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Capítulo 14

Los labios de la omega se pegaron a los de la
beta, y tanta fue la emoción de ese destinado contacto, que hizo a ambos corazones doler.

Lisa cerraba sus ojitos con fuerza, mientras sus labios buscaban recorrer la boca de Jennie, y sus manos se apretaban en puños con la remera de Jennie entre ellos. Se sentía estallar de a pequeños trozos en su interior, entre a su vez todo iba encajando en nuevas piezas, confirmando lo que había sentido en sueños al besar a aquella que se parecía tanta a la beta.

Jennie simplemente no pudo cerrar sus ojos, su sorpresa era gigante, estaba atontada, tanto que sus de por sí inexpertos labios no pudieron reaccionar más allá de hacer pequeños mohines, mientras dejaba a la omega dominar sobre sus belfos.

Estaba tan anonadada que lo primero que sintió de aquello no fueron sus sentimientos, sino a su estúpida loba que corría en círculos totalmente emocionada, lo que la hizo reír en el beso, y lo que hizo a Lisa sonreír contra sus labios al menos por un segundo.

Aunque la rubia sollozó en el beso, ahogando el llanto en los labios contrarios.

Con manos evidentemente temblorosas, Jennie tomó los puños de la chica, quién se separó del beso en cuanto las manos de Kim envolvieron las suyas, y se escondió en su cuello, en sus manos unidas, cerró sus ojos y tembló completamente.

—L-Lo siento, lo siento... —Lisa negó, dolida, se quiso morir allí mismo para no enfrentarlo.

"Bésala de nuevo idiota, me gustó".

—Maldito perro —Jennie susurró para sí misma, quería golpearse así también golpearía a su loba, que la estaba sacando de quicio—. Lisa, ven, por favor.

Ella negó.

—N-No sé por qué lo h-hice, lo s-siento, en serio lo siento... N-No creas que-... No pienses mal de mí, n-no me dejes sola de nuevo... No te molestes...

—Lisa, no lo haré —habló de forma contundente, tomó sus mejillas—. Por favor, mírame, pequeña, todo estará bien.

La omega alzó la vista con lentitud y miedo, la miró con cierto pánico, sin saber qué haría, sin poder predecir la frialdad de sus ojos.

<<— Hazle caso a tu loba, ella sabe qué hacer, siempre lo supo.>>

"¿La besas ya?".

Jennie se inclinó hacia ella, acortando la poca distancia, juntó sus frentes y cerró sus ojos para que su nariz tocara la de Lisa, y se movió tímidamente contra ella en un vergonzoso beso esquimal.

"Maldita virgen".

Jen apretó la mandíbula para no insultar en voz alta frente a Lisa.

Se detuvo para ver a los ojos de la omega con vergüenza y timidez, su boca se entreabrió ligeramente al ver que la menor seguía llorando.

—¿Por qué tienes que ser tan linda? —preguntó la tailandesa, con ganas de llorar de nuevo, ya estaba demasiado sensible, sorbió su nariz y miró a Jennie sabiendo con todo su corazón que era alguien maravillosa—. Jennie Kim, eres un ángel... —los puños que mantenía en la remera de la castaña, temblaron y sintió a su fuerza fallar, se sintió pesada de golpe, su cabeza comenzó a dar vueltas, su vista se perdió en el rostro de la mayor que no podía mantener fijo, por más que quería mirarla hasta el cansancio.

—¿Dónde estuviste... Todo este tiempo?

Las mejillas de Jennie estaban al más suave rojo, y el rubor viajaba hasta sus orejas y hasta su nariz, sus labios seguían inchados por aquel beso y aún su corazón latía desbocado, cargado de chispas que la hacían sentir todo tipo de cosquillas en su interior.

Los párpados de Lisa pesaron de más y estos aletearon en el esfuerzo por no irse. Antes de siquiera llamar su nombre, Jennie actuó por sí misma, atrayéndola hacia sí y la acunó sobre su pecho, dejando que escuchara sus latidos antes de quedar inconciente.

Con la chica entre sus brazos, Kim buscó en su cuello el pulso y lloró al encontrarlo, y no se dió cuenta cuando comenzó a llorar más y más, cuando se rompió por dentro al igual que por fuera. Devastada, se abrazó a la inconsciente omega, hundimiento su nariz en su cuello, sintiendo su aroma, a fresas y flores, a aire fresco, a un campo abierto y a una vida alejada de aquel sufrimiento.

—¿Por qué tengo que amarte? —preguntó de la nada, escuchó la respiración de la rubia y acarició su mejilla con cariño—. ¿Querrás ser salvada? ¿O seré yo quien quede sola?

Y no supo cuantos minutos continuó llorando como una niña pequeña, con aquella hermosa y brillante omega en sus brazos.

Lloraba con todo tu corazón astillado y dolido, al punto en que hasta su loba lloró por toda su tristeza también.

Recostó a ambas en la cama, aún con lágrimas en los ojos, la miró con cariño mientras acarició sus mejillas, acercó sus labios a la marca entre su hombro y cuello, y comenzó a dejar besos en esta.

Tomó su mano, protegiéndola entre las suyas, la apretó entre sus pechos, sintiendo el corazón de Lisa latir debajo de sus manos, y no quería que eso dejara de pasar, quería sentirla para borrar esa idea de su cabeza, y por un momento pensó que estaba siendo ridícula con tanto sentimentalismo con una paciente.

Pero Lisa era más que eso, no sabía qué tanto más, pero no podía reducirlo así.

Aquella chica la había encantado demasiado.

Dejó infinitos besos en la marca, hasta que dejó de llorar cuando sintió que estaba haciendo lo correcto, y con una respiración profunda, la omega murmuró su nombre en un susurro doloroso.

—Jennie...

—Lisa —su voz sonó rota y horrible, y la rubio la miró con preocupación, la castaña acercó su rostro hacia ella, pero mantuvo unos centímetros de distancia.

—¿E-Estás bien?

—¿Qué si yo estoy bien? Lisa, te acabas de desmayar en mis brazos y en serio me asusté mucho y-y no es normal porque estudié para esto pero-

—Hablas muy rápido... No te entiendo —dijo, en tono somnoliento.

—Me asusté —confesó, con su voz aún algo rota—. Pero me asusté por algo tonto como un desmayo, que no es grave, y no sé por qué.

Lisa la miró como si fuera una tonta, como si supiera cosas que ella no, y rió un poco, curvado sus labios hacia arriba en una sonrisa floja.

—¿Qué pasó? No recuerdo...

—¿No recuerdas nada?

—Que me desperté... Después te dije algo, que no recuerdo, y después me dormí de nuevo —la enfermera revisó su temperatura con su mano—. Jennie, ¿qué pasó?

Jennie se ruborizó furiosamente por lo ocurrido, y lamió sus labios nerviosa, masculló que iría por algo de agua y su estetoscopio para escapar al menos dos segundos.

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