Capítulo 08 [2/2]
Jisoo se sentía molesta, apretó los labios, mientras escuchaba a aquellas dos reír, abrazó un poco más fuerte la frazada y se obligó a mantenerse callada.
Entendía que para otras personas, ella podría quedar como una loca fácilmente.
Había sido criada con los relatos de las antiguas leyendas, creía en estos con todo su ser, era muy supersticiosa y confiaba que si las cosas pasaban era porque el destino así lo quiso, y tenía la esperanza de que siempre las cosas cambiarían a mejor, tarde o temprano.
Claro que las personas de hoy en día no compartían lo mismo que ella.
Por eso Jennie había ignorado su leyenda, y no quería ni pensar en cómo reaccionaria Lisa.
Su amiga estaba afectada por la pérdida de su alfa, si le mostraba ese relato posiblemente pensaría algo como "¿Entonces Jungkook murió para yo que pueda emparejarme con Jennie?" Y no quería discutir con ella al respecto.
A Jisoo le dolía la pérdida de su amigo, también le dolía la muerte de Jungkook, pero sabía que el chico estaba en un buen lugar.
Y por más que el lazo roto esté arrastrando a Lisa al lado de Jungkook, no creía que fuera justo ser así.
Lisa merecía vivir, no había echo nada para merecer lo contrario.
No estaba a favor de la idea de que la vida de los omegas estuviera atada a la de los alfas, en ningún sentido, ni en sus "obligaciones" o "derechos", ni en el tema de la muerte o el libertinaje.
Porque había que ser honestos, todo era muy injusto para los omegas, ellos sufrían los lazos rotos hasta la muerte, mientras un alfa podia marcar a otro omega y sobrevivir sin más.
Además de que los alfas eran consideradas los "líderes" y podían hacer todo lo que quisieran, mientras tanto, los omegas debían cumplir con su papel de sumisos y encargarse de cosas básicas de la casa, porque eran muy "débiles" para hacer algo más.
Patrañas.
Algo que le enfermaba mucho de la relación de Jeon y Manoban, es que ellos eran así, y nunca había logrado que alguno de los dos abriera los ojos.
Se removió al cabo de unos cuantos minutos de escuchar a las dos hablar, tomó su celular y envío unos "Buenos días" a Rosé, antes de levantarse con lentitud y acercarse arrastrando los pies a la mesa.
—Buenos días, Jisoo —dijo Jennie, se levantó de su silla y le dedicó una sonrisa—. ¿Qué quieres desayunar?
Jisoo la miró como si hablara en serio.
Había contratado a una enfermera, no a una sirviente, pero había escuchado decirle a Lisa que ahora ella estaba a cargo y se encargaría de cuidarlas.
—¿Podrías pasarme el yogurt? ¿Y el cereal? ¿Y un bowl?
Jennie asintió, caminando hacia la cocina y juntando todas las cosas que la azabache había pedido.
Jisoo tomó su mano y dejó unas pequeñas caricias para llamar su atención.
—¿Estás bien? —preguntó.
La rubia la miró, en sus ojos azules había algo de cansancio, sonrió mínimamente.
—Sí, Jisoo, lo estoy —dijo—. Pero aunque no lo esté, el que me mires con lástima y estés triste por mí no va a hacer que me recupere, que me sienta mejor, así que podes ahorrarte esas cosas y tratarme normal.
La alfa pensó si en verdad, Lisa le estaba hablando en serio.
Apretó sus labios y sintió lágrimas de furia acumularse en los ojos.
—¿Vas a tratarme como la mierda? ¿En serio?
Lisa suspiró.
—Es que... En serio, ya sé que voy a morir, Soo, no hay nada que hacerle, podrías... No sé, superarlo un poco y tratarme igual que antes, ya sabes, como la amiga idiota y ruidosa que siempre fuiste... No como la melancólica que tengo a mí lado en éste momento.
Jisoo se recostó en la silla, asintiendo, apartando su vista y cualquier contacto físico con la otra.
—Lo siento, no —murmuró, volviendo sus ojos hacia ella—. No, simplemente no, Lisa...
—¿Por qué?
—Ya pasé por esto una vez. Y es una mierda. Ahora me toca vivirlo una segunda vez y peor... Porque no sólo ya se fue uno de los mejores amigos, sino que ahora se va a ir otra porque no quiere hacer nada para al menos intentar seguir.
—¿Qué quieres que intente?
Kim se mordió el labio, lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
—No hay nada que intentar porque estoy unida a mi alfa hasta la muerte...
—Porque así lo quieres... Porque yo creo que no quieres pelear, porque eres una cobarde y ya te rendiste sin hacer nada, porque toda tu vida la pensaste al lado de un alfa y no lograras nada así... Además de morir siendo una omega sumisa del montón —tenía la voz endurecida por las lágrimas, que caían silenciosas por sus mejillas.
Lisa entreabrió sus labios, sus ojos se veían iguales a los de un cachorro lastimado, su labio inferior tembló y sus ojos se nublaron de lágrimas.
Jennie vio todo en silencio, a unos metros, en el umbral de la cocina, y al verla lastimada apretó sus puños con furia.
La omega se levantó, apartando la vista, rechinando su silla sin importarle nada y se dirigió a su cuarto.
La beta dejó todo y fue detrás de ella.
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