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7





El fuerte sonido del teléfono de Namjoon hizo que Jimin se sentara sobre la cama asustado, su esposo ya no estaba en la habitación pero apareció de pronto con su pantalón de camuflaje puesto y su pecho desnudo aún a medio vestir.

—Lo siento, no debería seguir sonando.

Jimin frotó sus ojos y miró a su esposo —¿dónde vas?

—Me llamaron de emergencia, tengo que presentarme en la base.

—¿Que?

—Estoy de llamado.

—Pero acabas de volver, ¿no hay nadie más?

—No funciona así, lo sabes, cariño.

Jimin se pasó una mano por su cabello rubio y miró la hora en su teléfono, eran las seis de la mañana y aunque él entendía el trabajo de su esposo quería que Namjoon se pusiera en su lugar y en lo difícil que se había vuelto todo desde que habían adoptado a Amaia.

Y lo solo que se sentía.

—¿Cuando vas a volver? —Jimin salió de la cama dispuesto a hacerle aunque sea el desayuno a Namjoon y así poder estar unos minutos más en su compañía.

—Debería volver en dos días si todo sale bien —Namjoon ya estaba vestido cuando lo tomó de las mejillas y le dio un pequeño beso en los labios.

—Haré el desayuno.

—No alcanzo a comer.

Jimin observó a su marido salir de la habitación, lo siguió porque realmente dos días se sentían como una eternidad. Necesitaba tanto su compañía.

Amaia comenzó a llorar y Jimin mordió su labio inferior mientras veía a Namjoon buscar sus cosas de aquí para allá sin preocuparse por nada más. Lo entendía, de hecho siempre había sido de ese modo, todos esos años que habían compartido estaban llenos de despedidas rápidas, anhelo de que el tiempo pasara rápido para volver a verse pero en su presente, con Amaia en sus vidas ya no se sentía bien pasar tanto tiempo solo. Tener que hacerse cargo de la bebé lo estaba agotando.

Sin dejar pasar más tiempo fue hasta la habitación de su niña y la tomó en brazos, la meció suavemente con la esperanza de que ella se calmara y así poder volver a su cama para dormir un poco más pero Amaia tenía sus ojos azules abiertos tan grandes que Jimin se rio cansado.

—Me vas a matar, nena.

Amaia volvió a llorar y Jimin comenzó a preocuparse porque era llanto de dolor. Tocó su abdomen y la meció nuevamente.

—Comiste hace un par de horas, bebé... ¿Tienes hambre?

La bebé se calmó por un momento distraída mientras trataba de tomar uno de sus dedos para luego meterlos en su boca. Jimin pegó un grito cuando fue mordido.

Namjoon llegó a la habitación listo para partir.

—¿Que pasó?

—Me mordió —Jimin se echó a reír —creo que su malestar es porque están por salir sus dientes.

—Princesa —Namjoon se acercó y dejó un beso en la mejilla gordita de su bebé. —Sé buena con papi.

Jimin recibió también un beso de despedida y lo próximo que escucho fueron las fuertes pisadas de Namjoon sobre el piso de madera y luego la puerta de entrada ser cerrada.

Miró a su bebé y suspiró, caminó con ella hasta el mudador y rápidamente cambió su pañal. La llevó hasta su dormitorio y se tomó una foto con ella que luego envió al grupo que tenía con sus amigos junto a un pequeño texto al pie de la imagen.

Buenos días les dice Amaia.

Jimin sonrió mientras veía la fotografía y no se sorprendió cuando su teléfono comenzó a sonar. Miró el nombre de quién estaba llamando y dudó si contestar o no pero finalmente lo hizo. Siempre lo hacía de todos modos.

—¿Por qué estás despierto un sábado a las seis de la mañana?

—¿Por qué estás tú despierto a las seis de la mañana si tú esposo está en casa?

—Lo llamaron de emergencia.

—¿De nuevo?

—Si.

—¿Cómo puedo ayudar?

—No es necesario, Hobi —Jimin miró a su bebé y sonrió cuando ella se dio una vuelta y se puso en posición de gateo —tengo una niña que me va a mantener ocupado hoy.

—No hagas eso, necesitas ayuda, no puedes lidiar con todo solo.

—La señora de la limpieza vendrá el lunes, no te preocupes, en serio.

Un fuerte suspiro fue lo que escuchó, él sabía que Hoseok se preocupaba por él pero no quería necesitarlo. Ellos habían tenido su historia y ahora solo eran muy buenos amigos aunque en algún momento, meses atrás habían tenido una pequeña confusión que solo fue eso, un beso robado en una tienda y que Jimin trataba de olvidar.

—Si necesitas algo, lo que sea, me llamas y te lo puedo ir a dejar.

—Lo sé, gracias.

—En serio, no es sano que te hagas cargo solo de la niña.

Jimin cerró sus ojos por unos momentos y se levantó de la cama, se puso el teléfono en la oreja con ayuda de su hombro y levantó a su bebé de la cama para tomarla en brazos.

—Con todo el cariño que te tengo te voy a pedir que no te entrometas, ¿si? No es como si Namjoon quisiera irse por semanas o incluso meses. Ese es su trabajo y lo acepto.

—No me quiero entrometer, solo digo lo que veo. Estás haciéndote cargo solo y sabes muy bien que eso es así.

—No te metas.

—Si no es por trabajo demandante, es el fútbol o alguna cena de camaradería con sus colegas...

—Hablamos otro día. Adiós.

Jimin tiró el teléfono sobre la cama, este volvió a sonar pero no lo contestó, sabía que Hoseok trataría de disculparse por lo que optó por salir de la habitación y caminar con su bebé en brazos hasta la ventana.

Ya había amanecido y lentamente la mañana se abría paso con un tenue sol que auguraba una tarde soleada.

—¿Deberíamos salir a pasear?

Amaia balbuceó mientras se metía las manos a la boca babeando y mojando su ropa de paso. Jimin se rio de aquello y juntos fueron a buscar un babero y es que no podía pasar una hora sin ese artículo sobre su pecho. Aprovechó de vestirla mientras bostezaba. Había dormido tan poco que se sentía realmente agotado. Ni siquiera tenía ganas de tomar desayuno, solo quería dormir cuatro horas seguidas de nuevo.

—Vamos a hacer una cosa, ¿si? —Jimin la sentó en el coche que tenía en su habitación y la aseguró para que no se cayera. Le pasó algunos juguetes y acercó el cochecito hasta el borde de la cama —papá va a dormir un poco, ¿si? Después veremos si resulta lo de tu primera comida.

Jimin se acostó y cerró sus ojos, luego los abrió y miró el rostro de su bebé. Ella tenía su cabello castaño claro, su tez era más bien clara y tenía unas mejillas gorditas que amaba besar. Amaia había sido dejada en el hospital, su madre había sido una joven mujer que no podía hacerse cargo, la dejó en el sistema de adopciones renunciando a su derecho de crianza. Nadie de la familia paterna la había querido cuidar por lo que Amaia pasó directamente a un hogar de menores mientras le buscaban una familia que la amara como ella merecía.

Jimin había luchado mucho por tenerla, habían sido meses de mostrar papeles, de asegurarles a todo el mundo que ellos podían ser aptos para una responsabilidad tan grande como la de criar a un bebé y aunque el trabajo de Namjoon había dificultado un poco las cosas ellos finalmente pudieron llevarse a la beba a casa.

Él volvió a cerrar sus ojos, estaba tan cansado que en algún momento se durmió y solo cuando escuchó un ruido se despertó de golpe. Sin mucha noción de cuanto había dormido recogió uno de los juguetes de su bebé y suspiró aliviado cuando la vio dormir. Dudó si dejarla en el coche o sacarla de allí, quería dormir un poco más pero nunca descansaba realmente cuando estaban los dos solos.

Buscó su teléfono y revisó la hora, eran cerca de las ocho, arrugando su ceño se dio cuenta que tenía muchas llamadas perdidas de Hoseok y otro tanto de mensajes pero el último le hizo abrir sus ojos y mirar su reflejo en el espejo.

Voy para allá decía el mensaje y Jimin le escribió de vuelta para que no lo haga pero era tarde, su puerta fue golpeada suavemente y él se miró su pijama corto.

La puerta fue golpeada de nuevo y él fue a abrir. No quería discutir con Hoseok, no quería que le dijera algunas verdades que Jimin no quería aceptar, pero era un amigo, era una de las personas más importantes de su vida por lo que abrió la puerta y su enojo pasó a segundo plano cuando lo vio.

—Traje desayuno.

Jimin recibió una bandeja de donas, el olor le hizo lamer sus labios. Llevó la bandeja hasta la mesa del comedor y miró al hombre que había sido su primer novio.

—Te dije que no vinieras.

—Lo sé... Traje un café para disculparme por lo de temprano.

Jimin miró el café ofrecido y lo tomó como una especie de tregua. —Todavía estoy molesto. Necesitas más para disculparte.

—Traje tus donas favoritas.

—¿Las de chocolate? —Jimin tomó un sorbo de café y cerró sus ojos ante el maravilloso sabor —necesitaba esto, Amaia me vuelve loco con sus horarios.

—Tienes unas ojeras enormes.

—Anoche se durmió un poco tarde, quizá fue por la salida y hoy despertó a las seis.

Hoseok hizo una mueca —¿Cuando regulan su sueño?

—¿Después del año? —Jimin abrió la caja de donas y sacó una para luego darle un mordisco saboreando y haciendo ruiditos de felicidad —delicioso.

—Come y luego te vas a dormir.

—¿Que? No, no puedo hacer eso.

—Yo cuidaré a la bebé, por eso vine.

Jimin se comió una segunda dona y la mitad de su café desapareció mientras miraba a su amigo.

—Pensé que tenías trabajo hoy.

—Lo tengo, pero dejé a mi ayudante para que se hiciera cargo del servicio de hoy.

—¿Así de simple?

Hoseok le dio una sonrisa grande y se encogió de hombros —así de simple.

—Estoy muy cansado, en serio.

—¿Terminaste de comer?

—Si —Jimin terminó su café, bostezó mientras dejaba el vaso sobre la mesa.

—A dormir, vamos.

Caminaron juntos hasta la habitación, Jimin se metió en su cama y se acostó de lado mientras veía a Hoseok hacerle cariño a su bebé.

—¿Te gustaría tener una niña?

—Si —Hoseok se agachó a la altura de la bebé y sonrió amplio —son lindas y pequeñitas.

—Tu bebé también lo será.

—Descansa, yo miraré a Amaia.

—Tiene que almorzar a las once —Jimin cerró sus ojos relajado por primera vez en meses —hoy quería empezar a darle comida sólida...

—Duerme, yo me encargo.

Jimin se acomodó mejor y mientras se dejaba ir por el anhelado descanso deseó no sentirse tan seguro y acompañado por otro hombre que no fuera su esposo, pero así era, lamentablemente Hoseok estaba haciendo lo que le correspondía a Namjoon.

Y él tenía que poner un límite antes de que las cosas se salieran de control. Tenía que hacerlo pronto pero por mientras tomaría la ayuda de su amigo y descansaría un poco de lo ajetreada que se había vuelto su vida.




Seokjin se tomó todo ese sábado libre dejándole la responsabilidad de su tienda a Yoongi, lo había hecho a propósito, por supuesto que sí. Estaba al tanto de lo interesado que estaba su empleado en Taehyung y, aunque ellos mantenían una amistad, esos últimos días no habían hablado de nada que no fuera lo estrictamente profesional.

Yoongi siempre había mostrado interés en Taehyung, él había visto esos ojos anhelantes cuando todos ellos eran unos adolescentes despreocupados y había decidido interponerse entre ellos, aunque Taehyung nunca había mostrado un interés real por Yoongi. Había sido un amor unilateral.

Pero ahora las cosas no eran tan seguras como en ese entonces.

—¡Hola papá! —Olivia le dio un abrazo para luego sentarse frente a él. La había invitado a tomar un café antes de su dichosa fiesta.

—No quise pedir nada hasta que llegaras.

—Mhm, quiero un café helado y ese pastel de frambuesa que pido siempre.

Seokjin alzó su mano y un joven mesero se acercó a ellos. Le indicó lo que ambos querían y el tipo los miró a ambos con curiosidad antes de retirarse.

—Tu papá me dijo que tenías permiso hasta las dos.

Olivia hizo un puchero que le recordó de inmediato a Taehyung.

—Si, me lo dijo en el desayuno... Pero a esa hora la fiesta recién comienza.

—Lo siento, cariño. Tae es quien manda.

—Me gusta que le digas así, suena cariñoso.

—Tenía más apodos para él.

—¿Si? —los ojos de su hija brillaron —¿cómo cual?

—Los que se dicen las parejas, ya sabes... Cariño, bebé... Ese tipo de cosas.

—¿Y a Liam?

—¿Liam?

—Nunca te escuché decirle algún apodo cariñoso.

—Oh —Seokjin arrugó su ceño mientras miraba sus manos sobre la mesa —nunca lo hicimos la verdad.

—Ajá.

Jin miró a su hija —¿que?

—Nada.

—Dime.

—Te vas a enojar.

—Te aseguro que no.

—Yo te quiero mucho pero a veces me da rabia saber que dejaste a mi papá por ese tipo sin gracia... Mi papá es como el hombre más lindo y amable de todo el mundo.

—Lo sé, fui un idiota, lo acepto.

—Hay muchos hombres que se interesan por él. Yo veo como lo miran.

Seokjin asintió, la culpa que siempre estaba flotando a su alrededor se hizo más fuerte y es que estaba seguro que nunca iba a ser perdonado en su totalidad por la mala decisión que tomó tantos años atrás.

—Yo siempre quise a tu papá, tu lo sabes, cariño. Pero las cosas no siempre es como uno lo desea, hay muchos factores que inciden a la hora de tomar decisiones.

—Si —Olivia se metió un mechón de cabello negro detrás de la oreja —¿tu quieres conquistarlo de nuevo?

Seokjin se pasó una mano por su cuello y miró hacía la cafetería buscando al mesero y ver si ya traía su bendito pedido, pero no había rastros del tipo por lo que tuvo que mirar a su hija.

—Si, quiero conquistarlo... ¿Estás de acuerdo con eso? Porque yo sé que siempre has querido que nosotros estemos juntos en un mismo lugar y que compartamos más seguido, pero salir con tu papá es algo más serio.

—¿Él quiere?

—¿Salir?

Olivia movió su cabeza, sus ojos más grandes que lo habitual mientras esperaba una respuesta.

—Él está barajando sus opciones —Seokjin suspiró incómodo por hablar de eso con su hija.

—Me gusta, te está haciendo trabajar por él.

Seokjin se echó a reír, no se había dado cuenta que sus manos temblaban ligeramente —si, me está haciendo trabajar.

—Mi profesora de canto dijo que nunca es tarde para volver a empezar, que los errores son errores hasta que dejan de serlo... Hasta que haces algo para repararlo.

—Es muy cierto.

—Espero que lo puedas reparar.

La confianza era algo que debía reparar y no era sencillo, había herido a Taehyung y se merecía todo lo escéptico que era el hombre con él.

—¿Él te dijo algo?

—No, él nunca habla de ti, no de mala manera al menos.

—Está bien. —Seokjin sintió una punzada de decepción al escuchar aquello.

—Él te quiere mucho, papá. Aunque parece lo contrario.

—Espero que no sea tarde para nosotros.

Olivia lo miró triste —yo no sé como será con los hombres pero si yo estuviera en su lugar esperaría acciones de tu parte, ya sabes, un paseo por la playa, ir al cine, cosas así, ya sabes.  Como si se estuvieran conociendo por primera vez.

—Le compré un lienzo, es pequeño pero puede ser un comienzo.

—¿En serio? Eso es genial, él dejó de pintar hace años o al menos eso me contó el tío Hobi.

—Es cierto, siempre estuvo muy ligado a las artes, cualquiera sea —Seokjin sonrió —hizo de todo un poco, pintar, fotografiar. Recuerdo que hasta en un taller de cerámica obtuvo un premio.

—Mi papá es increíble.

Seokjin tenía que estar de acuerdo con eso, todavía recordaba la impresión que le causó ver sus pinturas y lo increíble que era su arte. Y aunque lo había apoyado para que siguiera por ese camino Taehyung decidió por un trabajo más formal.

Sus pedidos llegaron y de inmediato se pusieron en la tarea de comerse sus platos. Seokjin no había almorzado por lo que devoró su trozo de pastel.

—Maya se hizo un tatuaje.

—¿En serio?

—Es una paloma, ¿puedo hacerme uno?

—¿Una paloma?

Olivia se rio —un tatuaje.

—Mira mis brazos. —Seokjin estiró ambas extremidades, levantó un poco más las mangas de su camisa para exponer su piel.

—Pero papá. —Olivia hizo un puchero —eso no es justo.

—Ni Tae, ni yo tenemos, ¿por qué necesitarías uno?

—Agh, que pesado.

Seokjin se rio, sabía que no ganaría esa batalla si su hija realmente quería un tatuaje y llegando ese momento la asesoraría para que lo hiciera en un lugar que cumpliera con todos los estándares de cuidados. Un lugar seguro que no pusiera en riesgo la vida de su Olivia.

Terminados sus pasteles y cafés, se pusieron en marcha para la fiesta, Seokjin se había ofrecido para buscar a las amigas de su hija pero no contaba con lo ruidosas que eran las adolescentes.

—¡Y viste como la miró!

Las tres chicas gritaron emocionadas mientras que a Seokjin le estaba comenzando a doler la cabeza.

—¡No puedo esperar! ¡Necesito que se besen!

Jin miró por el espejo retrovisor esperando que estuvieran hablando de alguna telenovela o algo por el estilo.

Un semáforo los detuvo y él aprovechó de revisar una vez más la confirmación de Taehyung. Sus manos sudaban mientras leía una y otra vez el último mensaje.

—Wow, tus papás son muy guapos.

Seokjin escuchó el susurro de una de las chicas y sonrió tratando de no evidenciar que la había escuchado.

Las chicas se rieron y luego susurraron un poco más pero Seokjin ya no pudo escuchar y tuvo que poner en marcha su automóvil cuando dio la luz verde.

La fiesta era a unos minutos de la ciudad y cuando llegaron Seokjin miró por el lugar. Suspiró medio aliviado cuando divisó a varias mujeres. Olivia le había comentado que era una fiesta de cumpleaños pero que también estarían presentes algunos familiares adultos de la festejada.

—Vendré a las dos, pero si me necesitas antes vendré por ti, puedes llamarme a mi o a Taehyung, ¿si? No tomes alcohol o me daré cuenta... ¿Hablamos de los cigarrillos?

—Si papá, tranquilo. —Olivia le dio un beso en la mejilla —cuida de papá yo estaré bien, en serio.

—Lo haré y por favor llámame si necesitas algo.

Ella comenzó a caminar junto a sus amigas y él se quedó viéndola sintiéndose un poco intranquilo pero no podía poner a su hija en una caja de cristal, su niña tenía que comenzar a salir y conocer el mundo aunque no dejaba de ser atemorizante soltar un poco su mano.

Cuando su hija y amigas entraron a la enorme casona él se fue del lugar, manejó de vuelta a la ciudad con su estómago hecho un lío, había invitado a cenar a Taehyung pero antes de eso quería llevarlo a caminar tal y como lo había dicho Olivia.

Detuvo el automóvil a un costado de una de las tantas plazas de la ciudad y la había elegido porque en ese lugar le había pedido a Taehyung ser su novio cuando no eran más que dos chicos locamente enamorados el uno del otro.

Seokjin se miró en el espejo retrovisor y peinó sus cabellos negros, respiró fuerte tratando de calmarse y cuando se sintió confiado tomó la bolsa de regalo y salió de su automóvil. Accionó la alarma y no se molestó en tomar su chaqueta ya que la tarde estaba lo bastante agradable como para necesitarla.

El celular en su bolsillo vibró y una punzada de pánico lo envolvió. Lo sacó de inmediato revisando que no fuera Taehyung y la tranquilidad llegó a él al darse cuenta que era Irene, su clienta más antigua. Le respondió rápidamente y guardó su teléfono.

Habían un par de personas cerca de donde él estaba, era un grupo de chicas como de la edad de Olivia y parecía que estaban ensayando alguna coreografía porque habían cámaras y un enorme parlante cerca de ellas.

Una melodía que no reconoció comenzó a sonar y él se entretuvo mirando el baile mientras esperaba, pero cuando bailaron una cuarta canción es que Seokjin se dio cuenta de que Taehyung estaba retrasado. Miró la hora en su celular y luego observó las calles aledañas esperando verlo, miró hacia el parque pero no había rastros de él.

¿Había sido plantado?

Seokjin guardó nuevamente su celular, no lo llamaría, no quería presionarlo y de alguna manera entendía que Taehyung tuviera recelo.

Meció la bolsa de regalo y se sintió como un idiota porque claramente las personas que estaban cerca de él se habían dado cuenta que había sido plantado. Mordió su labio pensando que debería hacer. Una opción válida era llamarlo para saber si estaba bien pero su lado orgulloso le decía que no, que no debía llamarlo y que era mejor irse del lugar antes de pasar más vergüenza.

Casi media hora después de la hora establecida él volvió a su automóvil, se sentó en su asiento con la bolsa de regalo en sus piernas y su corazón doliendo. Su tarde no iba como lo había planeado y no podía hacer nada al respecto.

Tomó su teléfono y lo revisó una vez más esperando algún mensaje, alguna llamada o cualquier cosa que le dijera que Taehyung estaba en camino y que solo se había demorado. Pero no pasó. Apoyó su cabeza en el respaldo completamente derrotado, jamás en la vida alguien lo había plantado y no era una sensación que quisiera volver a experimentar.

Finalmente su teléfono sonó y él lo tomó de inmediato, su mano tensa mientras sostenía el aparato contra su oreja.

—¿Jin?

—¿Pasó algo? ¿Estás bien?

—¡Voy llegando! —Taehyung se escuchaba agitado —olvidé el teléfono en casa y volví a buscarlo.

—¿Vienes corriendo? ¿Dónde estás? Puedo ir por ti.

—¡A una calle!

Seokjin sonrió, su pecho se apretó por la anticipación pero no perdió más tiempo, se bajó de su automóvil con la bolsa de regalo. Miró hacia la calle más transitada y lo vio.

Taehyung se veía realmente atractivo aún si estaba corriendo para llegar a él. Llevaba una chaqueta ligera en tono marrón y una camisa de un color más claro.

Seokjin caminó hacia él y cuando se encontraron se quedaron viendo por unos segundos.

—No quería llegar tarde —Taehyung dijo mientras respiraba pesadamente. —Debí haber venido en mi automóvil pero pensé que quizá tomaría algún trago o algo así. —Ante el silencio el castaño deslizó sus ojos por su rostro —¿pasó algo?

Jin negó de inmediato y se acercó un poco más sin dejar de mirar los ojos ajenos. —Gracias por haber venido, pensé que no llegarías.

—Si —Tae se pasó la mano por su cuello luciendo nervioso —no podía salir sin mi teléfono, ya sabes, por Olivia más que nada.

—Tienes razón.

Taehyung sonrió y dejó de mirarlo para centrarse en el lugar en el que estaban. Su cabello castaño iba peinado al medio y algunas mechas cortas caían sobre su frente descubierta. Olía bien aún si no lo tenía lo suficientemente cerca para sentirlo por completo.

—Lindo lugar el que elegiste.

Seokjin se rio —siempre fue mi lugar favorito.

—También el mío.

Se miraron nuevamente y los nervios afloraron nuevamente. Seokjin meció la bolsa de regalo sin saber si dársela en ese momento o esperar hasta estar en un lugar más privado.

—¿Caminamos?

Taehyung comenzó a caminar y Seokjin también lo hizo, entraron al parque y aunque no había cambiado mucho a lo largo de los años habían algunas cosas nuevas como bancas más amplias, flores alrededor de los árboles que antes no estaban.

—Se ve mejor desde que arreglaron el pavimento.

—Si, aunque no durará, ¿viste las noticias? Un tipo se metió con su automóvil hace unas semanas.

—Si lo vi —Tae se echó a reír —de hecho fue ingresado al hospital para tratamiento. Creo que hasta lo multaron.

—La gente estaba muy enojada —Seokjin comenzó a reír mientras recordaba una de las tantas anécdotas de cuando eran jóvenes —¿te acuerdas cuando estábamos en la playa y llegaron los guardacostas y nos echaron?

Taehyung también se echó a reír —si Olivia supiera todas las cosas ilícitas que hicimos no tendríamos escapatoria.

—Suerte que ella no es como nosotros.

Salieron de la plaza y aunque ninguno de los dos dijo una palabra sabían exactamente donde llegarían y es que incluso cuando Olivia no era más que una pequeña bebé ellos habían pasado gran parte de sus tardes caminando por la playa.

La brisa de la tarde desordenó el cabello de ambos. Seokjin miró el perfil de Taehyung mientras pasaban la arena.

Un perro pasó por el lado arrancando de su amo que lo perseguía frenéticamente.

—¿Te acuerdas cuando estuvimos a punto de adoptar un cachorro?

—Si, fue cuando Olivia enfermo de bronquitis —recordó Seokjin.

—Cierto, era tan pequeña.

—A veces pienso que éramos demasiado jóvenes para la responsabilidad que adquirimos.

—Lo éramos, pero sin Olivia nada tendría sentido. Ella nos hace crecer.

Seokjin asintió lentamente y miró el hermoso rostro que había sido su perdición desde siempre. La tranquilidad que emitía era envidiable porque Seokjin era un atado de nervios.

—Te traje un regalo —dijo deteniéndose para darle el presente. —No es la gran cosa, solo un pequeño detalle.

Taehyung parecía impresionado mientras lo tomaba. Seokjin quería inflar su pecho por haber tenido la idea, ver ese rostro sorprendido le hizo acercarse un poco más.

—Oh.

Seokjin esperó a que Taehyung levantara su cabeza y tragó saliva ante las ganas que tenía de besarlo. —Sé que dejaste de pintar hace mucho y es una lástima porque eres realmente bueno en eso.

—No he sentido realmente las ganas de hacerlo —Taehyung lo miró directamente a los ojos —pero podría intentarlo.

—Sin presiones.

—Si —susurró el castaño. —Gracias.

Era un avance, Seokjin dejó de mirar esos labios que lo invitaban a probar y miró la playa. —¿Quieres caminar un poco más antes de ir a cenar?

Taehyung guardo el lienzo en la bolsa y asintió. Seokjin apreció la pequeña sonrisa en el castaño y tomó una suave respiración porque su corazón estaba enloqueciendo en su pecho.

Y esa hermosa sonrisa se hizo un poco más amplia mientras recordaban algunas cosas del pasado. Seokjin sabía que tocar algunos temas podía ser doloroso para Tae por lo que estuvo en todo momento atento a que no hubiera algo que pudiera arruinar el momento.

—Olivia quiere que conozcamos a su novio.

Seokjin se detuvo, la arena deslizándose a su alrededor ante el brusco movimiento. —¿Que?

Taehyung se rio —eso. Exactamente lo que dije.

—¿No es muy pequeña para tener novio?

—No lo es, bueno, no tanto.

—¿Por qué estás tan tranquilo? —Seokjin se pasó una mano por su rostro.

—¿Quieres que haga un escándalo? —Tae negó suavemente con su cabeza —era algo que iba a pasar en algún momento y no es malo saber quién es el niño.

—Oh dios. —Seokjin se lamentó —no estoy listo.

—Nadie lo está, pero es bueno que nos tenga la confianza necesaria para querer que lo conozcamos... Y debes calmarte porque debemos hablar con ella, ya sabes a que me refiero.

Seokjin abrió sus ojos grandes y Taehyung se rio en su cara de él, pero sus ojos eran amables, casi cariñosos.

—¿Y cuando será eso?

—No lo sé, ¿mañana?

—¿Almuerzo?

—Tengo que preguntarle a Olivia y ver qué hacer de comer.

—Nada de eso —Seokjin retomó la caminata —vamos a algún lugar a comer, yo invito.

—Está bien.

—Llegando a este momento en la vida de Oli me pregunto si ella necesitará una imagen materna, ya sabes.

—También lo he pensado, ¿que sabemos nosotros de mujeres? —Taehyung se rio.

—Cierto —Seokjin también se rio —pero la conocemos a ella.

—Es cierto, ella me contó que solo se han dado algunos besos con su novio.

Seokjin apretó sus dientes —no quiero saber.

—No seas celoso —Taehyung se volvió a reír.

—Te estás divirtiendo a costa mía, eres malo.

Taehyung lo miró —te gustaba cuando era malo.

Seokjin casi tropieza al escucharlo, su estómago se retorció por las imágenes traviesas que pasaron por su mente. Necesitaba decir algo pero nada salía.

El mismo perro que habían visto al llegar pasó por el lado de ellos corriendo frenéticamente y ambos se enfocaron en él mientras las suaves olas rompían en la orilla.

—¿Dónde iremos a comer?

Mierda. Seokjin se había quedado demasiado tiempo en silencio. Miró el perfil de Taehyung y lamió sus labios. —Tu restaurante favorito, le pregunté a Olivia.

—No te gusta el sushi.

Seokjin se encogió de hombros —intentaré probarlo de nuevo.

—¿En todos estos años no has comido siquiera una vez?

—No. Ni una sola vez.

Taehyung achicó sus ojos y Seokjin intuía que estaba tratando de averiguar si estaba diciendo la verdad y aunque lo entendía, esa falta de confianza le estaba doliendo aunque no lo diría jamás.

El sushi había sido la comida favorita de Taehyung desde que la probaron juntos en un pequeño comercio en las vacaciones que tomaron cuando Olivia tenia solo dos años de vida. Y al ser su comida favorita, Seokjin nunca quiso comer con otra persona luego de que se separaran y quizás era una estupidez pero cada vez que veía una pieza de sushi recordaba a Taehyung y a esas increíbles vacaciones.

—¿Por qué estás tan callado?

Jin parpadeó un par de veces antes de darse cuenta que había estado todo ese rato en silencio. —Lo siento, solo pensando.

—Okey...

—Estaba recordando la primera vez que probaste sushi, estabas tan encantado —Seokjin sonrió —te tomé una fotografía, ¿recuerdas?

—Lo recuerdo, de hecho esa fotografía la tiene Olivia.

—No lo sabía.

—Cada cierto tiempo le da por coleccionar cosas y hace unos meses fueron fotografías.

—Ahora entiendo porque me pedía que me sacara fotos.

Ambos rieron por las ocurrencias de su hija mientras llegaban a una de las tantas salidas de la playa.

—Hace mucho no venía a caminar.

—Tampoco yo. —Seokjin dijo mirando hacia la calle.

Taehyung se detuvo y Seokjin también lo hizo.

—Antes de continuar debes saber que mañana saldré a cenar con Yoongi.

La mandíbula del azabache se tensó de inmediato. Trató de relajarse pero no lo logró de inmediato.

—¿Cómo amigos?

Taehyung se encogió de hombros y Seokjin sintió los celos apoderándose de él.

Se acercó a Taehyung y lo tomó de las mejillas ante la sorpresa del castaño. Deslizó sus labios sobre los ajenos y como Taehyung no se opuso, lo besó para luego cerrar sus ojos. La sorpresa quedó olvidada mientras Taehyung deslizaba sus brazos por su cintura. Seokjin se hundió en esa boca buscando la lengua que chupó hasta sacarle un gemido bajito. Y siguió besándolo mucho rato después hasta que sus cuerpos estaban pegados el uno al otro y Taehyung gruñía en su boca.

—No es como si pudiera prohibir que lo veas —Seokjin murmuró sobre sus labios —solo quiero que recuerdes este beso cuando estés con él mañana. 

Taehyung lo miró aturdido y Seokjin le guiñó un ojo recuperando su seguridad. —Vamos a cenar.

Ardía en celos, eso no lo podía negar, pero tenía la convicción que iba a poder conquistar de nuevo a Taehyung o al menos hacer que este confiara más en él. Eso también sonaba como la gloria misma.


❤️


Si ustedes fueran Taehyung, que harían?

Jimin 👀

Tengan un excelente fin de semana ❤️

Lxs amo mucho 💜

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