23 y 28 años
23 y 28 años
Kook miró la belleza que lo rodeaba en esa isla griega. Ese año habían decidido irse de vacaciones a Grecia, pasando por distintas islas cada dos o tres días. Era un viaje hermoso y mucho más si lo hacía con su esposo.
Siguió observando la isla desde la ventana de su habitación, las mañanas eran lo más bello que había visto en su vida.
—¿En qué piensas, mon ange?
JungKook sonrió al sentir las manos de su esposo rodearle la cintura.
—En lo afortunado que soy de estar contigo.
—Mm, pensamos lo mismo, pequeño.
El menor se sintió complacido cuando sintió los pequeños besos del mayor sobre su cuello. Amaba los mimos matutinos.
Se dio la vuelta, aun rodeado por esos fuertes brazos, y correspondió al gesto, ronroneando como un gatito. No iba a decirle a Jin que su celo había iniciado ese día porque estaba seguro que su esposo lo notaría con tan sólo olerlo.
Y no se equivocó, Seok Jin comenzó a ponerse más apasionado acorde pasaban los minutos. Las feromonas comenzaban a hacer efecto en él.
—No me dijiste que tu celo estaba próximo—susurró en su cuello, apretándolo más contra él.
—Quería que fuera sorpresa, amor—respondió tras un jadeo, arañando la espalda desnuda del mayor.
Era beneficioso que no usara las prendas superiores del pijama.
—Kookie...me vas a volver loco...
—Ya somos dos, Jinnie...
De pronto los besos pararon y el alfa miró a su pareja a los ojos, perdiéndose unos segundos en la profundidad sublime y oscura que representaba la mirada del omega.
Lo tomó de las mejillas, acariciándolas con sus pulgares para luego besar sus párpados con suavidad y un amor desmedido.
—Jinnie...
—Kookie...no sé cómo lo haces, pero cada día te amo más. Siento que voy a explotar de tanto amor—murmuró el mayor.
Y JungKook se sonrojó como cuando era un adolescente y su hyung le hacía un halago.
—Jinnie hyung, no digas esas cosas—murmuró avergonzado el menor, bajando la mirada aun sonrojado.
El alfa rio tiernamente antes de besar la frente de su esposo.
—Ay, Kookie. Te amo tanto pequeño.
—Y yo a ti, Jinnie.
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