𝘲𝘶𝘪𝘯𝘤𝘦
— Sunghoon, ¿Qué hice? — preguntó Sunoo por tercera vez, se sentía raro por dentro, sentía que había hecho tanto pero no recordaba nada.
Sunghoon se veía nervioso, ruborizado, con su estetoscopio, revisaba sus pulmones y su pulso, controlaba que su respiración estuviera normal, con el Omega sentado en la cama y el sosteniéndolo mientras pasaba el frío tambor por su espalda, prácticamente lo estaba abrazando, su brazo rodeaba la cintura del rubio, Sunoo apoyaba su mejilla en el hombro del Beta, mientras sus manitos se aferraban a la tela de sus mangas para sentirse algo mejor.
Le había llevado un vaso de gaseosa fría, que había tomado de a sorbos mientras el enfermero hacia todo lo otro.
Sunghoon suspiró con alivio al corroborar que todo estaba bien, finalmente apartó el estetoscopio, dejándolo en su cuello, acomodó la ropa del rubio y se apartó para mirarlo a los ojos, acercó una mano a sus mejillas para limpiar las pequeñas lágrimas.
— Te despertaste muy agitado, Sunoo, estabas llorando muy mal — dijo, su tono era bajo y tranquilo—. Y tenía miedo de que cambiarás a tu lobo y te lastimaras, porque eso lo haría peor.
— No lo hice— murmuró el Omega, su mano fue hacia la que Sunghoon tenía en su rostro, buscando algo de contacto y de cariño de él, se sintió mejor cuando el Beta tomó su mano y entrelazó sus dedos.
— No, en vez de eso, me besaste— la mirada de Sunghoon era tímida.
Sunoo abrió sus ojos ampliamente, alzando sus cejas.
— No, yo no... Lo siento— dijo el Omega, negando.
— Ya me pediste disculpa, ya está, por favor, deja de disculparte— pidió el pelinegro.
Sunoo se volvió a esconder en su hombro, apretó sus manos unidas, Sunghoon apoyó su mejilla sobre la cabeza de Sunoo, acarició ligeramente su cabello con esta al frotarse.
— Ddeonu, está bien, en serio, no me molestaré ni te dejaré sólo.
— Pero... Con sólo hablarlo, lo del beso, te molestaste y te fuiste, ¿Y ahora qué? ¿Renunciarás? Lo siento...
— No, Sunoo, no, mí pequeño— Sunghoon afirmó un poco más el abrazo, pegando más sus cuerpos—. No haré eso, no me alejaré, por favor... Me quedaré contigo, sólo si me lo permites, Sunoo, no volveré a hacer algo de eso de nuevo, créeme.
Sunoo controló sus lágrimas, y alzó la vista para mirarlo, con su ceño ligeramente fruncido.
— Lo de las narices, ¿Lo hiciste tú? ¿De verdad? ¿Eso pasó?
Sunghoon de sintió nervioso a morir y soltó lo primero que pasó por su cabeza:
— ¿Recuerdas el beso esquimal y no ese beso?
Sunoo pensó que era adorable cuando entraba en pánico, llevó su mano libre a la mejilla de Sunghoon, y acercó su rostro para juntar sus frentes y narices, de nuevo.
— Hazlo de nuevo.
"Te salió bien lo de ser virgen, Sunghoon" se burló su lobo.
— Sunoo, mí lobo me está peleando y no me gusta— dijo, hizo un leve mohín mientras volvía a frotar sus narices.
El Omega rió.
— ¿Qué te dice? — dijo, con gracia.
— Cosas feas que no puedo decir en voz alta.
— A ver— Sunoo separó ese beso para ir hacia la oreja de Sunghoon —. Lobito de Sunghoon, deja de molestarlo, él es muy bueno conmigo y me cuida muy bien, me hace sentir mejor y es un ángel, no merece que lo molestes, déjalo tranquilo.
Sunghoon sonrió cuando su lobo no contestó nada.
— ¿Siempre es molesto?
— No, en realidad era muy tranquilo, nunca me molestó, casi no hablaba, pero... Desde que te conoce no deja de hablarme y tirar comentarios molestos, cosa que no hacía antes, ¿El tuyo hace algo así?
— Está todo el tiempo diciendo que eres lindo y que le gustas.
Sunghoon apretó sus labios en una especie de sonrisa nerviosa, y bajó su vista para no sentir tanta vergüenza al verlo.
— Está muy diferente también a como era antes— dijo el Omega—. Con Heeseung... Nunca dijo eso, nunca estuvo tan encantado con él como lo está contigo, digamos que sólo lo aceptaba... Yo lo quería más que él, lo quiero, pero mí lobo solamente lo aceptaba, sin más, aceptaba cada cosa que hacía pero tampoco le pedía nada... No es lo mismo contigo, entonces no sé a dónde estuviste todo este tiempo, Sunghoon, pide cosas y le gustas y sí que te quiere.
El Beta no supo qué responder, se sentía tan halagado y hermoso por dentro al tener tantas palabras bonitas de tan bonito chico.
— ¿Qué te pide tu lobo? — preguntó luego de varios segundos en los que Sunoo se había encargado de admirarlo.
— Pide amor y cada vez que haces algo por mí se siente bien, y siente que lo cumples— dijo el Omega—. Lo estás mimando demasiado.
— E-Estoy haciendo mí trabajo— los ojos de Sunghoon lo esquivaban.
— Eres lindo.
— E-Eso ya lo habías dicho.
— Pues eres lindo.
— ¿Puedes, no sé, parar? ¿Por favor? Porque m-me pone nervioso.
Sunghoon rió, su risa era alegre, y pura, como si fuera la de un niño, como si no hubiera nada malo en el mundo, era una lástima que fuera efímera porque podría escucharla toda su vida.
— De todas formas yo no... Volveré a hacerlo, no te besaré de nuevo, lo siento— dijo Sunoo, y su tono se había hecho serio de repente, Sunghoon afirmó el agarre de sus manos unidas—. Creo que es muy pronto como para hacer esas cosas, y no quiero quedar mal, Hoonie.
Sunghoon sonrió por el apodo.
— Está bien, Sunoo, te comprendo, y en verdad yo... Estoy aquí por trabajo y no me parece algo muy profesional tampoco.
Sunoo asintió, lo entendía, y también estaba de acuerdo a pesar de que le dolió.
— Pero sé que en tus casos, necesitas amor, pequeño, así que con todo respeto, seguiré con esos mimos de los que tu lobo y tú necesitan.
Sunoo sonrió mínimamente.
— Estoy de acuerdo.
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