8
UN MES DESPUÉS.
—¡Mis…! ¡Mis pinturas! —grité enfurecida. Así me encontraba yo, gritando desde la primera hora de la mañana, mis hermosas pinturas habían sido manchadas por manos impuras y rayadas con garabatos sin sentido. Y se supone también que hoy entregaría esto al profesor ¿Con qué puta cara debería de entregarle esto?
Mientras todos me veían con caras de confusión, yo estaba al borde de las lágrimas literalmente, es mi trabajo, mi esfuerzo ¡Mi tarea de artística! Tomando mis pinturas analicé la letra y me di cuenta del culpable de semejante barbaridad. En realidad, ya lo intuía desde el principio.
Ese inepto solo quería vengarse de lo que había hecho, pero esto, ya es cruzar los límites. Nadie, se mete con mi tarea, ¡Absolutamente nadie!
Lo vi acercándose con una sonrisa, pues claro, con su objetivo ya logrado de sacarme de quicio, es deducible que estaría feliz.
—Hey, Arcoíris —dijo mi nombre sin escrúpulos. Tensé mi mandíbula al escuchar lo último, ese condenado apodo—. ¿Te gustó mi nuevo arreglo? —Con una sonrisa burlona, me observó de arriba abajo desde mi asiento, esperando una reacción mía, por eso se quedó estático parado frente a mí.
Respiro hondo manteniendo la calma, no podía caer como si fuese tan tonta para darle el gusto de verme enojada. Esta era mi tarea de artística de la cual tenía que entregar ¡Pero sorpresa! Este idiota, ridículo, imbécil, retrasado, estúpido y con deficiencia de neuronas se le ocurrió nada más y para nada menos la brillante idea que hacer esto.
«Sé que estás molesto por lo de Sabrina, ¡Pero esto es pasar los límites!». Aprieto mis dientes furiosa, en parte me lo merecía por no aceptar su ayuda.
—¡Eres un idiota! —exclamé con fuerza, despotricando mil maldiciones mentalmente, y preservando el raciocinio que poseía como ser humano. Y para no asesinar a tal animal en peligro de extinción que tenía enfrente.
Todo el salón escuchó y se conmocionó por mi comportamiento brusco, sus miradas se centran en nosotros, tenía la atención de la puta clase entera y él aprovechó para reírse a carcajadas; algo que logro que me molestara aún más de lo que ya estaba, y por si no fuera poco, abrió la boca otra vez.
«Felicidades Justin, te mereces un Oscar.
O una patada en las bolas mejor».
—¿Acaso no te gustó que dejara mis firmas en las pinturas? —indaga con un tono burlesco.
Deseo golpearlo, en serio, pero me quedé mirándolo petrificada y bajé mi mirada a las pinturas "dañadas" y así decidí hacer algo mejor que gritarle. Porque como persona civilizada, no se debe golpear a los animales. Y así lo agarro desprevenido, le lancé el frasco de pintura azul que tenía guardado para emergencias, como en casos como este.
—¡Pero qué mierda! —reacciona tardío a su estado actual—. ¿¡Qué carajos hiciste!? —exclama anonadado viendo sus ropas y piel que se encuentra desnuda cubierta de azul—. ¡¿Por qué me lanzaste la pintura?! —reclama encolerizado. Sus ojos verdes flameando de irá, muy disgustado por eso, crucé mis piernas dignamente y tragué grueso, tenía que confesar que su mirada densa e intensa me hacía ser débil en situaciones como esta.
Yo pase mi lengua por mis labios resecos, ocultando un atisbo de una expresión satisfactoria, Justin me escruto con crueldad, hasta que opte por soltar un comentario que con certeza lo iba a cabrear.
—Ni aún con eso, se puede tapar la imbecilidad que emana tu presencia, pitufo, o es que dime —Balanceo mi lapicero entre mis dedos proyectando mi aura maquiavélica, que inusualmente salía a relucir—, ¿creíste acaso que me quedaría viendo tal cual como una tarada sin hacer nada? —puntualice lo que era básico por ley, ¿Quién no se enoja si le arruinan su tarea?—. ¿O me quedaría de brazos cruzados? Cosechas lo que siembras Justin, y si no me crees, Gargamel es un ejemplo de ello —dirigí mis palabras sin pensar a él como flechas, bañadas en sarcasmo, sin recordar a la gentuza que nos escuchaba alrededor, me lamenté por un segundo, pero bueno. No se puede borrar lo ya dicho.
«Al diablo con todos ellos igual».
No fue mucho para que las risas y cuchicheos se hicieran presentes, también mis carcajadas retenidas. Mientras él, bueno, veía con repulsión todo su cuerpo manchado por pintura azul, pero no se larga, es obvio que no se iría sin intentar darme un ultimátum con un comentario igual de venenoso como el mío o suponía eso. Lo vi de soslayo por enésima vez.
Ahora Justin podía actuar si quisiera, en el próximo rodaje de los pitufos. Una película con él así, se vendería como pan caliente, a decir verdad.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó sin desistir, sonando lo más neutral que sus sentidos le permitieran—. Tú fuiste la que comenzó.
—¿Qué hice yo? —inquirí fingiendo completa inocencia—. Estoy haciendo lo mismo que tú, un pequeño "arreglo" —Forme una sonrisa descarada, destilando malicia en ello—. Veremos si sabes apreciar este lindo detalle artístico, si es que tienes buen ojo para el arte, que lo dudo mucho.
Él abrió sus ojos como platos sorprendido, y en lo que deducía estado de shock, hasta que decidió salir del salón rápido, pero no sin antes decirme lo siguiente.
—On verra, dit l'aveugle, ne me blâme pas pour l'arrangement que j'ai prévu pour toi plus tard.
«Uhmmm, que amenaza tan interesante».
Es un misterio el cómo supo que sabía francés, ¿Y cómo es que él hablaba el idioma? Vaya que estos días no paro de llevarme sorpresas.
—Por suerte traje temperas en mi bolso el día de hoy —susurré para mí misma guardando las pinturas dañadas por el idiota de Justin Moore. Sin duda, esto es lo más infantil que había hecho él, exceptuando el día en que armó un alboroto junto con Bruce al declararse oficialmente el mejor en cuanto a sus habilidades en la cama, tal cual adolescente alcoholizado. Menudos idiotas eran y lo peor, es que actualmente todavía lo son.
«Para rematar».
Teniendo un poco de las miradas del salón de clases me sentí incómoda hasta que llegó Melissa, mi mejor amiga.
Es normal desde que llegó Justin de nuevo llamar la atención, aunque antes de por sí ya lo hacía. No me molestaba en absoluto a la hora de vengarme no tener consideración, como la última vez que provoque su discusión con Sabrina. Bueno, ella es una zorra resentida, por eso para desquitarme con ella por el acoso que recibía por los celos, forcé un poco para que se diera la situación.
Que por supuesto, esto le afectó enormemente a Justin, que por alguna razón que desconozco quiere estar en buenos términos con esa arpía.
«De ahí que haya estropeado mi tarea. Pura venganza por no dejarle abogar por mí».
En fin, ellos de seguro se arreglarían. El lado positivo, es que nuestra dinámica no se perdió, discutimos seguido, y entre bromas de mal gusto y palabras sarcásticas ahí nos entendíamos, ¿Y somos amigos? Pues no, solo buenos conocidos.
Pero si algo me molestaba es que se metieran con mi tarea.
Mi tarea no se toca.
Rato después se sentó a mi lado, como siempre, mi mejor amiga.
—Iris, ¿cómo estás? —saludo a mi amiga trayendo consigo una gran paz.
Ella es carismática, bondadosa y sociable, además de ser hermosa.
En este lugar donde no cuento con nadie, ella fue la única que derribó todas mis barreras y forjó una linda amistad conmigo; a veces me sorprende cómo es que las personas que menos esperas pueden significar algo muy importante en tu vida.
Le devolví el gesto—. Oh, bien ¿Y tú? —respondí regresando la mirada sobre mi bolso, adentro estaban las pinturas rayadas. No pude evitar acordarme de lo que hice.
Un jodido desastre.
—Bien, nada nuevo —contestó y me observó con un brillo en sus ojos—. ¿Qué ves tanto? —preguntó con curiosidad.
—Oh nada, solo contemplando la clase de arte que pueden hacer "algunas personas" —dije con sarcasmo.
Esto para Melissa no es nada reciente, al parecer desde la llegada de Justin a mi vida actual, muchas cosas se han vuelto una rutina diaria y otras cambiaron.
Las personas no solían prestarme atención por mucho tiempo algo de lo cual me he acostumbrado, pero desde que él llegó las miradas y susurros volvieron a mí de nuevo; por los momentos ahora soy un imán andante de chismes por las bromas y comentarios de Justin, que últimamente se han intensificado estos días.
Y bueno, también tenía cierta culpa en eso.
—Uhmm —Me ojea dubitativa—. Si tú lo dices, puede ser verdad —Se rió sin darle importancia a mi notable sarcasmo—. Sé que estás molesta, Iris, pero admite que gracias a él ya no te encuentras tan pendiente de tus alrededores y de eso… —Sonrió confortable, y brindó leves palmadas en mi mano, ¿Cómo es que ella podía ser tan optimista?—. Ahora creo posible que puedas dejar de ser tan gruñona y socializar más —sugirió.
Suspiré pesadamente—. Lo sé, no tienes por qué recordarme —admití con irritación, detesto hablar de eso—. Y no soy antisocial, solo soy selectiva —El hecho de que prefiera la calidad antes que la cantidad, hace evitar problemas innecesarios.
En el pasado tenía tantos amigos que me era imposible recordar todos sus nombres. Pero ya después de la "gran experiencia" que tuve con ciertas personas, aprendí a no ser tan ingenua y confianzuda.
La vida te obliga actuar de determinadas maneras para no correr peores riesgos en el futuro, había que ser realistas en eso.
—No te dije antisocial —replicó divertida por mi cara de culo, que se notaba desde tres mil kilómetros de distancia—. Entiendo que estés irritada pero no es para tanto —se excusó y acto seguido se encogió de hombros.
Esta vez alcé la mirada para encontrarme con la suya, que desprendía un brillo particular, una mezcla de alegría, interés y añoranza.
—Ya veo... —logre articular en un susurro.
Las horas de clase pasaron rápido, nuestro profesor de biología nos dejó tarea y una investigación muy, pero muy aburrida. La mirada de Justin se posaba en mí por unos segundos en el transcurso de la clase, no era idiota para no darme cuenta, pero fingí ignorancia, él me hacía sentir incómoda en algunas ocasiones y esta en especial, fue más pesada y significativa. Al terminar tomé mi bolso y me largue junto a Melissa, caminé lo más rápido que podían mis pies, no deseaba estar allí y menos si se encontraba Justin, y los demás zoquetes de mi clase.
Mordí mi mejilla interna en el proceso, mi mente no para de rememorar obstinadamente su persona, esa sensación extraña e incómoda en la que conseguía ponerme sin desearlo.
«Su mirada verdosa, fuerte y sin discreción me pone nerviosa, me observa sin saber nada sobre mí y ese es el problema, es como revivir sensaciones que creí que estaban muertas. No me juzga, no me reprocha y mucho menos me hace sentir culpable de alguna forma, ¿qué pensara el día que escuche esos rumores sobre mí? No lo sé, y eso me asusta, es tonto lo que estoy pensando, ¿no?…
Pero me alegra que alguien me vea como en el pasado sin sentir lástima o prejuicios, supongo que por eso provoca tantas emociones inteligibles en mí».
Cada parte de mi cuerpo se tambalea como una gelatina en ciertos instantes, quizás porque lo consideraba intimidante y sin saberlo me ponía a la defensiva. Siendo sincera, él podría ser una amenaza a mi parte lógica, racional y equilibrada.
Melissa y yo hablamos como siempre día a día, es entretenido sí, pero a la vez aburrido y repetitivo, al principio se sentía bien la soledad. Pero cuando pasa el tiempo es como desfallecer con cada despertar; de muchas bocas salían horribles rumores sobre mí, lo que me obligó a separarme de Melissa, que fue por un determinado lapso, hasta que al final deje de prestar atención a mis alrededores; y cuando me percaté me aisle del mundo. Eso cambió con Justin, debía agradecerle y con más razón es mi deber odiarlo porque ahora de nuevo, otra vez, puede que no soporte distanciarme si los perjudicó.
«No quiero estar sola». Me vino ese pensamiento intrusivo.
Si sufría el dolor de una decepción, pérdida o rechazo, es posible que no lo pudiese soportar. Por eso me negué a tener la misma confianza en el mundo que solía tener.
El camino a casa lo considero el más largo y agobiante, siempre apresuraba mis pasos para llegar temprano y segura. No le pedía a mis padres que me contrataran un chófer porque lo veía molesto por culpa de ellos, tampoco el tener un auto, porque Helena haría lo posible en controlarme más con eso.
Finalizando con que quería tener una vida normal, o más bien tranquila. Había veces que sentía que alguien me miraba o perseguía, supongo que se debía al último incidente con los animales muertos, esto me generó ansiedad, nervios y un miedo incontrolable, un día se lo comenté a Melissa, pero ella me aseguró que es normal que me sienta así. Nunca se lo dije a mis padres, ellos siempre creían que es probable que me haya estancado en el pasado, refiriéndose a ese tres de Enero o que seguía consternada por algo que quizá fue una cruel broma por personas de mierda, pero lo triste según yo de todo esto, es que no obtuve su apoyo para poder mejorar.
Y aunque mi psicóloga mencionó en reiteradas ocasiones que no estoy "sola", yo no lo veo igual que ella.
«Siempre estuve sola en esto».
Es cuestión de estar en mi vida, para notar las tonalidades grises en las que se tornó mi cielo. Yo me sentía enfadada conmigo misma y asqueada, pero a la vez con profundo miedo. Deseo poder aceptarme y olvidar lo que me hiere algún día sin necesidad de requerir ayuda externa ¿Es mucho pedir?
Las ramas golpean mi ventana, varias de las luces de mi casa se encuentran apagadas, y mi conciencia está en algún lugar de la habitación. Minutos después el sueño acudió a mí, por fin.
Mi teléfono sonó lo que provocó que me despertara a regañadientes a tomarlo, es Anne Brown, mi prima la cual vivía en otra ciudad, el mensaje de texto decía sobre que está aquí en la ciudad, una no muy grata sorpresa. Lamentablemente no soy quién para decir que no, el lado positivo es que se queda con una amiga, y solo estará de paso sin molestarnos y hacerme fingir ser una familia feliz.
Anne, mi prima de veintiún años, es muy conocida por tener un blog en internet, las cosas que publica son muy variadas. Algunas son sobre sus viajes, anécdotas, investigaciones, y lo que más me gusta leer de su blog son sus historias. Anne es muy buena a la hora de escribir.
Tengo tres relatos favoritos escritos por ella, los cuales son: El jardín de una princesa, El deseo de Lilibeth y El reino de las almas.
Cada uno de esos relatos contaba con una moraleja muy hermosa, y con un mundo lleno de fantasía como de realidad. Yo siempre le insisto en que me cuente como se le ocurrieron tan espléndidas ideas, era increíble de cómo con pequeñas cosas terminas haciendo toda una historia, no, un mundo entero lleno de magia en el.
Al leer el mensaje de texto traté de conciliar el sueño pero era casi imposible, cualquier sonido podía distraerme.
«Genial Iris, mañana se supone que tienes examen».
Suspiré para acomodarme por milésima vez en la cama.
Largos minutos pasaron y caí rendida.
»—¡Iris! —grita Sam emocionada—. ¡Mira! —volvió a exclamar de emoción.
—¡Ya voy Sam, espera! —Corrí hacia ella lo más rápido que pude, siguiendo su voz. Llegué a un callejón donde se encontraba arrodillada sosteniendo un pequeño gato desnutrido.
—¡Mira! ¡Qué lindo es! —Lo alzó y abrazó con fuerza al pequeño gato que emitía ronroneos—. ¡Acércate, Iris! ¡Ven! —Me acerqué a ella y detalle al gato entre sus brazos.
Es negro en su totalidad, con unos ojos iguales a los míos. Celestes e incomprensibles, ojos desafiantes como un león.
—Es… es precioso —Acaricie al gatito negro con una gran sonrisa—. ¿Vas a quedarte con él? —pregunté con curiosidad al respecto.
Me vio con temor a los ojos—. No puedo... —Su sonrisa y felicidad desaparecieron al instante. Fueron solo pequeños segundos antes de aparecer un rostro sonriente fingiendo estar bien—. ¿Ves? —inquirió cambiando de tema—. ¡Se parece a nosotras! —Ríe divertida, sabía que fingía eso se le daba bien, pero a veces por más que sufras solo quieres olvidar. Esta era una de mis razones, porque lo dejé pasar.
—Tienes razón tiene características de ambas —le seguí el juego—. Entonces… ¿Me lo quedo? —Vi como la alegría salía de ella, soltó a León y se abalanzó sobre mí en brazos.
—¡Te amo, Iris! ¡Eres la mejor! —un sin fin de cumplidos se hicieron presentes—. ¡Eres la mejor amiga del mundo! —exclamó por última vez para preguntar—. ¿Y cuál va a ser su nombre? —Pensé por unos segundos y encontré el nombre perfecto.
—León, lo llamaremos león —decidí contemplar a Sam—. ¿Te gusta?
—No... ¡Me encanta! —Lo sostuvo y acarició con delicadeza a León, mientras que este emitía más ronroneos—. Enserio, Iris, eres la mejor —se detuvo antes de continuar, provocando una gran tristeza—. No sé qué haría sin ti —Suspiró con pesadez—. Espero que siempre estemos juntas —expresa melancólica.
Contuve el pinchazo que sentía en el corazón—. Yo igual, Sam, recuerda siempre estaré para ti no lo olvides —dije para darle un cálido abrazo sin lastimar a nuestra nueva mascota, León«.
(...)
—¡No! —gritó eufórica con terribles sollozos—. ¡Suéltame, por favor! ¡Suéltame! —Un puño impactó en su mejilla derecha ocasionando que sangre se desplazara por el sucio piso.
Él se acercó y sostuvo su pelo con fuerza—. ¡Cállate! —La arrastró por el piso hasta tirarla en una esquina del sótano. Solo sollozos ahogados podían oírse—. No sabes cuánto disfrutaré esto linda —espetó con una sonrisa viendo su cuerpo—, todo este tiempo he esperado por esa persona y cumplir sus expectativas, así que ya sabes lo que tienes que hacer por mí, ¿verdad? —anuncia. Sus palabras la hicieron retroceder.
Desde que fue traída a ese lugar, se enteró superficialmente de los planes retorcidos y sucios que tenían pensado hacer, pero por supuesto fue solo una diminuta parte.
Si supiera cada detalle, no estaría allí aterrorizada, confundida y con pánico.
—¿Q-qué qui-eres? —preguntó asustada, con la voz ahogada y con un dolor insoportable, casi podía hablar.
La miró de reojo, pues ella sabía más o menos lo que él quería, más que todo sus motivaciones y cómo haría lo posible por conseguir y perseguir sus objetivos...
—No, no, no ¡No! —Las lágrimas bajaban con desesperación, sentía que estaba muriendo lentamente y una gran presión en su pecho era empañado de silencio, de un momento a otro pensó que iba a dejar de sentir el dolor para ser tomada por una silenciosa muerte.
Pero para su pesar, no fue así.
—Todos los días se completa una historia —Su sonrisa se tornó aún más cínica—, ya que no sabemos si el mañana existe, para todos el hoy es un posible final —Se acercó lentamente a la chica que yacía en el suelo—. No pongas esa cara, cariño. Ambos sabemos que tú en el fondo también lo deseas —Los escalofríos azotaron su cuerpo y este al percatarse acarició su cabeza con hipocresía.
No era la primera vez que ella escuchaba eso de parte de esa persona y por eso no pretendía hacer cosas que después la llevarían al arrepentimiento, pero tampoco se podía hacer nada. Él no la iba a dejar ir tan fácilmente.
Solo tenía dos opciones.
—Recuerda que en nuestro interior somos provenientes de la misma oscuridad, cariño.
✿..* ☆: *: ☆꧁νĮ♡𝔩𝑒Ŧ𝔞꧂☆: *:. ☆ *..✿
¡Hola! Normalmente no suelo dejar notas, pero bueno, esta vez es porque me disculpo de antemano por la tardía actualización, y también porque sé que con este final... Deben tener muchas preguntas.
¿Y qué les pareció este nuevo capítulo?
¿Quién creen que sea la persona del último capítulo? ¿Tendrá alguna repercusión esto en el futuro?
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