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Capitulo 2

La fría brisa de la mañana se cuela por la ventana abierta. Allison suspira mientras abre los ojos, contemplando la suave luz que se filtra a través de las cortinas. Estira sus brazos y bosteza suavemente mientras se sienta en la cama, sonriendo al dirigir la mirada hacia el sofá en la habitación, donde un adulto castaño y un pequeño pelinegro parecen concentrados en un libro.

El mayor imita diferentes tonos de voz mientras el niño señala algunos dibujos ajenos a la atención de la castaña, quien los observa con ternura, rechazando los pensamientos intrusivos de la noche anterior.

—Buenos días, mi amor —saluda con suavidad, atrayendo la atención del castaño y el niño en el sofá. Ernesto sonríe y le lanza un beso en respuesta, mientras Shieru se levanta de su lugar para correr hacia la cama, siendo recibido por los brazos de su madre, quien lo llena de besos y abrazos mientras el niño ríe.

—¡Mami ya! —grita el niño entre risas mientras Ernesto se acerca a la cama, levantando con cuidado al pequeño mientras su prometida ríe. Allison echa un vistazo al reloj, se levanta de la cama y se dirige a la pequeña maleta con un dinosaurio bordado sobre el otro sofá. Saca un cambio de ropa para el niño en la habitación.

—¿Te gustó el cuento? —pregunta, mirando a su pequeño mientras se acerca para ayudarlo a cambiarse, mientras su prometido va a la maleta de ellos, sacando una carpeta que hojea rápidamente para asegurarse de que trajo la correcta.

El pequeño Shieru asiente, su rostro aún mostrando una expresión de ligera molestia. Levanta sus brazos para permitir que lo desvistan del pijama mientras observa a su padrastro con cierta desconfianza.

—¡Prometieron que no habría trabajo! —exclama el niño con un tono de queja mientras frunce el ceño, dejando en claro su descontento. Ernesto no puede evitar reír ante la reacción del pequeño, sabiendo que Shieru está expresando su opinión de manera directa y sincera.

—Lo siento, champ. A veces los adultos tienen que cumplir con sus responsabilidades laborales, aunque preferiría estar aquí contigo —Ernesto responde con una sonrisa juguetona, su tono indicando que entiende la perspectiva del niño.

Mientras Shieru sigue mostrando su descontento, Ernesto coloca el sobre con documentos sobre la maleta y se acerca a Allison y al niño. El niño continúa comiendo el dulce ácido que le ofreció su madre, pero sus ojos no dejan de observar a su padrastro, como si intentara descubrir si está diciendo la verdad.

—Solo es un encargo, Shieru, terminaré a tiempo para irnos al lago —responde Ernesto con calma mientras se agacha para estar a la altura del niño.

Desliza suavemente su mano por las hebras azabaches del cabello del niño, mostrando su cariño. Luego, toma el vaso de agua que aún tiene Shieru en sus manos, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora.

Shieru mira al castaño con sus grandes ojos grises mientras lo analiza y luego susurra —¿Lo prometes?

—Te lo prometo —asiente el de rizos mientras se levanta, toma de nuevo aquel documento y abandona la habitación para bajar al comedor, donde solo se encuentra su madre y su hermano menor, ya que la mayoría apenas está despertando.

Tras la salida de Ernesto de la habitación, Allison suspira suavemente y toma un cepillo, comenzando a peinar el suave cabello de su pequeño. Mientras sus dedos se deslizan a través de los mechones azabaches, una sensación de tranquilidad se cierne en la habitación. El suave murmullo de una canción escapa de los labios de Allison mientras acariciaba el cabello de Shieru, como si quisiera transmitirle todo su cariño y protección a través de esa melodía.

En ese instante, su mente se desliza hacia una figura ausente, como un reflejo no deseado en el espejo de sus pensamientos. Allison anhela que las corrientes del tiempo pudieran borrar esa existencia de sus recuerdos, desvanecer aquel dolor en su corazón el cual amenazaba con romperse cada vez que notaba cómo su pequeño se parecía a él, con aquel sedoso cabello negro como la noche, su forma de hablar y lo inteligente que era.

Aquel niño era un recordatorio de sus sueños adolescentes, aquellas fantasías tejidas en la noche y desvanecidas en la madrugada. Cada rasgo, cada gesto, parecía una ventana hacia un pasado que deseaba enterrar en lo más profundo de su ser.

Aunque había construido una nueva vida con Ernesto y Shieru, no podía evitar que la sombra de aquel hombre ausente siguiera atacando sus pensamientos.

¿Qué pasaría cuando su pequeño notara que era diferente?, desde sus primeros años de vida creció creyendo que aquel hombre de rizos que siempre estaba a su lado era su padre, a pesar de no tener su apellido hasta ahora, pues en pocas semanas Shieru seria agregado al registro familiar, dándoles un lugar que no les correspondía en realidad en aquella familia. Sin embargo todos tenían ambiciones que el matrimonio de Ernesto y Allison les cumpliría, y reconocer a Shieru se los aseguraría.

—Mami, ¿estás bien? —pregunta Shieru, interrumpiendo los pensamientos de Allison mientras la mira con preocupación. Sus pequeñas manos se aferran suavemente a la ropa de su madre.

Allison sonríe, acariciando su mejilla con ternura. —Estoy bien, mi amor. Solo estaba perdida en mis pensamientos por un momento.

El pequeño se siente convencido mientras camina hacia el pequeño juguetero que habían traído consigo, sacando el barco que le habían regalado la noche anterior. Con el barco en mano, espera a su madre para dirigirse al comedor, donde ya debía estar reunida la mayoría de la familia.

Caminando por el pasillo de paredes azules y descendiendo las escaleras, Shieru escucha las voces que provienen del comedor. Saluda a todos alegremente mientras busca su lugar. Finalmente, tomó asiento al lado derecho de Ernesto, su "padre", quien le sonríe cálidamente y le coloca una servilleta alrededor del cuello para asegurarse de que no se ensucie mientras come.

La mayoría en la mesa continúa compartiendo sus planes y anhelos, ajena a la tormenta que se avecina en los pensamientos de Sol. Su mirada perdida a través del ventanal contrasta con la animada conversación que la rodea. Sus dedos juegan nerviosamente con el folder amarillo mientras su mente se debate entre lo que ha descubierto y cómo debe abordarlo.

En ese momento, la voz de Diego, el hermano menor, corta el aire y atrae la atención de todos. Sol regresa a la realidad y mira a su hijo, notando la preocupación en su mirada.

—¿Madre, pasa algo? —pregunta Diego, su tono lleno de inquietud.Un suspiro escapa de los labios de Sol, mientras se recompone y fuerza una sonrisa para tranquilizar a su hijo.

—No te preocupes, cariño. Solo estaba pensando en algunas cosas. Pero tienes razón, creo que es momento de adelantar los planes —responde Sol en voz baja, lo suficientemente audible solo para aquellos cercanos a la conversación.

El ambiente en la mesa cambia sutilmente, como si un aire de seriedad y urgencia hubiera inundado la habitación. Las miradas de los presentes se tornan expectantes, cada uno sintiendo la tensión en el aire sin comprender del todo su origen.

Allison, sentada al lado de Ernesto, siente un nudo en el estómago. Reconoce aquel tono que su suegra y jefa solo usa en situaciones específicas, cuando el barco podría estar en peligro de hundirse. Aunque no sabe el motivo detrás de la seriedad repentina de Sol, sabe que es algo importante y que podría afectar a todos.

Ernesto, al igual que su madre, adopta una expresión seria, leyendo entre líneas y entendiendo que algo de gran importancia está a punto de revelarse. Hace una señal al mayordomo, quien discretamente llama al hijo más pequeño a la mesa, distraído con su comida. El niño es llevado al jardín para jugar en la nieve, lejos de la conversación que se avecina en la mesa.

Sol toma otro respiro profundo, sintiendo la mirada de sus seres queridos sobre ella. La noche anterior celebraron con éxito sus planes sin embargo es momento de adelantarlos.

—La boda se adelantará en dos semanas-El anuncio de Sol cae como una bomba en la mesa. Las miradas de sorpresa, confusión y asombro se reflejan en los rostros de todos los presentes exepto en la del castaño de rizos.

La noticia es inesperada y llega como un viento repentino que cambia la dirección de todos los pensamientos y conversaciones. pues aquella ceremonia se tenía pensado realizarla en dos meses mientras que un mes antes se anunciara la relación de el nuevo presidente y la diseñadora principal de la marca

Allison se queda momentáneamente sin palabras, su mente intentando procesar lo que acaba de escuchar. Mira a Ernesto, buscando en sus ojos alguna señal encontrándose con la mirada seria de su prometido quien parecía ya saber de los planes de Soledad.

—¿Madre y qué hay del anuncio a la prensa?- Expresa Danilo mientras trata de comprender por qué se ha modificado todo de la noche a la mañana centrando su vista en aquel documento que su hermano le entregó a su madre al bajar.

El ambiente en la mesa está cargado de tensión y expectación, y la pregunta de Danilo sólo aumenta la incertidumbre. Las miradas se centran en Sol, esperando una respuesta clara sobre el cambio repentino en los planes.

Sol asiente con seriedad ante la pregunta de Danilo, reconociendo que es un aspecto crucial que necesita ser abordado. Acomoda el folder amarillo frente a ella, como si buscara un momento de preparación antes de continuar.

—El anuncio a la prensa también se adelantará para el lunes a primera hora. Ya hay personas encargándose de coordinar todos los detalles —responde Sol con firmeza, su voz resonando en la habitación mientras extiende el folder amarillo hacia su hijo mayor, Ernesto. Este toma la carpeta y la abre, revelando su contenido frente a Allison y al resto de la familia presente en la mesa.

Allison siente cómo su corazón empieza a latir más rápido al observar el contenido del folder. Aquellas fotos reconociéndose a sí misma en ellas, tomadas en su día a día sintiendo miedo por un momento pues nunca noto que era observada, helando su sangre al ver aquellas notas escritas y reconociendo la caligrafía.

La tensión en la habitación es palpable mientras todos contemplan el contenido del folder. Las imágenes de Allison en su día a día, captadas sin su conocimiento, parecen congelar el tiempo. Las miradas de sorpresa y confusión se mezclan con el reconocimiento de la caligrafía en las notas escritas. Los murmullos empiezan a llenar el espacio mientras cada miembro de la familia procesa la revelación.

Ernesto cierra la carpeta con cautela, su mirada seria y concentrada. Mira a Allison con una mezcla de preocupación y determinación. Sabe que la situación es delicada y que el contenido del folder debe ser discutido con cuidado.

—Madre, ¿qué significa todo esto? —pregunta Diego,el menor de los cuatro hermanos con su voz temblando ligeramente mientras mira a su mamá en busca de respuestas. Los demás asienten, expresiones de expectación e incertidumbre en sus rostros.

Soledad suspira mientras toma de regreso la carpeta, levantándose de la mesa y recargando ambas manos sobre la superficie, mirando seriamente a su nuera menor con expresión grave y decidida.

—Allison, aparte de nosotros y tu padre, ¿quién más sabe que no abortaste a Shieru? —pregunta Sol directamente, su tono dejando claro la urgencia y la importancia de la pregunta. Las miradas de los presentes se centran en Allison, esperando su respuesta mientras la tensión en la habitación aumenta.

—Nadie– contesta con rapidez tratando de recordar sin embargo no a tenido contacto con nadie de aquel lugar, solo su padre quien tras enterarse que había desobedecido nunca mas se comunicó con ella

La respuesta de Allison provoca un breve silencio tenso en la habitación. Sol asiente lentamente, asimilando la información. La gravedad de la situación es palpable, y todos entienden la magnitud de lo que está en juego.

El aire en la habitación se espesa con la gravedad de la conversación. Las miradas de la familia se aferran a Allison, a la espera de sus respuestas. Ella siente cómo su corazón late aceleradamente, atrapada en una red de preocupación y ansiedad.

—Nadie más lo sabe. Mi padre es la única persona fuera de la familia que tenía conocimiento —dice Allison, su voz temblorosa, sintiendo una mezcla de culpa y temor por haber ocultado esto.

La expresión de Sol se tensa aún más, procesando las palabras de su nuera. La idea de que alguien pueda haber descubierto este secreto es inquietante. Ernesto aprieta suavemente la mano de Allison, brindándole un apoyo silencioso.

—En ese caso, debemos poner las piezas de nuestro lado, entre más rápido el mundo crea que yo soy su padre, más rápido nos desharemos de ellos- contesta Ernesto mientras observa a Allison con dulzura acariciando su mano mientras uno de sus dedos acariciaba aquella argolla que la identifica como su prometida.

La tensión en la habitación es palpable mientras la familia absorbe la gravedad de la situación. La idea de un peligro latente, amenazando su felicidad, es un pensamiento que pesa en sus mentes.

La sugerencia de Ernesto provoca una serie de miradas pensativas. La lógica en sus palabras es evidente: si pueden consolidar la narrativa de que él es el padre de Shieru, podrían desviar la atención de los curiosos e indeseados. La propuesta lleva consigo un sentido de urgencia, como si cada minuto fuera vital en esta carrera contra un enemigo invisible.

—Es una medida drástica, pero podría ser necesaria para proteger a nuestra familia —agrega Sol, su voz reflejando la gravedad de la situación. —Pero debemos ser cuidadosos, cada paso que demos debe estar calculado.

Los ojos de Allison buscan a Ernesto, encontrando en su mirada paz y calma mientras él le sonríe con amor. En medio de la incertidumbre y el peligro que los rodea, esa conexión entre ellos se convierte en su refugio, una chispa de esperanza que ilumina incluso los momentos más oscuros. Nada ni nadie podría arruinar la felicidad y planes de ambos.

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