73 y 78 años
73 y 78 años
JungKook tomó la mano de su esposo con suavidad mientras acariciaba su rostro recibiendo a cambio una sonrisa.
—JiSung y Somi vendrán mañana, dicen que los niños nos extrañan.
—Los extraño demasiado.
—Han pasado cuatro días desde la última vez que vinieron.
—Es mucho tiempo, Kookie.
—Tú eres un exagerado—el omega rio ligeramente—. Por cierto, Jinnie, ¿cómo te encuentras?
—Mejor, el médico me dijo que el dolor no molestará mucho, al menos hoy.
—¿Y las enfermeras te siguen tratando bien?
—Como siempre, son muy amables—el alfa movió débilmente su otra mano para levantarla y acercarla a su esposo—. Acércate, mon ange.
Kook lo hizo y pronto las yemas de los dedos de Jin tocaron su mejilla arrugada.
—Tus caricias me siguen pareciendo las más cálidas y tranquilizadoras de todas. No sé qué haré cuando ya no estés a mi lado—una solitaria lágrima descendió por el rostro del omega.
—No pienses en eso, mon ange. Mejor concéntrate en sentirme, en que aún estoy aquí contigo.
—Lo sé, amor, lo sé. Pero es tan difícil cuando te veo en este estado.
—Cierra los ojos Kookie, por favor hazlo—el omega obedeció al instante—. Imagina que estamos en otro lugar, juntos, felices, como siempre fue. Imagínanos en Grecia o en casa, juntos mirando el mar o la luna. Imagínanos sonriendo, enamorados y dichosos de estar ambos de la mano. Imagíname mirándote con la misma intensidad y pasión que en antaño. Imagina mis ojos observándote con todo el amor del mundo, Kookie. Imagíname viéndote de la misma manera en que lo hago ahora y como lo hice siempre—con esfuerzo logró limpiar las lágrimas del rostro de su amado—. Sonríe para mí, Kookie, por favor hazlo.
Fue difícil, pero el omega logró dedicarle una sonrisa mientras abría los ojos.
JungKook sintió una suave caricia que lo llevó a tomar la mano contraria para mantener ese contacto que tanto amaba. Ese contacto que pronto ya no sentiría.
—Jinnie hyung...te amo, te amo tanto.
—Yo también te amo, Kookie, por toda la eternidad.
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