74 años

—Hola Jinnie, pensaba venir a visitarte ayer, pero EunWoo vino a visitarme y no podía dejar a mis nietos solos. Espero que no me hayas extrañado—intentó sonreír, pero lo único que consiguió fue una extraña mueca—. Es...complicado seguir adelante sin ti, Jinnie. Todo lo que hago...siento que ya no tiene sentido. Desde que te fuiste...me siento solo, triste.

»Te extraño demasiado Jinnie, me haces mucha falta. No es de extrañar esta necesidad que tengo de volver a tenerte, hemos estado juntos desde hace 73 años. Mucho tiempo como para querer olvidar en casi un año todo lo que pasamos.

»¿Sabes? Aún conservo a JinKookie, está un poco gastado por los años, pero sigue siendo el peluche hermoso que me regalaste a los seis años para darme fuerzas porque temía que si me convertía en un niño grande no me querrías más. Que miedo más tonto e infantil, ¿verdad? Después de todo tu amor por mí jamás hubiera cambiado. Jamás lo hizo, en realidad. Siempre me amaste sin importar si era un niño en el cuerpo de un adulto o sin importar todas las arrugas que comencé a tener. Tú siempre me amaste con la misma intensidad y cariño desde mis primeros días de nacido—las lágrimas nublaron su vista y a pesar de que juró no llorar, no lo pudo evitar—. Es curioso, ¿no lo crees, Jinnie? Nuestro lazo...se creó desde muy temprana edad, mucho antes de que siquiera lográramos saber qué era lo que sentíamos y eso...fue hermoso, sumamente hermoso. Porque desde muy pequeño pude experimentar la dicha de ser amado por un alfa tan maravilloso como tú, amor—sonrió a pesar de que su rostro cada vez se humedecía más por las gotas saladas que caían de sus ojos—. Sí...definitivamente fui el omega más afortunado del mundo por tenerte. Me alegra saber que fuiste mío así como yo fui tuyo.

»Gracias, Jinnie, por los maravillosos 73 años juntos y por los sublimes 54 años como esposos. Prometo aguantar todo lo que pueda antes de que nos volvamos a encontrar para amarnos nuevamente como lo hicimos en esta vida. Nos vemos, Jinnie, te amo.

JungKook se levantó secando sus lágrimas, viendo sobre la tumba de Seok Jin el ramo de claveles blancos que había dejado.

Suspiró dando media vuelta para volver a casa, seguro de que pronto volvería a ver a su alfa.