8. Sunshine
6 de noviembre de 1981
Habían pasado unos días y las cosas estaban demasiado tranquilas, incluso me armé de valor de contar un secreto que muy poco sabían y que había preferido mantener oculto.
Hace muchísimo tiempo los Stafford y los Berchesan habían sido grandes aliados. Los Stafford habían sido muy importantes tanto en el Mundo Muggle como en el Mundo Mágico, habían aportado grandes cosas en cada mundo.
Lo bueno era saber que los Stafford hace cientos de años o incluso más, tuvieron en su poder a los dragones, era muy difícil que cada Stafford pudiera vincularse con su dragón, pero lo conseguían.
Los dragones no tenían una lengua antigua para poder comunicarnos, es cierto que había una palabra antigua para utilizarla cuando queríamos que lanzaran fuego, pero era algo que no queríamos.
Era algo peligroso y por eso esa palabra estaba en otro idioma y solo los que teníamos dragones, la sabíamos.
Incluso de algo que me había enterado estos días es que los Stafford habían gobernado el reino de Rumanía, siempre pensé que habían sido los Berchesan los encargados, pero mi abuela me lo contó todo.
Los Stafford habían sido Reyes en Rumanía, pero el problema fue cuando a la gente no le pareció correcto que tuvieran dragones, según ellos decían que eso solo podía acabar en desastre. Así que ellos tuvieron que esconderlos en Rumanía, sobre el reinado, pues paso a ser de los Berchesan, por un matrimonio que hubo, así que a pesar de todo, los Stafford eran importantes en la toma de decisiones.
Nunca pensé que mis familias hubieran sido tan unidas, eso si mis padres no tenían nada que ver, y eso estaba claro cuando mi abuela tuvo algo con Grindelwald y de ahí salió mi madre.
Yo sabía que era una Stafford, no me importaba que me dijeran que mi padre era Tom Riddle, mi padre era Benjamin Stafford y haría que su legado siguiera latiendo más fuerte que nunca.
A pesar de que los dragones estaban escondidos en Rumanía, eso no impedía a los Stafford el tener un dragón, mis hermanos, al menos Alexander, Matt, Tyler, Elizabeth y yo tuvimos y seguimos teniendo a nuestros dragones.
El problema es que estaban bien escondidos, porque lo que menos queríamos es que algo malo les pasara.
Aún recuerdo cuando fui a ver a mi dragona por primera vez. Estaba demasiado nerviosa, pero tenía a James a mi lado. Recuerdo que era verano y fuimos mi familia y él a Rumanía.
Cuando llegamos, lo primero que hicimos fue ir al lugar donde permanecían los dragones. Así que al llegar James me tomó fuerte de la mano, los dos estábamos demasiado nerviosos.
Al llegar vi aún pequeño dragón en una mesa y sonreí.
—Mira Lex, es tu dragona —sonreí y me acerqué con cuidado y la dragona al verme se acercó como pudo.
La acaricié con cuidado y vi como James se acercaba a mí. Mi dragona tenía toques dorados, y los ojos azules, una combinación rara, pero eso le hacía ser demasiado hermosa.
—Es muy linda —susurró James con una pequeña sonrisa.
—¿Verdad que si? —él asintió abrazándome por los hombros.
—¿Qué nombre le pondrás? —seguía viendo a la dragona con una sonrisa.
—No lo sé.
—Sunshine —susurró él, giré mi cabeza un poco para verlo—. Bueno, tiene un dorado hermoso y parece un sol, al igual que tú. Sería algo lindo que tuviera una referencia a ti, y que mejor que el Solecito que suelo decirte yo siempre.
Sonreí y asentí dándole un beso en la mejilla.
—Es precioso —susurré.
Ese día había sin duda alguna perfecto, el problema es que ya no pude verla tanto como yo quería, porque había empezado Hogwarts, luego todas las desgracias y la guerra hicieron imposible que fuera a verla. Aunque gracias a Alexander, supe que había sido madre, así que mis hijos podrían tener sus dragones.
Al llegar vi los grandes muros y suspiré porque hacía tiempo que no había estado aquí.
—Lex —miré a James y él me regaló una sonrisa.
Habíamos invitado a los Merodeadores, a las chicas y vinieron algunos de mi familia porque pasaríamos unos días en Rumanía, debía ocuparme de algunos asuntos.
—¿Lista para verla? —asentí y los muros se abrieron, los niños los habíamos dejado con mis tías, porque tampoco tenían edad, o eso creía yo.
Entramos todos y yo me adelanté un poco para ver como un dragón volaba alrededor del castillo, inmediatamente sonreí porque sabía perfectamente de quien se trataba.
La dragona bajó con elegancia y pude ver por el rabillo del ojo a todos dando unos pasos hacia atrás mientras Matt los veía divertidos.
—Sunshine —susurré y me acerqué para acariciarla, había crecido demasiado, pero era de esperarse si hacía tiempo que no había venido a visitarla.
Sunshine se acostó y dejo que la siguiera acariciando, no pensé que después de tantos años, podría reconocerme, pero lo hizo.
—Sí que te extrañó —miré a Matt con una sonrisa mientras volvía a verla.
—Sunshine, la esperó todo este tiempo. Un dragón, cuando tiene una conexión tan fuerte con su jinete, jamás olvida y debo admitir que la conexión de ellas dos es muy fuerte, hace tiempo no había visto esa conexión.
Sonreí.
—Lex, ¿quieres montarla? —miré a mi abuela.
—¿Puedo? —ella asintió con una sonrisa. Miré a Sunshine y ella me miraba como si intentará decirme que me subiera.
Subí con cuidado y con un poco de ayuda de ella y me agarré muy fuerte de las riendas.
—Bien Sunshine, demos nuestro primer vuelo juntas —ella se levantó y soltó un fuerte rugido para empezar a volar.
Sonreí, me sentía demasiado segura montándola, era como si supiera que ella jamás me dejaría caer, a pesar de que nos vimos muy pocas veces y jamás tuve la oportunidad de volar con ella.
Sonreí al ver lo pequeño que era todo desde arriba.
Sunshine volvió a rugir mientras volaba y cada vez el castillo se hacía más pequeño, sin ningún miedo empezamos a elevarnos aún más y a alejarnos del castillo.
Solté un grito lleno de emoción, me sentía tan bien, tan libre.
Era algo inexplicable.
—¡Muy bien Sunshine! —sonreí mientras veía todo desde arriba.
Un rato después volvimos con el resto, y bajé con cuidado viendo a todos con una gran sonrisa. Miré a Sunshine que acerco su rostro al mío, junte mi frente con la suya que era enorme y sonreí.
—Ya estoy aquí Sunshine, todo lo malo ya paso —susurré—. Volví y te prometo que ya no te dejaré por tanto tiempo. Además, mis hijos deben conocer a sus dragones y vincularse al igual que lo hicimos nosotras.
Un dragón elegía a su jinete, y tuve mucha suerte de que Sunshine me eligiera a mí después de todo.
Ahora ya estaba fuera de peligro, lo que significaba que debía seguir con mi papel de Reina y Ministra, aunque debía agradecerles a mi abuela y a Asher por la gran ayuda. Mi abuela seguiría ayudándome con el reino, porque sabía que debía permanecer en Londres.
Matthew y Alexander me ayudarían a tener controlado el Ministerio de América y tenía mucha suerte de tener a James a mi lado, porque sabía que podía consultarle cualquier cosa, él sabía siempre que decir.
Por fin las cosas estaban comenzando a seguir su curso y estaba convencida de que todo iría bien.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el capítulo?
Espero que os haya gustado.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #destinywattpad ❤
Os amo ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro