
24. ¡Bero bero booh!
Pvo Nami
-¡Kawaii! Se parece a Katakuri.
-¿Tú crees?-pregunta Reiju mirando a su hijo.-Ah, por cierto, felicidades.
-Vaya, la primera en felicitarme. Gracias.
-¿Ni siquiera Zoro?
Río ante la pregunta de Reiju. Zoro ha tenido que marcharse a comisaria urgentemente. Me llevó una mano a la cara y sonrió.
-Ni siquiera él. Pero está hasta arriba de trabajo. No se lo discuto.
Llamaron a la puerta. Ichiji y Niji entraron.
-Nami, alguien está esperando para hablar contigo.
-¡Felicidades mamá!-me dicen mis dos pequeños entregándome un ramo de flores.
-¡Sois los mejores!-los abrazo.-¿Qué te ocurre Yonji?
Desde hace varios días, Yonji andaba decaído y sin ganas de nada. No hablaba y solo salía para trabajar.
-Está un poco decaído por no tener novia.
-Tú tienes a Zoro, a Yuki y a Naomi. Reiju a Katakuri y al pequeño. Ichiji a Pudding. Niji a Cossette y ya están esperando un hijo. Yo ni siquiera una novia a pesar de mi edad.
-No te preocupes por eso hermano. Encontrarás novia tarde o temprano.
-Espero que sea verdad Sanji. Hasta tú tienes familia.
Después de estar hablando con Reiju salí del hospital junto con mis dos hijos. Ellos me detuvieron, a pesar de que yo quería volver cuanto antes a casa. Demasiado cansancio acumulado.
-Subid.-dice Carina sonriendo.
-¿De qué va todo esto Carina?
-Es una sorpresa Nami.
-Sorpresa.-repite Nao.
Resignada subí al coche. El trayecto fue ameno y entretenido. Carina me daba conversación y los niños estaban entretenidos atrás mirando por la ventana y a ratos jugando entre ellos. A punto de llegar, me tuve que vendar los ojos obligada. Con ayuda de mis hijos, quienes me guiaban, llegué hasta nuestro destino y Carina me dio permiso para destaparme los ojos.
-¡Sorpresa! ¡Felicidades Nami!
Todos mis amigos y familiares estaban aquí presentes, en una casa a las afueras de Tokio. ¿Qué está pasando aquí? Zoro se acercó hasta mí.
-Felicidades mi bruja.-me entrega un paquete.-¿Te gusta el gran regalo?
-Me lo acabas de dar.
-No tonta, la casa.
-Entonces nos...-ni siquiera terminé de decir la frase antes de abalanzarme sobre mi marido.
Durante la tarde celebramos la mudanza y mi cumpleaños. Me enseñaron la casa. Sótano, planta calle, dos pisos más y ático. Ático que Zoro había convertido en mi estudio privado.
Alrededor de las nueve de la noche todos se iban marchando. Zoro, Nao y Yuki jugaban a la Wii U. Yo solo los miraba sentados en una silla reclinable mirando el otro regalo de Zoro y mis hijos. En la etiqueta ponía lo siguiente:
Felicidades mamá.
Estaba firmada por Zoro, Yuki y Nao. En la esquina ponía:
Ha sido idea mía mami.
Y debajo la firma de Nao. Río por lo que había escrito mi hija. Fotos desde el día de nuestra boda hasta el nacimiento de Nao y sus primeros dos años.
Sobre todo me quedaba mirando las fotos de Yuki, de cuando era un bebé. Ya han pasado casi cinco años y, en verdad, se echan de menos esos momentos.
Hoy era un día soleado como cualquier otro. Yuki dormía, así que podía encargarme de las tareas de la casa sin tener que preocuparme. Después de haber terminado de organizar los despachos volví al salón.
Me paré en frente de la hamaca y me agaché. Sonreí. Yuki agarrado a su característica manta y echo una bolita. ¿Puede haber algo más bonito?
-Ven aquí mi pequeño.-le desabroché el cinturón y lo alcé.-Vamos Yuki. Tienes que empezar a estar un poco más activo.-muevo sus bracitos para ver si se despierta.-Uno, dos, tres despierta.-hago que sus manos choquen.
Llamaron a la puerta. Alcé a Yuki y fui a abrir encontrándome a Hina en la puerta.
-Sé que estás de baja por maternidad, pero tienes que venir. Han adelantado los exámenes finales y no hay tiempo para dar toda la materia.-dice agobiada.
-Vale, vale. Dame diez minutos y nos vamos.
Me arreglé lo más rápido que pude, le puse un abrigo a Yuki y subimos al coche para ir a la universidad. Hina se quedó con Yuki mientras yo daba mis clases. Acabé alrededor de la hora de comer, más o menos sobre la una y media. Busqué a Hina y me sorprendió encontrarla sentada tan tranquila tomándose un café en la cafetería. Me acerqué a ella y me senté en frente suyo.
-Muchas gracias, de verdad.-le agradezco por haber cuidado de mi hijo.
-No me debes nada. Todo ha sido gracias a que Yuki no ha llorado en ningún momento. Tienes mucha suerte de tener un hijo así.
-Lo sé.-alzo a Yuki y le doy el biberón que había preparado con la leche que me había sacado.-¿Has echado de menos a mamá?-acaricio su nariz, gesto con el que Yuki se apegó todavía más a mí.
-¿Zoro está contento?
-Está encantado con Yuki.
-¡Nami-sensei!-se acercan tres de mis mejores alumnas.
-¿Tenéis alguna duda?
-No es eso. Muchas gracias por haber podido venir a darnos clase sabiendo lo ocupada que está.
-No es nada. Debo hacerlo por el bien de mis alumnas.
-¡Ah! ¿Es su hijo Nami-sensei?
-Sí, es mi hijo.
-Kawaii. ¿Cómo se llama? ¿Qué edad tiene?
-Éste es Yuki, apenas tiene una semana de nacido.
-Por eso es tan pequeño y tan hermoso.
-Yuki ha tenido mucho éxito entre las mujeres.-me comenta Hina.-No es el primer grupo de estudiantes que se para a verlo.
Terminé de dar de comer a Yuki y lo acosté en el carro. Lo arropé y dejé que durmiese. Pedí un café y me quedé hablando con Hina hasta que comenzaron las clases de la tarde. Yo tenía la primera hora libre.
-¿Qué haces aquí? Deberías estar en casa.-entra el tío Shanks a la sala de profesores.-Tendrías que estar en casa descansando.-me regaña haciéndole caras a Yuki para que riese.-¡Bero bero booh!
-Primero, no se va a reír. Es muy pequeño. Segundo, estaría en casa sino fuese porque mi clase va mal con el temario.
-Eres igual de aguafiestas que tu padre.-me mira frunciendo el ceño.
-La genética.-vuelvo a mis libros.-¡Oye!-le grito cuando me quita de delante el libro de texto.
-Hoy sólo responderás dudas y te irás a casa. Tus alumnos están esperando en la clase.
-Voy, voy. Dame a mi hijo.
-Yo cuido de él. Confía un poco en tu tío.
-Si vienes a por mí para dormirlo me debes dinero.-le digo saliendo de la sala de profesores.
Fui a mi clase donde todos mis alumnos gritaron mi nombre seguido de un ayuda. ¿Pero a quién ha puesto en mi lugar? Tengo trabajo por hacer.
Uno a uno, solucionaba las dudas que me iban planteando mis alumnos. Algunas eran un tanto tontas, pero si no se enseñan bien desde un principio no se entiende nada de lo que venga a continuación.
Alguien llamó a la puerta, pero no me costó mucho adivinar quién era. La cabellera pelirroja que se veía al otro lado del cristal más los llantos delataban mucho al tío Shanks.
-Me debes dinero.-le digo nada más me entrega a Yuki.
-Cállate.-me dice con voz de niño pequeño.
-Está casada.-dicen gran parte de mis alumnos decepcionados.
-Sí, casada desde hace más de un año y con un hijo. Seguid soñando que tendréis algo con mi sobrina.-les espeta y acto seguido le vuelve a poner caras a Yuki.-Maldita sea, es igual que Zoro. Un soso. ¡Bero bero booh!
-Dale tiempo que ni tiene un mes. Ahora te quedas con ellos mientras yo lo vuelvo a dormir.-salgo de la clase con mi hijo en brazos.
Fui a la cafetería, es el único sitio tranquilo a estas horas.
-Oe Nami, ¿qué haces aquí?
-Ichiji.
-No deberías estar aquí. No es bueno en tu estado.
-Ni que estuviese inválida.
-Creeme. Por algo soy profesor de biología. Aunque no lo creas tu cuerpo sufre.-marca un número y habla con alguien. Un grito se oyó del móvil.
-¿Has llamado a Zoro?
-Si no lo hacía alguien, lo haré yo.
-Se va a enfadar.-entré al edificio principal mientras Ichiji me daba conversación por el camino. Me despedí de él en mi clase. El tío Shanks me regaló una sonrisa y me dejó con las dudas de mis alumnos.
Al rato, cuando ya casi había acabado, alguien llamó a la puerta. Abrí y me encontré a Zoro.
-¿Qué haces trabajando?-dice enfadado.
-H-hola Zoro.
-Nami...
-Tenía que venir Zoro. No están preparados.
-Si me hubieses llamado me habría quedado con Yuki en casa. Smoker me dejaría salir. Te quiero abajo en diez minutos.-me arrebata a Yuki.
Cierro la puerta y suspiro.
-Sobre protector. Lo siento, pero solo podré responder a una duda general de la clase.
Terminé de recoger todo y bajé a la plaza donde Zoro me esperaba apoyado en el coche de brazos cruzados. Está enfadado.
-Perdona.-lo beso.-Pero tenía que venir.
-Lo que me duele es que no me hayas llamado para cuidar de nuestro hijo.
-Iba con prisa Zoro. Te llamé sí, pero tu secretaria me dijo que estabas en una reunión.
-¿Para que hablará esa mujer? Ya le he dicho que si eres tú que me da igual dónde esté.-suspira y se lleva una mano a la cabeza.-No importa. Sube.-me sonríe.
Dejé todo en el maletero y al bajar la tapa vi a Zoro poniéndole caras a Yuki. Para mi sorpresa, Yuki hizo una pequeña mueca, como si se hubiese reído. Me senté en el asiento del copiloto y Zoro volvió a ponerse serio mientras Yuki miraba a su padre con sus pequeños ojos bien abiertos.
-¿Bero bero booh?-le pregunto y Zoro se sonroja.
-Le gusta.-mira por el retrovisor para arrancar al coche.
-Bero bero booh.-pongo la misma mueca que había hecho Zoro hace unos instantes.
Yuki volvió a hacer una mueca similar a una sonrisa estirando sus manitas hacia mí. Es verdad. Le gusta. Zoro sonrió. Al igual que yo, amaba esa pequeña sonrisa de Yuki, aunque jamás lo llegase a admitir por su orgullo.
En casa todo volvía a ser de lo más normal. Como todas las noches mientras yo preparaba la cena, Zoro se tumbaba en el sofá con Yuki tumbado encima suyo viendo los deportes.
-¡Gol!-exclama Zoro despertando a Yuki.
-Zoro. Siempre igual. Te va a coger asco.-bromeo.
-Que se atreva.-lo alza hasta quedar a la misma altura, eso si, Yuki todavía lloraba.
-¡Gol!-exclaman padre e hijo a la vez celebrándolo.
-Mami, no quiero ver el fútbol.-dice Nao tirando de mi pantalón.
-¿Quieres que salgamos todos al jardín?
-¡Sí!
Y por los caprichos de mi niña salimos al jardín a jugar todos juntos. Yuki conmigo y Nao con Zoro. Nos pusimos los bañadores y Zoro nos alzó a los tres para después tirarlo al agua junto con nosotros.
Menos mal que he dejado la cámara grabando esto.
Zoro se acercó hasta mí buceando. Me cogió por las piernas y salió a flote alzándome.
-Felicidades de nuevo bruja.
-¡Papá nosotros también queremos!-nuestros hijos de lanzan y se cuelgan en los hombros de Zoro.
Zoro se sumergió y nos hundió a los tres. Me acercó a él y me besó. No sé cómo lo hace, pero siempre consigue sacarme una sonrisa en los momentos de más estrés.
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Holaaaaaa
Lo sé, mucho tiempo desaparecida. No me culpen a mí, culpen a mina profesores. Tengo los finales ahora y estoy hasta el cuello de teoría, práctica y trabajos.
Pero bueno. Aquí un pequeño capítulo para seguir esta temporada.
Más de 1k leídos!!! Gracias! Me demostrais tanto en lo que leeis como en los comentarios que amáis esta historia y que queréis seguir sabiendo más.
Éste es el penúltimo capitulo de esta temporada. No se asusten. Habrá una temporada más segurísimo, no se me entristezcan.
Hasta dentro de unos días, espero. :)
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