todo, sus inseguridades tenían como base la opinión retrasada de la sociedad. Una de ellas: sus ojos. Incluso estando en México, desde pequeña algunos niños se burlaban de sus ojos almendrados y grandes, por no hablar también de sus ojeras, comparándolos a los de un sapo. De tantas veces que se vio al espejo, llegó a verse los ojos saltones y feos creyéndose entonces la comparación.
Tenía los ánimos necesarios para alentar a los demás pero no para soportar siquiera verse al espejo. Días como esos le hacían replantearse la idea de si estaba bien que ella siguiera viviendo en Seúl, la ciudad en donde todos tenían algo y ella todavía no.
—Ves, ni siquiera eres capaz de responder algo porque te he adivinado el pensamiento. Lo sé, soy lo mejor que puedan ver tu ojos de cerca. Pero solo eso, ver. No eres mi tipo, y espero que no sigas alimentando tus fantasías absurdas conmigo porque no tendremos algo. —Lo que había dicho había logrado que no solo las dos chicas en esa mesa lo escucharan, sino que también los de la mesa de atrás y la de al lado, comenzando entonces un coro de murmullos.
Esty sintió la cara arder tanto en vergüenza como también de furia. No quiso perder los estribos porque tenía testigos observando la escena y lo último que necesitaba era perder la beca universitaria solo por un lenguaraz.
Las lenguas salpicando palabrería y media, no le ponían fácil la tarea a Esty. Era un cúmulo de emociones y eso la mantenía sometida como un animal herido. Siempre era la chica buena, la que pocos conocían, la inocentona, y, la que a pesar de todo, la chica que siempre sonreía como idiota.
—Lárgate, Goyoon —Yeji fue quién tomó la iniciativa de enfrentarlo al ver la entristecida mirada de Esty.
Goyoon apretó la mandíbula por nuevamente ser echado. Se marchó con el ego herido, aunque se repuso rápidamente en cuanto vio a un grupito de chicas nuevas que ahora tendrían que soportarlo.
—Es como una cucaracha —expresó Esty en cuanto lo vio alejarse. Se echó a reír para tratar de borrar el mal sabor de boca que le había dejado Goyoon.
Esty disimuló bien con aquel comentario que Yeji realmente le creyó. Sin embargo, las palabras de aquel chico se le guardaron en la cima de todas las palabras que Esty había tenido que guardar pero no podía olvidar.
Para su sorpresa, la hora que tanto había estado anhelando llegó y se encontró más ansiosa de poder ver a Jungkook. Cuando las horas pasaban trataba de poner toda su atención en la clase final, pero su mente siempre la terminaba llevando al recuerdo de Jungkook.
Esperó de vuelta un mensaje de texto que le confirmara que él ya estaba esperándola o al menos ya hubiera leído su mensaje, pero casi se le cayó de la mano el celular cuando este vibró en una llamada. Por poco y no alcanzaba a contestar con el temblor que le invadió en los dedos y todo su sistema nervioso.
Jungkook todavía no aparecía y solo una llamada de él ya había distraído la mente de la joven.
Como siempre solía hacer, Esty se quedó callada en cuanto tomó la llamada. Su método para deshacerse de los estafadores que luego llamaban a su teléfono o saber simplemente quién era el desconocido en la línea, era simplemente guardando silencio esperando a que el otro contestara. Le funcionaba bastante bien, y eso le ayudaba a saber si colgar o seguir con la llamada.
Y como Jungkook lo sabía, fue el primero en hablar.
—¿Dónde estás? Estoy por llegar —Escuchó Esty y le agradó la forma en que lo dijo, haciéndola emocionar como una colegiala enamorada.
—Justo acabo de cruzar la entrada principal.
—Oh, creo que ya te vi. Levanta las manos.
Esty obedeció sin chistar, deteniendo con su hombro el teléfono celular para escuchar la risa que tanto la volvía loca.
—Sí, esa eres tú. Ya llego —sonrió y colgó.
A Esty se le notaba lo emocionada que estaba y eso no era bueno —según ella— porque entonces estaría siendo transparente con Jungkook y se delataría ella misma. Al menos, ella se decía, era mejor seguir siendo amigos a nada. Prefería mantener sus emociones para sí misma y no tratar de hacérlas saber para no arruinar su preciosa amistad.
Se subió de copiloto en cuanto el auto aparcó. Saludó a Jungkook mientras se ponía el cinturón de seguridad a una velocidad rápida y con temblores de nervios.
Jungkook en todo momento la miró con una sonrisa pegada en la cara. Y Esty se dio cuenta.
—¿Qué? ¿Tengo comida en los dientes? ¿El fleco apuntando al cielo? No, no me digas que me han hecho la broma de pegarme una hoja de papel con una frase tonta en la espalda y yo no me he dado cuenta en todo el día... —comenzó con la logorrea.
Jungkook se echó a reír, llenando con suaves carcajadas el auto y los oídos de Esty como si fuese una magnífica melodía.
—No es nada de eso —aseguró él—. Tus dientes están limpios, el fleco está bien y no tienes nada en la espalda. Palabra de hombre.
—Por eso mismo debo dudar.
—Auch, eso me dolió.
Esty sonrió e inmediato volteó a la ventanilla porque no quería que Jungkook la viera sonriendo, cuando en realidad él estaba más que encantado por las ocurrencias de esa chica.
—¿Por qué sigues riendo?
—Es que me causa gracias verte tan apurada. Tranquila, por algo he decidido llevarte al trabajo. Tenemos 50 minutos de sobra, así que no tienes que preocuparte por llegar tarde hoy —tranquilizó.
Esty sintió consquillas en lo profundo del estómago. ¿Así era como sentían las protagonistas de los libros que leía? Era completamente diferente a cuando ella lo sentía; era mucho más fuerte, más intenso.
—¿Gracias? —ella se rió mostrándose apenada—. ¿No se supone que debes estar preparándote para mañana? No sé si lo recuerdes, pero eres artista y darás un concierto junto a los demás chicos.
—Claro que lo sé, pero tenía tiempo libre y un auto prestado, así que aquí estamos.
—¿Estás seguro de que Yoongi te ha prestado el auto?
—Suga hyung me deja hacer muchas cosas —presumió mientras se acomodaba mejor en el asiento y sostenía el volante para avanzar.
Ambos conversaron trivialidades durante el camino y se rieron de chistes malos hasta parar en algún lado y comprar helados.
—¿No es irónico comer helado en pleno invierno? —preguntó Esty, dándole una lamida a la bola de chocolate con menta que casi se le derretía.
—Lo sería si estuviera nevando, pero todavía no hasta finales del mes—afirmó Jungkook, metiéndose una mano al bolsillo del Jean y la otra sosteniendo el helado de nueces.
A Esty aquello le resultaba de lo más varonil: la postura y la manera suelta de caminar a su lado. Era mucho más pequeña que Jungkook y menuda, hasta su amiga Johi le rebasaba en altura, no demasiado para considerarse una pulga pero sí era más baja que el propio Suga, con 158 centímetros en su poder.
Le encantaba pasar tiempo con él, se sentía segura y podía ser ella misma sin sentirse juzgada. El único al que le había cedido el poder de enjuiciarla era a su querido amigo Jungkook, a quién nunca se le había cruzado en la cabeza contrariar a la chica, pues todo lo que hacía ella a él le parecía lo más entretenido y agradable; hasta podía asegurar él mismo que le encantaba contemplarla cuando hablaba tonterías o le contaba sobre la trama de algún libro que estuviera leyendo en ese momento.
Esa tarde, Jungkook con responsabilidades por atender y ensayos que hacer, ambos se relajaron divirtiéndose con bromas. La última de ellas, correr por todo el puente hasta el auto haciendo poses vergonzosas durante el recorrido. A Esty le dolían las mejillas de tanto reír que tuvo que masajearse los cachetes con los dedos.
—Eres un tramposo. Me dejaste haciendo el ridículo desde casi al inicio —se quejó ella, aún riendo.
Jungkook se doblaba de la risa que le había provocado la chica que tenía enfrente.
Ni siquiera podía decir nada porque en cuanto abría la boca en su mente venía la imagen de Esty haciendo poses extrañas y vergonzosas en medio de la calle.
Esty quedó embelesada por el maravilloso sonido de alegría que emitía Jungkook. Le venía como una caricia al corazón el verlo reír con tantas ganas. En ese momento deseó que jamás él experimentara lo que era tener el corazón roto ni cualquier otra cosa que lo pudiera herir. No podría soportar verlo sufrir y ella no poder curarlo como quería.
Dejó de reír pero su sonrisa se mantuvo en su rostro como una señal de que era muy feliz al lado de Jungkook.
A veces, Esty sentía que debía disfrutar cada momento a su lado porque entonces llegaría el momento en que Jungkook tendría que dedicar su tiempo a la persona que él escogería para amar, y esa muy probablemente no sería ella. El corazón se le arrugó ante el pensamiento y la sonrisa comenzó a debilitarse.
La nostalgia de algo incierto se había plantado a un costado de su cuerpo y ahora lo que más quería era llorar. Pero por supuesto que no permitiría que Jungkook viera las lágrimas que en secreto ella derramaba.
—¿Nos vamos? —Se apresuró Esty, aventurándose a ignorar la melancolía que la invadió de pronto.
—Todavía tenemos tiempo, —checó el reloj en su muñeca—; menos de media hora, pero te prometo que no llegarás tarde. ¿Qué más quieres hacer?
¿Por qué tenía que ser así? No era justo que el pobre y aparentemente insensible corazón de Esty estuviera a una nada de derretirse cual helado. Jungkook era todo calidez y gentileza. Para Esty, él era el chico perfecto.
—Es que acabo de recordar que tengo que ayudarle a la señora Kim con algo antes de tomar mi turno —puso como excusa.
Jungkook dejó de sonreír y le miró el rostro en busca de ese brillo tan característico en sus ojos. Notó que algo cambió ligeramente en ella y se preocupó.
—Suena a trabajo extra, ¿te pagarán?
—Eh, no, porque no es trabajo extra, se llama ayudar. —explicó. En cierto modo, no era una mentira—. Es un favor que quiero hacer a la señora Kim. ¿Te conté que ha estado muy enferma?
—Recuerdo que lo mencionaras, sí, ¿sigue sin atenderse?
Los dos jovenes caminaron despacio hasta el estacionamiento como no queriendo llegar.
—Ya lo hizo, pero todavía no ha tenido un diagnóstico claro. Algunos doctores le dicen una cosa y otros otra completamente diferente. —El solo pensarlo le ponía de nervios. Se detuvo de pronto al preocuparse por lo peor—. ¿Y si tiene algo grave? Ay, no.
La preocupación en la chica casi se había vuelto palpable. Jungkook tuvo que tomarla de los hombros para que ella lo mirara y entonces su mente no trabajara demasiado pensando.
—Oye, oye, va a estar bien. La señora Kim ya es mayor, probablemente solo sean achaques de la vejez. Que esa cabecita no se atormente en vano. —Puso la palma de su mano en la cabeza de ella, deseando que con su toque hiciera milagros.
Esty lo miró detallando una vez más cada facción suya. Era cierto, tal vez estaba siendo paranoica.
Aunque Jungkook logró calmar su inquieto corazón en ese instante, no fue posible para ella dejarlo del todo durante el camino, mucho menos cuando veía ya más de cerca el establecimiento al que le pertenecía a la señora Kim: La pastelería de Oksook.
—Muchas gracias por traerme, Jungkook —agradeció Esty, desabrochándose el cinturón de seguridad para bajar—. Te debo una galleta gigante de chispas.
Jungkook solo sonrió y hasta casi podía saborear en su boca la delicia que había creado Esty en la pastelería.
—No, no hace falta —inventó, esperando que le insistiera.
—No te pregunté, Kook. —Bajó del auto pegando un brinquito gracioso—. Tendrás tu galleta el... la próxima semana. ¿De acuerdo?
—¿No es mucho tiempo? Podrías llevármela a la empresa. Diría que a la universidad pero nuevamente faltaré los días que vienen por los ensayos y demás trabajo.
Esty había acertado en que se hacía el difícil, Jungkook se comportaba como un niño algunas veces.
—¿Entonces no te veré de nuevo en la universidad?
—Creo que no —contestó de pronto desanimado—. Pero podemos vernos mañana pasado, después del concierto. Probablemente hagamos una pequeña reunión para celebrar, Johi debe estar relacionada en eso así que... puedes venir. Cualquier detalle que sepa yo me encargo de decirte. ¿Está bien?
—Suena bien, muchas gracias —apoyó ella con una sonrisa antes de cerrar la puerta—. Nos vemos luego, Kook. Ve con cuidado.
—Tú también cuídate... —susurró Jungkook viendo a la muchacha expresiva irse hasta abrir la puerta de cristal y entrar a la pastelería.
Aunque no lo dijo en voz alta, Jungkook en su interior aceptaba la añoranza que le producía la ausencia de la chica, su amiga. Apenas acababa de despedirse de ella y ya sentía que la echaba de menos.
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Apareciendo de nuevo, (soy malísima con las Notas finales). Pero me paso por acá porque la Johi dice que "Mi Kriptonita" de Doble ONE Flow Letal es la canción de el Jhope y la Johi, y confirmo🤌🏻.
Mientras que su autora les sugiere escuchar "Paper planes" de M. I. A. Para mejor experiencia en el paseo de Jungkook y Esty. (Sí, ya se darán cuenta de muchas cosas de esta Loca Humana, como que difiere en gustos musicales con su amiga💀🖤)
Una cosita, Esty no es mi nombre real; o tal vez sí, pero solo he cambiado de lugar las letras del mío para crear este nuevo. Así que sigo siendo T. D. L. H. Para ustedes mis Huesitos (es lo más cursi que les puedo decir así que se aguantan).
Todavía no me puedo creer que esta historia ya tenga casi las 100 vistas si apenas está empezando... así que muchísimas gracias a los Huesitos que están aquí y a los nuevos que se les unan.
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