25 y 30 años

Jin miró el suelo inquieto mientras movía sus piernas nervioso. Estaba que no podía controlarse adecuadamente, pero en ese momento todo era complicado. Al menos para él.

—Ya, Jin, todo saldrá bien, ya lo verás—decía NamJoon a su lado.

—No es fácil, Nam, no lo es. Kookie está dando a luz y sinceramente tengo miedo.

—Lo sé, lo sé, pero verás que es en vano. Kookie saldrá bien y pronto tendrás a tu pequeño en brazos.

—Nam tiene razón, hijo, Kookie y el bebé estarán bien, ya lo verás—su madre, del otro lado, le sonreía dulcemente.

El alfa no dijo más nada y simplemente se quedó callado, moviendo la pierna y jugando con sus manos en un intento por recobrar la calma.

Sus suegros hicieron el intento de calmarlo, pero nada funcionaba, él lo único que quería era tener a su pequeño en brazos y corroborar que su esposo estuviera bien. Era lo único que deseaba.

El miedo por perder a alguno de los dos fue algo que desarrollo al cuarto mes de embarazo de Kook. Fue algo que nació de repente y, de lo cual, no pudo deshacerse con facilidad como hubiera querido. Sin importar las charlas con su madre, su padre, sus suegros y NamJoon, el miedo no se iba, estaba ahí siempre latente.

Suspiró sonoramente, buscando drenar sus emociones. Pero cuando vio al doctor acercarse volvió a ponerse nervioso y el miedo incrementó.

—Dígame que están bien—pidió desesperado, sintiendo la mano de Nam en su hombro.

—Descuide, están bien. Felicidades, tiene un saludable alfa.

Y la sonrisa de Jin iluminó todo el lugar.