22
—Oye, Jihyo, ¿es verdad qué estás saliendo con Chou Tzuyu? —por primera vez en su vida, una pregunta que puede responderse fácilmente con un "sí" o un "no" la toma por sorpresa.
Su horario del día acaba de terminar; estaba guardando sus pertenencias mientras pensaba sobre lo que haría el resto de la tarde cuando alguien decidió interrumpirla. Su mirada se pasea rápidamente por su compañero de clase tratando de, tan siquiera, recordar su nombre, pero nada viene a su mente. Sabe que se apellida Baek, alguna vez lo ha visto —además de las clases— en alguna reunión de su grupo, pero fuera de eso no han interactuado, así que le extraña la familiaridad con la que se acercó.
—¿Cómo lo sabes? —se hace un poco la desentendida. Sabe que pudo fácilmente responder con un "sí", tomar sus cosas y salir acabando con la conversación, pero le intriga saber como es que se enteró de aquello. No es como si anduviera alardeando por ahí que tiene "novia".
—Verás, mi primo va en la misma universidad y, no te enojes, él está un poco enamorado de ella —es cauteloso con sus palabras, y al ver que Jihyo no se inmuta con esa información le da confianza para continuar—. Me dijo que existe un rumor de que tiene pareja, y para comprobarlo, buscó en sus redes y se topó con su cuenta de Instagram. Así es como pudo confirmar que, para su mala fortuna, sí está en una relación. Me contó todo eso para desahogarse y en el proceso me mostró una foto ¡y te ví! —lo dice emocionado, como si acabara de descubrir la "X" en el mapa—. Me sorprende el que nunca lo hayas mencionado —Jihyo no puede creer lo que está escuchando. Una cosa es mentir delante de los compañeros de Tzuyu, otra muy distinta es involucrar la farsa entre los suyos. Sin embargo, sabe perfectamente que no tiene escapatoria.
—No me gusta hablar de ello porque, ya sabes, es mí relación —se excusa enfatizando el «mí» para dejar las cosas en claro—. Soy más de mantener mi vida privada, privada.
—Y lo entiendo. Tuve la iniciativa de preguntarte porque mencioné que te conozco, así que le enseñé tu cuenta a mi primo y como no vimos nada de Chou Tzuyu en tu perfil pensamos que, probablemente, malinterpretamos de algún modo todo y mi primo todavía tenía una oportunidad —su sonrisa inocente no hace que aquello lo tome mejor. Las manos de Jihyo presionan el cierre de su mochila—. Por lo que entendí, Chou Tzuyu es como una pequeña celebridad. Sí estuviera con ella estoy seguro que la presumiría por todas partes. Ella es muy linda y... uh, lo siento, creo que dije algo mal —deja los halagos a un lado tan repentinamente que Jihyo queda confundida. Además, por alguna razón, evita verla a los ojos. ¿Acaso tiene algo en su cara?—. Será mejor que me vaya. Nos vemos —se despide con un rápido movimiento de mano que no tuvo oportunidad de ser correspondido.
No fue hasta que lo ve abandonar el aula vacía, que sus hombros rígidos se relajan. Aquello la sorprende; ni siquiera se había dado cuenta de lo tensa que estaba.
—¿Todavía estás aquí? Pensé que te habías adelantado —su atención es captada por Nayeon, quien entra con prisa para tomar sus cosas. Había salido hace cinco minutos del aula, perdiéndose lo que quedaba de la clase, para ir al baño. Ahora, debe apurarse para alcanzar a Jeongyeon en su entrenamiento—. ¿Está todo bien? —pregunta cuando ve a Jihyo aún congelada en su lugar. Su llamado la hace recobrar compostura.
—Sí, todo bien —el repentino nerviosismo no la deja tranquila, pero duda obtener algo más cuando ve a Jihyo, prácticamente, corriendo hacía la salida.
Nayeon, a pesar de seguir sus pasos, no hace nada para insistir, pues sabe perfectamente que, tarde o temprano, su amiga le dirá lo que le preocupa.
Por otro lado, la cabeza de Jihyo sigue pensando en su conversación con Baek. El simple hecho de recordar como habló de Tzuyu aún teniendola delante suya hace que vuelva a molestarse. ¿Será qué Tzuyu, a pesar de estar en una relación, aún la buscan cómo si tuvieran oportunidad? Eso explicaría porque aún no le ha dado una fecha de vencimiento a su mentira. Jihyo está consciente que toda esa situación debe ser muy agotadora, así que debe de seguir buscando la manera de ayudarla. Se lo aseguró. Pero, ¿cómo? ¿Qué es lo qué se supone qué debe hacer? Y todavía falta añadir el hecho de que han pasado trece días desde la última vez que se vieron.
Pensar en ello solo la angustia: ¿será qué ya no la necesita? «Al menos se hubiera despedido», piensa.
—Corre, abuelita, no quiero que Jeongyeon piense que olvidé su entrenamiento —Nayeon pasa de su lado, no sin antes tomarla de la mano para moverla a su ritmo.
—¿Por qué debo apurarme? Es tú novia, no la mía —protesta dejándose llevar.
—Porque eres su mejor amiga, y tanto ella como su novia deben estar ahí para darle ánimos. No hay nada que le de más fuerza a mi Jeongie que vernos ahí —Jihyo, en este momento, pide no tener audición.
—Eso es asquerosamente cursi. Además, es solo un entrenamiento.
—¡¿Y?! —ni siquiera tiene la valentía de discutir con Nayeon sobre aquello, está segura que tiene un discurso detallado de porque debe(n) estar apoyando a Jeongyeon en todo momento.
—Cambiando de tema, ¿no vamos a esperar a Momo y Sana, o ellas nos verán allá? —pregunta, pero Nayeon en ningún momento la voltea a ver. Ella tiene su mirada al frente sin dejar de caminar—. ¿Nayeon? —su silencio causa que arrugue su frente—. ¿Dónde están Momo y Sana? —planta sus pies deteniendo a las dos en el acto. Jihyo mueve su mano con rapidez para rodear la muñeca de su amiga y evitar su escape.
—Eh... ellas... —Nayeon mueve su mirada del suelo hacía Jihyo y viceversa. Lo repite unas cuantas veces más antes de aceptar su derrota con un suspiro—. Salieron a comer. Sin esperarnos. Juntas. Solas. Sin nadie má–
—Sí, lo entendí a la primera —la corta, aún tratando de comportarse serena—. ¿Por qué?
—¿Cómo qué "por qué"? Tenían hambre, supongo.
—No me refiero a eso. Quiero decir, ¿por qué las dejaste? ¿Sabes lo qué eso significa?
—Jihyo, escúchame —Nayeon coloca sus dos manos sobre los hombros de la susodicha, captando toda su atención al instante—. Debes dejar de preocuparte por su relación. Son tus amigas, pero también son las mías, ¿crees qué no me pregunto si estarán bien? Claro, pero también se que no puedo mantenerlas a dos metros de distancia, una lejos de la otra. Además, ¿ya lo hablaron, no? —Nayeon se pone nerviosa cuanto no obtiene una respuesta rápida—. ¿No?
—Sí, ya lo hablaron —aquel recordatorio logra tranquilizar a Jihyo. Se siente como una estúpida al angustiarse demasiado por algo que sus amigas deben estar sobrellevando bien. Está segura de que si las dos salieron, es porque Sana debe estar cómoda y de acuerdo con eso—. Creo que tienes razón. Después de todo, siguen siendo amigas.
—Tú misma lo dijiste. Sí nos necesitan, estaremos ahí, mientras tanto, hay que darles espacio —Nayeon rodea los hombros contrarios con su brazo, continuando así su caminata.
Jihyo asiente dándole la razón, aunque eso no significa que no le hará un interrogatorio a Sana cuando la vea.
Después de aquella interrupción, las dos llegan a las bancas que dan vista hacía la cancha donde Jeongyeon entrena junto a su equipo de baloncesto. Tuvieron que pasar unos minutos hasta que por fin las notara, y todo gracias a los gritos de Nayeon en apoyo hacía su novia que se movía con destreza cuando tenía el balón en mano.
Por más entretenido que estuviera el partido amistoso, Jihyo no pudo evitar perderse nuevamente en sus pensamientos al recordar su conversación con Baek. No quería darle más vueltas a esa plática —según ella— sin importancia, pero entre más huía, más pensaba en ello. ¿Por qué aquello no dejaba de martillar su cabeza? Y peor, ¿por qué desde hace trece días no ha dejado de preguntarse por Tzuyu? «Ugh. Parece como si llevara la cuenta».
Puede que sea así.
—¡Oye, Jihyo! —un chasquido la despierta. Parpadea una, dos, tres veces, antes de darse cuenta de la presencia de Jeongyeon—. Estuve parada aquí un minuto y ni siquiera reaccionaste. ¿En qué tanto piensas? —ahora no solo tiene su mirada curiosa sobre ella, sino también la de Nayeon. «Hace unos segundos la miré jugando, ¿qué hace aquí?», se pregunta observando detrás suya, notando como las demás jugadoras se encuentran dispersadas en el gimnasio, ya sea hablando entre ellas o tomando agua. Parece que se tomaron un descanso.
—En nada —miente, pero no es convincente. Está segura que no lo es después de, seguramente, haber tenido una cara de idiota mientras pensaba en su situación con Tzuyu.
Jeongyeon observa de reojo a Nayeon, tratando de obtener respuestas por parte suya, pero esta niega con su cabeza.
—A mí no me veas, estoy esperando desde hace veinte minutos a que hable.
—¿En serio? —Jihyo la ve incrédula; pensó que escondía bien su faceta de "estoy bien, nada me pasa, y obvio no estoy pensando en alguien".
Nayeon se encoge de hombros.—Eres muy obvia cuando escondes algo —definitivamente debe mejorar sus dotes de actuación.
—¿Nos dirás lo qué te pasa? —Jeongyeon se siente a su lado, hombro a hombro, y el contacto hace que Jihyo se aleje unos centímetros.
—No te acerques, estás llena de sudor —fue un simple comentario, pero al momento de ver la mirada y sonrisa llena de complicidad que Jeongyeon le da a Nayeon, la hace desear nunca haber dicho aquello.
—Sí no nos dices lo que sucedió, entonces me verás obligada a darte un abrazo. ¡Te veo muy triste! —se justifica.
—Ni te atrevas, Jeongyeon —Jihyo puntualiza, pero no se habrá escuchado lo suficientemente amenazante, pues lo siguiente que hace Jeongyeon es rodearla con sus dos brazos—. ¡Aléjate de mí! —chilla. Intenta escapar, pero no tiene nada que hacer con alguien que práctica deporte y entrena seguido, y la situación empeora cuando Nayeon se une, quitándole oportunidad a su cabeza para alejarse de la mejilla sudada de su mejor amiga—. ¡Está bien, lo diré todo, lo juro, pero déjenme ir! —y como si hubiera dicho palabras mágicas para deshacerse de una maldición, al instante deja de ser prisionera del abrazo de aquel par.
Jihyo se levanta de la banca con rapidez, jadeando por el esfuerzo que estaba haciendo para liberarse. Observa como sus dos amigas ríen mientras chocan las palmas de sus manos, felices de haber conseguido su objetivo. «Son tal para cual».
—Somos todo oídos —Jihyo las ve acomodarse mejor en su asiento, listas para escuchar todo lo que tiene que decir.
—Cuando acabó la clase, antes de que tú llegaras... —dice viendo a Nayeon—, Baek, un compañero, se acercó a preguntarme sí salgo con Tzuyu. Tuve que seguir con la farsa, y le dije que sí. Después, empezó a hablar sobre lo bonita que es y como no se cansaría de presumirla si fuera su novia. ¿Pueden creerlo?
El silencio después de su explicación, deja a Jihyo confundida, y algo frustrada: ¿es la única qué pensó qué aquel comentario estuvo fuera de lugar?
—¿Y eso es todo? —Jeongyeon pregunta.
—¿Cómo qué "y eso es todo"? —Jihyo detiene sus movimientos, de un lado a otro, para ver a su amiga.
—¿Eso es lo qué tanto te preocupa? ¿Qué alguien dijo que puede tratar mejor a Tzuyu que tú?
—¿Qué? ¡No! —niega, lo hace una y otra vez mientras reanuda su marcha en círculos—. Eso no me importa. Solo me preocupa que no esté consiguiendo mi objetivo de ayudar a Tzuyu. Baek me dijo que por un momento pensó que realmente no andábamos porque no encontró nada de Tzuyu en mi Instagram.
—¿Y qué le respondiste a eso? —ahora es el turno de Nayeon para interrogar.
—Pues... que es mí relación y me gusta mantenerla privada.
—¿Es un chiste? —el rostro cargado de decepción de Nayeon, desespera a Jihyo.
—¡¿Qué se supone qué dijera?!
—Bueno, es tu "novia" —dice haciendo un gesto de comillas con sus dedos—, lo menos que debiste haber hecho desde un principio es "marcar territorio", sobre todo cuando te dijo que podría tratarla mejor —oír aquel término logra que se cohiba. ¿Cómo podría actuar de esa forma?
—Yo no haría algo así —se sorprenden cuando la ven avergonzada; no es fácil poner a Jihyo tímida, y menos con el tema de Tzuyu. Antes no parecía importarle.
Tanto Jeongyeon como Nayeon se ven al mismo tiempo, tratando de comunicarse con la mirada sus opiniones. Aunque al principio no estaban de acuerdo con que su amiga se involucrara en algo tan complicado como lo es ser una novia falsa, con el paso del tiempo lo fueron aceptando al ver que no se metió en ningún problema. De hecho, hasta ya se acostumbraron a que, en cualquier momento, Jihyo meta en sus conversaciones a Tzuyu y como es que les va en su "noviazgo": «¿pueden creer qué sea tan complicado tomarme fotos con ella? Es agotador»︎; «quiere estar en una relación, pero hace un alboroto cuando me acerco. ¿No debería poner de su parte?»︎; «la voy entendiendo un poco y quiero seguir ayudándola. Sus compañeros son unos idiotas. Además, me divertido estando con ella»︎; «intenté conocerla más, pero Tzuyu pone una barrera entre nosotras. ¿Debería hacer algo? Digo... ¿es conveniente saber de su vida, verdad? No es que me interese, todo lo hago para no arruinar la farsa en la que estamos»︎; «fue agradable salir con ella hoy»︎; «¿debería preocuparme por qué no me ha llamado?»︎, entre otras cosas más. Nayeon se pregunta si Jihyo se ha dado cuenta de la cantidad de veces que ha hablado de Tzuyu.
Con eso en mente, saben que esa mentira, para Jihyo, ya se convirtió en algo más que un simple trabajo.
—Sí la razón por la que no creyó que fueran novias es porque no compartes nada sobre Tzuyu, entonces deberías comenzar a hacerlo —Jeongyeon aconseja.
—Lo haría, pero... lo vería Sejeong. No quiero que se entere, y después se lo cuente a mi madre. Lo último que quiero es problemas con ella —recuerda aquel detalle a la par que acaricia el puente de su nariz. Desde que se fue de su hogar solo ha tenido discusiones con su madre, así que Jihyo sabe que, sí se entera que se está prestando para ser una novia falsa a cambio de dinero, recibirá de ella algo más que una riña.
El sonido del silbato a lo lejos las desconcentra; aquel llamado invita a las demás jugadoras a reunirse con la entrenadora en el centro del gimnasio.
—Debo irme —Jeongyeon se levanta despidiéndose de Nayeon con un beso. Cuando pasa al lado de Jihyo, se detiene tocándole el hombro para captar su atención—. Jihyo, si tanto te preocupa esa amiga, deberías explicarle tú situación. Si nosotras te entendimos, ¿por qué ella no? —dicho eso, se retira dejándole esa idea sobrevolando su mente.
—Ven —Nayeon da palmaditas al lugar que antes ocupada Jeongyeon a su lado, invitándola a sentarse. Al momento que Jihyo acepta, habla—: Jeongyeon tiene razón, deberías hablarle, o también puedes fingir con ella que Tzuyu es tu novia.
—Creo que sería más fácil explicarle porque estoy metida en una relación falsa. Puedo mentirle a gente que no conozco, ¿pero a mi familia, o una amiga como Sejeong? No lo creo —niega con su cabeza. Está segura que se darían cuenta demasiado rápido: la conocen demasiado bien.
—¡Nayeon! —a pesar de solo hablarle a una de ellas, las dos llevan su mirada hacía Jeongyeon, en medio de la cancha, con el balón en manos. ¿Qué está haciendo?—. ¡Este tiro es para ti! —y como si fuera una auténtica película adolescente, su lanzamiento se ve como si estuviera en cámara lenta; pero, desafortunadamente, el balón golpea el aro yéndose al lado contrario de la red. Ni siquiera una escena tan vergonzosa detiene el entrenamiento, todas siguen con el juego mientras una compañera le da una palmadita de confort a Jeongyeon, quien observa el suelo abatida.
—¿Para eso querías venir a verla?
—Cállate —Nayeon ni siquiera voltea a verla, sabe perfectamente bien que Jihyo está haciendo un esfuerzo sobre humano para aguantar su risa—. Fue algo lindo de su parte, así que ni se te ocurra mencionar algo al respecto frente a ella —le advierte, pero ni siquiera su voz amenazante evita que Jihyo explote en carcajadas.
¿Cómo podría no usar lo qué acaba de ver para molestar a Jeongyeon por la próxima semana? De alguna manera se tiene que vengar por su forma de hacerla hablar.
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