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#024

⇦ 𝐓𝐇𝐑𝐎𝐖𝐁𝐀𝐂𝐊

—Y... creo que sería una buena idea si la habitación de Ni-ki está a un lado de la nuestra. Puedes llamarme paranoico o lo que quieras pero tengo miedo que algo le pase estando sólo, quiero que duerma con nosotr-... ¿me estás escuchando?

Heeseung asintió viendo directamente al menor. Es cómo si le estuviera prestando atención y a la vez no.

—Claro que te escucho. Sólo dí lo que desees, me encargaré de que la casa lo tenga.— respondió.

Jake lo había citado ese día en su departamento porque quería contarle alguna de sus ideas a Heeseung sobre la casa que planeaban comprar para vivir juntos una vez Riki naciera.

Cómo una familia feliz.

Con la única diferencia de que... últimamente no eran muy felices.

Pero ninguno quería hablar sobre eso.

Jake meses antes se habría sonrojado por la atenta forma de actuar de su novio, siempre pensando en su felicidad antes que la propia. Pero ahora ni siquiera le sonrió, simplemente suspiró y siguió hablando sobre sus planes.

—Sabes cuánto amo las estrellas y todas esas cosas aburridas, así que pensaba pintar la habitación de una color oscuro y pegar algunas luces en forma de estrellas pequeñas en el techo, se vería adorable y seguro a Riki le encantaría...

Heeseung permaneció sin decir nada y simplemente asentía a todo lo que Jake decía. La verdad el nunca ha sido del tipo de remodelar o preocuparse por cosas así, por lo que prefería dejarlo todo en manos de Jake. De todas maneras el estaría bien con todo lo que el menor deseara.

Sin embargo... Jake sentía otra cosa.

Últimamente Heeseung se la pasaba muy en su mundo. Ya no salían cómo antes, ya no tenían citas y aunque la perfecta excusa para esto era que Jake ya contaba con seis meses de embarazo y ahora lo que más deseara era dormir todo el día, una parte de él estaba empezando a creer que Heeseung se estaba viendo con alguien más.

Se la pasaba distraído, se veía cansado y nunca quería hablar de su día. Siempre lograba conseguir que la conversación terminara en Jake o Ni-ki como protagonistas y aunque Jake nunca le preguntó si todo estaba bien, el esperaba que Heeseung fuera quién diera el primer paso.

Un total error.

Es decir, Heeseung siempre fue el atento en la relación. Incluso antes de salir, era Heeseung quien se encargaba de llevar la delantera en la mayoría de las cosas y Jake creía que eso estaba bien, que Heeseung no necesitaba de él. Era el, o mejor dicho ellos, Jake y Ni-ki, quienes necesitaban de papá Heeseung.

Y aunque Jake no se daba cuenta de esto, minimizar los sentimientos de Heeseung era algo en lo que él era experto.

—¿Puedes prestarme atención al menos una vez?— preguntó irritado soltando un golpe sobre la mesa frente a él que descolocó por completo al mayor, quién parpadeó totalmente perdido. —¿Qué te sucede últimamente? ¿Por qué es tan difícil para tí escucharme?

Heeseung no respondió y simplemente se mantuvo con la mirada perdida.

—Solías decir, todo el maldito tiempo, que escucharme era tu pasatiempo favorito. Te la pasabas horas hablando conmigo por teléfono, me oías leerte cualquier libro de la biblioteca, me escuchabas siempre que practicaba una presentación o cuándo ibamos al campo a ver las estrellas. ¿Qué paso? ¿Por qué ya no somos así?

—Jake, sí te estoy escuchando.— por fin respondió. Su tono de voz se mantuvo tranquilo en todo momento a pesar de las alegaciones dadas por el contrario. —Escuché cada cosa que dijiste y me parece perfecto todo lo que tienes planeado para nuestro hogar, sabes que estaré de acuerdo con lo que sea que digas.

—No hablo de ahora, hablo de... estos últimos días. ¿Dónde estuviste ayer? ¿Y antes de ayer? ¿Qué hay de la semana pasada?— sus ojos se cristalizaron al recordar cómo se mantuvo esperando por el mayor en el sillón, con dos tazones de ramen frente a él y con fuertes golpes en su panza recibidos por parte de quién llevaba dentro de sí. —¿Dónde estuviste cada vez que te pedí venir y me cancelaste a último minuto?

Heeseung se acercó más al menor al verlo respirar con dificultad, dando pequeños hipidos porque joder, se estaba aguantando las putas ganas de llorar.

—Lo siento. No puedo... yo... estoy bien, ¿de acuerdo? estoy completamente bien.— dijo contra su cabello dejando un casto beso ahí y rodeando al chico con uno de sus brazos. Acarició suavemente la gran barriguita de Jake sintiendo los dedos del menor sobre los suyos. —Te lo juro, estoy bien.

—¿Y qué hay de mí? ¿Cómo crees que estoy yo?— alejó su cabeza de los labios de Heeseung y lo vió directamente a sus ojos. —¿Crees que estoy bien viendo como mi novio me olvida?

Heeseung negó. —No te estoy olvidando Jake, a ninguno de los dos. Ustedes son mi vida.

—Pues yo no lo siento así.— alejó bruscamente la mano del mayor de su estómago y se levantó de su lugar, tragándose el gemido de dolor que provocó la repentina acción. Se dirigió hasta su habitación con Heeseung persiguiéndole por detrás, tirando la puerta de una portazo frente a su cara y trancándola sin dejarlo pasar.

—Jake.— lo escuchó tocar desesperadamente. —Amor, déjame entrar.— tocó nuevamente. —Jake... hablemos.

Pero Jake fingió no estar ahí. Se apoyó contra la pared y tragó el nudo en su garganta. No iba a llorar por Heeseung, al menos no hoy.

—Bebé, por favor.

Jake nuevamente hizo oídos sordos y cerró sus ojos. Imaginando una escena demasiado trágica para su gusto.

Heeseung, besando a un chica apasionadamente sobre su cama, mientras ignoraba las llamadas de Jake.

Arrugó el entrecejo al imaginar un poco más.

—Príncipe.— llamó nuevamente.

Heeseung bajando el sostén de la chica con sus dientes, dejando un camino de besos humedos sobre su cuello hasta sus rojizos labios.

—Jake, por favor.

« Te amo » susurró contra sus labios.
« ¿Más que a él? » preguntó con una sonrisa.
Heeseung le devolvió la sonrisa y volvió a atacar los labios de la chica.

—Amor, te lo explicaré todo, te contaré todo lo que me pasa... pero por favor abre la puerta.— escuchó lejanamente la voz entrecortada de Heeseung. Cómo si estuviera... ¿llorando?

Pero Jake estaba muy metido en sus pensamientos cómo para pensar detenidamente en lo que dijo.

Una nueva llamada.

« ¿Podrías apagar eso? ¿Quién diablos interrumpe tanto? »
> Heeseung tomó el teléfono a un lado de la cama y leyó el nombre de Jake.
« No es nadie importante, cariño. »
> Terminó la llamada y apagó el celular luego de darle un rápida mirada a su fondo de pantalla, dónde tenía una selca de el mismo besando las mejillas de su amado novio, apenas visible gracias al hoodie que traía puesto.

Jake abrió los ojos al escuchar que Heeseung había parado de insistir. Probablemente aún no se había ido, pero al menos ya no quería entrar. Recordar las imágenes en su cabeza dolía tanto. Eso era lo que el imaginaba, eso era lo que él creía que pasaba con Heeseung y el por qué de su comportamiento extraño en los últimos días.

Por eso no lo quería escuchar, porque no estaba listo para aceptar la realidad.

Su vista se posó a un lado de su escritorio, justo dónde había una maqueta de paletas y cartón que había hecho junto a Heeseung. Esta era una casa con tres muñequitos de lego frente a ella. Obviamente eran ellos dos junto a su hijo.

Y entonces vió cómo una parte de ella se desarmó. Anteriormente había visto cómo se caían las ventanas. Y ahora era el techo quién demolió la casa. Dejando únicamente intactos a los muñecos frente a ella.

Su hogar se estaba rompiendo.

Aún antes de siquiera empezarlo.

—No soy nadie importante.— repitió.

ACTUALIDAD

Jake estaba 100% consciente de lo que estaba haciendo, pero aún así se permitió a sí mismo disfrutar de los labios de Heeseung por última vez.

Porque sí, estaba seguro de que esta sería la última vez que lo haría.

Cuándo ambos se separaron por falta de aire, el menor aprovechó para admirar la mirada de Lee. No quería sonar engreído, pero estaba seguro de que el es la única persona a la que Heeseung veía de esa forma.

—¿Cómo podría olvidarte?— dijo mientras su pecho subía y bajaba. —Cuándo tu fuiste quién me enseñó a amar.

Heeseung le miró perplejo. Sabía que esta no era una confesión de amor, sino de odio. Odio por haberlo abandonado, odio por no cumplir ni una de las promesas que hizo bajo la luz de luna.

—¿Te das cuenta de lo que me hiciste?— preguntó con la voz quebrada. De verdad no quería verse frágil frente a Heeseung, el no merecía verlo de esa forma, pero no puede evitarlo. —¿Te das cuenta de que pudimos acabar de otra forma?

Y Heeseung lo sabe.

Cada día de su vida lo piensa. Cada día recuerda lo feliz que era junto a Jake.

—Nadie más que yo... puede hacerte sentir así. Nadie te conoce tan bien cómo yo, nadie más que yo merece ser tu amado.— alegó con ira. —Soy el único al que debes amar y eso no te debía costar absolutamente nada.

El mayor notó las lágrimas de amargura que estaban bajando por las mejillas de Shim. Otra vez, lo había hecho llorar.

—Porque lo sabía. Sabía que estabas jodidamente enamorado de mí, sabía que te volvía loco y aún no me cabe en la cabeza por qué de un día para otro atravesaste esa maldita puerta y me quitaste todo.

Sin decir más, Jake se dirigió a la cama y se escondió debajo de las sábanas. Quería llorar pacíficamente sin que Heeseung limpiara sus lágrimas. Quería estar sólo. Quería imaginar estar bien.

—Jake...

Heeseung no sabía qué hacer. ¿Cómo arreglar lo que había hecho? No lo sabía. O mejor dicho, si lo sabía y muy bien. No existía una forma de hacerlo.

Intentó levantar la sábana pero el menor intensificó su agarre y no dejó que lo hiciera.

—No sé a qué estamos jugando.— dijo —Pero sólo te pediré una cosa.

> No me hagas más daño del que ya me hiciste.

¿Qué si había podido dormir?

No, para nada.

¿Se imaginó miles de escenarios falsos?

Sí, completamente.

Heeseung había pasado muchísimas noches sin dormir debido a su trabajo, pero esta era la primera vez en la que no había podido pegar un ojo por estar llorando.

Así es, nuestro querido Lee Heeseung lloró por primera vez en... esperen, déjenme contar : uno, dos, tres... casi dieciséis años.

Uff, esos pómulos estaban más secos que los frijolitos que sembré en segundo grado.

Cómo decía, Heeseung lloró en voz baja para no despertar a Jake durante toda la noche. Porque quería abrir la boca para decirle, para contarle todo sin vueltas. Pero lo había mantenido en secreto durante tanto tiempo, que ya no sabía ni cómo decirlo. No sabía ni por donde empezar y peor aún, no sabe si Jake le creerá.

Le dolía ver al menor de esa forma. Aún recuerda las primeras veces que se hablaron, cuándo Jake le ignoraba y rechazaba cualquier intento que tuviera el mayor por acercarse. Pues ahora se encontraban en una situación similar. Jake viendo el paisaje de las calles por la ventana del auto mientras no emitía una sola palabra, cómo lo había hecho desde que despertaron.

Tenía los ojos de color rojizo al igual que la punta de su nariz. Su mirada estaba completamente perdida, y rara vez parpadeaba. Honestamente era preocupante.

Heeseung volteba de vez en cuándo para asegurarse de que seguía respirando, porque no lo podía decir por la forma en que su cuerpo ni siquiera se inmutaba.

El mayor era quién conducía ahora. Le dijo a Jake que el podía hacerlo ahora si no se movía mucho. Aún no le diría la verdad porque si Jake se entera de que todo este tiempo lo estuvo llevando en esa silla por puro capricho, probablemente lo odie más de lo que ya lo hace.

Incapaz de poder mantener su boca cerrada, el mayor fue quién decidió romper el silencio.

—Sirio.

Jake finalmente volteó hacia su lado y le vió con el ceño fruncido. No dijo nada, simplemente mantuvo esa expresión confundida en su rostro.

—Sirio.— repitió.

—¿Qué?— finalmente preguntó, casi inaudible.

—Así se llama la estrella más brillante del cielo nocturno.— respondió y le miró durante cortos segundos antes de dirigir su vista nuevamente al frente. —O al menos eso crees tú.

Porque tú eres quién brilla más que todas ellas.
Tú eres la estrella más brillante.

Jake otra vez no dijo nada y solo se dedicó a verle cómo si estuviera loco.

—Canopus es la segunda.— siguió diciendo. —Aunque es la más brillante de su propia constelación, Carina.

> Pero tu favorita es Vega. Una de las razones es porque fue la primera estrella en ser fotografiada, después del sol claro, y fue en nada más y nada menos que el diecisiete de Julio de mil ochocientos ¿cincuenta?, el mismo día del cumpleaños de tu abuela, obviamente en años diferentes. Fue muy especial para tí y querías recodarla de alguna forma. Vega también te gusta porque, aunque no cuenta con muchos elementos con números atómicos mayor que el del helio o fue reemplazada por polaris como la estrella polar, aún es especial... es incluso más luminosa que el sol.

¿Sería egoísta compararte con Vega?
Aún cuando te reemplacé y te lastimé, sigues siendo especial.

—Nunca te lo dije, pero mi favorita es Adhara. Porque su nombre se deriva de la flor de la pureza.

Porque eres el ser más puro que he conocido.
Incluso después de años, aún sigues siendo el niño más lindo de todos.

Jake cambió su expresión a una sorprendida.

—¿Qué estás diciendo?

—Lo que me enseñaste.— respondió —Te estoy demostrando... que escucharte siempre fue mi pasatiempo favorito.

—¿Lo recuerdas?— preguntó sorprendido.

Heeseung asintió. —Estoy seguro de que hubo más, pero eso es lo que se quedó grabado en mí.

Jake no sabía qué decir.

¿A qué jugaba Heeseung?
¿Por qué guarda cada uno de sus recuerdos juntos?
¿Por qué los conserva cómo si fueran un tesoro que no puede compartir con nadie?

—Ya no me gusta la astronomía.— dijo seriamente. —Al final las estrellas siguen siendo inútiles, porque brillan y se dejan ver cuándo todos están durmiendo.

—No todos.— respondió —Habemos algunos que no podemos dormir.

Lee posó su mirada en el menor.
Aún con ese rastro de lágrimas visibles se seguía viendo hermoso, muy hermoso.

—¿Te imaginas un mundo sin estrellas? ¿Sin la luna? Todo sería aún más oscuro por la noche, y aquellos que no pueden dormir se sentirían cegados por la oscuridad. Sin esperanza, sin luz.

—Pueden simplemente esperar a que sea de día.— dijo y Heeseung rió.

—¿Y si no pueden esperar? ¿Y si se rinden antes de que amanezca?— preguntó suave —¿Y si aún siendo de día se sienten cegados?

Jake supo leer entre líneas. Sabía que le estaba tratando de decir algo, pero aún no era claro lo que era.

« Papá está pidiendo ayuda en silencio. »

—Entonces deben buscar a las estrellas y a la luna.— respondió calmado. —No solamente esperar a que ellas regresen a su lado.

—¿Y crees que tienen alguna oportunidad? ¿Crees... que ellas aún quieran iluminar su noche?

Mi corazón aún te pertenece, Heeseung, pero mi parte consciente me detiene de darte otra oportunidad. Sería injusto para mí.

Jake suspiró. —No hay forma de que lo sepan,... si nunca lo intentan.

Heeseung entonces se sintió seguro de lo que haría.
Eso era lo que necesitaba escuchar.

—Mañana... — le vió directamente. —Cuándo todo esto de encontrar a Riki se acabe, veámonos en Honey Moon.

> Tengo que decirte algo.

Finalmente habían llegado a Busan. O mejor dicho, habían llegado justo al frente de la casa Lee.

—Déjame ayudarte.— dijo Jake bajando del auto para ayudar a Heeseung a pararse, sin embargo este lo hizo con mucha facilidad y sin llevarse complicaciones cómo mareos o algo parecido haciéndole enarcar una ceja. —Espera, ¿tú...

Heeseung sonrió y un inocente hoyuelo apareció en una de sus mejillas. —Sí.

—¡¿Por qué me mentiste?!— alegó.

—¿De qué otra manera podría hacer que me llevaras?— sonrió aún más grande al ver la expresión molesta de Jake.

—You're really something.

Dejando de lado su agradable plática, ambos se dirigieron a la entrada de la casa de Heeseung.

Jake honestamente no podía esperar menos. La casa era increíblemente grande y era mucho más moderna que la casa en Seúl. Era como una caja enorme de color gris de Davy con un hermoso jardín frente a esta, una piscina a un lado y un largo camino hecho de rocas que guiaban lo pasos de ambos hasta la entrada.

Heeseung abrió la puerta con facilidad.

Dios, Riki, si vas a vivir solo al menos asegúrate de trancar las puertas.

Al entrar se encontraron con un increíble desorden. Habían envolturas de frituras por aquí, cajas de pizza por allá, ropa tirada e incluso almohadas hechas literalmente pedazos con algodones tirados por todos lados.

Parecía un gallinero, sin ofender a las gallinas.

—¿Riki?— llamó Jake y no recibió respuesta.

Ambos se dirigieron a la parte alta de la casa dónde buscaron a su hijo en cada una de las habitaciones pero no encontraron a nadie.

Jake se volvió a preocupar, ¿a dónde habrá ido ahora?

—Vamos atrás.— le dijo el mayor y el asintió.

Antes de llegar a la parte trasera de la casa había una gran puerta transparente desplazable como barrera, por lo que gracias a esta el mayor pudo notar algo. Le hizo al menor una seña para que guardara silencio y le siguiera sigilosamente, y Jake le hizo caso aunque no sabía de que se trataba.

Heeseung fue caminando a paso lento mientras vigilaba afuera, abrió la puerta silenciosamente y una vez terminó la acción pegó un grito y saltó cual canguro en dirección a Ni-ki, quien saltaba tranquilamente en su trampolín.

El menor del susto soltó un grito demasiado agudo para el gusto de Jake, consiguiendo que el también gritara y por ende Sunoo y Jungwon igual.

Heeseung no hacía nada más que reír a carcajadas. Sus ojos se cerraron y tiro su cabeza hacia atrás mientras se burlaba de su hijo.

—¡Papá!— gritó Ni-ki mientras se tocaba el corazón exageradamente. —¡Casi me matas!

Heeseung rió más fuerte.

—Espera- ¡¿Papá que haces aquí?!— preguntó sorprendido y luego su mirada cayó en Jake. —Mamá... ¿Q-qué hacen ustedes dos aquí?

—La pregunta, jovencito, debería ser al revés— dijo Heeseung mientras se acercaba a su hijo con los brazos cruzados. —¿Qué haces tú aquí?

—Ahmm... yo...— trató de buscar una excusa pero la mirada interrogante del mayor frente a él le ponía nervioso. —vine a... ¿comprar un chanchito?

Heeseung le miró interesado. —¿Un chanchito dices?

Ni-ki asintió con su cabeza y se giró sobre sus talones. —Mira.— señaló al pequeño cerdito con una correa que Sunoo intentaba esconder detrás de sus piernas.

Heeseung insiste, no se necesita ninguna prueba de ADN para demostrar que Ni-ki era su hijo.

—¡Es tan bonito!— corrió hacia el animal y se agachó para verlo de cerca. —Hola bebito, ¿cómo eres tan precioso? awww me muero de amor.— acarició con su dedo una de sus orejitas y volteó hacia Jake, quién lo veía con una sonrisa enternecida.

Ay... estoy tan enamorado.

Espera- ¿qué?

—Jakey.— le llamó, y Shim juró que los ojos de Heeseung eran literalmente esto "🥺" —Mira, un cerdito.

—Sí hyung, es muy bonito.— sonrió.

—Riki.— el aludido se congeló en su lugar al escuchar el llamado de su padre. —¿Podemos llevarlo? ¿Podemos? Dí que sí.

Jake quería reír ante la imagen frente a él. ¿No se suponía que el padre era Heeseung?

—Claro...— respondió igual de confundido. —¿No estás molesto?

—Oh, estoy muy molesto y tú estás muy castigado, pero el cerdito no tiene la culpa de nada.— dijo mientras se levantaba y lo cargaba entre sus brazos. —Pero Jake será el encargado de retarte, yo quiero consentir a Rogelio.

—¿Rogelio?— preguntaron los cuatro al unísono.

—Sí, así se llama.— señaló con sus labios al cerdito.

Jake rodó sus ojos y negó con su cabeza.

—Ni-ki— el contrario volteó de inmediato pero mantuvo su vista fija en el suelo. Al parecer seguía molesto. —¿Por qué te fuiste así sin decirle nada a nadie?

—Lo siento.— hizo un pequeño puchero inconscientemente, igual a los de su padre. —No volverá a pasar.

—Obviamente no volverá a pasar porque si lo haces de nuevo me encargaré de castigarte despiadadamente, ¿de acuerdo?— Riki asintió.

—¿Eso significa que no estoy castigado?— preguntó levantando su cabeza.

—Oh, claro que lo estás, ya pensaremos en algo.— respondió. —Pusiste en peligro la vida de tus amigos y no sólo eso, su padres deben estar preocupados por ellos o puede que hayan ido hasta a la policía.

Jungwon rió irónicamente ante lo dicho, acto que no pasó desapercibido por parte de Jake.

—Es todo, vamonos.— anunció dándose la vuelta y caminando nuevamente dentro de la casa. Y cómo el hombre menos gobernado que es Heeseung, caminó rápidamente hasta el menor con Rogelio entre sus brazos.

—Vámonos, Indiana Jones y su pandilla.— movió su cabeza hacia un lado indicándole a los adolescentes que lo siguieran.

—Yo me quedaré con Riki un rato.— anunció el mayor al ver a Jake ingresar al auto. Jungwon y Sunoo iban en los asientos traseros. Al ver a Shim enarcar una ceja, decidió ser más claro. —Tenemos cosas que hablar.

—¿Y qué hay del auto? ¿Cómo se irán?

Vió a Heeseung sacar una llave de su bolsillo y luego de tocar un botón, la puerta de su garaje (el cual estaba a un lado de la entrada) se abrió dejando ver un Ford Explorer de color blanco. Jake suspiró. Heeseung y su inigualable humildad.

—Escucha, sé que tienes más experiencia en esto de ser padre, pero asegúrate de castigar a Ni-ki.— dijo. —Nos preocupó mucho, hazlo ver que estuvo mal.

Heeseung sonrió sin mostrar sus dientes y asintió frenéticamente.

—Bien, nos vemos. Avísame cuándo lleguen.— dijo subiendo la ventana del auto.

Heeseung asintió y sacudió una de las patitas del cerdito despidiéndose de Jake, y este... pues casi llora de la ternura.

No eres un adolescente enamoradizo, Shim Jaeyun, contrólate.

Una vez el australiano y ambos amigos de Riki desaparecieron de su vista, el mayor regresó a dónde su hijo estaba y le pasó a Rogelio.

—Vamos.

Entraron al vehículo, dejando al cerdito en el asiento de atrás cómo si fuera un bebé, y se pusieron sus cinturones.

—Papá... ¿no vas a castigarme?

Heeseung rió. —¿Acaso estás desesperado por un castigo?— vió a su hijo negar. —Entonces no lo haré. Hiciste exactamente lo que tanto quise hacer de joven, pero nunca pude. Eres mucho más valiente que yo.

Ni-ki vió a su padre y este le sonrió.

Ver una sonrisa no debería doler tanto.

—Vamos a desayunar y luego iremos a casa. Ya que estamos en Busan deberíamos aprovechar, ¿no?

—¡Oh! ¡Se lo agradecemos mucho! ¡Nuestro Nunu nos ha preocupado tanto estos días!— lloriqueó una mujer mientras abrazaba a su hijo.

Sunoo hizo una expresión de asco que hizo reír a Jake. —Mamá... déjame.

—Muchas gracias, señor Shim.— dijo otra mujer mientras jalaba una mejilla de su hijo.

—¡Ay! S-suéltame, papá.— otra vez se intentó alejar y acarició su mejilla adolorida.

—No es nada, señoritas...

—Chaewon.— dijo la que abrazaba a Sunoo y posteriormente señaló a su pareja. —Y ella es Sakura.

Jake sonrió amablemente. Le resultaba un poco gracioso cómo Ni-ki lo llamaba "mamá" y su amigo llamaba "papá" a una de sus madres. Era tierno.

Luego de que la familia se despidiera del par, Jake y Jungwon se dirigieron al ascensor ya que ambos vivían en el mismo piso. Al abrirse las puertas y salir del lugar, Yang tomó el brazo del mayor para ver a este a los ojos.

—Señor Shim, tengo que contarle algo.— dijo bajito.

Jake le vió con interés. ¿Finalmente Jungwon le contaría lo que pasaba en su casa?

—Pero no me deje en mi casa, por favor.

—¿Quieres pasar a la mía?— el pelimorado asintió. —Bien, pasa.

Ambos entraron al hogar del mayor y este le ofreció asiento a su lado en el sofá. Jake esperó a que Yang empezara a hablar pero este se mantuvo callado durante largos segundos y ni siquiera tuvo el valor suficiente para verle la cara.

—¿Estás bien?— apretó su hombro ligeramente. —Tómate tu tiempo... el que sea necesario.

Jungwon tragó duro y de repente sintió ganas de llorar. No podía hacerlo... todo el valor que había reunido para confesárselo a Jake se había esfumado y el miedo de que su padre atravesara esa puerta para hacerle daño a Shim incrementó.

Quería llorar.

Quería que alguien lo abrazara.

Quería...

No.
No debería ser así.

No debería querer a Ni-ki en este momento.

No debería depender tanto de él.

Jake al ver al menor de esa forma no se le ocurrió mejor idea de que dejarlo descansar. Tal vez lo que quería decirle era algo grande. Tal vez lo que quería decirle era algo con lo que ha lidiado durante mucho tiempo. Tal vez lo que quería decirle no puede simplemente... decirlo.

Y ha visto esta escena antes.

"Estoy bien, ¿de acuerdo? estoy completamente bien. Te lo juro, estoy bien."

¿Por qué esto le recordaba tanto a ese día?

¿Al día dónde creyó que Heeseung no lo escuchaba?

Será qué... ¿Heeseung también quería decirle algo?

¿Será qué era él quién realmente debía escucharlo?

—Jungwon, debes descansar.— acarició su espalda. —Vamos a la habitación de Ni-ki y descansa todo lo que necesites. Ya habrá tiempo para encontrar una solución.— sonrió reconfortantemente y Jungwon se abalanzó sobre él para un abrazo que el mayor no dudó en corresponder.

Jungwon comenzó a llorar.

Porque era demasiado joven para pasar por esto.

Porque ya no soportaba vivir en ese infierno.

Porque... lo único que quería era ser feliz.

Quería ser libre.

Y Heeseung también deseó lo mismo.

Pero lamentablemente, a diferencia de Jungwon, no tuvo la oportunidad de tener a Jake consolándole.

🌷; Rogelio debut

muchas gracias por leer <3 espero que ya se hagan una idea de lo que pasaba con hee y el por qué de su decisión :(

necesito a alguien con quién hablar de las estrellas sin que piense que soy una nerd

Rin.

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