𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘶𝘯𝘰
—¿Ni-ki, en serio vas a apoyarlo? — dijo Jungwon, ofendido, mientras el peligris los ayudaba a juntar sus cosas y las llevaba a la puerta de la casa.
Los estaba invitando cordialmente a que se fueran de una puta vez.
Su plan B era arrojar sus abrigos al frente y cerrar la puerta detrás de ellos si no se marchaban por las buenas.
— Él está muy sensible, ya lo ven — hizo ademán al rubio a sus espaldas.
Después de esas palabras Jungwon había querido discutirle a su hijo, con más insultos que nada, Jay había intentado calmarlo para al menos tratar de pasar un buen rato tranquilo durante el postre y retirarse por las buenas, pero el Omega mayor estaba en verdad histérico y ofendido, y hasta se había puesto de pie para que escucharan su victimismo mejor.
Pero Sunoo se había puesto tan nervioso que se había desmayado de nuevo, siendo Sunghoon quién lo sostuvo, y no dejó que nadie se le acercara mientras lo acunaba en brazos.
Ni-ki lo cubrió diciendo que él estaba a su cargo y que se alejaran para dejarlo tranquilo, que debía tener espacio y que Sunghoon sabía perfectamente qué hacía, cuando en realidad bien se notaba que el Beta se había puesto posesivo con el Omega.
— Fue mucha tensión, y él ya estaba con presión bastante baja, es delicado— dijo Ni-ki, y Jay, quién era doctor, asintió porque sabía que era posible, cuando la realidad era que el peliazul estaba diciendo cosas al azar sin tener ni una mínima idea—. Después hablaré con él, les mandaré un mensaje cuando esté mejor, pero merece descansar, no se esperaba que llegaran ustedes.
— Gracias, Ni-ki — dijo el Alfa más alto—. Después pregúntale si quiere hablar con nosotros— Ni-ki asintió pero no lo haría—. Vamos, Wonnie.
Cuando al fin se fueron soltó un suspiro pesado, poniendo la traba de la puerta de una vez por todas.
Miró de lejos a la pareja, Sunghoon sostenía a Sunoo como si fuera un bebé, medio sentado en su regazo, la mejilla a la altura del pecho del Beta, el pelinegro acariciaba su cabello y sus rosadas mejillas con lentitud, mientras su brazo rodeaba su cuerpo y sostenía la mano del Omega, que lucía diminuta comparada a la del mayor.
Ni-ki rió como un tonto y se acercó a él, mantuvo dos pasos de distancia.
— ¿Está bien? — preguntó.
— Si, está bien, su pulso se normalizó desde que esos dos se fueron— dijo Sunghoon, hablando bajo y tranquilo, aunque por dentro seguía asustado desde que había visto a Sunoo mareandose y cayendo inconsciente de nuevo.
— ¿Puedo ayudar con algo?
— Si, tráeme un trapo mojado en agua fría, por favor— pidió Sunghoon, y el peligris asintió, antes de ir hacia la cocina, apenas a metro y medio de la mesa, abriendo el agua fría del fregadero y dejándola que se enfríe mientras buscaba un trapo entre los cajones.
Pasaba su dedo pulgar con suavidad por la mejilla del Omega entre sus brazos, sus labios estaban entreabiertos y uno de sus mofletes se aplastaba de forma adorable contra su pecho, lo había acomodado para que escuchara sus latidos y así darle tranquilidad.
Notó que Sunoo fruncía su ceño ligeramente en su inconsistencia, y comenzó a acariciar su cabello, el gesto desapareció dejando una expresión tranquila y Sunghoon sonrió como un bobo.
Ni-ki se sentía algo mal por interrumpir ese momento bonito, y ahogando una sonrisa, fue hacia él, extendiendo lo pedido, manteniendo su distancia.
Le parecía algo lindo en parte que ambos estuvieran así de posesivos y privados con su espacio, se le hacía adorable.
Sunghoon tomó el trapo, ya escurrido, y lo colocó en la nuca del Omega, quién frunció el ceño al sentir el frío.
— Ddeonu~ — llamó el Beta—. Hora de despertarse— comentó con gracia cuando el rubio comenzó a reaccionar, removiendose entre sus brazos.
Habrá sido menos de un minuto que el paño frío lo hizo despertar con lentitud, abriendo sus ojitos y mirando el rostro del pelinegro mientras se hacía más nítido, se encontró con la sonrisa de labios del Beta, amable y ciertamente bonita.
— Hola, pequeño.
— Hola... — murmuró Sunoo — ¿Qué pasó?
— Te pusiste muy nervioso y estabas muy sensible, te desmayaste, fue por tensión, también es normal en casos como los tuyos, pequeño, no fue muy grave, sigues aquí.
Sunoo asintió ligeramente, buscó la mano de Sunghoon y entrelazó sus dedos.
— ¿Se fueron, no?
— Sí, Ni-ki quedo aquí.
— Si quieres me voy, ya sabes, privacidad— Ni-ki alzó las cejas, pero no fue visto por ninguno de los dos así que su broma quedó en la nada.
Sunoo negó, se reincorporó con lentitud, y con ayuda de Sunghoon.
— Quiero estar contigo— dijo el rubio, posando su vista en el Alfa—. No quiero perder tiempo, quédate.
Ni-ki sonrió porque se sintió bonito escucharlo decir eso.
— Bien, Ddeonu, aún tienes que comer— le recordó Sunghoon, porque apenas había comido dos bocados de arroz, el rubio negó—. Vamos, come lo que puedas, pero inténtalo, pequeño.
Sunoo miró a Sunghoon lleno a pesar de que no había comido nada, quizás era aún esa fea sensación que quedaba cuando estaban sus padres.
Se acomodó en su silla de nuevo, Sunghoon tomó su cuenco de arroz y al notar que el Beta se encargaría de alimentarlo se giró hacia él y pasó sus piernas sobre las del pelinegro, a tiempo que el enfermero le alcanzaba un bocado de arroz con kimchi.
Ni-ki tomó su plato y sentó frente a ellos, mirándolos en silencio mientras comía con bastante apetito.
— ¿No crees que me esté tensionado mucho? — preguntó Sunoo, mirando a Sunghoon, al escuchar eso Ni-ki dejó de tragar para alzar una ceja, intentando invocar sus instintos para al menos creer saber de qué hablaban.
Sunghoon entendió enseguida y asintió ligeramente.
— Conmigo puedes estar tranquilo, Sunoo, te ayudaré a sentirte mejor, ten por seguro que lo cuidaré — hizo un pequeño gesto con sus ojos, para que él entendiera—. Puedes terminar de comer, puedes ir a la cama y dormir, puedes tomar otro baño si quieres, o lo que sea que te haga estar relajado, tranquilo que yo no permitiré que pase nada, ¿Bien?
Sunoo asintió, su mirada fue hacia su amigo Ni-ki, quién alzó su ceja para preguntar, y por un momento se cuestionó si en verdad decirle o no, pero al final negó, porque sabía que sería peor después.
— ¿Qué tal tú, Ni-ki? — preguntó Sunoo, con una pequeña sonrisa amable— ¿Cómo te va?
Ni-ki sonrió antes de comenzar a hablar.
— Pues hablé con Jake y viene en dos semanas.... Y estoy muy feliz hace más de un año que no lo veo.
— Ah, eso es lindo— dijo Sunoo, sonriendo ampliamente.
— Sí, con un poco de suerte puede venir a arreglar esto de una puta vez— bajó el cuello de su remera para que una marca se asomara, entre su hombro y cuello—. A ver si vuelve a andar como antes.
Sunghoon alzó las cejas con sorpresa, y un pequeño "Oh" escapó de sus labios sin que pudiera contenerlo, al ver la mirada de Ni-ki sobre el negó con cierta vergüenza.
— Lo siento, no quise ofenderte... Sabía de Alfas así pero nunca había conocido a alguien, disculpa.
Ni-ki negó.
— Nah, no te preocupes, he visto reacciones peores— se encogió de hombros—. No soy de decirlo tampoco, es incómodo cuando me tratan de Delta y soy más Alfa que ellos, sólo que no lo presumo.
— Si, los destruirias si fueras un Alfa como ellos quieren— Dijo Sunoo, asintiendo.
— Temblarian ante mi gran lobo de Alfa— dijo—. Idiotas.
Sunoo rió.
— ¿Qué te pasa esta vez? — preguntó, viendo que su amigo se estaba quejando demasiado.
— Cuando te fui a comprar helado ayer... Una idiota vió mí marca y comenzó a hacer comentarios molestos— dijo, frunciendo el ceño, mientras tomaba un bocado grande de arroz con kimchi y agregaba un trozo de carne en su boca, y volvió a hablar importandole poco la comida—. Una Alfa idiota que se ve que no la follan lo suficiente.
— Ya, Ni-ki, ya.
— La cosa es que a mí tampoco me follan lo suficiente entonces éramos dos malfollados hablando como unos idiotas y casi me echan del supermercado de una patada.
Sunoo comenzó a reír y Sunghoon también, pero más incómodo que el Omega.
— Lo siento sí fui demasiado— se disculpó Tae, mirando a Sunghoon —. Me falta mí Alfa, estoy sensible.
— Como Omega en celo— dijo Sunoo.
— Exactamente— concordó Ni-ki, pensando que la comida estaba buenísima mientras se acercaba lo que había dejado Namjoon—. ¿Y tú, Park Sunghoon? ¿Qué tal te va en el amor? — preguntó, sólo para en parte molestar y también porque ya sabía la respuesta, pero quería corroborar que Sunghoon la sabía también.
— Oh, pues estudié el aparato reproductor el año pasado, sí... Los libros de anatomía son gráficos— dijo y asintió con una sonrisa, Sunoo se carcajeo a su lado.
Ni-ki sonrió por no se esperaba una respuesta así pero había sido bueno.
— Mí vida amorosa es nula— dijo el pelinegro, y ninguno de los dos pasó desapercibido la mirada que le dedicó el Omega a su lado, y los pequeños fuegos artificiales que cargaba Sunoo cada vez que lo miraba.
Ni-ki quiso voltear la mesa por lo idiota que estaba, pero rió de solo imaginarlo.
— Mí vida amorosa... Es una mierda— dijo Sunoo, y Ni-ki estaba de acuerdo, o quizás no, pero lo comprendía.
— La mía está genial... Pero está lejos— dijo el peligris, encogiéndose de hombros.
— Lo más cercano que tuve a una vida amorosa es una chica que me hacía ojitos en clases de anatomía— dijo Sunghoon, y Sunoo frunció el ceño, haciendo reír a Ni-ki —. Dejó la carrera hace dos años.
— ¿Nunca le hablaste? ¿Nombre? ¿Nada? — preguntó Ni-ki, a lo que el pelinegro negó.
— No soy bueno en esas cosas...Sea Amor... Hablar con la gente en general.
— Hey, si conmigo hablas perfectamente— dijo Sunoo, sonriendo, Sunghoon se ruborizó un poco y lo miró un momento.
— Oh, sí, conmigo también— dijo Ni-ki, en tono exagerado.
— Creo que llegué a ser algo brusco contigo en algún momento— dijo Sunghoon, recordando lo mal que reaccionó cuando le contó esa leyenda que ahora comenzaba a tomar un sentido extraño para él.
— Creo que yo también, da igual, estamos a mano— dijo el peligris, encogiéndose de hombros.
Cayeron en un silencio cómodo, no había necesidad de decir mucho, Sunoo comió un par de bocados más, Ni-ki terminó su segundo plato, y Sunghoon solo esperaba a que Sunoo comiera lo necesario para comer él, así que solo se quedó con algo de hambre hasta que el Omega dijo que ya no podía comer más, y le ordenó tomar agua para bajar la comida e hibratarse.
— ¿Quieres postre? — preguntó Ni-ki, mirando a Sunoo, quien negó, no se sentía capaz de comer algo más y su panza ya dolía, y hasta tenía náuseas de ver a Sunghoon comer—. Bien, más para mí — dijo, levantándose para ir a buscar el helado a la heladera.
Ni-ki le ofreció ir hacia la sala, y Sunoo aceptó, el Beta casi lo cargó hasta allá y el Omega no se opuso, estaba de nuevo somnoliento y se recostó en las piernas del pelinegro, en el sofá de su sala, mientras Ni-ki comía del pote de helado desde el sillón individual, buscando algo que ver entre todos los canales de televisión.
— Estoy muy feliz y cómodo de que estén aquí— murmuró Sunoo cuando ya sentía el sueño consumirlo, haciendo que los dos prestaran atención—. Ni-ki, eres en serio mí mejor amigo y de las mejores personas que he conocido en la vida... Lamento decírtelo cuando esté así— se encogió de hombros—, agradezco mucho que existas y que estés en mí vida, en verdad lo hago.
Unas pequeñas lagrimitas se escondieron en sus ojitos, y Sunghoon las limpió suavemente.
— La verdad, las personas no deberían esperar a que el tiempo se acabe para decir las cosas— murmuró Sunoo —. Y nos lo dicen todo el tiempo pero no lo creemos... Hasta que en serio vemos que el tiempo es valioso, y eso es una mierda.
Ni-ki estaba de acuerdo, estaba sentimental de golpe y había dejado de comer el helado, de repente se sentía muy triste.
— Y Sunghoon... Una vez te lo dije, no sé si escuchaste— los ojitos azules de Sunoo miraron los gatunos y oscuros del Beta—. Pero te quiero.
Sunghoon sonrió y el color subió a sus mejillas.
— También te quiero, Sunoo — dijo en un susurro.
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