4 de febrero de 1982 

Había pasado un mes y debíamos volver a Londres, aunque para mí eso no era una opción. Había mucho trabajo que hacer aquí y luego también había demasiado trabajo en América, el cual lo estaba haciendo aquí. 

Al haber estado tantos meses alejada de todo, había acumulado demasiado trabajo. Llevaba días trabajando sin parar, ni siquiera había tenido tiempo de pasar con mi familia, y cuando acaba solo podía estar un rato con los niños, antes de volver a trabajar o caer rendida por las noches. 

En parte lo agradecía porque del cansancio que sentía, ni siquiera tenía pesadillas, pero sabía también que a James esto no le hacía demasiada gracia, porque intentaba buscarme, pero con todo el trabajo que tenía era imposible poder estar con él. 

Después de todo, él era mi marido, y había estado en todos mis momentos. Así que decidí que hoy sería un día para nosotros dos. Había preparado una zona alejada del jardín, donde nadie molestaría.

Sonreí levantándome de mi asiento, al ver como por fin tenía las cosas organizadas y completas. Por fin lo había logrado, aunque aún faltaban muchas cosas.

Salí de ahí, últimamente se me había hecho costumbre, ir en vestido, no me quejaba, porque alguno de ellos era bastante cómodos. 

Justo llevaba uno negro, con detalles plateados y el pelo, había optado por una trenza, no quería que me molestara a la hora de trabajar. 

Caminé por los pasillos, viendo los retratos de mis familiares y sonreí.

Vi el de mi padre y paré viendo detenidamente sin dejar de sonreír. Era su hija y eso jamás cambiaría. 

Me negaba a creer todas esas blasfemias. Yo ea hija de Benjamin Stafford y haría que se sintiera orgulloso.

—Haré que te sientas muy orgulloso papá. Ojalá pudieras estar aquí para conocer a tus nietos, seguro que los hubieras amado muchísimo y ellos a ti —susurré con lágrimas en los ojos.

—Lex —me giré para encontrarme a mi hermano con una pequeña sonrisa, acercándose a mí.

Seguía sin creer que tuviera a Matt aquí con nosotros. Llevaba tiempo creyendo que no volvería a verlo, pero aquí estaba y no podía estar más feliz de saber que él estaría a mi lado, como siempre lo había prometido. 

—Matt —sonreí, él me quitó las lágrimas delicadamente.

—¿Por qué estás llorando mi dulce hermana?

—Simplemente les extraño, estoy segura de que hubieran amado a los niños —susurré y él asintió abrazándome por los hombros.

—Y estarían muy orgullosos de ti Lex, de todo lo que has logrado y de que por fin tengas la familia que has soñado. Nunca pude agradecerte correctamente todo lo que hiciste por nosotros, aunque no era tu responsabilidad y siento mucho que tuvieras que hacer todo eso y pasar por tantas cosas que no merecías.

—Da igual Matt, ninguno estaba dispuesto, y lo vi en vuestros rostros, así que pensé que debía ser yo, después de todo tengo la fuerza suficiente para lograrlo.

—Eso no significa que tuvieras que hacerlo todo tu sola, en nombre de todos quiero disculparme, aunque sé que una disculpa no va a arreglar nada. Pero como tu hermano mayor, me quiero disculpar personalmente por dejar que tuvieras la responsabilidad de todo. No lo merecías —le abracé como pude y comenzamos a caminar. 

—No te preocupes en serio, tú tenías una familia que proteger... —él me interrumpió.

—Tú también eres mi familia Lex, y te dejé sola cuando más me necesitabas. Nunca me perdonaré por ello, todo lo que sufriste a manos de nuestra madre, y luego en Hogwarts. Por Merlín, no puedo ni imaginármelo. 

—Siento que tuve muchas versiones de mí misma, las cuales murieron. Primero fue la Lex antes de Hogwarts, asustada por lo que pudiera hacerle su madre, asustada por no poder decírselo a nadie, porque si no podría ir peor. Luego está la Lex de Hogwarts, la chica que empezó a descubrir la verdad y empezó a crecer demasiado rápido, porque constantemente estaba amenazada. Esa Lex, tuvo en sus hombros, todo el peso de la Lex pequeña, todo el dolor y el miedo la estaba acompañando, los dolorosos recuerdos, que hasta ahora me atormentan. Esa Lex si supiera que tiene hijos con el amor de su vida, no sé lo creería. Me dije que nunca sería madre porque sentía que no sería una buena madre y no quería ser como la que tuvimos. Así que me negué a creer en que podría tener esa posibilidad. Además, hasta ahora sigo controlando mis dones, ¿y si llegó a lastimarlos con ellos? En Hogwarts pasaron tantas cosas, perdí la humanidad e hice cosas terribles Matt y me arrepiento demasiado de ello —susurré con un nudo en la garganta.

Solo de pensar en todo lo que había pasado en Hogwarts, me hacía querer llorar. Hubo momentos lindos, pero también hubo recuerdos malos, que si pudiera borrar, lo haría de inmediato, pero quería castigarme por ello. Son cosas que se mantenían en mí y que mi madre me había inculcado, antes de que las cosas mejoraran entre nosotras, pero él la mató.

Presencié la muerte de muchas personas y no pude hacer nada para salvarlas. 

—Nunca cuentas todo lo que viviste...

—Porque no veo porque hacerlo Matt, es el pasado... —él me interrumpió.

—Un pasado que te está atormentando todavía Lex.

—Lo importante es que estoy bien.

—Los dos sabemos que no, podrás engañar a todo el mundo, pero no a James y a mí, somos las dos personas que mejor te conocemos, incluso podría jurar que James es el que más te conoce y le estás alejando de ti. El trabajo es una excusa para no hablar de todo lo que te atormenta, pero él también está sintiendo lo mismo que tú, no pasó lo mismo que tú, pero te perdió muchas veces, su corazón se rompió cada vez que te veía mal y pasó lo mismo que tú esa noche. Casi te pierde para siempre Lex. 

—Lo sé Matt, y lo intento, pero tengo la mala costumbre de guardármelo todo y aparentar que todo está bien. Además, tampoco es que quiera añadirle más problemas a James. Ya tiene bastante y hemos pasado por todo, que no quiero...

—Sois un equipo Lex, por mucho que queráis guardarlo para vosotros mismos, debéis hablar o buscar ayuda. Los dos habéis sido fuertes, pero hasta los más fuertes se rompen Lex. Y vosotros no sois indestructibles, por mucho que queráis pensar que sí —le miré—. Tal vez necesitéis un tiempo para vosotros dos, yo puedo cuidar de los niños, en lo que disfrutáis un poco, no habéis tenido oportunidad de hacerlo desde que salisteis de Hogwarts —tal vez eso pudiera ser una buena opción.

—Tal vez tengas razón —murmuré, pero también sabía que ni James ni yo podríamos dejar a los niños. 

Nos era imposible dejarlos, porque yo no confiaba al cien por cien cuando se trataba de mis hijos, solo confiaba en James porque él era el padre y sabía que estarían a salvo y lo mismo pasaba con James, él prefería que estuvieran conmigo, antes que con otra persona. 

Así que primero tendría que hablar con James sobre la idea, pero eso lo dejaría para más adelante. 

—Anda, ve con él y disfrutar de vuestra cita —asentí y solté una pequeña risa.

Le di un corto abrazo y fui a buscar a James para disfrutar de nuestro día sin ninguna preocupación o responsabilidades.

NOTA DE LA AUTORA

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