09
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—No quiero que te lo tomes a mal, pero siendo sincera tus compañeros si que son un poco molestos —Jihyo admite una vez que salen del restaurante, pero a diferencia de lo que pensó, Tzuyu no se molestó por oír aquello como creía, en cambio, no pudo estar más de acuerdo con sus palabras.
—¿Un poco? —Tzuyu luce incrédula por lo que escuchó—, Estás siendo amable. Realmente son molestos. A veces.
—¿"A veces"? —está vez interviene Dahyun, la cual va caminando delante de ellas junto a Sana—. Deben de empezar a decir las cosas como son: los compañeros de Tzuyu son muy molestos todo el tiempo —ninguna pudo contradecirla.
—¿Ahora pueden entenderme? Imagínense convivir con ellos cinco días a la semana. Fue una tortura cuando comenzaron a llenarme de preguntas por mi supuesta pareja —Tzuyu no puede describir lo abrumada que se sintió en esas ocasiones, pero para su fortuna, o lamento, parece que sus compañeros comienzan a creer en la "relación".
Ante el escenario que planteó la taiwanesa, las demás lo imaginan sintiendo escalofríos recorrer sus cuerpos. Claramente ninguna le gustaría estar en sus zapatos.
—Prefiero no seguir pensando en estar en tu lugar —Jihyo dice disipando aquella imágen mental. Sabe muy bien que no tiene la paciencia necesaria para soportar a personas así.
—Estoy segura que ustedes harían lo mismo que yo si estuvieran en mi situación—vuelve a hablar. Tanto Jihyo como Sana se vieron entre si sin poder decirle que está equivocada; es obvio que de las últimas cosas que harían, sería eso. Por otra parte Dahyun fue más expresiva mostrando su disconformidad.
—Tzuyu, de verdad te quiero, pero yo jamás haría lo que tú estás haciendo —fue clara. La menor se sintió avergonzada ante la obvia negativa de todas.
—Pero tú me ayudaste —la acusa.
—¡Eres mi mejor amiga! Obviamente te voy a apoyar en todo sin importar que tan... extrañas sean tus ideas —y a raíz de eso, Tzuyu inicia una discusión.
—¿Tan malo es mi plan?
Dahyun por más que se resistió, termina cediendo a opinar sobre los contras y pros del plan. Aunque Tzuyu tampoco se queda callada, así que comienza a defender su postura. Jihyo observa la interacción y se sorprende cuando Sana entra a la conversación para decir su punta vista.
Las cuatro continúan en su caminata con tres debatiendo y una como espectadora. Jihyo no sabe si es correcto opinar ya que ella también cedió al plan de Tzuyu y puede decirse que estuvo algo de acuerdo con eso, por esa razón decide que es mejor quedarse callada, en cambio, mira a su alrededor notando los colores anaranjados del cielo cambiando a tonos mucho más oscuros.
«¿Tan tarde es?». Ante la duda, Jihyo busca entre los bolsillos del abrigo su celular para comprobar la hora, pero al no sentirlo por ningún lado, su frecuencia cardíaca aumenta debido a la posibilidad de haberlo perdido.
—¿Sucede algo? —Tzuyu abandona la discusión cuando se da cuenta que Jihyo dejó de avanzar.
—Creo que olvidé mi celular en el restaurante —responde una vez que revisa por segunda vez sus bolsillos. Termina en esa conclusión cuando recuerda vagamente haberlo sacado para observar la hora y saber el momento perfecto para irse—. Regresaré a buscarlo, no tardo —fue lo último que dice antes de irse sin dar oportunidad de una respuesta por las demás presentes.
Sana estuvo a punto de ir tras Jihyo, ya que no quería que fuera sola, pero Tzuyu es más rápida y se le adelanta.
—La acompañaré. Regresaremos en minutos —Sana y Dahyun ven como Tzuyu va detrás de Jihyo en dirección al restaurante.
La taiwanesa, tan solo entrar al establecimiento, se encuentra de cara con Jihyo hablando animadamente con una chica a la cual reconoce con facilidad. Para su pesar.
—¿Sunhee? —habla interrumpiendo así la plática.
—¡Tzuyu! Pensé que ya te habías ido —dice cuando la ve acercarse a ellas y detenerse a un lado de Jihyo. Ésta última se ve sorprendida de verla, pues no esperó que la siguiera.
—A Jihyo se le olvidó su celular, así que regresamos por el —responde antes de notar aquel aparato entre las manos de la susodicha—. Lo encontraste, que alivio.
—De hecho, Sunhee lo halló por mí —corrige observando con gratitud a la persona delante suya—. De nuevo, muchas gracias.
—No fue nada, en serio, solo lo encontré sobre los asientos. Justo estaba preguntando a quien se le había perdido su celular cuando Jihyo entró preguntando por el suyo —le explica a Tzuyu—. Por cierto, me tengo que ir, supongo que nos veremos el viernes en el partido —añade observando a la pareja.
—¿Partido? —Jihyo repite dudando de sí escucho bien.
—Sí, el partido de baloncesto —Sunhee responde con obviedad, pero al ver que la expresión de Jihyo sigue confusa, comienza a creer en el hecho de que no tiene conocimiento sobre eso—. ¿No lo sabes?
Jihyo asiente con seguridad. Claro que lo sabe, Jeongyeon es parte del equipo de baloncesto femenino de su universidad y tendrán un partido este viernes con otra escuela, pero: "¿por qué yo las miraría a ustedes allí?". Es lo que la tiene tan confundida, y a raíz de ese cuestionamiento, todo cobra sentido para ella.
—Claro que lo sé, y obviamente estaré ahí —responde tratando de sonar emocionada, pero la verdad es que no le agrada tanto la idea de volver a ver a los compañeros de Tzuyu tan rápido porque eso solo va a significar una cosa.
—¡Genial! Entonces te veré el viernes. Hasta luego —y dicho eso se despide de las dos antes de salir del restaurante.
Jihyo y Tzuyu, al no tener nada más que hacer allí, siguen sus pasos hacía el exterior.
—No pensé que alguien iría a mencionar algo sobre el partido —la taiwanesa murmura un poco agotada por todo lo que sucedió en este día—. Está bien, no te preocupes, se me ocurrirá algo para justificar que no fuiste. Estoy segura que tendré todo bajo control —escuchar eso no hace sentir tranquila a Jihyo.
—No busco ofenderte, pero se me hace difícil dejarte todo esto a ti después de lo de hoy; ¡tus compañeros casi piensan que te soy infiel! —le recuerda. De solo pensarlo se siente disgustada: ella no es ese tipo de personas.
—¡Culpa mía no fue! —se defiende—, ¿Cuántas probabilidades hay de qué aparecieras justo en ese restaurante? Hasta pensarlo se me hace ridículo.
—Dejemos eso de lado mejor, lo importante ahora es que estaré en ese partido el viernes —sentencia, pero Tzuyu no está de acuerdo.
—No es necesario, en serio.
—Iré, ya lo dije —insiste—. Y no voy porque solo habrá un partido entre las dos universidades, sino porque una amiga forma parte del equipo de baloncesto.
Tzuyu sonríe de lado al escucharla—: ¿Entonces irás a ver cómo el equipo de mi universidad le gana al de ustedes? ¿Sabes? Nuestro equipo es muy bueno —menciona queriendo provocarla.
—Y no lo dudo, pero estoy segura que el nuestro es mejor —reitera y la menor, a partir de eso, solo puede percibir en el ambiente competitividad.
—Bien, hagamos una apuesta.
—Paso —Jihyo acelera el paso con la intención de dejarla atrás.
—¿Qué? ¿Acaso piensas huir? —Tzuyu se apresura para ir a la par suya.
—No estoy huyendo, solo no quiero ser parte de algo así. Hay demasiadas películas y libros que demuestran como las apuestas pueden terminar mal —responde sin siquiera verla.
—Pero no estamos dentro de ningún libro o película, Park Jihyo —Tzuyu rueda sus ojos pareciéndole tonto esa preocupación—. Sí le tienes tanta confianza a tu equipo, no tendrías porque temer a perder —añade queriendo que Jihyo ceda. Se le hace divertida esta situación, siempre ha disfrutado hacer apuestas y en todas en las que ha participado nunca han terminado mal, de hecho, ha salido beneficiada.
—¿Por qué insistes tanto? —Jihyo se detiene para verla con desconfianza.v
—Porque sé que mi equipo ganará —la respuesta directa de Tzuyu hace que la coreana sonría por su seguridad.
—Bien. ¿De qué va la apuesta? —termina aceptando. Jihyo no quiere dejarse ganar tan fácilmente.
—La otra le debe de cumplir un deseo a la que gane —contesta y la coreana niega rápidamente.
—Eso es lo peor que se puede apostar. ¿Qué hago si pierdo y deseas algo fuera de mi alcance?
—Eso no pasará. Te lo aseguro.
—¿Y qué pasa si pierdes y no quieres cumplir mi deseo?
—Te doy mi palabra que si gano no te pediré nada que no puedas hacer, y si ganas, cumpliré lo que pidas —la determinación en su voz logra que Jihyo confíe. Antes de que la coreana acepte la mano que Tzuyu le extendió para sellar el pacto, esta la aparta—. Pero espero lo mismo de ti.
—Sí, claro, puedes confiar en mí —le asegura ahora sí estrechando sus manos cerrando aquel trato.
—Bien, entonces tenemos una apuesta —la felicidad en el rostro de Tzuyu es incomparable y eso hace que Jihyo comience a arrepentirse de haber aceptado entrar en su juego.
Cuando regresan con Sana y Dahyun, la primera se ve muy contenta de volver a ver a su amiga ya que siente que la rescató de estar un minuto más al lado de la persona que apodó como "Tofu", pues no se encuentra tan contenta de estar al lado de quien insultó su nombre. Así es como lo ve Sana. Por otro lado, Dahyun se ve triste de que el momento a solas junto a la japonesa haya llegado a su fin ya que aún no ha tenido avance alguno con ella.
Cada pareja de amigas se despide de la otra antes de tomar caminos separados.
—¡No aguantaba otro segundo estando al lado de la Tofu esa! —exclama Sana caminando unos pasos delante de Jihyo totalmente molesta.
—¿Tofu? —repite la coreana frunciendo su ceño confundida.
—¿Qué? ¿Me dirás qué no parece uno? —no fue capaz de negarlo—. Como decía, no vuelvas a dejarme sola con ella, lo digo en serio.
—¿Tan malo fue? Dahyun se mira alguien agradable. Aunque me haya dicho pequeña de estatura...
—Mhm. Para ti lo es, para mí no. Pero, ¿sabes qué? Mejor dejemos de hablar sobre ella, ahora lo único que quiero es llegar a mi departamento y tomar un largo baño —dice y Jihyo asiente estando totalmente de acuerdo.
Después de un pesado día, no puede desear otra cosa más.
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—¡Te lo juro! Creo que la estoy conquistando.
—Dahyun, solo nos fuimos por diez minutos, ¿cómo puedes conquistar a alguien en ese tiempo? —Tzuyu ve con incredulidad a su amiga que va a la par suyo.
—Enamorarse es así de rápido, Tzuyu —asegura haciendo reír a la más alta.
—Claro, y como tan rápido llegó, rápido se irá.
—¡Oye, eso es cruel! —Dahyun objeta.
—Es realista —la corrige—, Si quieres conquistarla, hazlo, pero te tomará más de diez minutos en enamorar a la de lindas mejillas.
—¿"La de lindas mejillas"? —la coreana alza su ceja mirándola de forma acusadora—. ¿Te gustan sus mejillas?
—Tranquila, no tengo intenciones de acercarme a ella, pero tampoco soy ciega —responde cuando ve a Dahyun algo tensa—, Además, sabes que no estoy interesada en querer a alguien.
—Es lo que ahora dices, mi amiga —Dahyun le da leves palmadas en su espalda—, Pero te aseguro que es imposible que un día no llegues a enamorarte de alguien.
Tzuyu chasquea la lengua ante las palabras de Dahyun. No quiero contradecirla porque es muy seguro que termine tragandose sus palabras, pero si de algo está segura es que falta mucho tiempo para que eso suceda.
O eso es lo que ella quiere creer.
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