#032
¡AVISO!
el siguiente capítulo contiene
contenido +18 / smut.
también contiene feminización
hacia jake. en caso de que te
incomode, te recomiendo saltarte
este capítulo e irte directamente
al siguiente.
—El primer día fue una completa mierda. No creí que esa estupida inventaría toda una historia. Qué jodida mierda.— criticó Felix.
Ambos australianos estaban en una tienda del centro comercial comprando algunos materiales de arte. Después de todo, ambos se conocieron gracias a su carrera y se podría decir que tenían las mismas costumbres para subir sus ánimos.
Jake suspiró. —Al principio creí que sería fácil, pero ahora que sé que puede falsificar pruebas sin que el tribunal siquiera sospeche, no estoy seguro de sí Heeseung podrá salir de esto...
—Hablando de él, ¿cómo está?— preguntó preocupado. —Lo ví cómo si estuviera a punto de estrangular a alguien.
Jake detuvo su andar para responder, por lo que Felix aprovechó para admirar algunas pinturas del estante que tenían a un lado.
—No lo sé. Supongo que está molesto porque la jodí bien grande en la corte y ahora su ex-esposa demente enviará a alguien para matarme.— suspiró nuevamente. —Lo peor es que el ya me lo había advertido, pero juro que no soporté oírla hablar así de Riki. Es mi hijo, después de todo.
Felix chasqueó la lengua. —Honestamente de ninguno de los dos modos iba a funcionar. Pero ahora que puedes demostrar la verdad, no queda de otra que esperar a que el juez no sea tan imbecil.
—Eso espero.— hizo un pequeño puchero inconscientemente. —Puede que Heeseung esté algo molesto, y no conmigo sino con toda esta situación, pero puedo ver que está muy asustado y deprimido. Había logrado recuperar un poco de él antes de todo esto pero no duró mucho y ahora me preocupa. Tú mismo lo escuchaste, cree que debe morir en prisión. Su cabeza está más que jodida.
—Pero tú puedes ayudarle con eso.— dijo Lee sin verle.
Jake frunció su ceño. —¿Cómo? ¿Enviándolo a terapia?
Felix finalmente lo miró y sonrió de lado.
—Dándole un obsequio.
—¿Mejor que la terapia?
—Oh, amigo, es mucho mejor que la terapia.
—¿De qué hablas?
Felix sonrió aún más y dejó las pinturas a un lado. Posteriormente tomó al menor del brazo y lo sacó de la tienda.
—¡Hey! ¿A dónde me llevas?
Felix le ignoró y siguió jalando de él hasta llegar al ascensor, dónde solamente estaba una señora usando su celular.
—¿Tienes idea de qué vuelve locos a los hombres además de las costillitas agridulces en un día de partido?
La señora se les quedó viendo de forma juzgadora. Jake sabía que se venía una conversación muuuuy incómoda.
—No. Pero no me digas. No quiero saber.
—Exacto, el cabello negro.— le ignoró. —No me malinterpretes, te ves guapísimo con el cabello plateado, pero con el cabello negro te ves mil veces más sexy. Simplemente superior.
Jake subió una mano hasta su cara para taparse de la vergüenza.
—Recuerdo que en segundo año de la universidad salimos de fiesta y cómo ese día llevabas el cabello negro alisado me dieron unas ganas de comerte la boca pero tú te la pasaste llorando por Heeseung en el piso y perdí el interés en tí pero las ganas de comerte aún las traía-
—¡Felix!— se quejó.
La puerta fue abierta y la señora salió rápidamente. Jake le vió con advertencia y vio al mayor simplemente encogerse de hombros.
—Caras vemos, trastornos no sabemos.
—¡La traumaste!
—¡Pero no mentí! ¿Oh sí?— le golpeó levemente el brazo. —Tú mismo lo sabes. No besamos unas cuantas veces para reforzar la amistad así que no puedes quejarte.
—¿Y esto que tiene que ver con subirle el ánimo a Heeseung?
—¿No es obvio? ¡Lo seducirás!
Los colores rápidamente subieron a las mejillas de Shim, quién abrió sus ojos de par en par. Sabía que algo así saldría de la boca del mayor, pero no creía que lo diría tan directamente.
—N-no haré eso...
—Sí lo harás, bebé. Heeseung ni siquiera recordará por qué estaba triste.
Jake soltó una risa seca. La puerta volvió a abrirse y ambos hombres salieron del ascensor.
—¿Crees que lo seduciré con sólo cambiarme el cabello? Heeseung no es un fetichista cómo tú.
—Tienes razón, también te pondrás una lencería.
—¡Felix!
Algunas personas presenciaron cómo el pequeño rubio salió casi volando del empujón que le pegó Jake. Felix reía eufórico.
—¡Tienes un cuerpazo que modelar, Jaeyun! Deberías verte cuándo te pones esos pantalones ajustados, me dan ganas de bes-
—¿Alguna vez en tu vida dejarás de saborearme?— preguntó cerrando sus ojos frustrado.
—Ni siquiera lo pienses.— sonrió.
Al final Felix terminó llevando a empujones al menor a una tienda de lencerías. Era una jodida vergüenza para Jake. Tanto que se tuvo que poner una mascarilla y tapó su cabeza con el gorro de su suéter para no ser reconocido.
—¿Qué te parece este?— preguntó el rubio mostrándole una lencería de color rojo vino con una pequeña falda.
Jake de ninguna manera se pondría eso.
—No me voy a poner nada de lo que me muestres, te lo advierto.
Felix bajó los brazos decepcionado y luego acarició el puente de su nariz.
—Eres un pendejo, con todo respeto.
—¡Oye!
—¡Ya te lo dije, Jake! ¡Tienes el cuerpo perfecto!
—No, no es así. Tú eres delgado, chiquito y bonito. Claramente te verías bien con eso.
Felix sonrió sabiendo que eso era cierto.
Jake rodó sus ojos al notar que le había subido el ego.
—En cambio yo sólo tengo lo chiquito.
Lee soltó una risa que llamó la atención de los pocos clientes que había en el lugar.
—No seas modesto, tienes una linda cinturita mi, vida.— palmeó parte de sus caderas con sus manos. —Tienes una cara muy apuesta y varonil, no se cómo le haces para ser tan atractivo. Además tu piel es muy bonita. Blanca y suavecita. Perfecta para que te de unas buenas nalguea-
—Okey, ya entendí.
Para este punto Jake estaba del mismo color de la lencería.
—¿La vas a llevar o no?
Jake suspiró y negó con su cabeza. —Ni siquiera es bonita.
—Mhm... tienes razón. Buscaremos más.
Lo siguiente que Jake vió frente a él fueron dos piezas de encaje con sus respectivas medias. Una de color blanco y otra de color negro.
Felix subió y bajó sus cejas pícaramente. —¿Eh, eh? ¿Cuál te gusta más? La blanca te hará ver inocente, hará un lindo contraste con tus ojitos de cachorrito perdido, y honestamente se te verá mejor con el cabello plateado, tal cómo lo tienes ahora. En cambio este de aquí.— señaló la lencería negra. —Es totalmente el tipo de Heeseung.
Jake alzó una ceja. —¿Cómo sabes el tipo de Heeseung?
—Se le nota en la mirada. No le gusta mucho lo puro e inocente. Prefiere romperte mientras-
—Estoy bastante seguro de que dirás algo demasiado incómodo así que llevaré el negro.
Felix le miró insatisfecho. —Hmm, pensándolo bien... puede que Heeseung prefiera ambos.
—¿De qué hablas?
—Con el negro te verás muy caliente y si lo usas con el cabello negro, amigo, te aseguro que no le bajará en siglos. Y por otro lado, tal vez disfrute de verte usar el blanco mientras finjas inocencia. Lo volverás completamente loco.
—¿Qué estás tratando de decir?
—Lo que estoy tratando de decirte es que llevarás ambos.— le sonrió inocentemente y luego se dió la vuelta en dirección a la caja.
Jake cerró sus ojos y suspiró.
No, de ninguna manera se pondrá eso.
—Te dije que el cabello negro te luciría.— alardeó Felix al ver el reflejo de su amigo en el espejo.
Jake no lo podía creer. Hacía años que no tenía el cabello negro. Por lo general preferiría más los tonos claros ya que a su parecer le quedaban mejor, pero tenía que admitir que Felix tenía razón.
Con el cabello negro se veía sexy.
—Dios, que afortunado es Heeseung...— murmuró Felix fingiendo desmayarse.
Jake sonrió divertido. Por más perverso que fuera, agradecía que Felix le subiera el autoestima con sus comentarios.
—Ahora ya sabes qué hacer al llegar. Dúchate, ponte la lencería que veas conveniente, acomódate en la cama y espera a que tu alfa llegue hacia tí.
—Estoy seriamente preocupado por tu salud mental.
—No me cambies de tema, niño. Déjalo que el lleve el control para que saque todo ese estrés que lleva acumulado o llévalo tú para relajarlo. Pero que de ninguna manera se te ocurra sacar el tema de Hyerin ¿oíste?
Jake asintió pero entonces recordó algo muy importante.
—¿Qué hay de Ni-ki? El estará cuándo Heeseung llegue del trabajo...
Felix chasqueó la lengua. —Dejame al apestoso a mí, además, también llevaré al cerdito. No quiero que me lo traumen.
—Asegúrate de que Riki haga todas sus tareas, me preocupa mucho sus notas.— Felix asintió. —No le des de comer nada de mariscos, ya sabes. Tampoco dejes que use mucho las redes sociales, no quiero que vea lo que dicen las personas de él y Heeseung. Ah, y no te olvides de alimentar también a Rogelio.
—Sí, sí, amigo, déjamelo a mí. Le haré bien de niñera. Además, hoy Hyunjin tuvo el día libre así que el se asegurará de que no quememos nada.
Jake enarcó una ceja.
¿En serio le confiaban eso a Hyunjin?
Jake regresó a su hogar, y tan pronto cómo ingresó a la habitación compartida con Heeseung, soltó estruendosamente sus bolsas de compras. Se tiró bocabajo sobre su cama soltando un largo suspiro.
Aún faltaban muchas horas para que Heeseung regresara de su trabajo, pero los nervios de anticipación ya los sentía dentro de sí.
Se preguntaba si realmente debería usar lo que Felix compró.
Jake sabía que la situación de Lee solo era una excusa para que Lix lo hiciera usar una lencería, pero por alguna razón en su mente no podía imaginar una reacción concreta de parte de Heeseung. Era algo que sólo podía saberlo cuando pasara.
Pero no se sentía listo.
Luego de su primera vez ambos solamente habían compartido algunos traviesos encuentros, pero nunca lo habían vuelto a hacer realmente, así que Jake tenía muchas dudas en su cabeza.
Si bien ambos ya no eran más unos chicos y puede que ahora Heeseung sea un experto en el sexo gracias a los años de experiencia, seguía siendo un misterio el cómo reaccionarían sus cuerpos al reencontrarse mutuamente. Se preguntaba si sentiría la misma deliciosa sensación de su primera vez.
Pero entonces, las inseguridades le volvieron a atacar.
Exacto, ya no era un chico. Su cuerpo había cambiado y había subido algo de peso. Se había convertido en un hombre, y aunque acostumbraba a ejercitar, deseaba poder tener el cuerpo de alguien cómo Felix. Sólo así se vería bien en una de esas cosas. Sólo así no se vería patético.
Heeseung probablemente se burlaría de él viéndolo así en lugar de excitarse. Tal vez ni siquiera quiera volver a tener sexo con él o al menos intentar tenerlo. Llevaban años sin verse, sin mirar sus cuerpos, obviamente Heeseung no tendría la menor idea de lo que vería.
Soltó un quejido frustrado y pataleó sobre su cama.
¿Por qué no podía ser simplemente erotico cómo otros donceles?
Recordó las palabras de Felix sobre cómo se veía con los pantalones ajustados. Entonces, lo pensó.
¿Por qué preocuparme por cómo vestirme si de todas maneras me quitaré la ropa?
Veremos cómo reacciona Heeseung sobre mi cuerpo esta noche, y si me satisface, puede que algún día le modele la lencería.
Se levantó finalmente y se dirigió al baño para ducharse y empezar con el plan.
No se vestiría de forma tan reveladora pero haría lo mejor que podía.
—Hola, hola, mi queridísimo amigo, te saluda tu chofer personal.— le saludó Felix apoyado sobre su auto.
Ni-ko le vió con confusión. —Ah... pero Nicholas vendrá por mí. ¿Seguro que puedo ir contigo?
Felix se golpeó mentalmente. No había pensado en eso.
Rió con fuerza. —Ay, niño... debes venir conmigo. Llama a tu padre y dile que cancele el viaje de tu chofer.
—¿Estás seguro de es-
—¡Dije que lo llames!
—Okay, okay.— Ni-ki sacó rápidamente su celular y llamó a su padre. Solamente tuvo que esperar unos cuántos segundos antes de escuchar la voz de Heeseung. —Ammmm... h-hola pa... te avisaba que...
Felix comenzó a hacer mímicas raras que Riki no entendía para nada. Así que simplemente dijo lo que se le venía a la mente.
—...¿Jake?— Felix asintió avisándole que estaba adivinando lo que decía mediante señas. —...él... se golpeó fuerte contra la puerta de la casa.
Felix se golpeó la frente frustrado.
—No está sangrando... p-pero le duele mucho el pie y quiere que lo veas.— dijo.
Cómo si Jake realmente pediría eso.— pensó Lix.
—¿Qué? ¿Tú estás con él? ¿Con quién te fuiste a casa? Dame unos minutos, ya lleg-
—Felix hyung me llevó temprano porque... ¿vomité en mi última clase?
—Dios, eres pésimo para mentir.— susurró Felix.
Ni-ki le sonrió apenado formulando un pequeño "lo siento".
—Está bien... la próxima vez que te sientas mal avísame a mí para enviar a Nicho o Yeonjun. No molestes a Felix, puede estar ocupado.
Ni-ki visualizó al Lee rubio, quién se hurgaba la nariz luciendo tan relajado cómo siempre.
—Nah, nunca tiene nada que hacer.
—¡Oye!— se quejó el rubio.
—Dile a Jake que espere por mí, estoy saliendo.— dijo su padre y posteriormente colgó después de despedirse de su hijo.
Ni-ki entró al auto de Lix y este se subió al asiento de conductor, notando a Rogelio en el asiento trasero. Prendió el motor y comenzó a conducir, con un Riki viéndole con curiosidad.
—¿Para que es todo esto?
—Tus papás, mi querido Ricardo, van a hacer bebés.
Los ojos de Ni-ki se abrieron con sorpresa.
—¿Ahora? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?
—Jake me contó que en más de una ocasión en que lo intentaron hacer tu los interrumpiste tan inocentemente.
Ni-ki lo miró apenado. —¿Ah sí? No era mi intención...
—Descuida, y es por es que te llevaré conmigo a mi casa.— Felix le sonrió. —¿Prefieres niño o niña?
El menor fingió pensarlo un poco. —Mhm... quisiera tener un hermanito. Quiero tener a alguien con quién jugar.
—¿No te sentirás celoso?— vió a Ni-ki negar. —¿Y si tienes una hermana?
Ni-ki mordió su labio pensando. La verdad es que si había soñado con tener un hermanito, mucho a decir verdad, pero nunca pensó en la posibilidad de tener una hermana niña. Era... extraño.
—¿Siempre querrás jugar con ella?
—Creo que más que jugar con ella querré cuidarla de todo.— sonrió, contagiando a Felix. —Sería triste que creciera cómo papá y yo.
—No pienses en eso— le animó el Lee mayor. —Para ese entonces ustedes vivirán mejor que ahora. Ya no habrán Hyerins y abuelas que quieran hacerles daño. Aunque... si deberías cuidarla de los chicos, ya sabes.
Ni-ki fingió una arcada. —No dejaré que ningún chico se le acerque. Nadie la merecerá.
Felix rió ante el comportamiento de Ni-ki.
Ni siquiera se notaba que estaban hablando de algo inexistente.
Heeseung llegó rápidamente al apartamento de Jake y abrió la puerta con su llave sin siquiera haber tocado antes para asegurarse de que alguien estuviera ahí.
No iba a mentir, le resultaba muy extraño el que Jake quisiera tenerlo cerca por un dedo golpeado. Era muy sospechoso, pero cómo se trataba de Jake, entonces simplemente se dejó llevar.
—¿Jake?— rebuscó por la sala y cocina, sin encontrar a Shim por ningún lado ni a su hijo.
Subió las escaleras con dirección a la habitación del australiano, y al abrir la puerta lo encontró viendo su reflejo en el espejo, vistiendo una camisa negra sin mangas, un pantalón del mismo color y ajustándose sobre sus hombros una camisa roja abierta de mangas largas y botones. Teniendo un claro dilema al decidir entre si dejarla desabotonada y descubrir sus hombros, o abotonarla y amarrar el lazo sobre su estómago.
Heeseung carraspeó desde su lugar y Jake volteó, por alguna razón, demasiado sonrojado.
—Hyung.
Lee se fue acercando a él hasta quedar frente suyo.
—¿Te pintaste el cabello?
Jake carraspeó incómodo y sin atreverse a mirarle, asintió. Acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja.
—Vaya.— comentó Heeseung encantando.
Se veía... se veía perfecto.
—¿Te gusta?— esta vez le miró, rogando con sus ojos por una buena reacción.
Heeseung asintió de inmediato. —Me encanta.
Jake sonrió aún con sus mejillas rojas, contagiando a Heeseung ya sea porque de verdad le encantaba o porque esa bonita sonrisa que le regaló le hizo enamorarse aún más de él. O por ambas razones.
—¿Cómo está tu pie?— preguntó, tratando de concentrarse en la cara del australiano y no en sus descubiertos hombros.
—¿Mi pie?— preguntó confundido.
—Sí... Riki dijo que te golpeaste.
Jake se mantuvo callado sin responder. Tal vez ese era parte del plan de Felix para llevar a Heeseung a su casa.
—Oh... sí. No es mucho.— sonrió nervioso.
—Déjame verlo.— pidió Heeseung.
Jake caminó hasta su cama y se sentó, levantando su pie descalzo al tener poco tiempo de salir del baño. Heeseung se arrodilló frente a él y examinó el pie con atención. Honestamente, no notó nada extraño, y eso es lo que le hizo reaccionar.
—No te golpeaste, ¿cierto?
Jake comenzó a temblar. Tal vez eran sus hormonas, pero juró que la voz baja de Heeseung sonó demasiado sexy para sus oídos.
—Y-yo... me equivoqué de pie.— se excusó débilmente.
Heeseung enarcó una ceja y tomó el pie izquierdo entre sus manos, tampoco encontrando algún tipo de moretón.
—¿Estás mintiéndome, acaso?— preguntó con algo de severidad fingida. Oh, sabía bien a lo que Jake estaba jugando.
—N-no... mira con atención.
Jake se sentía estupido. Tratar de engañar a Heeseung era cómo intentar quitarle un dulce a un bebé, sin saber que este bebé era el maldito dueño de todas las fábricas de dulces existentes.
Heeseung volvió a bajar su mirada, sin embargo, en lugar de examinar el pie por segunda vez, llevó sus labios a su dirección, dejando un piquito sobre él.
—No beses ahí...— intentó safarse el menor. —Tienes suerte de que acabo de lavarlo.
—¿Ah, sí?— llevó una de sus manos al muslo del australiano, acariciando de arriba hacia abajo la piel escondida debajo de la tela de ese pantalón. —¿Por qué lo lavaste si estaba golpeado?
—Es... lo aprendí en primeros auxilios, ¿entiendes?— Heeseung asintió, sabiendo que mentía, mientras subía lentamente hasta estar a la misma altura que Jake.
Miró sus labios con atención, casi rozándolos por completo pero sin hacerlo porque quería jugar con la cordura de Jake.
—Besame.— rogó Jake mediante susurros.
Heeseung sonrió divertido. —¿Es eso lo que se merece una mentirosa como tú?
Jake se sorprendió por el término femenino que usó el mayor en él, pero le sorprendió aún más el hecho de que no le haya molestado en lo absoluto.
Y el que quiera volver a escuchar ese tipo de comentarios hacia él.
—No te mentí...— siguió negándose. —Sólo quería que vinieras temprano, es todo.
—¿Me extrañabas, amor?— presionó contra sus labios, pero se alejó con rapidez.
Jake se quejó infantilmente, dejando salir un sonido algo desesperado para que Heeseung lo bese bien de una buena vez.
—Lo hice.— respondió. —Te necesitaba aquí.
La mano derecha de Heeseung viajó desde sus piernas hasta su trasero, apretándolo con fuerza sacándole un jadeo a Jake. Heeseung sonrió victorioso y lo volvió a hacer.
—Debo regresar al trabajo. No puedo perder el tiempo aquí contigo.— dijo cruelmente, con la única intención de hacerlo rogar.
—Q-quédate.— le pidió, sintiendo un nuevo apretón en su parte baja. —Please, sir.
Heeseung se preguntaba si Jake tenía alguna de idea de lo necesitado que había sonado, pero eso realmente lo había enloquecido por completo. Ya no quería jugar, ahora necesitaba destrozarlo.
—Todo cae por su propio peso, Jaeyun. Espero que recuerdes eso cuándo sientas que estás apunto de romperte al sentirme dentro de tí.— fue lo último que dijo antes de empujar al menor y hacerlo caer por completo en su cama.
Heeseung tomó los bordes del pantalón del más joven y los bajó de un tirón, haciendo a Jake soltar un sonido de sorpresa. El mayor sonrió al ver la tierna erección del menor debajo de su ropa interior, sobresalía tan bien demostrando lo necesitado que estaba.
Heeseung rió. —¿Quieres que te la chupe?— Jake asintió frenéticamente, importándole poco lo desesperado que seguramente se veía. —Entonces eso haré.
—E-espera Heeseung, primero besam-
Heeseung posó una de sus manos sobre el muslo expuesto de Jake, apretándo con fuerza haciendo que Jake se quejara de dolor. Había dejado su huella sobre la piel contraria que ahora se presumía roja y brillante.
—Primero, no me llames Heeseung.— le miró con sus ojos más que obscuros y penetrantes, cómo si de un depredador se tratara. —Por ahora soy Ethan. Y más te vale llamárme así o lo lamentarás mucho.
Jake le miró sorprendido. ¿Aún recordaba el tonto nombre en inglés que le había puesto?
—Y segundo, no besaré esos labios tuyos hasta que pagues por lo que provocaste en mí al vestirte así.— mencionó mientras bajaba lentamente la tela de su ropa interior.
Si así reaccionó con solo traer mis hombros descubiertos, ¿cómo reaccionaría si me viera en lencería?
Jake solo atinó a cerrar sus ojos y abrir levemente su boca, dispuesto a hacer todo lo que Heeseung... digo, Ethan le exigiera. Después de todo hoy era su día. Sería su muñeca por hoy.
Heeseung tomó el miembro erecto y empezó a acariciarlo de arriba hacia abajo, enviándo escalofríos por el cuerpo de Jake. El australiano subió una de sus piernas a la cama doblándola y dejando así su rodilla hacia arriba, sintiéndose demasiado sensible ante los toques. Heeseung la apartó levemente y se acercó más, quedando el también encima de la cama y sacándose los zapatos.
—No seas ruidoso.— le avisó. —No quiero recibir quejas.
Jake ni siquiera tuvo tiempo para recordar que estaba acostándose con nada más y nada menos que el dueño del edificio, porque en cuanto sintió la lengua de Heeseung lamiendo sobre la punta de su miembro, todos sus pensamientos se nublaron ante el maravilloso recuerdo de su primera vez.
—Oh, God.— murmuró con los ojos cerrados. Heeseung apenas había hecho algo, pero el ya se sentía en el puto paraíso.
Heeseung sonrió con superioridad, viéndose tan malditamente sexy. —Aún no he hecho nada, princesa.
Heeseung volvió a lamer la punta, pero esta vez lo hizo continuamente hasta llegar a la base, dejando un rastro de saliva sobre él. Sin esperar más finalmente introdujo la mitad del miembro a su boca, y siguió bajando hasta que sentía que la garganta no podía más. Comenzó un rápido vaivén sin previo aviso, sacándole un sonido de sorpresa a Jake quién se removía incómodamente por la cama, era demasiado sensible a los toques. Sus manos se aferraron a las sábanas cómo si su vida dependiera de ello, viendo con la mejillas sonrojadas cómo el guapísimo CEO frente a él se la mamaba.
—Yeah, just like that...— repentinamente olvidó cómo hablar coreano. Su mente ahora no se la podía dar de traductor, no cuándo no podía pensar en nada más que Lee.
Heeseung levantó aún más la pierna extendida de Shim y la posó sobre su hombro, haciendo espacio entre el para mejor acceso y teniendo su entrada a toda su voluntad. Sus dedos comenzaron a toquetear traviesamente la entrada del menor, sin ingresarlos en ningún momento porque aún no quería hacerlo.
Jake se deshizo de placer ante las cosquillas que sentía, arqueándose y suspirando con irregularidad. Cerró sus ojos y estiró su mano para alcanzar el cabello negro del mayor, ayudándolo para subir y bajar por toda su extensión.
—Demonios.— murmuró Lee, alejándose del miembro del menor y quitándole por completo la parte baja de su ropa. Le estorbaba demasiado.
En lugar de regresar su boca a la entrepierna de Shim, regresó una de sus manos a esta y la enrolló, comenzando a bombearlo sin más.
Jake se sentía demasiado excitado y usado, aún cuándo Heeseung no había hecho más que chupársela. Comenzó a gemir con anticipación, sabiendo que estaba a nada de correrse.
—Hee... E-ethan... i'm going to- oh fuuuck!— gritó al sentir el líquido a punto de salir, Heeseung sacó su lengua rozando el glande del menor, terminándose de acabar todo sobre su rostro y boca.
El pecho de Jake subía y bajaba tratando de recuperar todo el oxígeno posible. Vió a Heeseung lamer sus labios y tomar el resto de su semen con sus dedos para hacer lo mismo y Jake juró que nunca antes había visto algo más sexy que eso. Heeseung tragando su propia sustancia vistiendo ese carísimo traje de oficina. Se aseguraría de que llevara puesto eso en todas sus siguientes rondas.
Heeseung llegó hasta él y lo besó salvajemente, levantando levemente la cabeza de Jake para sentirlo más. Jake gimió satisfecho sobre su boca, finalmente saboreando los labios de su mayor, cosa que había querido hacer desde el principio.
Heeseung hizo que Shim abriera su boca, rozando ambas lenguas y llevándolas a un humedo juego de control. Al alejarse por la maldita falta de aire, Lee mordió levemente el labio inferior del australiano, dejando que una pequeña cortadura roja sobresaliera de esos mojados gruesos labios de color rosa.
El mayor fue bajando hasta llegar al cuello descubierto de Jake, besando y lamiendo con los labios levemente abiertos para marcar aquella zona exclusivamente para él. Llegó a una de sus clavículas también mordiendo, arrancándole suspiros a Shim y un pequeño gemido que sonó demasiado femenino para su gusto. Cosa que lo excitó aún más.
—¿Te gusta que haga esto?— preguntó volviendo a morder esa zona. Jake asintió. —¿Te gusta que te haga sentir cómo una princesa?
—Y-yeah... i like it when... you call me like that. When you call me your princess.
A Heeseung no le molestaba para nada que Jake le hablara en inglés cuándo, al parecer, se sentía excitado. Joder, era su puta lengua materna, no podía ser tan desconsiderado.
—¿Puede mi princesa desvestirse para mí?— le miró fijamente. —Se obediente por mí, amor.
Jake deslizó la camisa roja y desgastada sobre sus hombros, bajándola hasta deshacerse de ella en algún punto de la habitación que honestamente no le importaba. Ahora sólo había quedado con su camiseta sin mangas puesta. La levantó levemente exponiendo su estómago pero entonces Lee lo detuvo mirando hacia sus brazos.
—Espera, aún no te quites esto.— le exigió para posteriormente dirigir sus labios hacia su brazo derecho y comenzar a besar la pálida piel de su amado. Dios, olía tan bien, tan varonil, quería chupar toda su piel hasta dejarlo adolorido de marcas.
Hizo lo mismo con su brazo izquierdo y en cuánto terminó jaló su camiseta hacia arriba de un tirón, sorprendiendo a Jake, quién terminó de quitársela hasta quedar completamente desnudo debajo de Heeseung.
—Mírate nada más.— comentó el mayor recorriendo todo su cuerpo con la mirada.
Oh no. Este era el momento en el que Heeseung se burlaba de su cuerpo y le decía que tenía que regresar a su trabajo. Tonto Jake. Tonto. Tonto. Tonto.
—Tan hermoso.— susurró. Jake le miró más que sorprendido, claramente no esperando esa reacción. —Joder, me estoy volviendo loco. No sé ni por dónde empezar.
Jake sonrió aliviado. Al parecer a Heeseung le gustaba tal cuál, sin necesidad de cambiarse nada.
—¿Por qué no empiezas por quitarte la ropa?— dijo, volviendo al coreano. —Ese traje estorba, señor Lee.
Heeseung entrecerró sus ojos. Jaeyun seguía sin entender lo que causaba ese apodo en él.
Se alejó hasta quedar parado nuevamente y comenzó a quitarse el saco de encima. Luego pasó por su camisa de botones y corbata, lanzándolas al suelo al mismo tiempo que se deshacía de su camiseta blanca. Se quitó el cinturón, los calcetines y bajó su pantalón, quedando únicamente en bóxers.
Jake se mordió el labio al notar su gran erección. Por supuesto que no había olvidado lo grande que era el amiguito de Heeseung.
El mayor también se deshizo de sus Calvin Klein negros, ahora sí, quedándo igualmente expuesto. Le extendió una de sus manos al menor, quién la tomó tímidamente, y lo ayudó a sentarse nuevamente en la cama.
—¿Qué?— preguntó confundido.
Heeseung tomó su mandíbula y la levantó levemente, se acercó a sus labios y dejó un corto beso. Le miró directamente a los ojos.
—Ponte en cuatro.
Si existiera un tono más rojizo que el mismo rojo, las mejillas y orejas de Jake definitivamente se destacarían de ese color. ¿En cuatro? Joder sí, de una.
No esperó a que Heeseung le repitiera la orden, simplemente subió su cama nuevamente gateando sobr ella y se detuvo en el centro, dándole vista a Heeseung de su trasero y su pequeña entrada al agacharse levemente separando sus piernas.
Heeseung llegó más que encantado detrás de sí. Sus palmas recorrieron con deseo sobre sus mejillas traseras y sobre su cintura, tomando fuertemente esta sacándole un jadeo a Jake.
—Bonito cuerpo.— halagó. —Tienes el cuerpo más jodidamente caliente que he visto, Jaeyun.
Jake quería llorar. Heeseung estaba mandando al demonio todas sus inseguridades.
Heeseung regresó sus manos a su trasero y sin previo aviso azotó una de sus palmas sobre la piel nívea, ahora, rosada por el impacto y con una notable huella sobre ella.
Jake boqueó desde su lugar totalmente sorprendido, pero alzó su trasero más con dirección Heeseung, quién sonrió victorioso.
—¿Quieres más, tesoro?— vió a Shim sacudir su cabeza mientras asentía. —¿Cuántas más?
Jake no podía creerlo. ¿Cuántas? ¿Estaba hablando de cantidad? Pedirlo era tan jodidamente vergonzoso...
—¿C-cuántas?
—Sí, dime cuántas quieres, princesa, te daré todo lo que pidas.
Jake cerró sus ojos avergonzado. De todas maneras Heeseung no podía verle la cara.
—Cuatro...— susurró.
—No te he escuchado.— dijo Heeseung con seriedad. Si lo había hecho, pero quería que lo dijera fuerte y claro.
—Quiero cuatro..., porfavor.— dijo más alto que antes.
Heeseung asintió y posteriormente repitió la misma acción en la misma parte. Jake volvió a boquear, sintiendo su piel arder y contraerse de placer. El mayor comenzó ahora a invadir su mejilla izquierda, dejando también marcas en esa zona hasta llegar al número cuatro. Heeseung admiró satisfecho su trabajo, viendo cómo esa blanquecina piel de nieve era ahora decorada por marcas rojas y la viva imagen de sus manos en ella. Cómo si acabara de pintar una obra de arte.
Agachó su rostro para besar la piel del menor. Recompensándolo de alguna manera y de paso disculpándose por el trato. Los besos siguieron dándose en su trasero, pero un alto gemido salió de la boca de Jake al sentir la lengua de su mayor en nada más que su entrada, dando leves estocadas cómo si fuera un pene más. Las manos contrarias comenzaron a amasar su trasero y cintura, haciéndolo alcanzar su extasis.
—¡J-joder! Fuck! Fuck!— gimió alto pero no lo suficiente para llamar la atención de alguien más que ellos. —H-how can your fucking tongue f-fit like that?!
—¿Tienes lubricante, tesoro?— habló contra su trasero.
—S-sí...
—¿Dónde está?— finalmente se separó de él y esperó su respuesta.
Jake estaba a punto de decirle dónde estaba hasta que recordó que el único que tenía lo había comprado recientemente junto Felix mientras planeban su "tarde de pasión" junto a Heeseung.
Lo cuál significaba que Heeseung vería las lencerías que compró...
—¡Espera!— gritó de repente, bajándose de la cama como alma que lleva el diablo para tomar las bolsas de compras que había dejado en el suelo anteriormente y tomando entre sus manos el pequeño bote de lubricante. Pateó lejos las bolsas haciendo que Lee enarcara una ceja confundido.
Jake sonrió con inocencia y le pasó el bote. Posteriormente volvió a su anterior posición.
Heeseung atrajo más el cuerpo de Shim por sus caderas y abrió la botella. Jake pasó saliva, tratando de no sobresaltarse en cuanto sienta aquel líquido escurrir entre su trasero. Heeseung esparció el lubricante sobre Jake y también sobre sus dedos, tanteando nuevamente su entrada para jugar un poco con él.
—¡Ah!— el menor se pegó más a sus dedos, esperando a que una vez por todas los ingresara dentro de él. —Hyung... porfavor...
—¿Porfavor qué, princesa?
—Porfavor.... follame.— pidió, sintiendo la punta del largo dedo anular de Hee adentrarse sólo un poco, haciendo círculos que le producían insoportables cosquillas. —Ethan, porfavor.
Heeseung adentró su dedo casi de inmediato, consiguiendo que Jake boqueara en busca de aire al sentir el jodido y largo dedo de Lee penetrando profundo dentro de él. Dios, ¿cómo podía tener dedos tan largos?
—¿Listo para el siguiente, amor?— besó su hombro una vez se había puesto encima suyo. Jake asintió sin poder pronunciar una sola palabra. —No dudes en avisarme si te lastimo.
Jake sintió el segundo dedo de Heeseung ingresar, rápidamente lo reconoció cómo el dedo en medio, incluso más largo que el anterior. Mordió la tela de la almohada a un lado suyo aguantándose las ganas de gritar y espantar a sus vecinos.
—Y el último.— anunció Heeseung, esta vez besando el lóbulo de su oreja.
Ingresó el tercer dedo, sintiendo la entrada del manor contraerse al rededor de él. La sensación era increíble, sus dígitos estaban dentro de Jake, podía sentirlo y penetrarlo cómo quisiera, y eso es justo lo que haría. Comenzó un movimiento lento al principio, tratando de acostumbrar un poco a Jake quién por lo visto no acostumbraba meterse más de un dedo.
Heeseung se preocupó y movió su cabeza a un lado para ver si Jake se encontraba bien, pero lo que vió fue a un tierno y hermoso australiano cerrando sus ojos a más no poder y mordiendo cualquier cosa que viera con tal de no hacer ruido. El mayor levantó su barbilla, haciéndolo soltar la tela que mordía a la vez que jadeaba desesperado.
—¿Estás bien?— preguntó preocupado, casi al instante recibió un asentimiento de cabeza. —No pareces poder soportarlo.
—No... te preocupes. Puedo hacerlo en cuánto los muevas, y si es rápido, mejor.— Heeseung sonrió ante la respuesta. Besó su cabeza con cariño. Dios, era tan tierno.
Antes de comenzar a masturbarlo le extendió su brazo libre a la altura de su boca. Jake miró el brazo sin entender.
—Muérdelo.— ordenó. —Cuándo sientas que no puedes con el dolor, muérdeme. De esa manera no sólo tu resultarás herido.
Jake quería llorar. ¿Por qué este hombre era tan atento hasta en el sexo?
El menor llevó sus labios al brazo contrario sin aún moverlos, pareciendo una simple caricia o beso. Luego de indicarle a Heeseung que estaba listo, sintió cómo este penetraba en su interior con fuerza y rapidez, tal cómo lo pidió.
Rápidamente sacó sus dientes y mordió la morena piel del mayor, ni tan duro cómo sentía que le estaban dando pero definitivamente dejaría una marca.
Heeseung gruñó ante el ardor de la mordida pero no se detuvo. Sabía que así se sentía Jake por dentro, e incluso peor, así que el también debía aguantar. No era justo que sólo Jake sintiera dolor.
—A-ah! fuck, fuck.— Heeseung sonrió. Amaba escucharlo maldecir en su idioma.
De repente Lee detuvo sus movimientos y usó sus dedos más largos para moverlos en zigzag por dentro, queriendo sentir todo de Jake, queriendo encontrar su-
—¡Aaaaah!— gritó contra su piel. Mordió más fuerte de lo que quiso, pero es que los malditos y ágiles dedos de Lee habían tocado su punto dulce.
Sintió su miembro erectarse de placer y llevó una de sus manos a este, deteniéndose al instante en el que Heeseung habló.
—No te he dicho que puedes tocarte.
—Pero hyung...— dejó salir un lamento. —Me duele...
—¿Acaso piensas desobedecerme, bonita?— vió al menor negar. —Eso creí. La princesa de Ethan nunca lo decepcionaría, ¿verdad?
—Nunca.— repitió. —Pero...
—Aguanta un poco más, tesoro. Sé que puedes.
Jake aguantó un gemido. Le encantaban los cumplidos que le daba Heeseung, los prefería por encima del estupido fetiche de dejarse insultar.
Heeseung volvió a tocar su punto dulce, haciendo que Jake esta vez gimiera de verdad. Sonrió, quería escuchar ese melodioso sonido una y otra vez hasta que llegue la maldita madrugada. Aunque aún ni siquiera haya llegado la noche.
Sacó sus dedos lentamente y llevó su anterior brazo mordido de vuelta a su lado para abrir de más la entrada del menor con sus ambas manos, llevándose la hermosa y caliente imagen de su agujero contrayéndose con desesperación, cómo si aún lo estuviera esperando y con un brillante líquido transparente a su al rededor, dándole un toque morboso y húmedo a la imagen que sólo Heeseung podía apreciar.
Lamió su labios cómo si estuviera hambriento. Hambriento de Jake. Tomó su propio miembro y lo bombeó un par de veces. Se subió mejor en la cama y dirigió lentamente su erecto pene a la entrada del menor, también tanteándolo con la punta para enloquecerlo.
Jake comenzó a jadear y gemir bajito, su voz saliendo mil veces más aguda de lo normal, excitando aún más a Heeseung.
Jake odiaba cuándo la gente en su país le daba a entender que era cómo una chica sólo por su maldita capacidad de preñarse. Odiaba eso no porque no le agradaban las mujeres, sino porque los hombres se sentían superiores a él. Cómo si no fuera de su mismo género, cómo si el no fuera hombre también. Sin embargo, cuándo Heeseung le insinuaba que era casi cómo una mujer por los sonidos que salían de su boca, por su delicada forma de ser o por cómo trataba a su hijo...., joder eso lo excitaba tanto al punto de querer ponerse una de esas lencerías y restregarse contra Heeseung cómo lo haría una mujer.
Jake volvió a gemir, prendiendo más a Heeseung y consiguiendo que finalmente ingresara su largo miembro dentro de Jake, quién se adaptó al increíble tamaño casi de inmediato. Cómo si su cuerpo aún lo recordara.
Cerró sus ojos con tanta fuerza que casi se marea. Heeseung le extendió su brazo izquierdo para que mordiera ese, notando cómo el otro tenía sus claras y profundas marcas de dientes, de un tono rojizo y hasta había un poco de sangre saliendo de una de las esquinas, suponiendo que ahí había mordido con sus pequeños colmillos cómo si se de un cachorro se tratase. Sonrió ante la imagen. No le importaba que fuera Jake el que le hiciera daño y arruinara su cuidada piel.
Comenzó un lento movimiento con sus caderas, moviéndose de adelante hacia atrás en un ritmo despacio para no lastimar mucho al menor. Al sentir que este se acostumbraba y comenzaba a rogar por más, subió un poco el ritmo, apegándolo más a él con tal que su trasero chocara contra la parte baja de su estómago.
—Ethan...— mumuró. —Más duro porfavor...—Heeseung frunció el ceño. Si aún hablaba en coreano era porque aún no lo hacía delirar de placer.
Se esforzó más y le dió lo que su princesa quería. Comenzó a menearse aún más rápido y profundo, casi sin perder la precisión de sus movimientos.
Jake echó su cabeza hacia atrás y puso su ojos en blanco al sentir el miembro de Heeseung casi en su garganta, sin exagerar... o quizás sí. Los gemidos volvieron a hacerse presente y sonaron cada vez más agudos que antes. Heeseung tomó el miembro del menor con su mano derecha, masturbándolo de arriba hacia abajo llevándose indicios de semen en su mano. Jake eran tan sensible.
Cómo si hacerlo gemir por dos razones no fuera suficiente, llevó su boca a su espalda, dejando besos con la boca entreabierta a su paso y cómo se le diera la jodida gana. Mordió levemente sobre la blanca biel, ese color que le volvía loco porque resaltaba la más bella cualidad de Jake: su pureza. Esa pureza que se encargaría de corromper y dañar hasta que ya no quedara nada.
—Oh God i'm gonna c-come!— su cuerpo comenzó a temblar. —Love, can i come...? Please
Heeseung rió ronco. —Cómo si no empezaras a botar de tu leche ya.— alejó la palma de su mano y la pasó sobre su abdominales, dejando un poco de semen sobre su piel y haciéndole entender a lo que se refería. —Hazlo.— dijo y segundos después presenció cómo todo el líquido salía disparado hacia las sábanas debajo de ellos y las almohadas a un lado de la cabeza de Jake.
Heeseung tomó el cuerpo de Jake con su mano libre para evitar que cayera del cansancio, el cuál fue un caso perdido porque de igual manera el menor cayó sobre su rostro, manchándose de su propio semen y respirando cómo pez fuera del agua. Heeseung detuvo sus movimientos, saliendo levemente de Shim aunque aún faltara un poco para hacerse venir a sí mismo.
—¿Todo bien, amor?
Jake asintió cansado, pero se levantó sobre sus codos y se volteó levemente para ver el rostro de Heeseung.
—Cambiemos de posición.— dijo. —Mis brazos ya no pueden más.
Heeseung asintió entendiendo. —¿Cómo quieres hacerlo?
Jake se hizo un lado y palmeó su anterior lugar en la cama, indicándole a Lee que se recostara. Heeseung le vió con duda.
—Te montaré.— dijo sin pudor alguno.
Heeseung aguantó una risa y entonces se acostó. Pronto el menor se ubicó sobre él, con sus piernas extendidas en cada uno de sus lados y tomando el miembro de Lee con delicadeza.
—Entra lentamente.— le ordenó, aunque sonó más cómo una tierna advertencia de cuidado.
Jake obedeció e ingresó el miembro dentro de él hasta casi sentirlo por completo. Una vez dentro de sí empezó a saltar lenta y tímidamente sobre Lee, quién ubicó sus manos en las caderas contrarias para transmitirle confianza y ayudarlo.
Pronto los gemidos volvieron, y esta vez por parte de ambos. Heeseung se excitaba al ver a Jake saltar sobre sí, alzando su cabeza hacia atrás dejándo al descubierto su cuello que aún contenía las marcas que había dejado el día que había mordido y besado su cuello en la cocina.
Quería besar cada parte de Jake. Quería marcar la piel con sus iniciales para demostrarle al mundo que era completamente suyo, aunque tampoco dejaría que los demás vieran su cuerpo. Quería que el cuerpo de Jake no pudiera más por todas las marcas y chupones que dejaba, pero tampoco quería hacerle daño. Era una jodida lucha contra sí mismo.
Bajó una mano hasta su muslo, apretando duro hasta dejar una nueva huella. A Jake le encantaba que hiciera eso. Le volvía loco sentir sus marcas en su piel.
La habitación se llenó de los obscenos sonidos que salían de sus bocas. Gemidos, jadeos, suspiros, maldiciones, absolutamente todo se escuchaba por aquel lugar.
Jake no lo soportó más y se lanzó hacia Heeseung, atacando sus labios nuevamente deseando que sus labios se rompieran de tanto hacerlo. Heeseung ladeó su cabeza y logró tomar el labio inferior del australiano entre sus dientes, jaló de él y lo chupó con los suyos. Jake no se quedó atrás e ingresó su lengua mientras Heeseung tomaba aire. Era un beso húmedo y desordenado, tal cómo les gustaba.
Jake sintió la rápida respiración del contrario, lo que interpretó cómo que estaba a punto de venirse. Heeseung palmeó la parte trasera de su muslo indicándole que se hiciera a un lado. Jake se removió sin entender hasta que vió cómo Heeseung expulsaba todo su semen fuera de él, cayendo el líquido entre el suelo y la orilla de su cama.
—¿Q-qué?— preguntó confundido. Su pecho subía y bajaba tratando de recuperar el aire.
—Aún... hay que dejar algunas cosas claras entre nosotros.— habló ronco.
La razón regresó al mecanismo de Jake. Eso era cierto. Antes de simplemente convertirse en padres de nuevo debían aclarar su relación, y quizás... esperar a que todo este desorden acabe.
De todas maneras sabía que el no era idiota y no se habría olvidado de tomar su pastilla de emergencia más tarde, pero por alguna razón la idea de tener otro hijo junto a Heeseung le resultaba muy... especial.
Le gustaba esa idea.
—¿Jake?
El menor volvió a lanzarse sobre Heeseung para abrazarlo con fuerza. Heeseung sonrió en medio del abrazo y acarició la parte trasera de su cabeza.
—¿Ya regresó mi Heeseung? ¿O todavía eres Ethan?— preguntó divertido.
—Ethan estará disponible para tí las horas que quieras en cualquier momento que desees.— respondió. —Heeseung es un idiota que sólo sabe cometer errores y soltar cursilerías.
Jake se alejó levemente y le miró con reproche.
—No hables así del hombre que me gusta.
El corazón de Heeseung bombeó fuerte y rápido, Jake lo sintió.
—A ese hombre también le gustas, y mucho.— suavizó su voz. —Haría lo que fuera por tí. Bajaría una estrella por tí y hasta superaría su miedo a las alturas por tí. Te ama desde que era un tonto de diecisiete.
—¿Lo ves? Sus cursilerías son lo que lo hacen tan tierno y apuesto.— sonrió completamente sonrojado, ya sea por su anterior ronda de sexo o por sus hermosas palabras. —Yo también haría lo que fuera por él. Sería capaz teñirme de negro sólo por él.
Heeseung enarcó una ceja. —¿Así que fue por mí?— Jake se encogió de hombros e hizo un puchero fingiendo no saber. —Tú si que conoces mis debilidades.
—¿Todo lo que tenga que ver conmigo quizás?
—Eso es algo que no puedo negar.
Jake rió y besó sus labios fugazmente antes de volver a acurrucarse contra su pecho.
—Quedémonos así un rato más y luego me devuelves a Ethan.
Heeseung buscó su mirada. —¿Qué? ¿Quieres... seguir?
Jake soltó una risita. —Aún no llega la noche, sir. Tenemos tooodo el día para nosotros.
Heeseung sonrió y cerró sus ojos. —Cómo tu quieras, mami.
Jake también rió y golpeó levemente su brazo.
Sí, hoy sería un día de mucho sexo.
🌷; si llegaron hasta aquí es porque son un@s suci@s y pecadora/es al igual que yo
2/2
gracias por leer y que viva el heejake carajo
Rin.
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