Un Trágico Accidente
Sábado 26
Eriol pensó que sería una gran idea que tuviéramos una salida entre chicos, para convivir un poco, y según Yamazaki, confesarnos. Realmente yo no estaba interesado en nada de eso, pero me hostigaron a tal punto que no me quedo más remedio que aceptar, además, creo que estoy pasando demasiado tiempo con Sakura, pasar una tarde con Eriol y Yamazaki no me caerá mal.
Nos juntamos en la parada de buses para así caminar por las calles y simplemente hacer lo que hacen mejor chicos de nuestra edad, vagar. Mientras caminábamos Yamazaki nos hizo entrar en una joyería. Esto no es sin duda algo que yo no consideraría varonil para tres chicos, pero Yamazaki explicó que pronto sería el cumpleaños de Chiharu y que quería regalarle algo especial.
–¡Miren este!– dijo emocionado viendo un brazalete –¿Crees que le guste?– le preguntó a Eriol.
–Creo que le encantara.
–¿Li tú que opinas?
–Para mí se ve bien– respondí un tanto aburrido.
–¡Nah! Se merece algo mejor, ¡Más brillante!
Suspire desesperado y me di cuenta que estaríamos aquí horas buscando el regalo perfecto. Dirigí mi vista a los vitrales y encontré algo que realmente me pareció hermoso, un dije con un corazón con alas.
–¿Qué tal ese?– hable para señalar el dije de plata.
–¡Wow!– gritó emocionado –¡Es hermoso!– habló Yamazaki pegando su cara contra el cristal –¡Quiero ese!– le ordenó a la señorita.
Aquella señorita le sonrió amablemente y me vio fijamente, como si yo se lo hubiera pedido o algo. Arquee una ceja y la vi de regreso confundido.
–Tienes muy buen ojo– me dijo nada más para regresar su atención a Yamazaki –Este dije se supone que está hecho para el ser amado.
–¡Tienes buen gusto Li!– me felicitó Yamazaki.
–La joyería no es mera vanidad por sus piedras preciosas o elegantes metales, éstas adquieren parte de la persona que las usa, su esencia se guarda en sus cristales y metales– explique.
–Eso es cierto, he escuchado que muchos de los fantasmas a veces no dejan este mundo por aferrarse a un objeto invaluable no por su precio sino por el significado que lleguen adquirir, como los anillos de bodas– nos contó Eriol.
–Así es– concordó la señorita –Mira...– me estiró la mano para que yo viera aquel dije y yo vi a Yamazaki quien no pareció objetar nada con que yo lo viera primero. Lo recibí y quede admirado de la finesa de la pieza –Esto se debe regalar para alguien especial, alguien por el cual tengas un profundo sentimiento de cariño o amor–. Lo vi fijamente y luego la imagen de Sakura se vino a mi mente... ¡Pero qué demonios! Sacudí mi cabeza fuertemente y con la mirada en el suelo y mis mejillas sonrojadas le entregue el dije a la señorita nuevamente.
–¿Todo bien Li?– preguntó Yamazaki y yo asentí rápida y fuertemente.
–Parece que ese dije ya tiene dueño– habló Eriol.
–¿Eh?– exclamó Yamazaki.
–¿Verdad Li?
Sentí que todos los colores del mundo invadieron mi cara y una correntada de calor pronto me invadió también. Estiré el cuello de mi playera y sentí aquel vapor se exhumado de mi cuerpo. –¡No... no sé de que hablas!– dije muy nervioso. Creo que el talento especial de Eriol es ser telepata no un genio, es decir, parece que hubiera estado en mi cerebro cuando vi su rostro... eso no significa nada, es sólo... bueno...
–¡¿Li, lo vas a comprar?!– preguntó molesto Yamazaki.
–¡Yo no estoy comprando nada!– explique –¡Los espero afuera!– dije por último para salir de la tienda y recibir aire.
Me vi en el reflejo del cristal de la tienda de al lado y aquel sonroje aún estaba presente. Que no hubiera dado por un poco de agua para tranquilizarme.
Suspire profundamente y logre calmarme. Abrí de nuevo los ojos y vi que estaba enfrente de una vitrina de una tienda de animales de felpa, en donde había todo tipo de peluches. Sonreí sutilmente. Me pregunto si ella aún conservara aquella abominación de ratón que le regale. Me vi de nuevo en el reflejo del cristal y note aquella sonrisa en mi rostro, y eso me hizo sonreír un poco más. Ella tiene ese efecto en mí. Por un momento pude verla a la par mía con aquella sonrisa dulce y gentil; estire mi mano para así tocar su rostro con gentileza sobre en el cristal...
–Sakura...
–¡Hola Syaoran!– la escuche decir. Sentí que cada vello de mi cuerpo erizarse al escuchar su voz y me voltee en el acto para verla detrás de mí.
–¡¿Qué haces aquí?!– le grite asustado.
–Pronto será el cumpleaños de Chiharu y vine a ver un regalo en esta tienda, sé que le gustan los osos de felpa– respondió mientras señalaba la vitrina a mis espaldas –¿Y tú qué haces aquí?
–Bueno yo...
–¡Tenías razón Eriol, este es más bonito y barato!– escuche que salía de la joyería Yamazaki y Eriol.
–Buenas tardes joven Sakura– habló Eriol para así tomar su mano y besarla suavemente. No estoy seguro de por qué sentí un enojo recorrer cada fibra de mi ser y una mirada asesina se poso en mis ojos para así ver a Eriol.
–Eres todo un caballero Eriol– dijo Yamazaki codeándolo amigablemente –Haber, déjame intentar– habló para así tomar la mano de Sakura, la cual le arrebate molesto.
–Te recuerdo que tienes novia– le dije molesto y Eriol rió por lo bajo, de nuevo aquella mirada asesina vino a mí.
–Eres demasiado posesivo Li, y ¿Por qué no le dijiste nada a Eriol?– me reclamó molesto Yamazaki.
–No seas tonto Yamazaki– obvie la pregunte. No le dije nada a Eriol porque no vi venir lo que iba a hacer.
–Yo no tengo novia– puntualizó Eriol con una sonrisa para responderle a Yamazaki –Pero quien sabe, tal vez me busque una.
No estoy seguro aún muy bien porque hice lo que hice, pero sujete la mano de Sakura fuertemente y la jale para que ella se parara detrás de mí, como aquel instinto protector o... posesivo.
–No te preocupes Li, Sakura y yo sólo somos amigos– me sonrió otra vez ¡Acaso no se cansa de sonreír tanto! –¿Verdad Sakura?
Voltee mi cabeza levemente para ver a Sakura quien tenía su mirada en suelo y sus mejillas sonrojadas fuertemente. Vi como asintió sin decirle nada más y luego... sentí como tomaba mi mano con un poco más de fuerza – Sí... sólo somos amigos– susurró casi tan inaudible que creo que nadie aparte de mí logró escucharlo.
–Será mejor irnos– habló Eriol.
Yo sentí aquel sonroje invadir mis mejillas y asentí. La solté lentamente al igual que ella conmigo –Hasta luego– murmure pobremente. Yamazaki y Eriol se despidieron y seguimos nuestro camino.
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Esa noche no pude dormir, me pasaba viendo a Sakura por mi mente, escuchando su voz, su risa, sintiendo el toque de sus manos sobre mí... el de sus labios sobre mi mejilla. Tome una almohada y la puse sobre mi cabeza para ahogar un grito. Era imposible de negar, no podía ocultarlo más de mi mismo, pero quise intentarlo... Me gustaba Sakura.
Me levante de mi cama y camine a la cocina por un vaso con agua, en el corredor vi a una de mis hermanas ir a su habitación.
–¿Desvelado Syaoran?– me preguntó con una sonrisa.
–No puedo dormir, eso es todo– le respondí mientras seguía con mi camino.
–¿Es por una chica?– paré de golpe al escuchar la pregunta y la vi de reojo. No le respondí, pero por mi reacción era claro que era así –Deberías de invitarla a salir.
–¿Eh?– exclame para voltearla a ver.
–Sí, de esa manera sabrás si ella corresponde a tus sentimientos– me sonrió una vez más y siguió con su camino. –Buenas noches Syaoran.
Baje la mirada al suelo y suspire. Sé que eso se supone que se debe de hacer en estos casos, pero... ¿Y si me rechaza? Eleve la mirada y vi el símbolo de la dinastía Li que colgaba de la pared, un símbolo de valentía y soberanía. Asentí decidido, eso haría.
Lunes 28
Como siempre llegue temprano a los jardines y ella, como siempre, no había llegado aún. Me senté bajo uno de los robles de la escuela y con mi mano empecé a crear una pequeña llama en mi pulgar, como si de un encendedor se tratase para así apagarla con un rápido movimiento. Sí, se podría decir que tengo un poco de complejo piromaniaco, pero ¿qué puedo decir? me gusta ver las flamas del fuego, y saber que lo hago yo me gusta aún más. En nuestra familia ser él único de los descendientes de mi tátara abuelo con poderes mágicos es uno de mis más grandes orgullos.
–¡Buenos días Syaoran!– la escuche y eleve mi mirada. De nuevo aquella dulce sonrisa estaba en su rostro y sentí como eso me robaba un suspiro. –Lamento la tardanza.
–N-no... no hay problema– respondí nervioso, para ponerme de pie. ¡No sé cómo actuar con ella ahora que sé lo que siento por ella!
–¿Todo bien?
–Yo...– me quede mudo, como si fuera la primera maldita vez que la miro. Sentí mi corazón latir fuertemente y sin pensarlo puse una mano sobre mi pecho, como si eso hiciera que se escuchara menos –...Sí- respondí sonrojado.
De nuevo aquel maldito silencio nos invadió a ambos. Ella se miraba tan nerviosa como yo, es como si de repente ambos supiéramos lo que el otro piensa y no supiéramos responder a eso... aunque claro, yo no sé lo que piensa ella, tal vez que actuó raro.
–Syaoran– me habló de nuevo –Yo quiero...– vi cómo de repente su rostro empezaba a enrojecer, así que supongo que me pedirá algo nuevamente, generalmente se pone así cuando necesita algo. Es algo que me gusta he de admitir. – Yo quiero decirte...
–¡Sakura, Li!–. Alguien decidió ser tan inoportuno como para interrumpirnos –¡¿Vienen?!
Estoy seguro que mi mirada era de aquellas miradas que matan, porque aquella chica casi se paraliza al verme. ¡¿Acaso no podía esperar?!
–¡Claro Rika!– respondió ella. La vi con una mirada de suplica, en serio quería saber qué quería decirme; pero claro, ella no pareció entender.
–Creo que se nos hará tarde– me dijo con un tono más apagado de voz de lo normal. –Vamos, yo...
–Salgamos– solte con rapidez.
–¿Ah?
¡De nuevo aquel maldito sonroje me invadió como un rayo! Pero esta es mi única oportunidad, y si bien no le gusto necesito saberlo... necesito saberlo ya.
–Solos tú y yo– explique en baja voz.
–Pero...– parecía extrañada con mi propuesta –Como un tipo de... ¿cita?– me preguntó sonrojada.
–...Sí– le respondí tan inaudible que por un momento pensé que sólo lo había pensado en mi cabeza.
–¿Por qué?
–Es porque...– calle de nuevo para verla a los ojos. Trague pesado y me arme de valor –Tú me gustas– confesé apenas audible.
La vi sonrojarse completamente y quedarse callada. ¡Estúpido Syaoran! ¿Cómo demonios le dices eso? ¡Rayos! Apenas me estoy haciendo yo a la idea y así como así se lo digo sin pensarlo ¡¿Qué rayos pasa conmigo?! ... Bien ya no hay nada más que hacer, no puedo retractarme ¿O sí? Tal vez, pueda fingir demencia por estrés o...
–¿Por qué?– interrumpió mi batalla conmigo mismo.
–¿Ah?
–¿Por qué te gustó?– me preguntó apenada –Pensé que no te agradaba.
Fruncí el ceño un tanto molesto. Le estaba confesando mis sentimientos y ella se ponía a pensar en las cosas más tontas. ¿Es que acaso no era más que obvio que si la seguí ayudando con su magia es porque ella me simpatizaba?
Gruñí molesto –Bien, olvídalo– dije molesto y creo que en algún punto dolido para empezar a caminar. Si ella no siente lo mismo, pues no me importa... Suspire ante mi obvia mentira conmigo mismo.
–No quiero...– dijo apenas audible, obligándome a parar.
–¿Uh?
–No quiero olvidarlo– completó.
–No te preocupes Sakura, no es necesario que tú...– pero calle al sentir como una mirada de tristeza imposible de ocultar yacía en mis ojos. No quería que viera que me afectaba, pero yo sabía que esto era un todo o nada, y resultó ser nada.
–Es que...– me interrumpió –Sólo quiero entender ¿Por qué?
–Porque... eres la persona con más magia que conozco– respondí desviando la mirada.
–¿Por mis poderes?– me preguntó confundida –Pero pensé que eso...
Moví mi cabeza hacia los lados y ella calló –No es eso, ¿es que acaso no lo vez?– le pregunte seriamente –Me enamore de tu sonrisa– ¡Demonios! Es suficiente, me marcho de aquí, ya es bastante malo saber su respuesta para yo seguir confesándole estas cosas embarazosas.
Tome mi mochila del suelo y sin poderle sostener la mirada un segundo más camine para ir hacia el edificio de la escuela –...Tú también a mí– escuche en murmuro al caminar a la par de ella. Pare de golpe. La vi de reojo y note que su mirada estaba clavada en el piso.
–¿Qué?– pregunte, sólo quiero saber si no estoy imaginando nada.
–Me encantaría salir contigo Syaoran– me respondió para verme al fin con aquella sonrisa.
Martes 29
*Beep, beep, beep*
Abrí los ojos pesadamente y con una mano torpe apague el despertador; vi en éste la hora 8:12 a.m. Dio un bostezo algo pesado y fije mi vista en la fecha de hoy –...Martes 29– me dije a mi mismo. Hoy era el gran día. Me senté en el borde la cama y vi hacia la ventana, el sol estaba radiante y se lograban escuchar las cigarras de verano hacer su música chirriante. Todo parecía... *¡Crash!* escuche como algo había chocado contra mi ventana asustándome un poco. Me levante de la misma para ver qué había sido; me acerque al vidrio que ahora tenía una pequeña mancha carmesí. Desde el segundo nivel vi a mi hermana en el jardín acercándose a algo que yacía inmóvil en el césped; desde aquí podía ver algo parecido a una rata o un gato negro –Pobre pajarillo... murió en el golpe– dijo mientras lo tomaba en sus manos con aquella expresión de tristeza. Suspire ya más tranquilo y no le tome mayor importancia al asunto.
Es hora de alistarme o se me hará tarde. Hoy no habrá clases en la preparatoria, por fumigación o algo así; por consiguiente hoy saldré con ella. Iremos a un parque de diversiones en el centro de la ciudad, fue su idea y a mí me pareció bien, después de todo no conozco mucho de por aquí. Me aliste rápidamente y con medio bocado de comida en mi boca porque ya iba tarde salí de mi casa para correr a la estación de buses, tal y como habíamos acordado.
Mientras iba para allá sentía cómo mi estómago se revolvía, y no era por el hecho de haber comido y ahora estar corriendo, era una mezcla entre emoción y nerviosismo. Por un momento sentí el impulso de regresar, pues era la primera vez que salía en una cita con alguien, pero el imaginarla esperándome en la parada de buses con aquella dulce sonrisa me hacía sólo correr más rápido.
Llegue ahí temprano en la mañana, pues quedamos a las nueve en punto. Vi hacia los lados y no la encontré en ningún lado. –Cinco para las nueve– me dije al ver el reloj en mi muñeca. Ella ya iba tarde. Suspire profundamente y no me quedó más que sentarme a esperar. Cerré los ojos pare sentir la fresca brisa de este día de verano. Aún no puedo creer que ella corresponde a mis sentimientos, ¡Es increíble! ... pero eso significa que el siguiente paso es... ¿Hacerla mi novia? Sentí mis mejillas enrojecer por completo. Al menos con eso Eriol se alejaría de ella... bueno y aparte yo podría... ¿Besarla?
–¡Lamento la tardanza!– escuche gritar. Me voltee para verla correr hacia mí y se miraba muy hermosa –Lo siento– me dijo en medio de un bostezo –No dormí muy bien.
–¿Por qué?
–Tuve una pesadilla– me sonrió algo triste.
–¿Todo bien?
–Sí, todo está bien. Hoy estoy contigo y eso es todo lo que importa–. Yo asentí satisfecho con su respuesta.
Después de esa conversación no faltó mucho para que el autobús llegara y así nos dirigiéramos a nuestro destino. A pesar de que por lo general tenemos mucho de que hablar, el día de hoy en el camino ambos íbamos tan tiesos como una roca, el simple roce por el movimiento del autobús en las curvas nos hacía sonrojar con fuerza; creo que no sabemos cómo actuar de esta manera, es decir, con aquella persona que te gusta. Yo sé como ser frío, indiferente, amigable y hasta cierto punto considerado pero... nunca había estado en una cita con una chica que me gustara. De hecho, ahora que lo pienso, Sakura es la primera chica que realmente me interesa.
–¡Parque de diversiones Tomoeda!– gritó el conductor y supe que era nuestra parada.
Bajamos y vimos las cientos de atracciones y juegos, ella sonrió muy emocionada y eso me hizo tranquilizarme.
–Bien, ¿A qué quieres subirte primero?– le pregunte viendo todos los juegos.
–¡A ese!– me señaló las sillas voladoras y yo asentí. Nunca he sido de juegos suaves, yo prefiero las montañas rusas, pero por ella... –¡Vamos Syaoran!– me dijo para tomarme de la mano y hacerme correr tras de ella.
Así empezó nuestro día. Subimos a diferentes juegos y atracciones, tan fuertes como suaves; también jugué un par de juegos de feria, muy parecidos en donde Eriol me venció... sí, aún intento asimilar eso; pero en esta ocasión no jugué para ganar, jugué por ella. Conseguí un panda de felpa de buen tamaño y ella pareció estar encantada, al menos hasta que se lo obsequió a un niño pequeño que no había podido ganarme, no me importó en lo particular, me hacía feliz verla sonreír.
Y sin sentirlo el día llegó a su fin.
5:07 pm.
El enorme reloj de la torre del parque de diversiones dio las últimas campanas del día y ambos supimos que era hora de regresar a casa.
–Gracias por el día de hoy Syaoran, me la pase muy bien– me dijo sonriendo.
–Fue un placer– le respondí como cualquier caballero.
–Me alegra mucho haber pasado este día contigo, sin importar qué–. No entendí muy bien esa última expresión ¿acaso tenía alguna otra cosa que hacer? Será que acas... ¿Uh? Baje mi vista y vi como ella entrelazaba su mano con la mía y de nuevo aquel sonroje intenso vino a mi. –Sabes, escuche que hay una nueva heladería por aquí cerca ¿Vamos?– me preguntó según como caminábamos con aquel sonroje notorio.
–Claro– respondí un poco nervioso, para sujetar su mano con fuerza. –¿No habrá problemas si regresas tarde?
–No te preocupes, son apenas las 5:15p.m.– me respondió con una sonrisa; yo asentí. Realmente quiero estar todo el tiempo posible con ella.
Paramos enfrente del lugar y vi aquella heladería cruzando la calle. Di el primer pasó para cruzar pero ella no se movió de su lugar. Regrese a su lado y note en su rostro una expresión de pena o algo por el estilo, es una emoción que no había visto antes.
–Sakura ¿Pasa algo?
–Yo...– habló con timidez –Yo quiero...– pero calló otra vez.
–¿Qué sucede?– le pregunte confundido –¿Quieres comer en algún otro lado?
–No– movió su cabeza lentamente a lo lados.
–¿Entonces?
Caminó hacia adelante para ponerse enfrente de mía y verme fijamente a los ojos con determinación –Bueno, yo quiero...– vi como caminaba hacia mí para acercarse lentamente. Me quede petrificado sin poder moverme –Yo quiero... bueno...
La vi acercarse lentamente y sentí sus manos recorrer mis hombros, para así quedar a unos centímetros de distancia uno del otro. Mis mejillas enardecían, y las de ella igual. Sentí su cálida respiración sobre mi rostro y trague pesado. Creo que ya entiendo que es lo que quiere o bien... me abofeteara después de esto. Me acerque a ella y con cierta timidez roce mis labios con los de ella, ella se acercó un poco más para así darme un suave beso, yo no pude esperar, y así la rodee de la cintura para acercarla a mí y besarla con fuerza. Mi corazón latía con tanta fuerza que estoy seguro que ella tuvo que escucharlo, pero la verdad no me importa, la verdad... ese momento lo ha valido todo.
Nos separamos al no sentir el aire y la vi sonrojada por lo que acaba de pasar. Le sonreí dulcemente y eso pareció tranquilizarla. Creo que esto significa que ahora ella y yo...
Escuchamos un par de disparos seguido por gritos de todos aquellos que estaban ahí. Abrace a Sakura fuertemente y cerré los ojos con fuerza instintivamente. Escuche el rechinar de unos neumáticos para luego escuchar el motor del automóvil alejarse poco a poco. Abrí los ojos lentamente y todas las personas parecieron hacer lo mismo que yo.
–¡¿Qué fue eso?!– escuche gritar a alguien.
–¡Malditos adolescentes pandilleros!– vi a un señor levantar su mano al aire para maldecirlo.
Había escuchado que algunos adolescentes salían en sus vehículos con licor y pistolas disparando al aire sólo por diversión. Fruncí el ceño ante eso, ¿acaso no sabían lo peligroso que podía ser? Suspire pesadamente y vi a Sakura que aún seguía con su cabeza sobre mi pecho. –¿Estás bien?– le pregunte, seguramente se había dado un susto de muerte, sé que ella es muy asustadiza. –¿Sakura?– repetí al ver que yacía inmóvil. Sentí como el miedo recorrió mi columna; la tome de los hombro y la separa bruscamente para verla a los ojos, los cuales yacían abiertos sin brillo alguno... Sakura no estaba...
–¡SAKURA!– grite agitándola suavemente ¡¿Por qué demonios no reacciona?! –¡Sak...– calle de nuevo al sentir mi mano húmeda y así levantarla de su espalda, para así ver mi mano manchada de rojo carmesí... pero yo no estoy herido. Sentí el cuerpo de Sakura caer y la sostuve entre mis brazos rápidamente para arrodillarme en el suelo junto con ella. Sentí mi respiración acelerarse mientras con la mirada empecé a investigar su cuerpo, la voltee levemente y en su espalda vi aquella blusa de tela manchada de sangre, una mancha que parecía expandirse. La revise con desesperación y en su espalda note un pequeño agujero... ella... el disparo... Esto no puede... –¡Sakura!– grite nuevamente, ella tiene que reaccionar, no puede acabarse aquí, ella no puede estar muerta, ella... La magia. La coloque lentamente en el suelo y cerré mis ojos con fuerza mientras sentía como mis mejillas parecían mojarse con las lágrimas.
–¡Curación!- grite mientras movía mis manos ágilmente. Abrí mis ojos nuevamente, pero ella no se movía, seguía con su mirada sin luz viéndome fijamente –¡Curación!– grite otra vez. Esto tiene que funcionar, mi instructor en Hong Kong dijo que podía ayudarme cuando estuviera herido. Vi un pequeño pentagrama formarse sobre el pecho de ella y luego una luz brillar... ahora sí... pero la luz se desvaneció demasiado rápido como para actuar. Mis poderes son insuficientes... no puedo hacerla sanar...
–¡SAKURA!
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