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IX


A solo tres días de tocar tierra el Illusion  navegaba con dificultad rumbo a Londres. Todos trabajábamos arduamente para mantener la nave a flote; remendar las velas era fácil, pero los demás daños solo podían solucionarse en tierra. 

No solo el barco había sufrido las inclemencias del clima, sino que su capitán también había sido víctima de la lluvia. Hongjoong pasó toda la tormenta firme frente al timón llevando agua y viento; incluso fue el último de los hombres en ir a descansar. Sin embargo, aquel temple y convicción ahora le estaban pasando factura. 

ㅡ¿Dices que está enfermo? ㅡPregunté a San quien recogía los restos sobrantes de los estragos de la tormenta ㅡ¿Es muy grave?

ㅡNo lo sé ㅡSe encogió de hombros ㅡSeonghwa lo dijo esta mañana ㅡDirigió su mirada al camarote del capitán y luego siguió en lo suyo ㅡTrató de llevarle sopa, pero se negó a comerla. Seguro prefiere morir antes que dejar a cualquiera de nosotros al mando de su barco. 

ㅡ¡Yo mando Ahora! ㅡGritó Mingi mientras caminaba por la dañada cubierta ㅡSoy el que hace mejores planes. ㅡEra curioso ver como Mingi se mostraba confiado de sus planes,  pero apenas decidían poner en práctica uno de ellos la carcasa se le derrumbaba y comenzaba a verle cada una de las fallas. 

ㅡAl menos se más prudente ㅡLe contesté mientras terminaba de remendar el agujero en una vela ㅡHongjoong no se va a morir. Si te escucha irás a la cofa.

ㅡLo único bueno que trajo la maldita tormenta fue que ya no hay cofa ㅡAquella afirmación salió de su boca con falsa diversión. Era obvio que Mingi se sentía tan preocupado como los demás.

Todos estaban ocupados intentando solucionar los daños más pequeños; Si queríamos llegar a tiempo teníamos que poner todo nuestro esfuerzo. Wooyoung ponía más empeño que varios de sus compañeros, siempre había sido regañado por no hacer correctamente las cosas y quería sentirse útil. El rubio gozaba de una energía y dedicación que parecía no tener fin, por lo que su ayuda siempre era bienvenida a pesar de que él necesitara un poco más de supervisión.

ㅡSoy algo torpe ㅡRascó su nuca y soltó una sonora carcajada  ㅡPero eso me da algo de personalidad.

ㅡ¡Estás loco! ㅡRespondí a su risa ㅡSer torpe no te hace quien eres. Wooyoung es Wooyoung porque es dulce y atento. 

Un brillo especial se posó en los ojos de mi amigo. El chico era una gran persona, el hecho de que hiciera un poco de desastre mientras trabajaba no era importante. Bañaba felicidad el lugar donde llegaba, su risa era fresca y contagiosa; era capaz de llenar de calidez los corazones de las personas. Wooyoung amaba a sus amigos como nadie, los protegía y aconsejaba a su manera tan alocada; si había alguien en la tripulación que tuviera un corazón de oro ese era Jung Wooyoung.

ㅡSerías un buen partido para cualquier muchacha ㅡLe comenté dándole un pequeño golpe en el brazo ㅡHasta yo quisiera un pretendiente tan trabajador como tú. 

Rió mostrando los dientes y haciendo sonar la carcajada por todo el barco. Sus brazos se estiraron y corrieron hacia mí abrazándome fuerte mientras me elevaba por los aires. 

Nunca me había sentido tan querida como en el Illusion. Cada uno de los tripulantes me cuidaba a su manera, incluso San que el primer día había sido todo un imbécil. El chico con hoyuelos se había convertido en el más sobreprotector de todos, llegando incluso a llamarme hermana y amenazar con matar al que me pusiera un dedo encima. San se había ganado mi cariño con esfuerzo y acciones, haciéndome dejar de lado los rencores para permitirle abrazarme de vez en cuando con su actitud tan dulce.

ㅡ¿Por qué no aprendes primero a levantar una vela y luego levantas mujeres? ㅡRefunfuñó Yeosang  a nuestro lado; nunca decía abiertamente que se sentía celoso ㅡ ¿Me estás escuchando?  ¡Dije que la bajes!  ㅡFrunció el ceño y abultó los labios recreando en su rostro una imagen infantil. Wooyoung me sostuvo más fuerte. 

Entre risas y forcejeos, Wooyoung junto a Yeosang  le devolvieron un poco de la alegría que el Illusion  había perdido. Corrimos por la cubierta como niños jugando a la mancha, aprovechando que el capitán no estaba y que podíamos darnos un tiempo para dejar de lado el viaje a Londres,  concentrándonos solamente en ser jóvenes. Estuvimos así hasta que cayó la noche y tuvimos que volver a nuestros camarotes.

Con el capitán indispuesto Yeosang no podía darse el lujo de descansar. Con semblante serio observaba el cielo vigilando que el barco siguiera el curso correcto. Varios de los tripulantes se encontraban despiertos, a excepción de Yunho y Wooyoung. Podrían estar desprovistos de supervisión pero eso no los hacía descuidar sus puestos. 

ㅡVe a dormir ㅡPronunció el chico dejando de ver el cielo para mirarme a mí ㅡHace frío, ya tenemos suficiente con una persona enferma ㅡPosó su mano sobre la mía. Casi nunca hacía eso por lo que mi corazón se llenó de gozo ㅡSi las cosas siguen como hasta ahora, quizás más tarde vaya a acompañarte ㅡDepositó un beso sobre mi frente y acarició mis hombros con suavidad. 

Sabía que mentía para que me mantuviera tranquila. Yeosang nunca hablaba claramente de lo que sentía; si bien podía ser muy sincero, expresar con exactitud sus inquietudes no era algo que le agradara. En los meses que llevaba durmiendo a su lado aprendí a leerlo; cuando se sentía preocupado por mi bienestar me mandaba al camarote, si los celos lo mataban entonces soltaba una de esas verdades crudas que hacían temblar a sus compañeros. Yeosang no era un bloque difícil de atravesar; pero si era cierto que prefería guardarse sus preocupaciones para así poder ayudar a los demás con lo que les hacía sentir mal.

El barco se mecía suave pero aun así no podía dormir; no por miedo sino porque el lecho de sentía frío. Casi siempre prefería dormir sola, sin embargo la falta Yeosang en la cama me estaba afectando. Me había acostumbrado a su presencia de tal manera que me parecía inconcebible sentir el bamboleo de la nave y no sentirlo a él.

Mis ojos se cerraban poco a poco, cansados de esperar, agotados de ver hacia el techo. Lentamente una nube caía sobre mí llevando mi mente hacia el sueño. Esta especie de sensación flotante no duró mucho; pasos ligeros por el pasillo llamaron mi atención trayéndome de vuelta a la vigilia. Junté mis manos y esperé que fuera Yeosang.

ㅡ¿Seonghwa? ㅡLa puerta se abrió mientras el nombre era susurrado ㅡ ¿Seonghwa?  ¿Aún hay sopa?.

Permanecí callada e inmóvil en la cama, estaba medio dormida y no podía asociar aquel susurro con alguno de los tripulantes. La silueta se asomaba tímida por la rendija de la puerta; desde lo alto de la litera aquella sombra se veía diminuta .

ㅡ¿Mingi? ㅡDe nuevo un susurro acompañado de un paso hacia la habitación ㅡ¿Estás allí?... Responde ㅡLos pasos resonaron hasta llegar a la cama contigua, pero estaba vacía ㅡ No eres un bacalao, tampoco una sanguijuela... Responde por favor. 

Ante aquellas palabras entendí quien era el intruso; mi cabeza adormilada había tardado en reconocer al dueño de la voz. Hongjoong estaba enfermo y caminaba como un fantasma por la habitación, tanteando sobre la cama de Mingi buscando un lecho tibio donde descansar. 

ㅡSeonghwa no está ㅡRefunfuñó un poco ㅡNo seas malo, sé un buen amigo y deja de esconderte ㅡEn la oscuridad pude ver como se erguía tomando de nuevo una actitud dominante ㅡ¡Soy el capitán y tu un bacalao!  ㅡGritó con dificultad alejándose a paso cansado de la cama vacía ㅡ¡Te ordeno que me dejes entrar!...¿Puedo abrazarte?ㅡsus palabras fueron disminuyendo hasta volverse un susurro suplicante, casi como el de un niño apunto de llorar. 

Había permanecido callada solo para poder observar aquel lado de Hongjoong. Él cuidaba de todos, siempre fuerte e inquebrantable; me había enseñado a disparar, incluso me hizo pelear cuerpo a cuerpo con San y había escondido una daga debajo de mi falda solo para asegurarse de que me encontraba protegida. El temple se le había acabado, debía de sentirse verdaderamente mal como para recurrir a Mingi; Y no solo se había acercado a la cama del peor de sus bacalaos, sino que hizo la increíble petición de que le dieran un abrazo.

ㅡ¿Estás bien? ㅡPregunté en voz baja, mientras salía de la cama para buscar una vela ㅡCasi todos están haciendo guardia. Aquí solo estoy yo.

La llama iluminó la habitación permitiéndome observar al capitán. Se veía muy mal, solo con decir que se había bañado era suficiente para entender qué tan enfermo se sentía. Estaba resfriado; la nariz le escurría y los ojos le lloraban, sus mejillas estaban ligeramente sonrosadas por la fiebre; pero aún así mantuvo una actitud dominante, muy diferente a la que poseía en la oscuridad. Volví a subir y me recosté observando como la vela dibujaba sombras sobre la carita decaída de Hongjoong. 

ㅡYa.. Ya lo sabía ㅡRefunfuño cerrando sus manitos en puño ㅡ¡Muévete y dame un espacio! ¡Soy el capitán y quiero dormir! 

Me reí un poco ante aquella petición hecha de forma tan infantil, él tenía su propio camarote con una cama más grande para recostarse. Rodé mi cuerpo y le di un espacio en la litera. Apenas lo tuve cerca sentí el calor que emanaba de su cuerpo debido a la fiebre. Quise hacerme creer que lo dejé entrar a la cama solo porque se había bañado, pero en el fondo sabía que aunque apestara y tuviera la cara sucia lo hubiera dejado recostarse junto a mi. 

ㅡ¿Tienes hijos? ㅡ Preguntó casi susurrando .

ㅡAún no ㅡRespondí removiendome incomoda por la repentina pregunta ㅡ¿Por que dices eso?.

ㅡEntonces no sabes abrazar como las madres ㅡDijo más para él que para mí ㅡSeonghwa dijo que un baño bajaba la fiebre, le hice caso pero sigo igual ㅡSe sentó y frotó su cara con algo de fuerza ㅡCreo que las madres también se equivocan. 

Era extraño ver a Hongjoong así; su cuerpo tomaba una posición que no dejaba transparentar debilidad, pero la forma en la que hablaba decía todo lo contrario. En la mañana la mayoría de nosotros creíamos que estaba bien, de no ser por Seonghwa nunca lo hubiéramos notado; el capitán hizo todo lo posible para ocultar su resfriado. 

Seonghwa era lo más parecido a una madre que había en el Illusion. Siempre amable y dulce, cuidaba de todos pero sobretodo de Hongjoong;  "Él se preocupa por nosotros, alguien tiene que preocuparse por él" comentaba de vez en cuando. Aquella costumbre del muchacho de mirada dura fue lo que me ayudó a comprender la actitud de Hongjoong. 

Había llamado a Seonghwa apenas abrió la puerta, tomó un baño creyendo que él  tenía todas las soluciones para las enfermedades, quería comer su sopa. El capitán necesitaba de una madre y se refugiaba en Seonghwa. Así dejaba al descubierto cuánto extrañaba a la mujer que lo vio crecer; por lo que me pareció lógico que arriesgarse tanto solo por un relicario. 

ㅡVen aquí ㅡMe incorporé en la cama y lo acerque a mi pecho ㅡNo tienes que fingir que te sientes bien, aquí no está Mingi ㅡDije aquello para que entendiera que nadie iba a reírse de él o a aprovecharse de la situación. 

ㅡ¿Te sabes alguna nana? ㅡCerró los ojos y se frotó la nariz húmeda por el moco ㅡCanta lo que te sepas...Por favor.

Comencé a tararear una canción de cuna que creí olvidada. Las notas suaves salían bajitas tal cual como las cantaba mi madre en antaño, como arrullaban todas las madres gitanas a sus hijos en las noches frías. Así, abrazando a Hongjoong como si fuera un niño; pase la noche colocando paños húmedos sobre su frente, apartando el cabello de su rostro sudoroso esperando que su fiebre bajara. Estaba sacando de mi el lado maternal que creí inexistente. Debíamos llegar a Londres lo más rápido posible, pero para eso era necesario el capitán. 

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