𝘥𝘪𝘦𝘻
Sunoo había tomado su mano, entrelazando sus dedos, apoyó su mejilla en el hombro del pelinegro y se durmió entre los besos de Sunghoon.
Cuando el mayor se dió cuenta de esto, se apartó, sonrió ampliamente y rió con ternura, besó la mejilla del rubio y en ese mismo segundo se dió cuenta que no era correcto.
Sunoo era un paciente, especial, quizás, pero no era bueno, había perdido a su alfa hacia un día, lo había conocido apenas horas y no podía hacer eso.
Su sonrisa se borró y bajó la vista a sus manos, y no quiso romperlo, así que las dejó.
Apoyó su mejilla sobre la frente del Omega, y miró de forma perdida y alejada el cuarto, sintiéndose raro,y al consultar a su lobo, quién sólo quiso quedarse allí para siempre, no le estaba prestando atención a sus pensamientos humanos y lógicos.
— Maldito perro, dame atención.
Recibió un gruñido como respuesta y se sintió ofendido por su propio animal.
Al igual que él, su lobo estaba acurrucado contra el lobo de Sunoo, y por eso tampoco me daba atención, en cambio, el Sunghoon humano se estaba poniendo nervioso y muy ruborizado mientras más reaccionaba de lo que había hecho.
Escuchó la puerta golpear, alzó la vista para ver a Ni-ki, la puerta estaba abierta de par en par y los nudillos del alfa aún reposaban en la madera.
— ¿Permiso?
Sunghoon asintió, con un pequeño suspiro, haciendo que el Alfa entrara al cuarto.
— Yo... Venía a hablar con Sunoo antes de que-
— Está durmiendo— respondió Sunghoon, no quiso sonar brusco, pero quizás sí lo había dicho muy rápido—, diría que lo esperes un rato.
— Planeaba volver después— dijo Ni-ki —, pero creo que quedo muy mal si me voy sin decirle... Yo necesito un momento también.
— Y es entendible, Ni-ki — murmuró Sunghoon —. Dime si te parece apropiado, puedes ir a comprar algo de comida para que tenga una buena comida este tiempo, salir a caminar y volver en un rato, Sunoo no almorzó aún y no puedo dejar que se descuide, así que lo despertaré en unas dos horas, si no despierta él primero.
El Alfa asintió, miró a su amigo y acarició su rubio cabello con nostalgia.
— Los amigos tienen peleas a veces, Ni-ki — murmuró el mayor—. Más cuando suceden cosas muy fuertes, pero la amistad es más fuerte que esas cosas, así que van a arreglarlo, no te preocupes.
— Sé que se puede arreglar pero al final... Se va ir igual que Heeseung.
— Es una decisión de él, Ni-ki, al final, él decidirá aguantar o no... Y aún así puede que no pueda, pero no debes meterle presión, porque sólo le hará mal y-
— ¿Tu lo volverías a hacer?
— ¿Qué?
Ni-ki lo miraba directamente a los ojos, en una mirada que podía definir como extraña, en sus ojos había un brillo distinto, y tardó unos segundos en ver que en verdad, no eran sus ojos, sino los de su lobo, de color amarillo brillante.
— Ya lo salvaste antes, ¿Lo harás de nuevo, verdad?
— Kiki, no sé qué de hablas, pero-
— Neul, él te necesita.
— N-Ni-ki— Sunghoon se encogió por la voz de alfa que estaba usando, además de la cercanía, que cada vez parecía acortarse, se abrazó aún más a Sunoo, y sintió a su lobo llorar en su interior, intimidado por el Alfa—. Reacciona... — murmuró, pero su voz sonó tan cargada de miedo que no pareció funcionar en lo absoluto.
Apretó la mano de Sunoo sin querer, aunque el Omega se despertó por más que eso, fue por la orden de su lobo de protejer.
Apenas si se dió cuenta cuando de enderezó, separandose de Sunghoon, parándose frente a su amigo y lo empujó sin dudar, sin fuerza en realidad, apenas fue un ligero golpe que lo hizo retroceder dos pasos.
— No lo molestes— dijo Sunoo, en tono bastante enojado.
Ni-ki pareció sorprenderse y confundirse a la vez por esa súbita reacción de parte del Omega, al parpadear sus ojos cambiaron a su color marrón normal, y se sintió terrible de no haber tomado el control antes.
Sunoo tambaleó ligeramente y Yoongi ya lo sostuvo por la espalda para que pudiera apoyarse.
— Estoy bien, en serio ... Estoy bien— murmuró el rubio, asintiendo, aunque estaba confundido si quitaba esa sensación de proteger, miró a Ni-ki—. ¿Querías algo?
— Venía a disculparme contigo y no sé cómo... Terminó así, y también me disculpo por eso— murmuró, mirando a Sunghoon, quien asintió, pero no dejó de resguardarse detrás del Omega, quien aún estaba tenso—. Iré a comprar unas cosas y después regresaré, creo que en serio necesito despejarme, luego de eso, podré hablar mejor, lo siento en serio.
Sunoo suspiró, relajándose un poco, apoyó su espalda en el pecho de Sunghoon, dejándose sostener.
— Está bien, Kiki, por mí está todo bien, en serio, puedes estar tranquilo.
Ni-ki asintió.
— Gracias, Ddeonu.
— Ven— se separó del pelinegro para abrazarlo, cosa que el Alfa correspondió—. Eres mi mejor amigo, lo sigues siendo, lo serás siempre.
Ni-ki solo asintió y sin querer lloró un par de lágrimas sobre su hombro, pero se recompuso para llorar en soledad más tarde, separándose del abrazo, limpiando sus lágrimas rápidamente.
— Te compraré helado— prometió el Alfa, sacandole una sonrisa a ambos—. De tu favorito, ese chocolate con menta
Sunoo asintió, encantado de que su amigo lo recordara.
— ¿Sunghoon? — preguntó Ni-ki— ¿Quieres algún gusto en especial?
El pelinegro negó, con una sonrisa modesta.
— No me gusta el helado, gracias.
Riki asintió, miró a sus pies.
— Bien... Regreso en un rato, cuídalo— dijo, mirando a Sunghoon, quien asintió, claro que lo haría, era su trabajo.
Finalmente el Alfa se marchó, dejando a Sunoo y a Sunghoon solos, el Beta tuvo que llevarlo a la cama, el sueño aún lo había dejado algo atontado y débil, lo cubrió con las sábanas y comenzó a armar un nido para él.
— ¿Cómo te sientes, Sunoo? — preguntó.
— Raro.
— ¿Qué tipo de raro? — preguntó con normalidad, acercándose a él, sentándose a su lado, sin romper el nido, su mano se posó en la frente del rubio para sentir su temperatura.
— Tuve un sueño muy... Muy raro.
— Tus mejillas están muy rojas, quizas tengas fiebre, pero no noto mucha diferencia.
— Podrían estar rojas por otra cosa, Sunghoon.
— ¿Cómo por ejemplo?
— Eh... Que tuve un sueño raro, y contigo, ¿Será?
— ¿Qué tipo de sueño? — preguntó el pelinegro con interés, sonreía como tonto.
Sunoo cubrió su rostro con sus manos, cargado de vergüenza, a lo que el enfermero rió, el Omega se hizo bolita en la cama, dándole la espalda.
— Aww, Sunoo ~, pequeño, ¿Puede ser tan malo? ¿La tenía muy chica o algo?
— ¡Sunghoon! — gritó de forma aguda, haciendo que el Beta riera—. No se lo voy a contar, muerase.
— Los Omegas son un amor— murmuró Sunghoon, dejó caricias en la cabellera del menor—. Estoy bromeando un poco, Sunoo, estás muy serio, fue una broma tonta, lo siento si quedé como un idiota.
— Los Betas son un amor— murmuró Sunoo, pero Sunghoon no pudo escucharlo—. Te lo cuento después... Tengo hambre.
— ¿Quieres algo en especial?
— Ramen.
— Ramen será— dijo el mayor, levantándose de la cama—. Grita si necesitas algo, estaré en la cocina, ¿Sí?
— Mjm... — murmuró el Omega.
— Para cualquier cosa, aunque sea ir al baño, Sunoo, me avisas— dijo el enfermero, hablando de forma clara.
— Creo que voy a dormir — murmuró el rubio.
— Está bien, pequeño, descansa— finalizo el mayor, para irse del cuarto.
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