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—¿Un zoológico? —pregunta incrédulo Donghan y Kenta arruga la nariz—, ¿Es en serio?
—Sí, justo por aquí, en el terreno a la izquierda del castillo —afirma Kenta y les enseña a Sanggyun y Donghan un plano que hizo en la noche—, será bastante pequeño pero bonito y adecuado para los animales, nada de maltrato y jaulas pequeñas, recrearemos los hábitats.
—A mi me gusta la idea, el príncipe Kenta quiere poner tigres —dice Longguo feliz mientras acaricia un gato pequeño.
—Un tigre no es como un gato, Longguo, no vas a poder jugar con ellos, ¿estás consciente? —pregunta Sanggyun y el rostro del amante de los felinos cambia a uno triste—, ¿cómo no vas a estar consciente de eso?
Longguo se levanta con el gato en brazos y se retira de la habitación sin decir una palabra, siendo seguido por Shihyun y Hyunbin que siempre andan detrás de él aún cuando Longguo claramente prefiere ignorarlos.
—Parece que no les gusta la idea —dice desanimado Kenta y Sanggyun niega rápidamente.
—Si a ti te gusta a mí también, además tú eres el príncipe y en serio un zoológico me parece una buena idea, solo estoy sorprendido porque acabas de terminar un proyecto y ya quieres empezar con otro.
Kenta asiente satisfecho y mira a Donghan, levantando su barbilla hacia él, esperando a que diga algo pero solo lo ve sonreírle de medio lado a Sanggyun, se dicen algo con solo verse y Kenta no lo puede interpretar. Es curioso y un poco frustrante.
—¿Quieres decir algo, Donghannie? —pregunta, pretendiendo ser serio pero el apodo de Donghan se le escapa de la boca sin querer. No importa, está bien, es lindo llamar así a Donghan.
—Nunca he visto un castillo que tenga un zoológico al lado —dice mientras juega delicadamente con los dedos de Sanggyun—, y soy un historiador, esto es algo que debería seguir muy de cerca, es tentadora la idea de escribir sobre el primer reino en tener un castillo con un zoológico a su lado.
Sanggyun ve los ojos de Kenta brillar y rápidamente son seguidos por su sonrisa grande que muestra su diente especial, aquel diente feliz. El príncipe lo atrapa observándolo y en cuanto Sanggyun le guiña un ojo se da la vuelta para que no lo vea sonrojarse pero igualmente puede ver como juega nervioso con las manos que mantiene detrás de la espalda.
—Entonces lo podemos anunciar al resto de las personas de mi corte, como se va a llevar a cabo la idea —dice feliz y abre las cortinas de la sala para ver a uno de sus jardines—, esto requiere una celebración, quiero almorzar en el jardín, que todos comamos en el jardín, ¿quieren que mande a preparar algo especial? —les pregunta a los chicos.
—Pastel —dice Sanggyun.
—Yo qu-
—¡Pastel será! —dice Kenta cortando a Donghan y abandonando la sala después de eso.
El menor riesgo por la actitud del príncipe y toma la mano de Sanggyun ; observa el paisaje a través de la ventana, es un bonito lugar para vivir, de verdad que lo es, no siente ganas de irse, sobretodo porque Sanggyun tampoco quiere y allá donde va el mayor, va él.
—Kenta es muy especial —dice Sanggyun y suelta una risa.
—Sí, claro que sí —responde suavemente Donghan al ver que Sanggyun sigue observando la puerta por la que acaba de marcharse Kenta.
(...)
El almuerzo termina realizándose en el jardín lateral donde tienen los pollitos, quienes corretean libres por los pies de todos los miembros de la corte de Kenta, los cuales están amenazados por él ya que si los pisan, aún siendo por error, lo tienen que pagar caro. Los amenazó con lo de siempre, una noche en el calabozo, cosa que nunca pasa porque Kenta es un blando que acepta cualquier disculpa que venga con un dulce y que incluya presenciar un beso para el pollito lastimado.
—Tenemos pastel, uno gigante —dice apuntando en el centro de la mesa y observando a Sanggyun abrir ligeramente la boca—, soy un príncipe que hace feliz a su príncipe.
—Yo no soy un príncipe —corrige Sanggyun y Kenta decide ignorarlo al ver la forma en que Taedong acomoda las sillas.
—Hoy quiero a Sanggyun a mi lado —dice y Taedong lo mira confundido.
—Pero príncipe, usted va solo en un extremo y ese espacio es muy pequeño para colocar dos sillas, si colocamos a Sanggyun por a-
—A mi lado —ordena esta vez y Taedong busca la mirada del explorador, quien solo se encoge de hombros.
—No me importa estar un poco cerca de Kenta —admite y el corazón de Kenta da un brinco en su pecho—, ¿Y Donghan puede ir por ahí? —pregunta, señalando un puesto a la izquierda, el que más cerca puede estar de él debido al lugar en el que Kenta quiere que se siente.
El príncipe escucha eso con atención, pero no le da mucha importancia, encogiendose de hombros cuando ve a Taedong ubicar un asiento para Donghan. Es solo un asiento, después de todo.
La mesa termina de estar ordenada luego de un rato corto en el que Kenta se va a buscar su corona, incluso termina siendo el último en llegar y no importa que él sea el príncipe, se siente intimidado cuando todas las miradas caen sobre él y termina sonriendo de forma incómoda, una sonrisa que ni siquiera se va cuando toma asiento y logra tomar la mano de Sanggyun por debajo de la mesa.
Todos los miembros de su corte y sus amigos más cercanos en el castillo están en la mesa y por fin le han quitado la vista de encima. Longguo acaricia a un gato mientras Hyunbin y Shihyun intentan conversar con él, lo típico.
No hay muchas mujeres en la corte, lo cual apena un poco a Kenta pues a veces Yebin y Minkyung lucen un poco fuera de lugar; Kenta piensa que puede ser también porque nunca se quitan las manos de encima y hacen obvio lo que sea que tienen. Al final de la mesa también se encuentran Jongin y Sehun, quienes se encargan de todos los programas de responsabilidad social para ayudar a los que menos tienen en el reino, ellos son otros que no se pueden dejar de ver y actuar obvios. Una última pareja un poco más reservada pero de la que todos saben son Minseok y Jongdae, encargados de la agricultura, por lo menos ellos mantienen sus manos para si mismos en presencia de otros.
¿Acaso todos en ese castillo están enamorados?
El almuerzo comienza cuando Kenta golpea delicadamente su cuchillo contra una copa para llamar la atención otra vez, se endereza y deja su pose de pereza, actúa como un rey porque tiene cosas importantes que decir.
—Hoy es un día especial, comenzaremos un nuevo proyecto que hará a nuestro pequeño reino un lugar mejor y tam...
—¿Podemos tener dragones de komodo en el zoológico? —pregunta Jongin y Kenta no se molesta por el hecho de que lo interrumpa sino por el hecho de que ya sepa sobre el zoológico.
—¿Quién le contó? —chilla fastidiado y ante los ojos de Sanggyun parece un niño de 12 y no un príncipe mayor de edad.
Yebin levanta la mano y antes de que Kenta diga otra cosa comienza a hablar. Algunas veces todos olvidan que él esa máxima autoridad en el reino.
—Longguo fue a hacer berrinche frente a cada persona del castillo porque tú no lo vas a dejar cuidar de los tigres, en el proceso de su berrinche contó lo del zoológico con detalle —explica la muchacha y Kenta mira como Longguo se hunde en su asiento—, ¿Por qué no lo dejas cuidar a los tigres?
—Lo van a matar.
—Pues que aprenda la lección —dice Minkyung de forma juguetona y mirando con intenciones a Yebin, haciendo que el príncipe desvíe su mirada de inmediato.
Y oh, sorpresa, Donghan le susurra cosas al oído a Sanggyun y ríen cómplices haciendo que Kenta se obligue a pensar en gatitos, pequeños, peludos, sin pelo, gorditos, piensa en todo tipo de gatitos mientras respira y sonríe para contar de todas forma la noticia que Longguo ha arruinado.
—Entonces sí, tendremos el primer castillo con Zoológico, gratis para los niños pero no para los adultos y la mitad del dinero que se reúna semanalmente se va a destinar a las labores sociales —dice, sintiéndose un poco más animado con su propia idea.
Su amigo, el amante de los gatos, levanta la mano, como si se tratara de un escolar, y Kenta casi tiene que reprimir el impulso de reírse.
—Sí Longguo, tú entras gratis, igual que todos en esta mesa —dice Kenta y el muchacho baja su mano mientras sonríe—. Se me había ocurrido que mientras se planea la estructura del zoológico hagamos encuestas a los niños del reino, para emocionarlos con la idea y que sugieran sus animales favoritos.
Al final de la mesa, el chico con la piel preciosa levanta la mano y Kenta le cede la palabra.
—¿Podemos sugerir animales también? —pregunta y en la mesa se forma un revuelo, al parecer todos quieren sugerir animales.
Sanggyun y Donghan se juntan un poco más y se comparten al oído el mismo pensamiento que ronda por sus cabezas, que la gente de ese castillo y de todo el reino es peculiar, casi tanto como Kenta y que todos tienen un aire infantil que nunca antes habían presenciado en los reinos que visitaron durante sus viajes.
—Ya, ya, sí todos aquí van a sugerir animales —dice Kenta.
—Tiburones, entonces —dice Jongdae y Kenta arruga la nariz.
—No, esos no.
—¿Por qué? —pregunta el chico de sonrisa gatuna.
—Pues porque me dan miedo y porque yo soy el rey.
—¿Si un niño del reino sugiere un animal que te de miedo le vas a decir que no porque eres el rey? —pregunta Minkyung, más para sacar de sus casillas a Kenta que para llenarse con la respuesta.
—Tenía pensado en que fuera una encuesta de selección de esa forma yo escojo los animales y ellos votan los que más le gustan de esos —dice con la voz temblorosa Kenta y Sanggyun pone toda su concentración en él.
—Tirano, tirano —corean Hyunbin y Shihyun ambos siendo observados atentamente por un sonriente Longguo.
—No, yo no... eso no, yo... —tartamudea Kenta y es cuando Sanggyun se pone de pie.
El explorador hace sonar su copa y le sonríe a todos de esa forma encantadora que es única en él, luce guapo y conquistador. Cuando todos se callan para verlo, con elegancia levanta la copa y asiente ligeramente. De esa forma salva a Kenta de alboroto que forma su corte para divertirse con sus reacciones.
—Es hora de hacer un brindis por el príncipe y por el reino, somos un tesoro pequeño, como nuestro príncipe, lleno de ideas preciosas —dice Sanggyun amorosamente haciendo que el príncipe se olvide de todo menos de él y su sonrisa.
Porque nadie habla tan bien sobre él como Sanggyun y nadie es capaz de mirarlo como él y se siente completamente real y bueno cuando es descrito por Sanggyun.
—¡Por el príncipe Kenta, el Zoológico y el reino! —dice Sanggyun y todas chocan sus copas.
La copa de Kenta resuena contra la de Sanggyun y la de Donghan, siendo capaz de mirar al menor y su sonrisa que remarca sus bonitos pómulos, siendo capaz de decirse que le alegra muchísimo tener a Donghan en el reino también.
Ambos observan a Sanggyun terminarse su copa de un solo trago y se miran divertidos, pocas veces se miran así pero por Sanggyun todo es posible.
—¿Estás feliz, Sanggyun? —le pregunta Donghan, pasando el brazo por encima de sus hombros y acariciandolo.
—Lo estoy, sí, claro —dice y le sonríe de una forma especial—, y quiero koalas, Kenta —remarca al voltearse a ver a su príncipe—, Koalas —repite, rascandole suavemente la barbilla como si se tratara de un gato.
—Suena a que será una comida divertida, príncipe —dice Donghan y le guiña un ojo a Kenta.
—Creo que sí —responde Kenta mientras observa a Sanggyun sentarse y rellenarse la copa—, seguro que sí.
(...)
La comida y las charlas acaban cuando el sol se está comenzando a meter, todo con respecto al zoológico ha sido hablado y no cabe duda de que la idea es aceptada y de que a todos les parece buena, en especial a Sanggyun después de terminarse una botella de vino él solo.
—Koalas, mi príncipe, Koalas así como Donghan —dice feliz, demasiado feliz Sanggyun mientras se mantiene recostado en un árbol—, les podemos poner Donghannie 1, Donghannie 2, Donghannie 3, dime que sí, Kenta.
El príncipe mira al muchacho historiador de los pies a la cabeza y arruga la nariz.
—Donghan no luce como un koala.
—Claro que sí, abrázame Donghan —pide el explorador y el menor se encoge de hombros y lo abraza, poniéndose a la altura de Sanggyun para poder dejar descansar su cabeza en su pecho—, miralo, todo un koala, uno que me va a traer más del delicioso pastel y otra copa de ese vino de reyes.
Pero obviamente eso es algo que no va a suceder y Kenta lo sabe cuando ve a Donghan reírse y separarse de Sanggyun.
—Deberías ir a dormir —le dice y Sanggyun coloca un rostro ofendido—. Para que no te sientas tan mal luego.
—Estoy completamente bien —dice separándose del árbol y tambaleándose hasta que Kenta toma su mano—, gracias, bonito —le dice y le da un beso haciendo que Kenta lo suelte por la sorpresa y mire asustado a Donghan.
A veces... a veces Donghan le intimida y no sabe la razón, el chico solo es un chico bonito en todo aspecto. Sin embargo siente que lo puede incomodar.
—Sanggyun, ¿y si jugamos con los pollitos y luego te vas a dormir? —chantajea Kenta y Sanggyun se lo piensa, o eso intenta porque en lo que ve pasar a Taedong con una bandeja llena de sobras, platos y copas sus ojos brillan.
—Tú, dame eso que quedó por favor —le dice y Taedong está por dársela hasta que Donghan se la quita y se bebe él lo que queda.
Taedong se marcha y Sanggyun mira a Donghan con la boca semi abierta.
—Los koalas no hacen eso, ahora eres un sexy puma.
Alerta roja, dice la cabeza de Kenta y se coloca las manos en la cintura para meterse en medio de los dos muchachos.
—¿Y yo que animal soy? —pregunta con un tono chillón y Sanggyun le aprieta las mejillas.
—Un gato.
—Claro que no —murmura ofendido un Longguo que pasa con un felino entre sus brazos.
—¡Oye! —le grita Kenta pero el chico no voltea, ni se inmuta y sigue con su camino.
—Luces bonito estando molesto.
—Y tú debes ir a dormir, en serio, no quiero que te caigas mira como se mueven tus piernas como si fueran espaguetis.
—Luces bonito, bonito y tú precioso, precioso —les dice a Kenta y a Donghan y los dos se miran para luego apartar rápidamente las miradas—. Está bien, necesito dormir pero llevenme, voy a caer.
El más alto cruza los brazos y sonríe de medio lado, pensando en que de verdad Sanggyun es una ternura estando ebrio, aunque definitivamente no lo pueden dejar solo.
—Así que aceptas que te vas a caer.
—Voy caer por ti —dice de forma adorable y Kenta se sonroja aun cuando eso no va para él—, y tú eres el príncipe más bonito de todos los reinos, ¿lo sabías? —le pregunta y se le encima aunque Kenta no es muy fuerte como para poder sostenerlo sin que se note que usa todas sus fuerzas.
Otras brazos toman por detrás a Sanggyun y cuando Kenta sube la mirada los amables ojos de Donghan parecen sonreírle.
—Yo lo llevo, no es dificil para mi.
—Para mi tampo.... —se detiene porque sabe que es una mentira pero presiona sus labios y chasquea la lengua antes de responder otra vez con decisión—, está bien, si puedo.
—Quiero que me lleven los dos —dice a duras penas Sanggyun y se comienza a notar muy adormilado—, tú, tú y yo.
Pasa sus brazod por los hombros de Kenta y por los de Donghan quien se tiene que poner a la altura de los chicos aunque sinceramente le resulta un poco incómodo andar así, pero lo hace, todo es por Sanggyun.
De esa forma lo llevan hasta su habitación y en el trayecto les sorprende lo encimoso y cariñoso que se coloca con ellos, plantandole besos en las mejillas a ambos cada que puede y riendo después de eso como un niño travieso.
Y tanto Kenta como Donghan piensan que es lo más bonito y divertido que le han visto hacer y por supuesto que lo van a molestar con ello, cada uno a su manera.
—Llegamos, Sanggyun —dice Donghan mientras con ayuda de Kenta acomoda en la cama al explorador.
—¿Te sientes bien? —pregunta el príncipe, un poco preocupado, Sanggyun tiene mala bebida cuando se sobrepasa.
—Perfecto —dice sonriente mientras se acomoda en medio de la cama—, no, la verdad es que estoy bastante mareado, ¿puedo pedirles un favor? —murmura haciendo pucheros y los dos chicos tan cercanos a él parecen ser todo oídos y caras complacientes.
—Claro —dicen ambos a la vez.
—Tú aquí —le dice a Kenta y señala su lado izquierdo, para que se acueste con él—, y tú aquí —le dice a Donghan y palmea la cama a su lado derecho.
La cara de Kenta se torna roja, hasta sus orejas y Donghan baja la mirada mientras se rasca la nuca.
—No creo que se-
—¡Tienes razón! —corta Sanggyun al menor y levanta su torso—, mejor salgamos a tomar un poco más —dice animado y el príncipe y el historiador amplían los ojos—, debo terminar lo que comencé.
—No, no, no —dice Kenta preocupado y llega a su lado—, nos acostaremos un rato y no te levantes, es una orden real —le dice y Sanggyun se cruza de brazos y se acuesta nuevamente.
—Tirano —murmura haciendo otro puchero y el corazón de Kenta se derrite de ternura—, ven aquí Donghan —le llama y con duda el menor se sienta a su lado.
Los toma a ambos de las manos y hace que se recuesten, él cae dormido rápidamente pero cada vez que Kenta o Donghan hacen el intento de levantarse parece despertar para sostenerlos.
En definitiva será una larga noche.
—No tenemos que hablar de esto, ¿cierto? —pregunta con pena Kenta y Donghan ríe incómodo.
—Nunca —responde y sellan un pacto.
Sin embargo no se arrepienten de nada, harían lo que fuera por su querido, tierno y muy ebrio Sanggyun.
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