Sus dedos tocan la piel de su compañero, al que no ha visto desde hacía muchas vidas atrás, el Omega sigue teniendo su color dorado, no ha perdido su brillo en todos esos siglos, su cabello como el oro azulado y su piel de un hermoso blanquecino, su sonrisa de perlas y sus amables ojos lo miran con alegría.
Su alma gemela sigue pareciendo su sombra, su cabello oscuro y su piel pálida contrastan con la luz de su eterno amado.
Y sonríe para él, y sus dedos acarician su rostro, sus miradas se encuentran.
El Beta mira la marca, visible por el amplio cuello de la remera, sigue como si estuviera fresca.
El Omega le sonríe de cerca y le contagia el burbujeante sentimiento que acaricia su interior.
— Tanto tiempo— murmuró el joven dorado, y junta sus labios de nuevo, finalmente.
Se pierden en el beso, se gozan después de tantas vidas y tanta distancia, el Beta acaricia su cabello y el Omega sus mejillas y lo toma de la nuca, hasta que la mano pálida baja al blanquecino cuello del otro, roza la marca con sus dedos sin querer y la piel arde y quema...
Soo Bin se levanta de golpe con un grito de dolor, lleva su mano automáticamente a su marca, y llora con desconsolacion por el ardor que emana de aquel lazo roto.
Solloza con dolor, Yeon Jun se despierta con confusión y tarda unos segundos en reaccionar, algo asustado del parecido de Soo Bin con el chico de sus sueños.
— Soo Bin, Soo Bin, suelta... — el enfermero toma su brazo y lo separa a la fuerza de la marca, lágrimas cubren su rostro y suelta gemidos dolorosos entre sus lamentos—. Espera, espera, no te toques, mantente ahí.
Yeon Jun sale de la cama con rapidez, llendo hacia su bolso, revolviendo hasta sentir el pequeño pote con el ungüento que siempre tiene guardado para los casos como los de Soo Bin, se acerca de nuevo a él, quitando la tapa.
— A ver, a ver, pequeño— dice, colocándose a su lado, tomando una generosa cantidad con sus dedos—. Mantente tranquilo, Soo Bin, sólo falta que cambies de forma, ya... Respira— le ruega, acerca con sus dedos y lentitud a la marca, que está de un color rojo oscuro, y se ve irritada alrededor.
Soo Bin sisea cuando el ungüento toca su piel, pero se calma con respiraciones pesadas mientras aquel remedio calma su dolor.
— Y-Yeon...
— Shhh, tranquilo, estoy aquí... — dejó ungüento de más, ya que no quería tocar demasiado, cerró el frasco y lo miró con atención—. ¿Estás más calmado?
Soo Bin asintió.
— ¿Q-Qué es eso? — preguntó, curioso de la magia que había utilizado para aplacar su ardor en segundos.
— Una receta secreta con muchas plantas naturales— respondió el pelioscuro—. Un amigo las fabrica, aunque y no está aquí, se me está agotado.... Vamos, lávate las manos, haré lo mismo.
Salió del nido por segunda vez, se volteó para esperar a Soo Bin, quien fue con paso lento hasta el baño.
Lavó sus manos y miró la excesiva cantidad de crema que Yeon Jun había colocado, principalmente para no tocar demasiado la marca, y le dolió la imagen.
Yeon Jun limpió los restos de ungüento de sus manos, Soo Bin lo esperó en la puerta del baño, mirándolo con una extraña sensación, como de una imagen ya vivida, un viejo sueño repetido.
— ¿Soo Bin? ¿Choi Yeon Jun? — la adormilada voz de Beom Gyu se hace presente, ambos voltean a él—. ¿Pasa algo?
— Soo Bin comenzó a tener irritación en la marca— comentó Yeon Jun con normalidad—. Es muy común, pero nada que un ungüento no pueda calmar.
— Veo— murmuró el castaño, mirando la crema en su cuello y hombro, alzó su mano y acarició el azulado cabello de Soo Bin, el Omega le dedicó una sonrisa amable— ¿Estás bien?
Soo Bin asintió, mirándolo con gratitud.
— Si, Beom... No te preocupes por mí, descansa tú, no te hará mal.
— Sí— respondió el castaño, Soo Bin notó su estado de ánimo y lo abrazó sin dudar, su amigo correspondió—. Te quiero mucho, Soo Bin.
— Yo también te quiero, Beom Gyu— concordó el peliazul y escuchó al Alfa sorber sus mocos—. Deja de llorar, que te vas a enfermar de llorar tanto.
— Si, sí... — Beom Gyu asintió, se separó de él y se secó sus lágrimas—. Yo... Volveré al sofa— murmuró, los dos asintieron—. Choi Yeon Jun, podría... Hablar contigo un segundo.
— Claro que sí— el Beta asintió, Soo Bin hizo una seña que iría a la cama y el enfermero sólo fue con Beom Gyu hasta la sala—. ¿Qué pasa?
Beom Gyu se notaba nervioso.
— Pues... Mira, mi abuela, tu la conociste— Yeon Jun asintió—. Ella conocia muchas leyendas antiguas, y una de ellas es la del Omega y el Beta que eran predestinados.
Yeon Jun frunció el ceño, con una mueca.
— ¿A dónde quieres llegar con esto, Beom Gyu?
— Sólo, por favor, escúchame... Usted y Soo Bin, tienen una conexión, ¿No lo siente?
Yeon Jun negó.
— Yo la veo, lo noto y mucho de lo que han echo... Es como en esa leyenda, de Bich y Neul.
— Eso es un cuento de niños— Yeon Jun negó—. Hasta tiene una película animada, Beom Gyu, no quiero sonar bruto pero no me voy a dejar molestar.
— No, no, no hablo de esos cuentos estúpidos, está leyenda es real, en serio, mira — el castaño buscó el cuaderno y arrancó la página de un tirón, extendidola hacia él—. Es la leyenda, como lo decía Abu.
Yeon Jun miró la hoja y suspiró, negó, y apartó su mano de él.
— Beom Gyu, yo vine aquí hace unas horas, es tarde en la madrugada y estoy aquí para cuidar a Soo Bin en sus últimos días... No me vengas con un viejo cuento de niños diciendo que es una leyenda antigua, porque no voy a creerlo.
Beom Gyu se veía decepcionado.
— Soy un hombre de ciencia, Beom Gyu— Yeon Jun se encogió de hombros—. No creo en predestinados, no hay pruebas de ellos, y mucho menos voy a creer en un Beta y un Omega de oro como pareja destinada, ni en leyendas... ¿Está bien?
Beom Gyu apretó sus dientes, bajó la vista, asintió sin siquiera mirarlo
— Volveré a hacer para lo que me contrataste, ¿Bien? Descansa, nos vemos mañana— dijo, se alejó de él con frialdad, regresando al cuarto.
Al entrar al cuarto en silencio, se encontró con Soo Bin sin remera, esperando sentado en la cama.
— ¿Tu pijama tocaba mucho la marca?
Soo Bin asintió.
— No se salió tanta crema, pero sí algo.
— Te puse de más a propósito, tranquilo— Yeon Jun colocó una mano en el hombro del Omega, sonrió levemente—. ¿Todo está bien? ¿Quiéres dormir?
Soo Bin asintió, se acomodó de espaldas, ya que del otro lado la cama tocaría el ungüento y sólo lo quitaría.
—Yeon Jun, abrázame — pidió, y el Beta no mostró objeción, rodeando su cintura con sus brazos, sus piernas detrás de las del Omega, su pecho pegado a su espalda, lo que en una ocasión normal sería "haciendo cucharita".
Acomodó su rostro cerca de la nuca del Omega, su olor a fresas y a flores lo calmaron, y a la pocos minutos, aún algo despierto, aunque Soo Bin estaba completamente dormido, pudo sentir el olor de la miel.
•━━━━━━━━━━•
Como hoy estoy muy per muy feliz!!! Hay triple actualización!!! ❤❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro