#028
No iba a mentir. Pararse frente a su madre y verla directamente a los ojos aún le resultaba tan aterrador.
Sabía que ya no era un adolescente y que ahora ella no podría hacerle nada, pero los traumas del pasado aún existían, y aunque las heridas en su piel ahora eran casi inexistentes, su corazón seguía herido y con cicatrices que le tomaría toda la vida sanar.
Pero el caso de ahora era diferente.
Ya no lucharía por sus derechos; por amar a Jake, por formar una familia, por poder decidir por sí mismo con quién pasaría el resto de su vida. Ahora, daría la cara por Riki. Dejaría claro que mientras el aliento aún salga por su boca, nadie podía hacerle daño a su hijo. Y si alguien ya había tenido el descaro de hacerlo, tendría que pagarlo sin piedad alguna.
—¿Te estás escuchando a tí mismo?— preguntó indignada. —¿Le crees más a un niño por encima de mí? ¿Dónde quedó tu sentido común?
Heeseung le vió seriamente. —Tú sabes bien que él lo es todo para mí. Sin él, yo no existo. Riki es más que sólo un niño para mí, es mi más grande tesoro.
—Deja de hablar así de él.— se levantó de su lugar, encarando a su hijo. —Sabía que matarlo era mucho mejor que esto. Debí haberlo hecho antes y no tenerle lástima a mi propio hijo.
—¿Por qué eres así con él? El no merece nada de esto. No merece ser odiado por tí y por Hyerin. El no hizo nada malo, que sea mi hijo no lo hace culpable de algo.
—Que sea hijo tuyo no es el problema.— dijo alzando la mandíbula. —Sabes bien que mi odio va por ese muchacho.
—Jake tampoco tiene la culpa de nada. Yo fuí quien le dió un hijo, y aún sigue siendo de ambos.
—Me das tanto asco.— escupió. —Olvídate de él, ¿quieres? No puedo creer que aún con todas las veces que te pegué aquí no logré sacártelo de tu mente.— tocó su sien con uno de sus dedos, Heeseung retrocedió unos pasos.
—No, no lo hiciste porque es la única persona de la que estoy enamorado. Y tienes razón, aún con todos los golpes que me diste y con todas las mujeres con las que me hiciste salir, nunca dejé de pensar en él. El que me hayas hecho separarme de su lado no quiere decir que eliminaste lo que sentía por él, porque créeme, no estuviste ni cerca de hacerlo.
La mujer le vió con furia. —¿No te das asco tú mismo? ¡¿No te da asco haber salido con otro chico y no sólo eso, sino que también preñarlo?! ¡Ni siquiera sé por qué existen tales seres tan repugnantes, se supone que solo nosotras las mujeres podemos quedar así!
Heeseung vió cómo su madre se acercaba más a él conforme hablaba, pero el se mantuvo quieto en su lugar, dispuesto a permanecer firme hasta el final.
—Y lo odio, lo odio tanto, porque cuándo lo veo a él y a su estúpida sonrisa, sólo puedo recordar la odiosa cara de Shim, ese imbecil que te hizo así, un ser tan asqueroso y cretino.
—Y es por esa misma razón que yo lo amo tanto.— respondió. —No sólo porque es mi hijo y tiene mi sangre. No sólo porque es hijo de Jake, mi primer y único amor. No sólo porque eso es la única cosa que el merece de parte de todos : amor. No, no es sólo eso. La razón por la que lo amo más es que, cada vez que lo miro, veo el rostro de Jake en él. Miles de recuerdos invaden mi mente, de cuándo yo era feliz a su lado. Cuándo sonríe y se comporta cómo el niño que es, veo reflejada la inocencia que heredó de su otro padre. Cuándo lo veo de lejos, aún cuándo el cree que ni siquiera me preocupo por él, lo único que puedo ver es al último recuerdo que tengo con Jake. El punto que aún nos une y que tú me hiciste quitarle.
—Yo te dí la opción de quedarte a su lado si es que tanto lo amabas. Cosa que rechazaste. ¡Escogiste a esa escoria por encima de él y aún así sigues culpándome! ¡Si no estás con él es porqué tú lo quisiste así!
Heeseung no podía creer lo que estaba escuchando. Tenía que acabar con esto cuanto antes porque mientras más hablara y pensara en Jake y en su terrible pasado, su mente perdería los estribos y sería incapaz de controlar sus convulsiones que sólo aparecían cuándo recordaba al australiano y su despedida.
—No me tomaré el tiempo de contradecirte porque tú mejor que nadie sabes lo que me hiciste. Pero sólo quiero dejar claro una cosa, y esa es que ya no más podrás hacerle daño a mi hijo. Terminaré con esta farsa y nos iremos de aquí.
—¿Hablas de tu matrimonio?— la mujer le vió sorprendida. —No puedes hacer eso. Ese era el trato por dejarlo vivir.
—Tú no cumpliste con tu parte del trato al darle una infancia que no merecía, y Hyerin tampoco cumplió con el único deber que tenía de cuidarlo y quererlo cómo a un hijo. Para mí es razón suficiente para acabar con esto.
—Lee Heeseung, escúchame, no harás nada de eso porque nuestro negocio perdería prestigio, ¿tienes idea de cuántas personas consumen alcohol en Corea?, si los Lim hacen algo por tu culpa estaremos acabados y alguien más se encargará de distribuir-
—No es nuestro negocio.— le interrumpió con voz grave. —Es de mi padre, y la única razón por la que empecé a trabajar en esto fue para tomar su lugar y cuidar de él mientras se recuperaba, de esa forma ninguno de sus esfuerzos que hizo desde joven para crear LHS se irían a la basura.
—Tu padre está muerto.— también dijo con ira en su voz.
—Lee Hyunsuk fue el hombre más fuerte y valiente que he conocido. En cada recuerdo que tengo de él está con una sonrisa en su rostro mientras fingía que todo en su vida estaba bien sólo para no preocupar a su único hijo. Pero lo que no sabes es que cada noche en la que llegaba borracho a casa lo escuchaba llorar por tí, porque aunque fue un hombre rico y exitoso, también era un perdedor enamorado.
Y eso le recordaba tanto a su propio caso. Podía tenerlo todo, podía ser el más alabado en los bares y discotecas por las bebidas que transportaba, podía vivir sin la preocupación de pensar qué debería ponerse o dónde debería dormir, porque tenía absolutamente todo lo material e incluso más. Pero seguía siendo un humano. Seguía siendo un idiota que sólo sabía amar a una sola persona. Y a esa persona no la tenía.
O dicho de peor forma; la tuvo en algún momento de su vida pero la dejó ir.
Y es que estaba en la sangre Lee el tener que vivir su vida con la más decepcionante situación amorosa. No podía ser exitoso y tener a la persona correcta. No podía. El destino era así.
Y aunque no lo deseaba de esa forma, lo mismo pasaría con Ni-ki. Pero esa era una historia que aún faltaría mucho por contar.
—¿Cómo te atreves a hablar así de tu padre muerto? ¿Con qué derecho crees que puedes venir ante mí y decirme que romperas nuestro trato?
—¡¿Con qué derecho crees que aún puedes decidir que hacer con mi vida?!— gritó furioso, consiguiendo que Riki se diera cuenta de lo que pasaba y saliera de su habitación totalmente aturdido. Pero Heeseung y su abuela estaban demasiado ocupados para notarlo. —¡Las cosas empeorarán si dejo que Riki siga viviendo con ustedes! ¡Entrarás a su cabeza, lo harás creer que no tiene más opción que hacer lo que dices, tal cómo hiciste conmigo!
—¡Lee Hees-
—Lee Haemin, cierra la boca.— la cortó —Te odio cómo no tienes idea.
Ella le miró sorprendida. Ni-ki también lo hizo desde su lugar, pero la severidad en los ojos de Heeseung demostraba lo mucho que había ansiado decirle eso.
—Y ya no puedes controlarme. Te meterás en graves problemas si intentas hacerlo una vez más.
Pasó por su lado y subió las escaleras. Necesitaba ver a su hijo. Necesitaba ver solamente su cara para sentirse tranquilo, pero entonces...
—¿Riki? ¿E-estuviste ahí todo este tiempo?— preguntó asustado. —¿Escuchaste algo?
—¿Nos iremos a vivir a otra parte?— preguntó incrédulo y... ¿triste?
Heeseung creyó que a su hijo le agradaría la idea de irse de casa. Por Dios, creyó que la idea de vivir con Jake mientras él buscaba otra casa grande y cómoda le iba a emocionar a Riki, pero la mirada que le dirigía su hijo indicaba que estaba asustado.
—¿No querías eso?— se acercó a su hijo hasta quedar frente a frente con el, y en cuánto lo hizo, Riki se abalanzó contra su pecho y lo abrazó con fuerza.
Heeseung sintió a su hijo temblar. ¿Tenía miedo? No lo sabía.
—¿Riki...?
—No hagas esto... si es sólo por mí.— dijo contra su pecho. —No quiero ser más un estorbo en sus vidas...
Heeseung escuchó a su hijo llorar por primera vez en mucho tiempo. Ni-ki no era de llorar mucho, en realidad, no era de sentirse cohibido, ni de intimidarse fácilmente. Era alguien demasiado valiente para su edad, y tal cómo Jake lo llamaba, era demasido intrépido, cómo un héroe.
—¿Estorbo dices?— preguntó contra su oído. —Eres el mejor regalo que he tenido, Riki. Eres mi mayor orgullo, y la persona más importante en mi vida. Si por alguien sigo viviendo, esa persona eres tú.— escuchó a su hijo llorar con más intensidad. —Mi bebé.
—Ya no... quiero sentirme así. Quiero que todo este dolor acabe. Quiero que ustedes sean felices.
—Hijo, una vez abandonemos este lugar, te aseguro que seremos libres. Mientras estés con Jake, tú estarás seguro.
—Pero papá yo no...
—Hey... ¿no confías en mí?— se separó levemente y vió a su hijo con una sonrisa. Ni-ki asintió limpiándose algunas lágrimas con sus manos hechas puños. —Entonces ve a tu cuarto y empaca tus cosas. Porque ahora ya nadie más podrá ponerte un dedo encima.
Ni-ki miró a su padre con los ojos muy abiertos. Se sentía seguro en sus brazos. Sabía que ahora mientras estuviera con él, nada más podía pasarle.
Y deseaba que eso durara para siempre.
Jake estaba pensando en una manera de conseguir que sus amigos dejen de odiar a Heeseung sin necesidad de contarles lo que pasaba en la vida de él. Es decir, eran secretos que había tardado años en revelar. No podía simplemente abrir la boca y contarles los dolorosos recuerdos de Heeseung a sus amigos, especialmente cuándo había mostrado su lado más vulnerable al hacerlo.
Sabía que Chan podía llegar a entenderlo y quizás perdonarlo. Sabía que el mayor de los tres no era alguien rencoroso y por el contrario, estaba dispuesto a dar segundas oportunidades a quiénes lo merecían, pero Lee Felix era una historia totalmente diferente. El pequeño sunshine de su grupo de amigos no sólo se consideraba el hater #1 de Heeseung, sino que también solía ser una persona un poco anuladora a la hora de molestarse. Es decir, aunque el no lo haga con intención, suele recalcar los errores de los demás cuándo está demasiado irritado.
El claro ejemplo es su última pelea con él.
Y Jake tenía mucho miedo. Temía que si llegaba a contarles que perdonó a Heeseung, el pecoso perdería el control y diría algo que lastimaría mucho a su ex-pareja si es que en algún momento coincidían en el mismo lugar.
También temía que Felix dijera algo sobre Heeseung frente a Ni-ki, cómo que lo detesta más que a nada en el mundo, por ejemplo. Sus amigos nunca habían hablado sobre Heeseung estando Ni-ki presente, pero estaba seguro que si alguna vez lo hicieran, Felix descargaría todo su odio y Ni-ki pasaría el momento más incómodo de su vida.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por los pequeños toques dados en su puerta. Se levantó del sofá y se dirigió a la entrada de su casa, sin esperar encontrarse a dos Lee's y un cerdito frente a él. Uno de los Lee estaba con la cabeza gacha, cómo si no quisiera estar ahí, y el otro rodeaba sus hombros con uno de sus brazos, sonriendo apenadamente.
—¿Hola? ¿Qué... hacen ustedes dos aquí?— preguntó confundido.
—Lo que antes te mencioné que haría. Riki se quedará contigo un tiempo, lo aceptas ¿no?
Jake asintió con algo de duda. —C-claro.
Heeseung sonrió y le indicó a su hijo que se adentrara. Este lo hizo un poco tímido y pasó al lado de Jake para entrar a la sala.
—Riki.— le llamó su padre. —¿No saludarás a Jake?
El Lee menor volteó, aún con la vista en el suelo.
—Hola.
Jake sabía que Riki seguía molesto con él, así que simplemente lo dejó pasar. Supuso que Heeseung quería que arreglaran sus disidencias así que por eso les estaba dando algo de tiempo a solas.
Shim simplemente se limitó a sonreír a boca cerrada y llamó la atención de Heeseung.
—Antes de que te vayas hablemos sobre algo.
Hizo una seña con su cabeza para indicarle a Heeseung que lo siguiera a la cocina, cosa que el mayor hizo sin rechistar.
—¿Puedo saber qué pasa?— preguntó una vez estuvieron a solas. —¿Por qué se quedará en mi casa? Esta semana te toca a tí.
—Riki y yo nos fuimos de casa.— respondió.
Jake abrió sus ojos sorprendido. —¿Q-qué-
—Le dije a mi madre que ya no viviríamos con ella, y más tarde me reuniré con un abogado para iniciar con lo del divorcio.— suspiró. —Por mientras, necesito que lo cuides. Además, se siente muy culpable por gritarte. Está arrepentido pero no sabe cómo disculparse contigo. Es demasiado orgulloso, lo siento, nunca le enseñé los modales.
—Descuida.— Jake también suspiró. —Hablaré con él. No podemos estar así toda la vida. — Heeseung asintió. —Y sobre lo de tu divorcio... mucha suerte con eso. M-me alegra que por fin lo hagas.
Heeseung sonrió de lado. —¿Acaso esperabas a que estuviera soltero de nuevo?— se fue acercando al menor pero este estiró una de sus manos a la altura del pecho contrario, deteniéndolo.
—Hablo en serio. El poco tiempo que trabajé para tí fue suficiente para no poder soportarla.
—Sobre eso..., no has llegado al trabajo ninguno de estos días. ¿Crees que por ser tú lo dejaré pasar?— fingió molestia.
—Ah... ¿no es ese motivo suficiente para pagarme sin necesidad de trabajar?— aleteó sus pestañas divertidamente. —Creí que teníamos algo especial, señor Lee.
—Déjame chupar tu paleta primero y luego hablaremos de dinero.— ese comentario se ganó un golpe por parte de Jake.
—¡Sucio!— gritó en un susurro. Ni-ki aún era muy joven para escuchar los pervertidos comentarios de su padre.
Heeseung rió. —Eres mi asistente, ¿no?. He visto series dónde el jefe y la asistente terminan teniendo sexo salvaje contra el escritorio.
—Las series que ves son videos porno, no me jodas.— pasó por su lado para dar por terminada esa extraña conversación pero el mayor lo detuvo al tomar su brazo con algo de fuerza.
—¿Adónde crees que vas?
—Tenemos un hijo allá afuera, ¿recuerdas?
—Primero despídete bien.— Jake rodó sus ojos.
—¿Qué quieres? ¿Un abrazo?— Heeseung negó. —¿Un beso?— volvió a negar. —¿Una patada en la quijada?
—Oye, eres tan agresivo.— soltó su brazo y metió ambas de sus manos a los bolsillos delanteros de su pantalón.
Con un movimiento de cabeza le indicó a Jake que se acercara a él. Este le hizo caso y al estar frente a Heeseung sintió cómo este en un movimiento excesivamente rápido se agachó a la altura de su cuello algo descubierto y dejó un sonoro beso.
—¡Ya! ¿Q-qué haces...?— intentó alejarlo pero este sacó sus manos y atrajo su cuerpo más cerca al tomarlo de la cintura.
Heeseung dejó un beso tras otro sobre la pálida piel del más bajo, abriéndo su boca levemente para asegurarse de dejar marcas suyas.
Sintió a Jake reír bajito haciéndolo sonreír sobre su cuello. Aún recordaba que era su lado sensible.
Jake dejó de forcejear y mordió su labio para no dejar salir ningún vergonzoso sonido. Ni-ki, Rogelio, si ven esto, lo siento.
Los besos dejaron de ser simplemente eso y se volvieron pequeñas mordidas y chupones que Heeseung dejaba a su gusto. Dios, la lechosa piel de Jake lo volvía loco y cuando se vestía así, dejando al descubierto esa área, imaginaba miles de escenarios en donde todos acababa encima de él.
Siguió mordiendo, chupando, besándo y lamiendo hasta llegar a la zona de su barbilla. Jake echó su cabeza hacia atrás y soltó un suspiro, cerrando sus ojos ante la increíble sensación.
—D-dios...
Heeseung se separó y dejó un corto beso sobre los labios de Shim, quién al notar la intención del mayor por alejarse, tomó su rostro con sus ambas manos y lo atrajo nuevamente para iniciar otro beso. Esta vez más duradero.
La cocina se llenó de chasquidos producidos por sus bocas. Ambos sonreían en medio del beso cómo dos jóvenes enamorados, justo cómo solían hacerlo antes.
Una vez se habían separado, Heeseung sonrió burlón por las mejillas teñidas de rosa del más bajo, quién lo golpeó levemente en el brazo.
—Ahora sí puedes irte. A menos que quieras seguir.
—Hasta luego, Lee.— Jake abandonó la cocina con una tímida sonrisa en su rostro.
¿Por qué se comportaba cómo un niña emocionada al ver a su crush cada vez que estaba con Heeseung en situaciones así? Un poco de dignidad, Jaeyun.
Pasado el rato, cuándo Heeseung ya había abandonado el lugar, Jake fingía prestar atención a la televisión de su hogar mientras Ni-ki jugaba con sus manos. Cada uno en ambas esquinas del largo sofá sin decir nada.
Jake no pudo más ante la tensión, así que decidió empezar.
—Ni-ki.— este no le miró y siguió con lo que sea que estaba haciendo. Jake suspiró. —¿Seguirás molesto para siempre? ¿Qué pasa si me muero? Te arrepentirás luego por no haberme hablado cuándo pudiste.
El menor levantó su vista rápidamente. —¡No digas eso!— para sorpresa de Jake, su hijo comenzó a llorar escandalosamente y, literalmente, a moco tendido.
Ay, no puede ser. ¿Acaso hoy andaba sensible...?
Las lágrimas bajaban por las mejillas de Ni-ki, quién cerró sus ojos y lloraba fuerte cómo un bebé. Un gran y enorme bebé.
Jake entró en pánico y llegó a su lado rápidamente. Lo abrazó con todas sus fuerzas y sintió cómo este le correspondió con rapidez.
—¿Q-qué pasa...? ¿El qué no quieres que diga?
—¡Qué morirás!— volvió a lloriquear. —M-mamá... no puedo vivir sin tí. No me dejes por favor. Quiero pasar el resto de mi vida junto a ustedes.
Jake sonrió enternecido y acarició el cabello de su hijo con cariño. —Bebé... era una pequeña broma. No me iré a ningún lado. Además... aún tenemos que ir a pescar juntos, ¿recuerdas?
Ni-ki soltó un pequeño sollozo. —Quiero pescar con ustedes toda mi vida...
Jake rió fuerte. —Eres tan... adorable.— se apartó y miró directamente a los ojos cristalizados y rojizos de su hijo. —Te quiero meter a una cajita.
—Lo siento tanto, mamá... no merezco tu perdón.— volvió a llorar.
Con todas las lágrimas que dejaba salir Ni-ki había agua suficiente para crear una cuántas playas en Bolivia.
—Hey, no digas eso... quién debería disculparse soy yo. Lo siento por... no tomar en cuenta tus sentimientos. Soy un idiota egoísta que sólo se centra en sí mismo. Debí haber pensado en tí antes, lo lamento.
—Pero fuí yo quién te gritó y te dijo cosas horribles. Hace unos meses te conocí pero ya puse las cosas incómodas entre nosotros, soy un m-monstruo.— escondió su cabeza en el cuello de su madre.
—No digas eso... estas cosas pasan, ¿sí?. Siempre existirán desacuerdos pero lo importante es que ambos admitamos nuestros errores e intentemos mejorar... no hay razón para sentirse culpable, mi amor.— dejó suaves palmaditas sobre su espalda.
—¿Lo ves? Eres un ángel... y y-yo ¡soy un monstruo!— lloriqueó por enésima vez.
—Lee Riki.— usó su voz demandante. —Deja de decir que eres un monstruo o me harás enojar en serio.
—L-lo siento...
Ay, esta caótica familia.
—Lo siento, Lim, pero el acuerdo entre nosotros ha llegado a su fin. Fue a petición del mismo Heeseung. Intenté hacerlo razonar pero se negó totalmente a darte otra oportunidad. Eres una idiota si creíste que ibas a salirte con la tuya al meterte con su hijo.
—¿No es eso lo que usted también hizo?— preguntó furiosa. ¿Divorciarse? ¿En qué carajos pensaba Heeseung?
—¿Acaso crees que Riki habría dicho algo si hubiera sido solo yo quién le hacía eso? Lo habría convencido de no decir nada, pero viniste tú a joder todo y desquitarte con él sólo por ser el heredero. Estaba claro que tarde o temprano todo esto pasaría.
—¡Ese mocoso no merece quedarse con el negocio familiar! ¡No sabe absolutamente nada sobre el control de la empresa! ¡Si tan sólo pudiera tener hijos le aseguraría que el futuro de LHS estaría en buenas manos!
—Pero no puedes, y eso es lo que hizo que Heeseung perdiera el interés en tí.
Hyerin miró sorprendida a su suegra, o mejor dicho ex-suegra. Nadie se atrevía a echarle en cara su imperfección. Ni siquiera el mismo Heeseung.
—¡¿Está culpándome por ser estéril?!— preguntó incrédula. —¡Si tanto deseaba a una puta que solo sirviera para parir hijos debió haber buscado a otra Serin y no a un niña de apenas dieciocho años que nunca había tenido sexo!
—No juegues tu papel de victima ahora, Lim, porque fuiste tú quién aceptó el acuerdo ante la sola mención de dinero, prestigio y fama. Tampoco puedes echarme en cara lo de tu virginidad perdida porque Heeseung no te tocó ni una sola vez hasta que tuviste veintidós años, cuándo descubrimos que no podías embarazarte por más que intentaran. Sabía que había cometido un grave error en ese tiempo al escoger la esposa de mi hijo, pero ya no había nada más que hacer. Y sobre lo de Serin... me gustaría que tuvieras más respeto hacia ella. Si lo que quieres es elevarte un poco el ego déjame decirte una cosa.— se levantó de su silla y posó sus manos sobre la mesa del gran comedor, inclinándose hasta estar frente a frente con Hyerin. —Serin abandonó este lugar sin ser tocada una sola vez por Heeseung. Al menos le serviste para pasar un buen rato de sexo contigo, ya sabes... sin consecuencias.
Hyerin apretó su mandíbula molesta. —¡¿Y eso de qué mierda me sirve?!
La mayor regresó a su lugar. —¿No es obvio? Te estoy dando una oportunidad para detener a Heeseung con toda esta mierda del divorcio. Si le mencionas que lo demandarás por violencia sexual, tal vez reconsidere sus opciones.
Lim entrecerró sus ojos. —No voy a escucharla. La última vez que me dejé llevar por señoras cómo usted fue con mi madre cuándo me hizo ver este matrimonio cómo un estupido cuento de hadas.
Haemin borró la sonrisa de su rostro. —Entonces ya no eres bienvenida en mi casa. Toma tus cosas y lárgate.
—¡No puede hacerme esto! ¡Se lo diré a mis padres y ellos harán que usted y el imbecil de su hijo paguen por est-
—Tu maldita familia ya no nos beneficia en lo absoluto. Si a alguien le debes tu estúpida carrera de actriz es a nosotros.
—¡Ugh!
Hyerin se levantó de su lugar hecha una bola de fuego y salió del comedor.
Sin saber que a lo lejos, alguien grababa su anterior conversación con la grabadora de su celular.
Heeseung regresó a la casa de Jake una vez había terminado de trabajar. Si bien inicialmente iba a reunirse con el abogado que iniciaría la solicitud de divorcio, este le comentó que tuvo un retraso en Daegu, por lo que tuvieron que reprogramar su reunión.
Sacó su tarjeta y la pasó sobre la cerradura. Invertir en ese lugar había sido una buena decisión, tenía que admitirlo.
Al entrar no encontró a Jake o su hijo por ningún lado. Ni siquiera al mismo Rogelio, y eso era muy extraño.
Subió las escaleras hasta llegar a la habitación de Jake, la cual abrió y logró ver a ambos recostados en la cama del mayor, siendo solamente alumbrados por las tenues luces de sus lámparas, viendo cómodamente una película en la gran pantalla pegada en la pared.
—¿Qué ven?— preguntó quitándose su saco.
Los contrarios no respondieron al estar totalmente concentrados en lo que veían. Ni-ki tenía su cabeza apoyada en el estómago de Jake con la boca levemente abierta.
—¿Hola?— volvió a ser ignorado.
Se paró frente a la pantalla y cruzó sus brazos a la altura de su pecho.
—¡Oye! ¡Apártate!— alegó Jake.
—¿Ahora si me notan?— preguntó resentido.
—¿Estuviste aquí todo este tiempo?— Heeseung frunció el ceño molesto.
—¿Les traje de cenar y así me pagan?
—¡Comida!— Ni-ki se reincorporó rápidamente y tomó el control de la televisión para ponerle pausa a la película. —Eres el mejor padre del mundo, ¿sabías?
—También el más ignorado.
Jake rió. —Lo lamentamos, ¿sí?. Es solo que nos metimos mucho en la película...
—No si eso sí lo noté.— respondió malhumorado. Jake suspiró. Era cómo un niño pequeño y resentido.
—Hyung, ven.— estiró sus brazos para invitarlo a un abrazo, el cuál Heeseung tuvo que hacer un gran esfuerzo por rechazar. —Dije que vinieras.
Heeseung bufó pero se acercó a la orilla de la cama, claramente aún estando lejos de los brazos de Jake. Ni-ki no lo soportó más y jaló a su padre con fuerza para hacer que cayera sobre Jake. Una sonrisa pícara se formó en su rostro.
Jake no se lo esperó, por lo que el golpe que recibió dolió un poquito, pero se aseguró de darle un pequeño abrazo al mayor cómo disculpa por ignorarle hace un rato, y este... estaba a punto de morir.
Ni-ki también se unió al abrazo rodeando la cintura de su padre de lado, quedando los tres en una posición muy extraña e incómoda pero con un sentimiento agradable y familiar palpitando en sus corazones. Riendo bajito y disfrutando del momento cómo si fueran los únicos existentes en el mundo.
Se mantuvieron en esa posición durante algunos minutos, hasta que Jake se quejó de dolor por el peso que cargaba y le pidió al mayor que se apartara, quién acató la orden haciéndose a un lado pero sin dejar de abrazar al australiano.
Ni-ki ahora abrazaba la cintura de Jake, cerrando sus ojos y soltando un bostezo ante el cansancio, uno que contagió también a su padre.
—Buenas noches, mami.— dijeron ambos Lee al mismo tiempo.
Jake sonrió. Esto se sentía tan bien.
Hyerin terminó de empacar sus cosas, notando cómo su ahora ex-esposo ya había hecho lo mismo antes. Le indicó a uno de sus trabajadores cuáles cajas debía llevar con sumo cuidado, no queriendo dañar sus preciados perfumes caros.
Salió de su habitación dirigiéndole el camino al trabajador, deteniéndose al notar algo en la habitación de Ni-ki que llamó mucho su atención.
Esto era un cuaderno debajo de su cama, el cuál no habría notado sino fuera porque estaba fuera de la habitación. Se adentró y agachó para tomar el objeto con desinterés y con la intención de arrojarlo a la basura al saber que el menor no volvería a verlo, sin embargo, al abrirlo...
—¿Qué?— preguntó con el ceño fruncido. La primera página contaba claramente el contenido del cuaderno.
"Descubriendo por qué papá y Jake terminaron su relación."
—¿Jake?— preguntó confundida.
Siguió leyendo la primera página, dónde no habían nada más que palabras tachadas. Pasó a la segunda, dónde esta vez leyó algo más claro.
"Jake dijo que papá terminó con él y le dijo que ya no podía seguir a su lado. También le pidió quedarse conmigo y después de eso no se volvieron a ver."
Hyerin entonces lo entendió.
Era por eso que la señora Lee se esmeraba tanto por conseguir una mujer para Heeseung, para cubrir el hecho de que Riki era hijo de un doncel y Heeseung.
Qué maravilloso descubrimiento.
En la tercer página notó algunos nombres sueltos, tales cómo Yeonjun, Sunghoon, Koga, Jeongin. No tenía idea de qué significaban esos nombres, así que pasó a la cuarta página.
"Sunghoon dijo que luego de acompañar a Jake al hospital fue a la casa de papá y lo encontró sangrando. Escuchó pasos y un grito así que salió por la ventana pero nunca le preguntó a papá que había pasado."
¿Quién mierda era Sunghoon? ¿Por qué Heeseung estaba sangrando? ¿Qué diablos era todo esto?
Esa era la última página que Ni-ki había escrito, así que supuso que aún no sabía por qué Heeseung y ese tal Jake se habían separado, pero ahora tenía las cosas claras.
Su ex-esposo era un asqueroso gay que fingía su heterosexualidad frente a las cámaras para ocultar su pasado. La madre de Heeseung odiaba a Riki por ser hijo de un doncel y es por eso que en el pasado se esforzó en conseguir a otro heredero, porque planeaba destruirlo o quitarle todo una vez Heeseung ya no estuviera.
Y lo más importante... si Heeseung había querido poner fin a su matrimonio, era porque había encontrado nuevamente a Jake y quería volver a estar su lado. Era por eso que su madre le había ofrecido la opción de demandarlo, para evitar que lo buscara y fueran felices.
—Esto es... interesante.— sonrió.
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