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06

Tzuyu exhala sobre sus manos descubiertas en un intento de disminuir el frío en ellas. Ahora mismo se reprende por no haber traído unos guantes para resguardarlas del clima.

Mientras camina por la vereda, ve en la pantalla de su celular la dirección que Jihyo le había enviado horas atrás. No tarda mucho en llegar. En tan solo unos cuantos minutos nota por fin el lugar donde la citó al otro lado de la calle: una cafetería.

Tzuyu cruza con cuidado, y una vez que está afuera, le manda un mensaje a la coreana avisando que ya está en el lugar. Jihyo no tarda en responder diciendo que ella ya se encuentra dentro y le da una breve descripción de lo que lleva puesto para que pueda ubicarla entre la gente.

Tzuyu respira hondo tratando de verse serena antes de decidir entrar al establecimiento. La temperatura cálida que habita en el lugar la envuelve de una manera muy agradable, tanto que cierra por un momento sus ojos disfrutando del calor y el exquisito olor a café. Cuando abre sus párpados, observa todo el lugar en busca de una específica persona y no tarda en dar con ella.

Jihyo se encuentra ocupando una mesa con dos sillones rojos a cada costado. Ese lugar se encuentra al lado de la gran ventana empañada que muestra las personas pasar y la calle donde transitan los autos. En este momento la coreana tiene su atención en su celular, así que aún no se ha percatado de la presencia de Tzuyu.

La menor deja escapar el aire retenido en sus pulmones desde que la vió y comienza a dar pasos hasta detenerse a un lado de la mesa de madera oscura. Solo cuando ve de cerca a Jihyo, se da cuenta de algo: las fotos no le hacen justicia. Eso lo tiene claro ahora.

—¿Park Jihyo? —carraspea un poco antes de llamarla en un intento de ganar su atención.

Jihyo baja su celular para alzar su mirada, y cuando los ojos chocolatosos se posan sobre la figura a su lado derecho, sonríe de lado impresionada de conocerla.

—Así que eres Chou Tzuyu —dice ladeando un poco su cabeza siguiendo los movimientos de la taiwanesa que toma asiento frente suya—. Un gusto —extiende su mano y su contraria la acepta—. Sí soy sincera, no pensé que llegaríamos a vernos tan rápido —confiesa para cruzar los dedos de sus manos.

—Yo pensé que nunca nos veríamos —susurra logrando que Jihyo sonría ampliamente pareciéndole divertido lo que dijo—. Por cierto, ¿ya ordenaste algo? —la coreana niega con su cabeza.

—Te estaba esperando —le responde haciendo que Tzuyu asiente. Ella ni siquiera ve el menú, lo único que necesita es un chocolate caliente. Es lo que se ha acostumbrado a pedir siempre.

—Me dejó un poco inquieta tu mensaje —habla Jihyo una vez que reciben sus pedidos—. Exactamente, ¿para qué me necesitas?

—Surgió una situación con los compañeros que te mencioné antes —empieza a contar removiendose incómoda sobre su asiento—. Ellos quieren ver una foto de nosotras juntas —aclara. Espera alguna reacción, pero lo único que muestra su acompañante es un rostro inexpresivo—. ¿No dirás nada?

—¿Qué se supone qué debo decir? —ella le pregunta un tanto confundida mientras vacía un sobre de azúcar en su café para después mezclarlo con la pequeña cuchara que se le había dado.

—No lo sé. Por un momento pensé que te negarías.

—¿Por qué haría eso? Sí es lo que necesitas, lo haré. Desde un inicio tenía en claro en lo que me comprometí, así que ahora no puedo abandonarte. Además, no es como si yo no saliera beneficiada —recuerda recargando su mejilla en la palma de su mano—. ¿Y qué tipo de foto quieren?

—Solo una donde estemos juntas —contesta con simpleza.

—Bien, podemos hacer esto —Tzuyu observa como Jihyo se levanta de su lugar para sentarse a un lado suya.

—¿Te importa si la tomas tú? —pregunta la taiwanesa extendiéndole su celular. Jihyo niega aceptando el aparato y colocándolo en posición con la cámara lista.

—Se supone que debemos vernos como una pareja feliz, no como una que ha pasado por cinco rompimientos —opina Jihyo cuando ve a través de la pantalla a Tzuyu centímetros lejos de ella—. Ven aquí —le indica palmeando un lugar más cerca de ella y la taiwanesa se mueve a regañadientes hasta quedar hombro a hombro.

—¿Por qué no has tomado aún la foto? —pregunta Tzuyu cuando pasan pocos segundos sin que la coreana mueva un músculo.

—Nos vemos tan incómodas —murmura Jihyo al notar sus cuerpos tensos—. Tengo una idea. ¿Puedo pasar mi brazo por tus hombros? Necesito que esto se vea más natural.

—¿Es necesario?

—Es solo una idea, está bien si no quieres —Jihyo añade rápidamente cuando la ve un poco a la defensiva. Tzuyu se queda pensando unos segundos antes de terminar aceptando en medio de un pesado suspiro.

Deja que la coreana pase su brazo por encima de sus hombros compartiendo así un pequeño abrazo. A Tzuyu se le hace tan extraña esta situación, nunca había estado así de cerca con alguien que apenas conoce, pero supone que ahora debe comenzar a acostumbrarse. Aunque le sorprende un poco que a la coreana no parece importarle el acercamiento.

Jihyo deja una mínima de distancia entre su sien y la mejilla de la menor. A ella tampoco es que le agrade mucho el estar así de cerca ya que no es tan fan del contacto físico, pero gracias a Sana no le resulta tan complicado mantenerse así.

—Bien, sonríe, la tomaré —avisa antes de capturar el momento. Jihyo rompe el abrazo para ver la foto, pero al ver su reacción, Tzuyu sabe que no le convenció del todo—. Oye, entiendo que sea una desconocida, pero trata de disimular que no te agrado —dice mientras le pasa su celular.

—Tú tampoco haces un gran trabajo —le reprocha señalando la sonrisa de Jihyo, que en realidad parece más una mueca.

—Está bien, lo haremos de nuevo —la mayor agarra de nuevo el teléfono y vuelve a la misma posición que compartía antes con Tzuyu—. Piensa que soy alguna celebridad que te guste, o algo por el estilo. Necesitamos que esto salga bien.

—Lo mismo para ti —responde entre dientes antes de posar. A Jihyo no se lo tienen que decir dos veces. Ella comienza a imaginar a Tzuyu como su personaje favorito de League of Legends, lo que hace que todo sea más llevadero para ella.

La coreana cuenta hasta tres antes de presionar el botón. Jihyo observa la foto junto a Tzuyu y las dos no emiten ningún tipo de reacción por varios segundos.

—Luces como si estuvieras estreñida —Tzuyu es la primera en hablar tratando de contener su risa.

—¡Oye, eso fue grosero! —Jihyo exclama ofendida—. ¿Cuántos años tienes? Estoy segura que soy mayor que tú, así que ten más respeto.

—Saber la edad es lo mínimo para estar en una relación. ¿Cómo es qué no sabes la mía? —su contraria le contesta fingiendo indignación.

—Lo supiera si me lo hubieran dicho — murmura preparando de nuevo la cámara.

—¿Aceptaste esto sin saber mi edad? ¿No es eso algo peligroso? —ante aquel comentario, Jihyo se aleja de Tzuyu todo lo que el sofá le permite.

—¿Eres menor? —pregunta titubeando. La taiwanesa la ve con un rostro tan serio que hace a Jihyo sudar frío, pero cuando decide dejar de jugar con ella, suelta una carcajada.

—Tengo veinte, no tienes nada de que preocuparte —responde haciendo que el alma de su cómplice regrese a su cuerpo.

—Eres una persona muy malvada. En serio sentí que mi corazón se detuvo por un momento —admite con una mano sobre su pecho.

—Yo creo que eres dramática.

—Claro, como tú no serías la que esté en problemas —susurra viéndola con recelo—. Ven aquí —la llama haciendo que se acerque de nuevo.

Una vez más, Jihyo la abraza para posar en la foto. Está vez Jihyo mejoró y luce más natural, pero Tzuyu parece seguir teniendo problemas.

—Al menos sonríe un poco, parece que te estoy obligando con un arma y eso es al revés.

—¡Oye! —Tzuyu exclama girando su rostro para verla.

—Ya se que soy linda, pero tienes que mirar a la cámara —Jihyo bromea y su acompañante solo bufa ante aquella actitud.

Después de tomar la foto, la coreana se toma el tiempo para analizarla.

—En serio, tu cara...

—¿Qué tiene? —estira su cuello para ver la pantalla y, aunque no quiera, tiene que darle la razón a Jihyo: no se ven como una pareja feliz.

—Eres linda como para que estés así de seria —opina y esas palabras logran hacerla sentir mal, pues recuerda lo que escuchó de sus compañeras. Tzuyu trata por todos los medios que Jihyo no sé de cuenta de su estado de ánimo.

—¿Qué fue eso? ¿Un coqueteo?

—Solo dije que eres linda. No te hagas ilusiones —Jihyo le responde antes de acomodarse de nuevo cerca de Tzuyu, la cual rueda sus ojos al oírla—. Bien, va de nuevo.

—Esto está tardando más de lo que esperaba.

—Todo sería más rápido sí pones de tu parte.

—¡Y lo hago! Ahora mismo estoy sonriendo, mira —se defiende al momento de señalar sus comisuras mínimamente elevadas, pareciendo como si acabara de probar algo agrio—. ¿Lo ves? —Jihyo no puede evitar y termina por reírse ante las "muecas" que hace Tzuyu desde su punto de vista—. ¿Qué es lo gracioso?

—Nada, solo recordé un chiste —intenta excusarse—. ¿Quieres escucharlo? Seguro eso si te hace sonreír.

—Está bien —acepta poniendo toda su atención en la mujer delante suya.

—¿Qué tiene el teléfono de Woody?

Tzuyu entrecierra sus ojos por el inicio un poco extraño—. ¿Qué?

—Un mensaje de Buzz —y sí Tzuyu no se rió del chiste, no hay problema, Jihyo lo hizo por las dos.

La taiwanesa observa a su alrededor para darse cuenta la de miradas que su contraria atrajo ante su escandalosa risa, la cual la hace hasta retorcerse. Lo único que Tzuyu hace es verla como si fuera un ser amorfo.

—¿Entendiste? Un mensaje de Buzz. Un mensaje de voz —lo explica, pero ver la cara tan seria de su pareja logra que deje de reírse—. Oye, fue muy bueno.

—No lo fue —la contradice para después cruzarse de brazos—. ¿Ya te han dicho qué tienes un humor muy roto?

—Estoy segura que te dió risa pero ahora mismo te estas conteniendo para no darme la razón.

—No.

—Sí —insiste la coreana.

—Claro que no. Ese chiste fue muy malo.

—Estás mintiendo. Sé que te quieres reír ahora mismo —ella apunta hacía los labios ajenos. Tzuyu ante su insistencia, lo tonto que fue el chiste y la contagiosa risa de Jihyo, termina por darle lo que quiere—. ¿Verdad qué sí fue gracioso? Ahora ven —la mayor aprovecha el momento para tomar la foto. Bueno, muchas fotos—. Mucho mejor —la felicita para después regresarle el celular.

Tzuyu ve las imágenes y asiente muy de acuerdo. Está vez sí se ven como una pareja que está disfrutando del momento.

—¿Lo ves? Tu sonrisa es muy bonita como para que no la luzcas.

—Me sigues coqueteando —la acusa tratando de ocultar el nerviosismo que le causaron aquellas palabras.

—Digo cumplidos. No veo eso como un coqueteo, si no ser alguien agradable —Jihyo defiende su punto. Ella se reconoce como una persona que dice lo que piensa en el momento—. Entonces, ¿está hecho? —pregunta mientras bebe de su café, el cual, para su pesar, ya se encuentra frío.

Tzuyu muerde su labio inferior a la vez que aprieta entre sus manos su celular. No sabe como decir lo que tiene en mente.

—Sí no te molesta, necesito más —habla en voz baja, pero aún así Jihyo logra escucharla—. Quiero asegurarme de que crean que es real.

La mayor solo la observa por un momento sin decir nada antes de darle otro trago a su bebida para después soltar una exhalación una vez que aleja la taza de sus labios.

—¿Tomar muchas fotos en un mismo lugar no es raro? —pregunta de manera retórica—. Creo que sería más conveniente irnos a otro lado —propone. Tzuyu la ve y sonríe mientras asiente. Se encuentra agradecida de que haya aceptado.

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Las dos llegan a un parque cercano a la cafetería. Aprovechando el lindo lugar, dedicen por tomarse las fotos faltantes. Está vez todo fue más fácil para ellas; habían entrado un poco en confianza y ya no estaban tan tensas como en un inicio cuando se conocieron.

Jihyo voluntariamente poso para que Tzuyu le tomara fotos "como si no sé diera cuenta que lo está haciendo". Mencionó que era lo que comúnmente hacen las parejas, o es lo que piensa desde que vió a Nayeon tomarle fotos a una desprevenida Jeongyeon.

Tzuyu y Jihyo terminan ocupando una banca bajo el cielo nublado por pedido de la primera, pues quiere hablar con la coreana sobre crear una historia de "como se conocieron", así tendría algo que responder por sí sus compañeros le preguntan sobre ello. Jihyo ni siquiera intervino y dejó que Tzuyu inventara todo, ella solo se abstiene a escuchar atentamente la gran imaginación que posee su contraria.

—Es una buena historia —Jihyo termina aceptando la versión de Tzuyu sin objeciones, pues no es como si le interesara aquello.

—Bien, entonces ya está dicho —la menor da por hecho aquella mentira sonriendo orgullosa por su creatividad.

Jihyo rasca su cuello intentando encontrar las palabras adecuadas para preguntarle algo en específico: «¿Hasta cuándo seguirán con esto?». Sabe que apenas inició todo este embrollo, pero le gustaría tener una fecha donde culmine la farsa. Probablemente dos meses sea lo suficiente para tener el dinero que le falta y Tzuyu puede decir que rompieron por problemas entre ellas y listo, todo terminaría.

—Comenzó a llover —la voz de Tzuyu logra sacarla de sus pensamientos. Ve a la taiwanesa con una mano en el aire tratando de cubrirse de las gotas que impactan en ella y eso la hace alzar su mirada para notar la gran nube gris sobre sus cabezas. En cuestión de segundos, una lluvia comienza sobre ellas obligandolas a ponerse de pie.

Todas las personas a su alrededor corren hacía un refugio y Jihyo empieza a buscar uno cercano con la mirada para resguardarse. Cuando localiza una tienda de conveniencia al otro lado de la calle, se gira hacía Tzuyu.

—Ven —no espera respuesta alguna, simplemente la toma cuidadosamente de su muñeca y la jala para que la siga. Se detienen una vez que están resguardadas por el techo de sombrilla en la entrada de la tienda—. ¿Puedes esperarme aquí?

—Sí —Tzuyu asiente abrazándose a sí misma en un intento de minimizar el frío. Mientras Jihyo se adentra a la tienda, ella va buscando la forma de regresar a su hogar.

La mayor sale unos minutos después con dos pequeñas toallas sobre su hombro y un café.

—Ten esto —Jihyo le da el envase de cartón antes de rodear su cuello con una toalla y la otra dejarla sobre la cabellera de la taiwanesa—. Debes secarte, podrías resfriarte al estar mojada.

—¿Compraste una toalla solo para esto? —Jihyo afirma con un sonido—. Gracias —no puede evitar sonreír ante el gesto amable—. ¿Y el café?

—Es algo que utilizo para ignorar el frío —responde y Tzuyu ladea su cabeza confundida por ese "tip"—. Mira —la coreana descansa sus manos sobre las contrarias que aún rodean el envase—. Hasta yo puedo sentir lo cálido del café —añade suspirando de satisfacción ya que sus manos no se sienten tan heladas como hace unos segundos.

Por otro lado, Tzuyu está segura que sus manos no son la única parte de su cuerpo que subió de temperatura. Ahora mismo siente su cara caliente por el contacto y se maldice por haber tenido esa reacción.

—Cambiando de tema, ¿quieres qué te lleve a tú casa? —la menor le pregunta entre tartamudeos cuando decide alejar sus manos del tacto peligroso de Park Jihyo.

—No, pero gracias. Quedé con una amiga y ella vendrá por mí —responde recordando la breve llamada que recibió de Sana cuando estaba dentro de la tienda. Esta lloriqueaba porque le había cancelado y Jihyo le recordó que todavía pueden verse, algo que emocionó a la japonesa y no dudó en venir a su rescate.

—¿Estás segura?

—Sí, estaré bien —asegura y Tzuyu termina resignandose justo en el momento en que ve el coche que pidió pararse frente suya.

—Entonces me voy primero —se despide rápido de Jihyo. Antes de llegar al auto, Tzuyu se detiene para girar su cuerpo hacía la coreana y verla por última vez en el día—: De verdad, gracias por lo de hoy.

—No hay de que. Fue... divertido — la menor le da la razón antes de seguir su rumbo.

Solo cuando la taiwanesa se va y Jihyo queda sola en la lluvia, es cuando recuerda algo que la hace dejar caer su cabeza abatida. «Olvidé preguntarle cuando terminará esto», piensa con un suspiro de por medio.

Ya habrá otro momento para hablar de eso.

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