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Capítulo 04

A Lisa le parecía algo incómoda que Jennie, a quien apenas conocía desde hacia una hora, la estuviera acompañado en la privacidad del baño, pero la beta no la miraba con segundas intenciones, cada tanto sonreía y a la omega le parecía bonita.

Y además, el olor a madera, tan familiar para ella, la consolaba, su loba no lloraba como una desconsolada en su pecho, a pesar de que seguía triste por la muerte de su alfa.

Y en algún lugar extraño, sentía familiar la presencia de Jennie a su lado, como si no fuera la primera vez.

Al recordar a Jungkook varias lágrimas se le escaparon.

La beta colocó una mano en su nuca y dejó caricias, sin tocar la marca por apenas unos pocos centímetros, ya que la marca podría empezar a doler por el lazo roto, a pesar de que Lisa no había dado señales de ello aún, no quería arriesgarse, así que se quedó a su lado, dejándola llorar.

Lisa comenzó a frotarse los ojos, y soltó un quejido cuando lo sintió arder, lloró más fuerte.

—¿Qué pasa, pequeña?

—T-Tengo shampoo en el ojo... —murmuró, mientras dejaba a su ojo llorar, esperando que las lágrimas lograrán quitar el estúpido producto.

—Deja que te ayude —tomó la taza que la omega había usado para volcar agua en su cuerpo y la llenó de agua fría del lavamanos, antes de volver a inclinarse hacia ella, tomando su mentón para tirar su cabeza hacia atrás y vertir algo de agua en su rostro—. Abre tus ojos, Lisa.

La omega obedeció a la suave orden, y le tomó un par de parpadeos para que el agua entrara en su ojo y lo limpiara, quitándole la sensación de ardor de estos.

En cuanto terminó la taza de agua, Jennie se apartó, y la vio parpadear un par de veces, aún con algo de incomodidad, pero ya sin dolor.

—¿Ya está bien? —preguntó, a lo que Lisa asintió, Jennie sonrió mínimamente, haciendo que sus dientes se asomarán y pequeñas arrugas aparecieran en sus ojitos gatunos, dejó una pequeña caricia en la mejilla de Lisa, aprovechando a sentir lo suave y esponjosa de esta—. Genial, pequeño.

Lisa se ruborizó sin poder evitarlo.

—¿Puedes dejar de decirme "pequeña"?

—Oh, lo siento, no te lo tomes personal, Lisa, le digo así a todo el mundo, aunque sean más grandes que yo —río, y su risa era bonita.

A Lisa le costaba mantener una conversación con ella, se ponía nerviosa y no sabía por qué, pero por el contrario su sola presencia también la hacía sentirse consolada.

—¿Ya has terminado? —preguntó Jennie, aunque a Lisa le pareció inecesario porque la castaña la había visto dejar el jabón a un lado al terminar, aún así asintió—. ¿Te ayudo a salir? —se levantó y ofreció su mano, Lisa la miró, pero rápidamente miró hacia su parte inferior desnuda y negó—. Lisa, no te avergüences, a mí no me molesta.

—No mires.

—Bien, cerraré los ojos —apretó sus párpados juntos, sintió la mano de Lisa tomar la suya y la tomó sin dudarlo, de forma firme y segura.

La escuchó salir de la tina, mientras tensaba su brazo para que se levantara, hasta que se soltó, escuchándola salir a su lado, sintiendo su calor corporal, la omega tomó la toalla por si misma, y se cubrió.

—¿Ya?

—Sí —murmuró la rubia.

Jennie se volteó hacia ella y no dudó cuando frotó sus brazos, secando los con la toalla, haciendo lo mismo con sus hombros y espalda.

—¿Q-Qué haces?

—Debes secarte un poco —dijo Jennie con normalidad—. Ahora, te acompaño hasta tu cuarto, ¿bien?

—Puedo caminar sola —replicó la omega.

—Hace un rato casi te desmayas —habló, su tono no era de reprocha pero la hizo sentir culpable—. Vamos, guíame, estaré aquí unos días, no me hace mal un tour.

Lisa no respondió, se envolvió en el toallón, y caminó fuera del baño, acompañada de Jennie de cerca, apenas fueron cinco metros hasta el dormitorio, y sintió el dolor de nuevo.

El olor de su alfa, la cama que compartía con su alfa, aún destendida, la ropa de él, todo de él.

Sus piernas temblaron, Jennie se apresuró a sostenerla.

—Shh, está bien, Lisa, estoy aquí —susurró—. Ve a la cama, pequeña, anda, te ayudo —avanzó despacio a su lado hasta la susodicha, sosteniéndola por los lados, sorbiendo su nariz, se acomodó en la cama en posición fetal, cubriéndose aún con la toalla, Jennie acomodó las sábanas a su alrededor, sintiendo a la loba de la omega llorar, mantuvo su distancia, ya que podría atacarla si se sentía amenazada.

Jennie hizo un nido por ella, y el llanto calmó un poco en cuanto estuvo rodeada de la calidez de las sábanas y el aroma de su alfa.

Lisa estaba conmovida y quiso llorar por aquél gesto, su loba se sentía igual.

"Un nido, hizo un nido para mí".

No pudo evitar ruborizarse de sólo pensar eso, algo en su pecho aleteo con alegría y sollozó un poco por la misma causa.

La castaña estaba por marcharse y dejarla tranquila, pero se sorprendió cuando Lisa la llamó.

—J-Jennie K-Kim —murmuró, y la enfermera se acercó hasta la cama de nuevo—. Puede... ¿Quedarse conmigo?

—Claro que sí, Lisa —Jennie tanteó el borde la cama, posando parte de su trasero en esta, pero quedando muy apartada—. Déjame ir a buscar la cena y regreso. ¿Te parece?

—No, no... —negó—. Sólo quédese... Digo, ya sabe... Adentro del nido.

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