IV
Me incorporé en la cama respirando con dificultad; al verme en medio de la oscuridad las lágrimas acudieron a mis ojos ante el temor de encontrarme sola. El casi imperceptible bamboleo del barco me dijo que había sido otra pesadilla. Giré un poco en la cama para quedar en el borde dejando caer mi mano hasta sentir el cuerpo de San; Dió una ligera sacudida en señal de que lo había despertado. En lugar de tomar mi mano (como cada vez que un sueño me abrumaba) se sentó restregando un poco sus ojos.
ㅡ¿Estás bien? ㅡLa voz de San se escuchaba más gruesa debido al sueño ㅡEs la tercera vez que te despiertas ㅡAcarició mi frente con ternura, susurraba para no molestar a sus compañeros.
ㅡMañana te vas ㅡSorbí mi nariz y limpie la humedad en mis mejillas ㅡ ¿Qué voy a hacer si te vas? Yunho está ocupado todo el día ㅡCubrí mi rostro con la manta algo apenada. San debía levantarse temprano y yo le estaba evitando descansar como necesitaba.
ㅡNo me iré, solo debo volver al trabajo ㅡSupe que sonreía un poco, pero aun así el miedo no se disipaba ㅡVolveré cuando se comience a meter el sol. No llegaré tarde, Te lo prometo ㅡExtendió su dedo meñique en señal de que cumpliría su palabra.
Las semanas junto a San habían sido realmente agradables; Yunho y él hacían ver lejano todo lo ocurrido cuando estaba en manos de Abercromby. El tiempo que duraron las reparaciones del camarote principal me pareció muy corto (aunque en realidad habían tardado casi dos meses); en esos días San me llevaba con él a cualquier lugar al que lo mandara el capitán, y una vez allí conseguía algo para que yo pudiera pasar el tiempo. También solía frecuentar las actividades de Yunho; pero él y Mingi estaban muy ocupados colocando la cofa en su lugar y reforzando el resto de los mástiles, por lo que solo podíamos distraernos en las horas libres de la tarde.
ㅡ¿Aún tienes miedo? ㅡPreguntó San desde el suelo dándose la vuelta para que yo pudiera tomar su mano con facilidad.
ㅡHa sido un sueño horrible, temo que si cierro los ojos vaya a volver ㅡMentí, la pesadilla ya había sido olvidada.
ㅡ¿Quieres que suba allí? ㅡSan se sentó de nuevo, la madera crujió un poco ante el movimiento. ㅡNo voy a hacerte nada. Soy un hombre bueno.
Asentí con la cabeza susurrando una afirmación, y en cuestión de segundos ya tenía a San recostado a mi lado. Se había posicionado lo suficientemente lejos como para que nuestros cuerpos no se tocaran; estiró sus brazos un poco diciendo lo bien que se sentía recostarse en la cama y me dio la espalda dispuesto a dormir.
Quería abrazarlo, de verdad necesitaba que no se fuera a la mañana siguiente. Sin temor me acerqué a él y apoyé mi frente en su espalda; su ropa olía a jabón, pero en él aún se percibía el aroma de la pólvora que flotaba en el cuarto de los cañones. Una de sus manos se movió hacia mí provocando que me alejara, no quise hacer ningún ruido por miedo a despertar a los demás. Mi corazón se revolvió asustado por unos segundos hasta que San encontró mi mano y la entrelazó con la suya posicionándola sobre su pecho; quedamos en una forma similar a cuando él dormía en el suelo, consiguiendo de esa manera que nos uniéramos en un cálido abrazo. Cerré los ojos contando cada latido que daba su corazón, los golpes eran más rápidos de lo normal pero no me impresioné ya que el mio latía de la misma forma.
Cuando llegó la mañana San ya no estaba a mi lado. Todo el barco resonaba ante los trabajos en cubierta, pero yo lo percibía más silencioso que de costumbre. Al verme entrar al comedor Yunho dejó en el suelo las tablas que llevaba en las manos y corrió directo a la cocina. Quedé algo confundida por su acción ¡ni siquiera me había dado los buenos días! Llevada por la curiosidad lo seguí con paso ligero en busca de una respuesta para su comportamiento tan extraño.
ㅡ¡No, No! ¡Vuelve al comedor! ㅡSe alejó de la mesa de la cocina escondiendo el plato que acaba de servir. Luego comenzó a soltar muchísimas palabras que no entendía, estaba hablando en el mismo idioma en el que San cantaba.
No comprendía lo que tramaba y me acerqué para ver mejor; él levantó su brazo sosteniendo la comida sobre su cabeza. En cualquier momento se le podía caer, pero eso no evitó que permaneciera estirado haciéndome dar saltitos para lograr ver lo que escondía.
Incapaz de dejar de reír y sabiendo que de seguir así seguro haríamos un desastre, dejó el plato en la mesa donde aún quedaban señales de que Seonghwa había hecho pan.
ㅡ¡Tachachan tachachan! ㅡ cantó mientras mostraba orgulloso el plato que había servido ㅡ¡Seonghwa hizo el mejor desayuno de todos! ㅡ robó un bocado del croissant que su compañero había preparado antes de irse.
Mi plato no solo tenía aquel delicioso pan en forma de media luna, sino también algunas fresas y varios terrones de azúcar. Yunho sonriente colocó a mi lado una taza humeante llena de café con leche.
ㅡSeonghwa esta feliz por que ya falta poco para que el barco esté reparado ㅡ dijo Yunho al ver mi cara de emoción mientras tomaba mi café ㅡ Así que preparó una comida cara ¡estamos comiendo igual que la Reina!
Solté una carcajada al notar cómo brillaban los ojitos de Yunho al ver aquel desayuno. Sabía que estaba distrayendo mi atención de San, obviamente no quería que lo echara en falta durante las horas que estaría fuera. Yunho permaneció a mi lado mientras comía, sus comentarios graciosos me ayudaban a no pensar tanto en San, también comió algunas fresas de mi plato y revisó un par de veces la cocina en busca de algo de pan.
ㅡPuedes comerte estas ㅡLe dije ofreciéndole varias de las fresas que aún quedaban en mi plato. Me había tocado mucha más comida de la que normalmente me era servida.
ㅡ¡No! ¡San las dejó para ti!ㅡ Rechazó mi oferta abriendo mucho los ojos ㅡ No tocó sus fresas y me dijo que te las diera cuando bajaras a desayunar ㅡVolvió a colocar frente a mí el plato que yo le había ofrecido ㅡ Quería dártelas él, pero no quiso despertarte.
Aquel comentario me enterneció al punto en que me dieron ganas de guardar cada una de las pequeñas frutas y atesorarlas con mi vida. De igual forma le ofrecí a Yunho la mitad de ellas; a mi amigo le encantaba comer y ver su cara mientras lo hacía era todo un espectáculo. Cerraba sus ojitos cuando las fresas tocaban su boca y disfrutaba cada bocado como si fuera la primera vez.
Junto a Yunho las horas pasaron tan rápido que cuando San llegó al caer el sol yo aún me encontraba en la cofa. Desde lo alto lo vi aproximarse hacia el barco; a mi lado Yunho colocaba parte del pasamos, al verme acercar a la escalera levantó la mirada y comenzó a gritar un saludo en su idioma tan particular. San le devolvió el saludo usando las mismas palabras que en mis oídos sonaban como trabalenguas, luego corrió hasta posarse bajo la escalera a esperar que yo terminara mi descenso.
ㅡTal cual como lo prometí, justo cuando comienza a ocultarse el Sol ㅡDijo recibiéndome con un abrazo ㅡConsidero que he sido bastante puntual ¿verdad? ㅡRió picando mi nariz
Cada día sin falta subía a la cofa para ver llegar a San junto con el atardecer. Él me recibía al bajar la escalera y después nos dirigíamos al comedor para tomar junto a Yunho el café de la tarde. Los demás tripulantes no tardaban en llegar; en cuestión de minutos el lugar se llenaba de las historias que cada uno traía desde el puerto. Fue esa misma puntualidad la que varias semanas después le jugó en contra a todos los navegantes del Illusion.
ㅡBajemos ya Susan, es el último día tal vez se ha quedado haciendo horas extra ㅡAseguró Yunho quien no había dejado su lugar en la cofa para tomar el café de esa tarde. ㅡUn poco de dinero extra no nos vendría mal y San lo sabe.
ㅡEl atardecer ya está terminando ㅡrepetí por cuarta vez en cinco minutos ㅡDebe estar pronto a volver ㅡNo quería despegar mi mirada del puerto, San tenía que llegar antes de que se ocultara el sol justo como él me había prometido.
Yunho repitió un par de veces más que San volvería al terminar sus horas extras, que llegaría en la noche al igual que lo hacía Wooyoung de vez en cuando. Decidí creer en Yunho, así que bajé para encontrarme con los demás que se reunían bajo cubierta como de costumbre.
En el comedor Yeosang y Wooyoung se encontraban inmersos en una partida de ajedrez que acaba de comenzar, Jongho extrañamente estaba fuera de la zona de cañones; la mirada del menor de los hermanos se posaba inmóvil en las escaleras que daban a cubierta. Igual de inusual que el comportamiento de Jongho era la ausencia de Mingi y el capitán; antes de bajar los había visto caminar por la parte superior del barco y asomarse por la banda de babor.
ㅡMile termina eso por mí ㅡpronunció Seonghwa mientras dejaba la cocina ㅡVolveré en un rato ㅡSe quitó el delantal y lo dejó en la mesa frente a mi.
La escena era cotidiana, nadie estaba haciendo algo que se saliera por completo de la rutina a la que el barco se veía sometido. Pero eran esos ligeros cambios todos juntos los que me estaban poniendo un poco nerviosa. En busca de respuestas dejé mi lugar en la mesa y me dirigí a la cocina para hablar con Mile, ella era tan cercana al capitán que seguro sabía que era lo que pasaba.
ㅡPuedo ayudarte...si quieres ㅡle dije incapaz de preguntar directamente ㅡno me siento bien allá afuera.
ㅡRellena estos bollos con crema ㅡla morena dejó de amasar para explicarme como debía hacer mi trabajo. ㅡLos abres así con la mano y colocas el relleno con la cuchara... Así, con cuidado ㅡcon sus dedos hizo un pequeño agujero en el pan para pasar a través de él una cucharilla desbordante de crema dulce.
Nunca había cocinado, pero estaba tan preocupada por San que dañar los bollos era el más lejano de mis pensamientos. Coloque una tras otra las cucharadas de crema, con cada bollo que estaba listo dirigía mi mirada a la puerta esperando ver entrar a San. Cuando terminé el aún no había vuelto; mi garganta se apretó en señal de que las lágrimas pronto se comenzarían a acumular en mis ojos.
ㅡ¿Qué está pasando? ㅡlos ojos verdes de Mile se dirigieron a mi apenas escucharme hablar ㅡEl capitán y Mingi actúan raro, Seonghwa no está en la cocina y San... aún no ha vuelto ㅡSorbí mi nariz la cual amenazaba con gotear.
ㅡTodos ellos están preocupados por San ㅡ Me tendió un pañuelo que guardaba en su bolsillo ㅡSe ha quedado haciendo horas extra, hoy es su último día ㅡ Repitió lo que Yunho me había dicho ㅡVan a pagarle más dinero del normal, seguramente están vigilando por si un ladrón se cruza en su camino. ㅡSe encogió de hombros, hablaba de eso como si no fuera la primera vez que algo así pasaba.
Rellené más bollos de los que había comido en toda mi vida, también serví varios vasos de leche y ayudé a Mile con los platos. Pero nada de eso hizo que dejara de pensar en que algo le había pasado a San, él siempre estaba junto a nosotros para la hora de la cena.
El capitán, Seonghwa y Mingi bajaron a comer, me felicitaron por ayudar en la cocina pero no hicieron más comentarios; de hecho la cena había sido inusualmente silenciosa. Hongjoong y Mingi susurraban entre sí, tenían un aspecto realmente serio; pero aunque lo intentará jamás hubiera podido entender algo de lo que estaban hablando, pues lo hacían en el mismo idioma con el que San solía cantar. Incluso Wooyoung que pasaba gran parte del tiempo gritando (hablando fuerte, como decía él) había permanecido callado. Cuando terminamos de cenar la luna ya estaba brillando; Mile también lo notó, pues sus ojos gatunos observaban la escotilla con la misma preocupación que yo. Por un segundo nuestras miradas se cruzaron y al comprender lo que pensaba tomó mi mano para darme algo de tranquilidad.
ㅡJongho, Mingi, Yunho ¡Bajen al Puerto y busquen a San! ㅡ Ordenó el capitán al ver que los platos ya habían sido lavados y San aún no volvía ㅡVayan a los almacenes y tráiganme información sobre cuando termina su turno.
ㅡLe dije que no se metiera en problemas ㅡSe quejó Jongho antes de seguir a los demás ㅡEsos hombres están en todos lados ㅡSus cejas se arqueaban dándole a sus ojos tristes un aspecto preocupado.
ㅡ¡Wooyoung! ¡Tu vas a la cofa! ㅡ La voz de Hongjoong no titubeaba al salir de su garganta ㅡ¡Y si te atreves a quejarte mañana volverás a subir!
Wooyoung se fue refunfuñando, su cara se arrugaba en un mohín que lo hacía ver tierno. Una vez el rubio había desaparecido al cruzar la puerta, Hongjoong le hizo una seña a Seonghwa para ir a cubierta. No entendía lo que pasaba y al parecer Mile y Yeosang tampoco, pues se veían las caras como si no supieran qué hacer.
Los minutos pasaban. Yo no hacía más que mantener la mirada fija en la escalera esperando ver llegar a alguno de los otros tripulantes con noticias sobre San. Yeosang había tratado varias veces de distraerme invitándome a jugar una partida de ajedrez, si embargo negué cada una de sus proposiciones. Movía mi pierna incesantemente buscando una manera de deshacerme de toda esa ansiedad; estar sentada allí me estaba matando. Mi estómago estaba tan apretado que sentía que en algún momento iba a vomitar, pero mi garganta tenía un nudo que seguramente evitaría que toda mi cena terminara fuera de mi.
Mile dejó su lugar en la mesa, acariciaba su sien constantemente desde que el capitán había dado la orden de buscar a San. Se veía más tranquila que yo, pero de igual forma estaba preocupada. La gitana entró a la cocina y anunció que prepararía algo de té para el dolor de cabeza; su prometido le pidió con amabilidad que hiciera un poco para él también, luego tomó el tablero de ajedrez y se dirigió al área de los camarotes seguramente para guardarlo.
Ese pequeño descuido me bastó levantarme y correr escaleras arriba. No me fijé si la cubierta estaba vacía o si alguno de los hombres regresaba por la plataforma, mis pies respondían a mis impulsos haciendo resonar la madera de forma escandalosa. Desde la cofa Wooyoung comenzó a gritar sin control para alertar al capitán sobre mi escape y al mismo tiempo que yo vociferaba con todas mis fuerzas el nombre de San.
El capitán y Seonghwa eran rápidos pero yo podía correr con mayor velocidad. Hongjoong gritaba que volviera, que me iba a perder; sin embargo él no sabía que en mi mente tenía trazada la ruta hacia el trabajo de San. Él me la había contado donde quedaba la zona de carga; Sabía que seguía toda hilera de pescaderías hasta llegar al final, me había dicho que al pasar por la más grande se quedaba unos segundos acariciando a los gatitos que comían los desperdicios. Seguí derecho por la acera olorosa a mariscos y agua sucia hasta acabar con los negocios, allí tal como San decía estaba la bifurcación; de un lado las tiendas de cachivaches y sus espejos que se volvían tenebrosos cuando el sol se escondía, y del otro las barberías. Giré hacia la derecha siguiendo el camino evitando ver mi reflejo, poco a poco el olor cambiaba hasta dejar atrás el pescado y dar paso al aroma del pan que despedía la chimenea del último local.
Estaba cerca, los pies no me dolían pero la respiración me faltaba. Sólo debía cubrir la distancia que me separaba de los almacenes; no era mucha, quizás un par de cuadras. Me detuve unos segundos para recuperar el aliento; la zona de carga estaba prácticamente frente a mí pero ningún barco atracaba en sus muelles. Las mejillas se me humedecieron cuando volví a correr, estaba yendo a esos almacenes con la última esperanza de que San aún estuviera allí.
No paraba de gritar su nombre, esperaba que al acercarme me respondiera pero no fue así. Cuando estaba a punto de llegar al último almacén fui detenidamente bruscamente por alguien que corría en dirección contraria; una mano enorme había tapado mi boca, con la otra fui tomada del brazo y empujada hacia el espacio que separaba dos almacenes.
ㅡHas silencio Susi, si te escuchan te llevarán ㅡ Vi a Yunho con el rostro sudado y magullado, inmediatamente supe que algo andaba mal ㅡ Tienen a San. Ve, busca a Hongjoong ... Pero sé cuidadosa y trata de que no te vean.
Me soltó y volvió a correr en la dirección a la cual yo me dirigía antes. El capitán me estaba pisando los talones y era cuestión de tiempo para que llegaran a donde yo me encontraba. Salí del callejón para seguir a Yunho. ¿Los hombres de Abercromby tenía a San? ¿Que podrían querer de él? Si estaba en peligro de alguna forma tenía que ayudarlo.
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