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𖤐 : Revelación

¿Qué cómo estaba llevando Jake el embarazo?

En realidad, la pregunta debería ser:
¿Cómo lo estaba llevando Heeseung?

—Cariño, ¿no quieres que lleve la maleta por tí? Podrías cansarte.— insistió Heeseung por enésima vez haciendo que Jake rodara sus ojos y detuviera sus pasos.

Lee Heeseung era un hombre naturalmente atento cuándo se trataba de Jake, pero ahora que el australiano estaba embarazado se había vuelto incluso más intenso y sobreprotector.

Jake amaba eso sin duda. El mayor estaba emocionado con la idea de ser padre nuevamente y cuidar de Jaeyun en cada momento.

—Si te digo que sí, ¿me dejarás en paz?

Heeseung asintió frenéticamente cómo un niño pequeño por lo que Jaeyun le pasó su equipaje al mayor luego de desenlazar sus manos y quedarse sólo con el bolso colgando de su hombro.

El mayor llevaba ahora dos pesados equipajes pero no podía importarle menos, después de todo, su prioridad siempre sería su bonito esposo.

—Gracias, Hee.— dijo sinceramente.

—No es nada, amor.— le sonrió en grande.

Vió cómo su hijo pasaba por su lado con la cabeza gacha y audífonos puestos, muy metido en su mundo.

Apretó los labios inconscientemente pensando bien en qué debía hacer ahora que iban a viajar a Australia. ¿Debía intentar hablar con Riki y hacerlo sincerarse con él...? Aunque un avión no era el mejor lugar para hacerlo y de todas maneras quería estar junto a Jake todo el tiempo posible en caso de que algo le pasara o simplemente quisiera compañía.

Al final Heeseung dejó que su esposo tomara asiento al lado de su hijo mientras el se sentaba frente a ellos junto a un hombre que cargaba a un pequeño bebé.

—¿Es tu primer hijo?— le preguntó con algo de timidez.

El hombre sonrió y soltó un suspiro cansado —No, con mi novia tenemos dos más pero todavía no me acostumbro a cargarlos.

Heeseung sonrió —Pero se siente bien... ¿no?

El contrario asintió, aún sonriendo —Es cómo si sostuvieras al mundo en tus brazos. Al tuyo... y el de tu pareja.

Heeseung apartó la mirada, recordando a su amado esposo a tan sólo centímetros detrás de él, con su pequeña pancita que aún era escondida por debajo de la ropa holgada que acostumbraba a usar, sintiendo las pequeñas pataditas de su pequeña o pequeño que estaba a sólo seis meses de nacer.

—¿Pronto te convertirás en padre?— preguntó el hombre acomodando mejor a su pequeño contra su pecho y hombro.

—Sí, es mi segundo... pero creo que por primera vez me comportaré cómo el padre que siempre debí ser — respondió sincero.

Le dió una rápida mirada a su hijo quién tenía la mirada perdida mientras escuchaba música mediante sus audífonos.

—Entonces procura ser mejor para ambos y para tu...

—Esposo.— completó la frase.

El hombre sonrió —Sí, para tu esposo.

2020.
Sidney, Australia.

—¡Más les vale a ustedes dos decirme lo que el bebé será nomás regrese de la escuela!— amenazó Riki desde el marco de la puerta mientras Jake lo empujaba para que se fuera de una vez.

—¡Ni-ki, vas a llegar tarde!

—¡Prométanlo!

Si le preguntaban, no quería ir a la escuela.

Prefería mil veces faltar ese día y acompañar a sus padres a la cita dónde finalmente revelarían el género de su hermanito, pero al parecer su mamá tenía una opinión diferente.

—Sí sí, lo prometemos, mocoso. Ahora sal de una vez o llegáremos tarde.— dijo su padre arreglándose su chaqueta.

Heeseung ahora se había hecho cargo de ir a dejar y recoger a Riki a su escuela, ya que por obvias razones no contaba con su chofer en Australia. Si bien no estaba seguro de cuánto tiempo duraría así, por ahora prefería concentrarse en pasar todo el tiempo posible con su hijo en cosas tan cotidianas y simples cómo esas.

Las cosas con Riki habían mejorado muchísimo desde que le revelaron el embarazo de Jake, y si bien, tal cómo ahora, se había molestado un poquito por habérselo ocultado por tres largos meses, al final terminó llorando cómo niño pequeño contra el pecho de Jake arrepintiéndose de todos sus errores y disculpándose incontable veces por su estupida forma de actuar el día del baile. Además de, por supuesto, prometerles ser el mejor hermano mayor que el bebé podría tener.

Y claro, Heeseung se encargó de castigarlo y hacerle ver que si volvía a decir algo cómo lo que dijo aquel día se encargaría de hacerlo limpiar la popó de Layla, Rogelio y Ddongsik por el resto de su vida.

Lo había visto más feliz y animado. Había vuelto a ser el Ni-ki de antes al menos con ellos dos y eso le bastaba a Heeseung, aunque todavía tenían una conversación pendiente sobre sus verdaderos sentimientos que el menor siempre lograba posponer.

Era cosa de todas las semanas el que Riki apareciera con su ipad o teléfono mostrándoles distintos conjuntos fashionistas que el bebé podría usar en el futuro, algunos demasiados exóticos y elegantes o de algún otro término de moda que el menor solía usar cuándo se los mostraba pero que ninguno de los dos nunca lograba captar, aunque fingían que lo conocían para no parecer tan viejos.

Ni-ki tenía todo un plan de vida para su pequeño hermano o hermana. Planeaba hacerlo usar su ropa, tomarle fotografías con su nueva cámara y usarlo de modelo, había aprendido hasta cómo cambiar pañales (aunque no quisiera hacerlo del todo) o cómo preparar un biberón.

¿Qué si estaba emocionado? ¡Había soñado con tener a alguien que le hiciera compañía en su casa desde que tenía memoria!

Recordaba sus días en los que la pasaba sólo en casa, aburrido o soportando los gritos de su abuela. El cómo quiso, no, anheló tanto tener a alguien ahí a su lado, alguien con quién jugar, alguien a quién cuidar o quizás sólo a alguien.

Sentía, muy sinceramente, que un hermano es lo que hacía falta para quitar ese vacío que sentía en su corazón.

—Más les vale, eh.

Jake soltó una risita y negó con su cabeza al ver a ambos salir. Heeseung le guiñó un ojo cómo despedida antes de cerrar la puerta y dejarlo sólo en la casa.

Acarició su panza de cinco meses con delicadeza aún sonriendo.

—Es obvio que eres niña.— susurró para el bebé.

Estaba completamente seguro de eso, así que se encargaría de prepararse para la segurísima nota alta que se tiraría su esposo una vez el doctor lo anunciara.

¡Felicidades, es una niña!

Jake rápidamente llevó sus dos manos a sus orejas sabiendo lo que iba a venir.

Heeseung dejó salir un grito para nada masculino mientras se paraba del asiento. Jake se habría asustado si no fuera porque ya se estaba preparando para ese momento.

—Wow, fácilmente podrías ser el vocalista principal de una boy band coreana.— dijo el doctor.

Heeseung sonrió y se pegó al cuerpo de su esposo para abrazarlo con felicidad. Ahora sí era oficial que era una niña y se llamaría Danielle y sería igual a ellos y crecería feliz a su lado y... sólo esperaba que lo hiciera sana.

Había dejado de ser tan negativo ante la situación. Aprendió, le costó pero lo hizo, que lo que sea que pasara con la bebé, la condición en la que naciera o los posibles trastornos que herede en el futuro no eran culpa suya. Él no había querido eso en ningún momento, y jamás pensó que esto podría ser posible en todos esos momentos dónde su madre lo golpeó.

Y es ahí cuándo se da cuenta de las cosas, por más que se había querido engañar. Ella lo había hecho. Su estupida madre lo había hecho así y no había nadie más que culpar que no fuera ella.

Y de todos maneras, sin importar cómo naciera su hija, Heeseung aseguraba que la iba amar con todo su ser.

Cuándo salieron del consultorio tomados de la mano, ninguno de los dos pudo ocultar las sonrisas que aparecían en sus rostros. Heeseung abrió la puerta del auto por su pareja y una vez Jake estuvo sentado, el mayor se inclinó para besarlo.

—Te amo tanto, Jake, y gracias.— susurró contra sus labios.

El australiano no podía sentirse más feliz en ese momento. Tomó las mejillas de su esposo con sus dos manos y lo miró con amor, con todo el amor que sentía y existía en el mundo.

—Te amo más, papi.— respondió.

Heeseung volvió a besarlo —¿Sí sabes que eso se puede malinterpretar, verdad? ¿y que no ayuda para nada a mis meses de abstinencia restantes?

Jake sonrió con ironía y, otra vez, unieron sus labios. —Tú eres el de la mente sucia, cariño.

—Tú solo espera, bebé.— también sonrió y terminó por alejarse para dirigirse a su propio asiento.

—¿Se lo diremos a Riki hoy mismo?— preguntó el mayor una vez estuvo dentro del auto.

—Claro, nos obligó a prometerle contarle absolutamente todo lo que pasara con el bebé. Estaba muy ofendido cuándo le ocultamos por tres meses el embarazo.

Heeseung soltó una risa al recordar la reacción de su hijo.

—Estuve investigando unas cuántas escuelas que quedaran cerca de casa y... tuvieran un lindo uniforme, tal cómo te gusta— dijo Jake con una pequeña sonrisa, tímido, nervioso y... aún algo temeroso por lo que Riki podría pensar de él.

Empujó el ipad lentamente sobre la mesa hasta que llegara al otro lado, justo dónde estaba sentado su hijo mientras cenaba en silencio.

—Ahí hay... algunas opciones para cuándo termine el verano... p-pero si no te gusta ninguna puedes decirme, claro, no te preocupes por... por eso.

A Heeseung, quién los veía desde la punta del comedor, no le gustaba para nada la forma en la que Jake hablaba con Ni-ki ahora. Tan asustado de cometer un error, de decir algo que quizás al menor le moleste y vuelva a gritarle. Nervioso, tartamudeaba y siempre esperaba la peor reacción.

Así no eran las cosas antes.

—Está bien, mamá, ustedes pueden escogerla por mí. Honestamente... no me importa dónde estudiaré.— respondió también con timidez, sintiéndose culpable por hacer que las cosas estuvieran incómodas ahora.

—¿S-seguro? Podemos... pedir que nos hagan algunos recorridos y si te gusta el ambiente... ya sabes. B-bueno sólo si quieres.

Ni-ki asintió con una pequeña sonrisa cerrada y regresó su vista a su plato de comida pero sin siquiera tocarla. Sólo estaba perdido en sus pensamientos nuevamente.

Heeseung desvió su mirada a un lado, viendo cómo su nuevo hogar aún estaba vacío porque sus cosas tardarían unos días en llegar. Sería difícil adaptarse, especialmente luego de haber vivido aunque sea por un corto periodo de tiempo en la casa que el Jake de diecisiete años siempre deseó y él había prometido construir.

Regresó su mirada a su esposo, quien mordía su labio aún con nervios e hizo que le mirara.

« Digámosle » dijo con la mirada, señalando a Riki con sus ojos.

« ¡No! ¡Ahora no! » respondió Jake haciendo una mueca de terror.

« ¿Si no es ahora, entonces cuándo? Míralo, si hasta pena me da el pobre. »

« ¡Lee Heeseung! »

« ¡Es broma! Bueno si quieres no es broma. »

Jake rodó sus ojos « ¿Y si se molesta? ¿Y si cree que lo vamos a reemplazar? »

« ¡Pero si se le nota que quiere un hermanito! Yo soy hijo único, sé de lo que hablo. »

« ¡Tú dijiste que no deseabas tener hermanos porque querías la herencia para tí sólo! »

« ¡Soy un ser naturalmente celoso, déjame! »

—Amm... ¿ustedes están bien?— preguntó Riki con una mirada preocupada.

Heeseung y Jake salieron de su telepática conversación y regresaron su atención a su hijo.

—¡Claro que sí!— rió Heeseung —¿Verdad, Jakey?

Jake asintió con su cabeza y posteriormente soltó un suspiro, jugando con sus manos debajo de la mesa.

—Riki, a tí... ¿te gustaría tener un hermano?— preguntó bajito.

Lo siguiente que se vió fue cómo el plato de comida del menor salió volando a la vez que Riki se ponía de pie y hacía un agudo ruido con la silla.

—¡¿VOY A TENER UN HERMANITO Y USTEDES NO QUERÍAN DECIRME?!— gritó sin poder creérselo.

—Pero yo-...

—¡Espera! ¡Espera! ¡¿Cuántos meses llevas?! ¡¿Desde cuándo lo sabes?! ¡¿P-por qué no me lo habías dicho?!

—Si me dejaras responder-...

—¡¿Y tú también lo sabías?!— preguntó ahora hacia su padre.

Heeseung sólo se encogió de hombros —Ventajas de ser el papá, you know.

—¡Traidores!— posó sus dos manos sobre su rostro, conteniendo las ganas de llorar —¡No puede ser! ¡Y-y así te hice viajar desde Corea! S-soy un monstruo...

Jake recordó aquella vez cuándo Riki se disculpó con él en su anterior apartamento. Cuándo él le dijo que se moriría y Riki se arrepentiría por no haberle hablado cuándo podía y al final el menor terminó llorando cómo bebé porque no quería perderlo.

—Riki Chulsoo Lee Shim, ¿no te había dicho yo que dejaras de llamarte a tí mismo un monstruo?— dijo con voz dura, soltando un pequeño golpe sobre la mesa.

—JJAJAJAJA, Chulsoo.— se burló Heeseung, ganándose una mirada de advertencia por parte de su marido.

—P-perdón.— se quitó las manos del rostro y sorbió su nariz.

—Así está mejor.— sonrió y elevó sus brazos —Ahora ven abrázame o lloraré por el resto de la noche.

Ni-ki rápidamente rodeó la mesa y llegó a los brazos de su mamá cómo un niño pequeño. Escondió su cabeza en la curvatura de su cuello y se restregó contra él cómo tenía de costumbre, mientras el mayor le acariciaba la espalda con cariño.

—Ya, ya, bebé...

—Perdón por todo... y te amo.... y-y voy a cuidar bien de mi hermanito.... se los prometo....

—Serás un gran hermano mayor, Nini.

Heeseung soltó una carcajada mientras conducía, ganándose una mirada curiosa por parte de Jake.

—¿De qué te ríes?

—Chulsoo.— dijo mientras volvía reír.

Jake también rió y le brindó un suave golpe a su esposo en el brazo. —Cállate, tú fuiste quién escogió su segundo nombre.

—Esa vez si me pasé.

Ambos volvieron a reír hasta que una duda llegó a la mente de Jake, quién se acomodó mejor en el asiento en señal de timidez.

—¿Pasa algo?— preguntó Heeseung, quién lo conocía demasiado bien.

—Sé que hicimos una apuesta y tú ya ganaste... pero me preguntaba sí...  y-yo podría escoger su... nombre coreano.— dijo bajito.

Heeseung sonrió enternecido y estiró una de sus manos para invitar a su esposo a tomarla, cosa que hizo casi al instante. Dió un ligero apretón a sus manos entrelazadas y dejó un beso sobre la de su esposo.

—¿Por qué pedir permiso? ¿No eres tú quién carga con ella?— respondió tranquilo.

Jake sonrió de lado —Lo sé, pero tú querías más que nadie que fuera niña, y además Danielle me parece un hermoso nombre, perfecto para ella. Pero... si en algún momento volvemos a Corea ella va a necesitar de un nombre coreano y además... es una tradición. Ambos debemos estar de acuerdo con esto, no quiero que hagas todo lo que yo diga.

—Pero yo amo que me mandes.

Jake volvió a reír y lo empujó ligeramente —Ya Hee, ponte serio.

—Está bien, está bien. Lo que quiero decir es que estoy de acuerdo con que tú escojas su segundo nombre. Ambos le tomamos mucha importancia a esto y eso sólo demuestra lo mucho que amamos a nuestra princesa y lo ansiosos que estamos por qué nazca ya. Así que... sí, puedes hacerlo.

El menor de ellos mordió su labio inferior reprimiendo una sonrisa y se mantuvo unos segundos en silencio antes de responder.

—Quiero que se llame Jihye.

La sonrisa de Heeseung desapareció y miró a su esposo con clara sorpresa antes de regresar su vista a la carretera.

—¿C-cómo-

—Sí, cómo mi abuela.— respondió con una sonrisa triste. —Quiero que lleve su nombre.

Heeseung asintió lentamente. La abuela de su esposo había sido por mucho la persona más importante en la vida de él mientras vivía en Brisbane con él resto de su familia.

Era igual a la vida de Jungwon. Con padres que lo aborrecían por el simple hecho de ser doncel, acosado por los demás chicos sólo ser diferente a ellos, con miles de inseguridades que devoraban su cuerpo día tras día, pero... con un hermoso rayo de sol que no se podía comparar a ninguna otra cosa. Una preciada abuela.

Lamentablemente para Jake, ella falleció justo el día que huyó de casa. Le robó su boleto a Corea sin saber que ella sí estaba en casa cuándo la buscó, pero estaba sin vida, y nadie lo supo hasta días después. Porque a nadie más que a Jake le importaba la vida de ella.

No fue hasta cuándo Joshua le había escrito una carta que Jake se enteró de eso. Su hermano había descubierto que había huido de casa y había ido a Corea, después de todo, el boleto desparecido era algo que no se podía ignorar tan fácilmente. Tardó en dar con el lugar exacto en el que vivía, habló con demasiadas personas, buscó por todos lados hasta dar con el apartamento en el que vivía Jake, pero aún seguía sin tener el valor de verlo a la cara sin sentirse culpable por nunca haberlo defendido.

Así que simplemente dejó la nota bajo su puerta, tal cómo hizo en su último cumpleaños en casa, el mismo día que se fue.

Cuándo Jake leyó el contenido de la nota se rompió en miles de pedacitos, todavía lo recuerda. Se sentía culpable, triste, amargado y... sentía que nada en su vida estaba saliendo bien. Porque se fue de casa sin saber que ese era el último día junto a su abuela, junto a su estrella favorita.

Y es por eso que deseaba que su hija portara su nombre. Para recordarla, para agradecerle, para disculparse con ella, y para prometerle que nunca más dejaría que alguien lo hiciera sentir inferior por el simple hecho de ser él mismo.

—Jihye significa sabiduría.— dijo Heeseung —Será una bebé muy sensata.

Jake sonrió —A diferencia de los padres...

Heeseung entonces entrecerró los ojos y Shim sólo pudo reír de nueva cuenta, esta vez siendo su turno de besar la mano del mayor.

Cuándo regresaron a su nuevo hogar, ahora más lleno que antes, dejaron sus zapatos en la entrada y se adentraron entre risitas. Sin duda alguna ese era uno de los días más feliz de la pareja.

Cómo las vacaciones de verano ya habían terminado Riki tuvo que regresar a la escuela, esta vez empezando su segundo año en la secundaria. Al final decidió ingresar a la escuela más prestigiosa de Sidney, y no porque le gustara juntarse con las personas de clase alta o algo por el estilo, es sólo que curiosamente era la secundaria con mejor unifome, y él nunca desperdiciaría una tan sola oportunidad de verse galán.

Aún habían cosas a las que la familia debía adaptarse, por ejemplo, el idioma. Tanto Heeseung cómo Riki debían estudiar duro junto a Jake para aprender mejor el inglés y no quedarse cómo mensos cuándo un australiano se les acercara y les pidiera la hora, aunque cuándo Jake les mencionó este ejemplo Heeseung dijo que a él no le gustaba interactuar con las personas por más amables que fueran y Jake le lanzó un borrador en la cara por andar de graciosito.

Algo que también se les había hecho difícil era el trabajo del mayor. Debido a que su empresa estaba en Corea, Heeseung había tenido que indicarle a Yeonjun desde Australia cómo debía dirigirla, y por más que ese era el trabajo de Choi cómo su mano derecha, Lee se sentía algo mal por todo el trabajo que le estaba dando a su amigo. Así que pensaba comenzar a viajar seguido o bien contratar a más personal cómo Yeonjun que administrara LHS según sus órdenes desde otro país. Aún no sabía qué decisión tomar.

Y otro tema que había sido muy difícil para los Lee pero que finalmente pudieron resolver con éxito eran sus preciadas mascotas. Tanto Layla cómo Rogelio llegaron sanos y salvos al país, y ahora eran felices corriendo por su gran hogar (en el caso de Layla) y comiéndose los platos de ramen que Heeseung le daba en secreto (en el caso de Rogelio).

Hasta habían conseguido un nuevo compañerito, y este era nada más y nada menos que Ddongsik, el pequeño gatito del que Heeseung cayó enamorado nomás lo vió en la calle.

Rogelio se había puesto celoso, obviamente, pero Heeseung le hizo entender a su jamoncito que nadie más ocuparía su lugar en su corazón.

—Cariño, estoy exhausto.— dijo Jake recostándose sobre el sofá sin querer subir todas las escaleras que llevaban a su habitación.

—¿Qué quieres comer, mi vida? Yo te lo preparo ahora mismo.— casi sale corriendo en dirección a la cocina pero Jake lo detuvo tomándole del brazo, riendo por la reacción de su esposo.

—No tengo hambre, Hee. Ven, recuéstate conmigo. Creo que dormiré aquí.

El mayor le hizo caso y se recostó a su lado. —¿Estás seguro? Luego te dolerá el cuerpo y lo que menos quiero es que tú sufras.— hizo un pequeño puchero.

Jake cerró sus ojos —Ya verás que no.

Suspiró —Tan lindo tú, siempre tan obediente.

—¿Qué dices? No te oigo porque ya estoy durmiendo.

Se levantó de su lugar con una sonrisa —Después te quiero ver quejándote de dolor.

Jake asintió con su cabeza e hizo con su mano una seña de que siguiera hablando mientras a él le importaba una mierda.

—"Ay Heese, me duele mucho la espalda, hazme masajitos y de paso traeme un yogurt de la refri."— imitó con voz aguda aunque claramente Jake no hablaba así.

"No te preocupes, mi amor, te beso todo el cuerpo si quieres y hasta te hago un altar. Si yo por tí soy bat-man, ya tu sabe."— le siguió el juego.

—¡Oye, yo no sueno así!

Ambos comenzaron a reír por la ridícula escena que estaban armando y el mayor de ambos pensó en irse para cambiar su ropa por una cómoda y de paso traerle una bata a Jake (porque sabía que el la pediría luego) pero se detuvo en seco cuándo escuchó un quejido de parte de Jake.

—Aw Hee, ¡ven rápido!

—¡¿Qué pasó?!— en menos de un segundo ya se encontraba frente a su esposo con una mirada preocupada, pero Jake por el contrario estaba sonriendo en grande.

—¡Se acaba de mover, Hee! ¡Acaba de patear!

Heeseung parpadeó sin saber cómo reaccionar pero posteriormente cayó ante los pies de su esposo (literalmente) para posicionar una de sus manos sobre su estómago.

—Habla con ella.— pidió el menor con emoción.

Lee pasó saliva y se acomodó mejor entre las piernas de Jake para hablar cerca de su hija.

—Hola, pequeña... ¿estás feliz? ¿tú también estás emocionada, verdad?— hizo una pausa —Mamá y yo te queremos muchísimo, princesa, y también tu hermano mayor... esperamos con ansias el día en que llegues a nuestras vidas, porfavor se cuidadosa con mamá y cuídalo así cómo él hace contigo. Prometo protegerte siempre, mi amor. Nadie te podrá hacer daño mientras me tengas a mí. Papá te ama mucho, muchísimo.

Se acercó a dejar un pequeño beso sobre la camiseta de Jake y en cuánto estuvo a tan sólo unos pocos centímetros de distancia, la respuesta de Danielle llegó haciendo sonreír a la pareja.

Heeseung, más que feliz, acarició con su rostro el estómago de su esposo y se levantó para besarlo en los labios, siendo recibido con gusto.

Tal parece que Lee Danielle era la pieza que hacía falta para devolverle la felicidad a sus padres y a su hermano.

Ni-ki también gritaba increíblemente agudo.

—¡¡¿¿¿SERÁ UN NIÑA???!!

Y esta vez, Jake no se había preparado.

—Riki sé que estás emocionado, pero ten cuidado con asustarlo así.— le regañó su padre.

El menor sonrió apenado —¡Lo siento! Pero... no puede ser, ayuda, esto no puede estar pasando— comenzó a caminar de un lado a otro tomando su cabeza entre sus manos —¡¿Qué voy a hacer con los pretendientes?! ¡Nadie la merecerá!

—¡Es lo que digo yo!— estuvo de acuerdo su padre haciendo que Shim rodara sus ojos —No te preocupes, el otro día hice camisetas de "a mi padre no le agradas", dame un poco de tiempo y los mandaré a hacer también en mamelucos.

—¡Pero tiene que estar a la moda, recuerda!

—¿Qué quieres? ¿Mamelucos de Prada?

—Basta ya, ustedes dos. Más vale que controlen sus celotes de papá y hermano, ¡ni siquiera ha nacido!

—¡Está en nuestra sangre!— dijeron al unísono.

Jake sólo pudo rodar los ojos de nuevo y prefirió fijar su vista en el móvil, aunque no duró mucho porque una videollamada entrante por parte de Felix acababa de caer. Respondió con rapidez y pronto una pecas se apoderaron de la pantalla.

¡Sentí la tensión y vine tan rápido cómo pude!— dijo su amigo.

—¡Lixie!— gritó Ni-ki acomodándose junto a Jake en el sofá para ver mejor la pantalla.

—¡Pequeño dumpling, Hee mi bestie y mi embarazado favorito! ¿Cómo están familia? ¿Ya saben el género del bebé? ¡Díganme rápido que tengo una apuesta que ganar!

Jake rió con diversión —Sí, ya lo sabemos y es... una niña.

Y ahí estaba, el tecer grito más agudo que Jake había escuchado en ese mismo día.

—¡Lo sabía, lo sabía! ¡Chris me debe chorro mil varos y una bolsa de takis!

—¿Apostaron por el género de mi bebé?— entrecerró los ojos.

—Pfff, ¡desde antes de que te enteraras de que estabas embarazado, hermano!— contestó —Ni-ki, ya sabes lo que hablamos el otro día, cuándo fuí a recogerte a tu escuela.

—¡Sí! ¡No dejaré que ningún chico se le acerque!

¡Eso!

Ay, no puede ser.— dijo el australiano menor tapando su rostro con una de sus manos.

Su pequeña bebé ni siquiera había nacido pero ya era sobre-protegida por tantas personas.

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