25 y 30 años

JungKook parecía nervioso, de eso estaba seguro Seok Jin. El omega no dejaba de ir de un lado a otro llevando cosas y trayendo otras tantas. No entendía que le pasaba, era raro verlo así.

Ya habían pasado cerca de diez meses desde que Kook perdió al bebé y unos siete desde que había dejado de llorar por las noches. Le tomó varias lunas y palabras dulces convencer al menor de que no era un fracaso por perder el embarazo y que lo amaba con locura como siempre hizo y como siempre hará.

Por eso le extrañaba esa actitud de su pequeño. Actitud que traía desde hacía unos tres días y aunque evitó preguntar sintió que ya no podía más.

—Kookie, cielo, ven aquí.

El omega lo vio dudoso antes de acercarse a él. Jin lo tomó del brazo y lo sentó en sus piernas.

—¿Pasa algo, Jinnie?

—Eso debería preguntarlo yo. Mon ange, ¿pasa algo?

El menor jugó con sus manos nervioso y desvió la mirada. Seok Jin se preocupó.

—¿Pasa algo malo, amor?

—No, n-no es nada malo...Solo...Solo...

—¿Solo?

—T-tengo miedo...

—¿Miedo de qué? Kookie, me estás asustando.

El omega se encogió en su sitio sin saber cómo decirle a su esposo lo que llevaba guardado hacía un tiempo. Pero sabía que tarde o temprano lo notaría. Así que tomando la mano de su esposo la guio a su vientre e hizo que sintiera su abultado vientre que escondía tras prendas grandes de ropa.

El alfa lo miró asombrado esperando que Kook hablara.

—Yo...estoy de tres meses. La verdad tengo mucho miedo, no quiero perder este bebé por eso no quería decirte nada al respecto. No quería decepcionarte otra vez.

El mayor observó comprensivo y enternecido al omega que tenía en sus piernas. Kookie le había ocultado que estaba embarazado por temor a romper sus ilusiones de ser padre.

—¿Desde cuándo lo sabes, cielo?

—Yo...me enteré hace un mes y medio. He estado haciéndome los controles a escondidas, todo va bien, el bebé no presenta anomalías, pero aun así...no puedo evitar temer.

Jin lo tomó de las mejillas para acercar sus labios a su rostro y besar ambos párpados.

—Te entiendo, mon ange, sé que tienes miedo, yo también lo tengo, pero puedo asegurarte que sea cual sea el resultado de este embarazo, yo jamás podría sentirme decepcionado de ti porque te amo pequeño, te amo como no te das una idea. Así que saca esos malos pensamientos de tu cabeza y concéntrate en el bebé y lo que quiera él.

JungKook sonrió feliz ante las palabras de su esposo. Por lo que tomando sus mejillas dejó un beso en cada párpado.

—Te amo tanto, Jinnie, tanto, tanto.

—Yo también te amo, mon ange, por toda la eternidad.

Y felices por el futuro bebé, ambos demostraron su amor con un beso.