69 y 74 años

Jin recibió con un fuerte abrazo al omega. Hacía meses no se veían y debía admitir que lo había extrañado muchísimo. Después de su jubilación simplemente se habían visto en unas pocas reuniones, como esa en la que estaban ahora.

—Ha pasado tiempo, Alex.

—Ni me lo digas, cada día me siento más viejo.

—Te ves bien, como siempre.

—Siempre tan amable, Seok Jin.

—Está en mi naturaleza.

—Como la de Nam—el omega sonrió tristemente—. Lo siento, se me hace difícil no nombrarlo.

—Está bien, lo extrañas, se comprende.

—Ya serán 26 años de su muerte. Es increíble, pero en ocasiones puedo oler su aroma cerca de mí cuando estoy solo. No sé si me esté volviendo loco, pero es lo que siento. Mis hijos dicen que Nam me cuida aún, yo creo que es posible.

—Nam te amó mucho, como no tienes idea, yo creo que aún está contigo protegiéndote.

—Me alegra saber que elegí al mejor alfa, aunque me apena que nuestra relación no duró demasiado.

—Quizás en la próxima vida su amor sea eterno.

—Tengo fe que así será. Por cierto Jin, debo irme, Alice me necesita. Fue un placer verte y...espero toparme con JungKook, lo extrañé demasiado.

El alfa asintió viendo como Alex se alejaba para ir con su hija y sus nietos. Mientras que él caminaba entre la gente para llegar hasta su omega quien hablaba tranquilamente con Somi.

—Princesa, ¿podrías permitirme a este bello rey? Me gustaría invitarlo a bailar.

—Este rey es todo suyo—le siguió el juego la omega.

Kook sonrió aceptando la mano de su esposo para ir a la pista donde sonaba una suave música. Aferrándose a su alfa, comenzaron a moverse de un lado a otro tranquilamente y en silencio.

—Esto me recuerda al vals de nuestra boda.

—Han pasado cincuenta años de eso—recordaba Seok Jin—. Cincuenta maravillosos años que pasé a tu lado.

—Los mejores años de mi vida—murmuró mirándolo a los ojos para después apoyar su cabeza sobre su pecho—. ¿Cómo se encuentra tu corazón el día de hoy?

—Bien, no ha dado problemas.

—Me alegra, sobretodo escuchar tus latidos tan tranquilos, tan normales. Me calman.

—A mí me calma saber que sigues a mi lado, mon ange.

—Y siempre será así, ni la muerte logrará separarnos porque hay otra vida y en esa vida te buscaré hasta encontrarte, para amarnos nuevamente como ahora.

El alfa depositó un beso en los labios de su omega. Un beso suave y amoroso.

—Te esperaré, Kookie.