Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 4

"Si me hubieras regalado una estrella por cada 'te amaré para siempre', el cielo estaría vacío de destellos en este momento."-Allison Glezz

La noche cubre la alumbrada ciudad mientras él se sienta en su escritorio, rodeado por la suave luz de la lámpara. Las fotos que reposan sobre la superficie de madera capturan momentos de felicidad y complicidad. En una de ellas, una joven de cabellos castaños y ojos llenos de alegría sonríe junto a él con mirada apasionada. Las imágenes evocan recuerdos de un pasado que ha estado oculto en las sombras, pero que ahora parece emerger con una intensidad avasalladora.

Él desliza su dedo con ternura sobre la superficie del papel satinado, como si buscara revivir los sentimientos que compartieron en aquellos momentos capturados. La imagen es un testigo de la conexión que compartían, y el papel parece llevar consigo las emociones que una vez fueron tan reales. La sonrisa en el rostro de la joven se mezcla con la melancolía de lo que alguna vez existió, pero que ahora parece un eco lejano.

Aquella noche en la que se despidieron, sabía que las circunstancias no estaban a su favor. Las decisiones que tomó lo llevaron por un camino separado sin embargo aún tenía la esperanza de recuperar aquello,

—Allison... — susurra el nombre que una vez estuvo en sus labios con tanta frecuencia, el eco de un amor juvenil que ha trascendido el tiempo y las circunstancias.

Sus ojos se posan en el investigador que está frente a él, entregando un informe que parece no contener más que un vacío frustrante. Las fotografías yacen ausentes, como si el pasado se hubiera desvanecido en un juego cruel de escondite al llegar al aeropuerto.

—No creo que hayan desaparecido por casualidad, es posible que nos hayan descubierto — suspira, agotado, mientras toma el sobre y lanza un vistazo a la revista que le ha entregado el investigador. Las palabras escritas en ella confirman sus sospechas, y no puede evitar sentir una mezcla de decepción y enojo por las circunstancias que lo han llevado a esta encrucijada.

Las líneas de su rostro se han vuelto mapas del cansancio, marcados por los últimos meses de malabarismos entre su nuevo trabajo, su vida personal y la incansable búsqueda de aquella mujer que ha sido el faro en la oscuridad de sus pensamientos.

En retrospectiva, cada paso que ha dado parece estar tejido con una red de mentiras y omisiones. Los padres de Allison, aparentemente indiferentes a su paradero después de años de preocupación y cuidado paternal. La propia madre del protagonista, quien apresuradamente le presentó a un desfile de jovencitas en un intento por distraerlo de la ausencia de la castaña. Y luego está ese persistente presentimiento que lo acosa, una sensación en el fondo de su mente que le susurra que hay algo, o tal vez alguien, que está desesperado por encontrar.

—No hay rastro de ningún menor de entre 6 y 5 años en la familia, señor — El investigador saca su teléfono y le muestra algunas fotografías obtenidas de internet mientras le explica lo que ha logrado descubrir. Parece que la información que él recopiló simplemente se desvaneció en la nada.

Las imágenes que se despliegan en la pantalla muestran a la famosa familia Claire en algunos eventos sociales. La matriarca de la familia, Soledad Claire, sonríe en compañía de sus hijos, nueras y, en muy pocas ocasiones, de su pareja.

—La más joven de la familia es Samara Montes, hijastra de Soledad Claire — explica el investigador —. Actualmente estudia en un internado en Gales y tiene 16 años. No hay registros ni evidencias que indiquen la existencia de otro menor de edad n la familia en el rango de edad que menciona.

La revelación agita una mezcla de emociones en él. La certeza que alguna vez tuvo ahora se tambalea en la precariedad de sus recuerdos. La imagen de Allison llorando mientras acariciaba su vientre se desvanece, como un eco lejano en su mente. Recuerda claramente cómo la joven exigía que no matara al bebé no nacido. No podía culparla por esos sentimientos; después de todo, eran jóvenes y estaban enfrentando una situación abrumadora. Sin embargo, en su interior, creía que ese bebé, que ahora sería un niño o niña, podría estar junto a ellos en este momento. Podría haber sido una oportunidad para recuperar el tiempo perdido y construir una familia juntos.

La fotografía de Samara Montes en la pantalla lo hace dudar aún más de lo que creía saber. ¿Habrá dado en adopción al niño? ¿O tal vez optó por interrumpir el embarazo? Mira con atención otras fotografías, la más reciente muestra a la actual familia Claire reunida para celebrar el anuncio del compromiso del hermano mayor. Sin embargo, en esa imagen tampoco hay rastro de la existencia de algún niño o niña en el rango de edad que su posible hijo tendría en este momento.

Las piezas del rompecabezas parecen encajar cada vez menos, y la sensación de desconcierto crece dentro de él. Se pregunta si ha estado persiguiendo una sombra todo este tiempo, si sus recuerdos han sido distorsionados por el paso de los años y las emociones intensas que vivió en ese momento. La joven que una vez conoció y amó ahora parece ser un enigma aún más grande de lo que imaginó.

Al desaparecer Allison, creyó que esta tendría a aquel fruto de su amor, que lograrían volver a estar juntos. Sin embargo, la realidad lo golpea. Allison Glezz ya no existe, es Allison Claire, y tal parece que no hay ningún hijo u otra responsabilidad que no sea diseñar y ser la prometida de aquel hombre de cabello castaño.

La incertidumbre lo atormenta, y la necesidad de entender lo que realmente sucedió se vuelve más intensa que nunca. Cada detalle, cada recuerdo compartido, parece ahora ser una sombra de lo que podría haber sido o tal vez nunca fue. La búsqueda de respuestas se convierte en una obsesión, una necesidad de descubrir la verdad detrás de la historia que compartieron.

Lejos de ahí, comienza el amanecer al otro lado del mundo. Allison Claire despierta en su cama, rodeada de una habitación elegante y lujosa. Los rayos del sol se filtran a través de las cortinas, pintando el ambiente con tonos dorados y cálidos.

A su lado, un pequeño peligro descansa en los brazos de su prometido, quien en pocas horas se convertirá en su esposo. La tranquilidad en la habitación contrasta con la tormenta de emociones que han estado rondando en la mente de Allison. Observa al niño dormir plácidamente, su pequeño pecho subiendo y bajando en un ritmo constante.

Se queda mirando al niño con una mezcla de ternura y nostalgia, sumida en sus pensamientos sin darse cuenta de que el otro adulto en la cama también ha despertado. Una voz cálida y somnolienta rompe el silencio, interrumpiendo sus reflexiones.

—Deberíamos dejarlo dormir más — menciona Ernesto con voz suave y cuidadosa, mientras retira con precaución el brazo de Shieru que descansa sobre él.

Allison se sobresaltó ligeramente al darse cuenta de la presencia de su prometido. Una sonrisa apacible se forma en sus labios mientras observa a Ernesto cuidar al pequeño. Ella asiente con suavidad y se acomoda en la cama, permitiendo que Ernesto tome el control de la situación. Con movimientos suaves y expertos, Ernesto levanta con destreza al niño y sale de la habitación de ellos, dirigiéndose al cuarto del infante.

En la penumbra de la habitación, Allison se queda a solas con sus pensamientos una vez más. Mira alrededor de la lujosa habitación que se ha convertido en su refugio, un lugar donde ha encontrado amor, seguridad y una nueva vida. Sin embargo, no puede evitar que los recuerdos del pasado sigan asomándose en los rincones de su mente.

Luchando contra la avalancha de emociones que la invade, Allison se levanta de la cama y se dirige hacia el ventanal que ofrece una vista panorámica de la ciudad que ahora considera su hogar. Mientras observa el horizonte, su mente retrocede en el tiempo, recordando los días llenos de inocencia y pasión que compartió con aquella persona que amo ciegamente.

Un nudo se forma en su garganta mientras las lágrimas amenazan con salir de su rostro, quitándose rápidamente el rastro de ellas, se esfuerza por mantener su compostura. Aunque ha construido una nueva vida llena de comodidades y estabilidad, no puede negar que su pasado sigue latente en cada rincón de su ser. por mas que quiera aquel niño en la habitacion de enfrente es un recordatorio de aquellas promesas falsas que él alguna vez juro

Sin embargo aquel hombre ya no existe más en su vida, Ernesto ha borrado rastro alguno de él. Y esta noche al finalizar la ceremonia ya no habrá algo que los une pues su hijo desde su primer año de vida ya era un Claire, sin necesidad de poseer la sangre de quien se nombró su padre del niño.

Escucha la puerta de la habitación a lado cerrarse para luego que la suya sea abierta dejando ver al de rizos quien se acerca para abrazarla dulcemente.

—Samara y Karen llegarán en cualquier momento, debo irme antes de eso — Menciona Ernesto mientras le da un suave beso en la frente.

Allison asiente mientras lo abraza, inhalando su fragancia y sintiendo cómo su corazón late con anticipación. La cercanía de Ernesto le brinda un sentido de calma en medio de sus emociones revueltas.

—Todo saldrá bien — dice Ernesto mientras toma su mano y le deja un pequeño beso, lo que hace que sus mejillas se sonrojan. —Te veré a las 7 en la capilla, no tardes — añade, y luego se separa de ella al oír los gritos provenientes de la sala, indicando que Samara y Karen han llegado.

Allison observa cómo Ernesto se despide y se retira de la habitación, dejándola inmersa en sus pensamientos. El tiempo parece acelerarse mientras se prepara para el gran día que se avecina. El vestido de novia cuelga con elegancia en el armario, un recordatorio tangible de los esfuerzos y la anticipación que han llevado a este momento. La última semana ha sido agotadora, con la planificación acelerada de la boda agregando estrés adicional a su ya ocupada vida. Además, la confección del vestido ha sido un proceso laborioso, y aunque Allison no haya estado directamente involucrada en bordados y costuras, su comprensión de los detalles y su comunicación con los miembros del taller han sido esenciales.

Su mano se desliza por aquella tela blanca suave, su mente divaga nuevamente hacia el pasado. Recuerda las veces en que soñaba con este día, con vestirse de blanco y caminar hacia el altar. Pero en su sueño, la figura que estaba al final del pasillo no era Ernesto, sino él. Aquel hombre con el que compartió su juventud, sus sueños y sus promesas de amor eterno.

¿Está haciendo lo correcto? se pregunta mientras se cambia la pijama lista para recibir a sus cuñadas quienes al verla se lanzan a abrazarla llenas de emoción.

Las risas y los abrazos llenan la habitación mientras Samara y Karen expresan su emoción por el gran día que se avecina. La energía de la adolecente y la adulta es contagiosa y Allison no puede evitar sonreír genuinamente mientras interactúa con ellas. A pesar de las dudas que aún persisten en su corazón, el cariño y el apoyo de su familia la llenan de calidez.

—¡Estás hermosa, Allison! — exclama Samara, mirándola con

admiración. —No puedo creer que finalmente esté aquí el día de tu boda.

—Sí, es un día muy emocionante — responde Allison, tratando de disipar sus pensamientos de incertidumbre. Las emociones se entrelazan en su interior, formando un cóctel complicado de expectación, nostalgia y un atisbo de ansiedad.

Karen se une al abrazo y añade con una sonrisa juguetona: —Estoy segura de que Ernesto no podrá evitar derramar unas lágrimas cuando te vea caminar hacia él.

–¡Tía Samara,, Tía Karen! — exclama el niño somnoliento mientras se lanza a los brazos de la adolescente.

Samara le devuelve el abrazo con cariño, su corazón se ilumina al sentir la cercanía del niño en su regazo. La llegada del pequeño agrega una chispa de alegría a la atmósfera y las tres mujeres sonríen ante su entusiasmo.

—¡Hola, campeón! ¿Ya estás listo para el gran día? — le pregunta Karen, acariciando su cabello despeinado con ternura.

—Sí, ¡tía Karen! — responde el niño con emoción, apenas conteniendo un bostezo.

Allison se agacha a su nivel y agrega con una sonrisa traviesa: —Papa te dio una trabajo, vas a llevar los anillos. Eso es un trabajo muy importante, ¿verdad?

La atmósfera está llena de emoción mientras las mujeres se preparan para el gran día. Samara y Karen, junto con el niño, llenan la habitación con risas, conversaciones y un aire de anticipación. El niño, a pesar del cansancio evidente en su rostro, irradia una energía contagiosa que inyecta alegría y calidez en el ambiente.

—Estoy seguro de que harás un trabajo increíble, mi campeón —dice Samara mientras le da un beso en la mejilla al niño, quien responde con una sonrisa amplia y llena de entusiasmo, afianzando aún más su papel en la ceremonia.

El pequeño se acomoda cómodamente en los brazos de Samara, sumergiéndose en el amor y el cariño que le rodean. Mientras las horas avanzan, el grupo se dedica a los preparativos finales, asegurándose de que todo esté listo para el momento especial que se avecina.

En medio de la efervescencia, Allison se encuentra en un momento de calma, mientras Karen le ayuda a abotonar la espalda del vestido de novia. Su mano se desliza sobre el bordado de flores en la cintura, apreciando cada detalle con reverencia. Las flores parecen cobrar vida bajo sus dedos, y el vestido cobra un significado más profundo en ese instante.

El vestido blanco se desliza por su cuerpo, cubriéndola por completo y realzando su belleza. Las telas delicadas y los bordados elegantes forman un conjunto que refleja la elegancia y la pureza del momento. Mientras el vestido encuentra su lugar perfecto, Allison siente una mezcla de emociones. La belleza del vestido se combina con la incertidumbre en su corazón, creando un torbellino de sentimientos que la embarga.

El reflejo que devuelve el espejo la muestra lista para el día que ha anhelado, sin embargo, su mente permanece atrapada entre los recuerdos del pasado y la realidad presente. La Allison de diecisiete años habría optado por un vestido más esponjado y deslumbrante, en contraste con el que lleva ahora, adornado con hermosos bordados y con una caída delicada y elegante.

—Estás hermosa, Allison. Ernesto no podrá creer su suerte —dice Karen con una sonrisa sincera mientras ajusta los últimos detalles del vestido. Sin recibir respuesta de la castaña.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro