32 y 37 años

—Mamá, gracias por cuidar a los niños hoy.

—Jin y tú necesitan este tiempo para ustedes, es lo menos que puedo hacer. Además tu padre andaba emocionado por ver a sus nietos. Hace tres meses que no los ve.

—No fui yo quien decidió ir a un tour por toda América.

—Había que aprovechar—dijo la omega con una sonrisa—. Bien, será mejor que nos vayamos.

—Sí, no te olvides, nada de galletas después de la cena para EunWoo y Somi, y JiSung debe irse a dormir a las diez, después de esa hora no.

—Ya, ya, sí, claro.

—No lo harás ¿verdad?

—Los abuelos estamos para malcriar a nuestros nietos no para escuchar a sus padres.

—Soy tu hijo.

—No cambia nada. Bien nos vamos—tomó al más pequeño en brazos mientras los otros dos llevaban sus mochilitas con sus cosas—. Digan adiós a su mami.

—¡Adiós mamá!—dijeron los más grandes.

—¡Ariós, mami!—saludó el más pequeño.

—Adiós mis bebés.

Seok Jin llegó antes de la cena a su hogar. Hoy quería pasar tiempo con su familia, sabía cuánto le gustaba a sus pequeños hijos que jugara con ellos antes de comer.

—¡Llegué!

Silencio fue lo único que recibió Jin. Ninguno de sus hijos se acercó corriendo hacia él para recibirlo como usualmente hacían. Tampoco escuchó las risas de sus pequeños en la cocina ni en sus habitaciones. Era como si no hubiera nadie en casa.

—¡Estoy en la cocina, Jinnie!

El mayor fue hacia donde escuchó la voz de su omega llamarlo. Pero al entrar no lo vio, aunque sí sintió sus manos sobre sus ojos.

—Bienvenido a casa, Jinnie.

El alfa volteó para tomar a su esposo de la cadera dulcemente y sonrió.

—Debo sospechar que los niños están con tu madre.

—Y sospechas bien, amor—murmuró dándole un pequeño beso—. ¿Te gustaría que cenemos?

Jin sonrió seductor para levantar a su esposo y hacer que enredara las piernas en su cadera.

—Después del postre.

Y JungKook sonrió cuando los labios de su alfa se estamparon con cariño en los suyos.

Ah, él también quería empezar por el postre.