51 y 56 años
51 y 56 años
JungKook terminaba de arreglar el hermoso cabello de su pequeña Somi. Acarició sus mejillas y se aseguró que el maquillaje estuviera perfecto.
—Estás hermosa, NaYeon te amará más de lo que ya lo hace—murmuró el omega, sentándose al lado de su hija.
—Gracias, mamá.
—De verdad, pareces una princesa. Estoy seguro que eres la novia más hermosa de todas.
—No exageres, mamá—pedía ella con un sutil sonrojo y una pequeña sonrisa.
—No exagero, digo la verdad. NaYeon tendrá suerte de tener una omega tan preciosa como tú, hija.
—Tu madre tiene razón, princesa.
Ambos voltearon, viendo a Jin luciendo su traje oscuro a la perfección junto a su cabello arreglado hacia atrás. Se veía sumamente elegante.
—Creo que necesitan un tiempo a solas, iré a amenazar a la novia alfa.
—¿No será hablar, mamá?
—No, sé lo que dije.
Y sin más el omega salió dejándolos solos.
El alfa observó a su hija y le sonrió dulcemente mientras se acercaba a acariciarle las mejillas suavemente. La observó, viendo en sus lindos ojos a esa pequeña niña que alguna vez tuvo en brazos para cantarle una nana y lograr que el sueño llegara a ese pequeño cuerpecito.
Sin embargo, esa niña que alguna vez tuvo en sus brazos ahora era una maravillosa mujer que se iría de la familia para formar una propia.
—Sabes que a pesar de que ya no vivirás en casa y que ya no nos tendrás cerca siempre podrás contar con nosotros, ¿verdad?—Somi asintió— También sabes que a pesar de ser ya una mujer siempre serás la pequeña bebé de papá, ¿cierto?
—Papá...
—Lo siento, no puedo evitarlo, pero es que es difícil. En mi mente parece que hubiera sido ayer cuando te acunaba entre mis brazos y te cantaba una nana, con la muda promesa de protegerte eternamente. Sin embargo, ahora NaYeon lo hará por mí. Aun así sabes que siempre podrás contar conmigo. Siempre seré el fiel caballero de esta hermosa princesa.
Somi derramó algunas lágrimas ante las palabras de su padre, quien también con ojos llorosos se encargó de limpiar su rostro con un blanco pañuelo.
—No llores, hoy es un día feliz, pequeña.
—Te amo, papá, te amo.
Somi se abalanzó a abrazarlo con fuerza, intentando retener las lágrimas mientras sentía los brazos del alfa rodearla e intentar calmarla.
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