#023
—¡Ta-da!
Yang y Kim elevaron la vista y Ni-ki juró ver cómo sus mandíbulas casi tocaban el suelo.
—Wow... tú familia si que caga dinero.— dijo Sunoo mientras admiraba el lugar con asombro. El menor los había llevado a su casa en Busan, la cuál no usaban mucho.
—Es increíble...— Jungwon también quedó asombrado. Ni-ki simplemente se encogió de hombros y les indicó que se adentraran más.
—Papá también tiene un bar aquí y por eso hizo esta casa. Viaja muy seguido.— comentó.
Los tres chicos subieron a las habitaciones, pero Lee les había propuesto dormir en un solo cuarto para hacer más desmadre y permanecer juntos, por lo que terminaron aceptando.
—Estoy cansado.— dijo Sunoo mientras se lanzaba a la cama.
—Yo también.— Ni-ki quiso imitar su acción pero el borde de la cama era demasiado suave para su gusto y terminó cayendo de espalda en el piso.
—Auch.
Sunoo y Jungwon rieron fuerte.
—No dejaste ni la columna.— dijo Kim entre carcajadas.
Los tres chicos volvieron a reír mientras Ni-ki intentaba recuperarse levantándose del suelo.
—Iré a tomar una ducha.— avisó Yang. —¿Tienes una toalla?
—Claro.— Ni-ki sonrió y buscó alguna en el armario pero no logró encontrar nada. —Iré a ver si hay en las otras habitaciones, no tardo.
Jungwon asintió y entró al baño. Al girar lo primero que logró ver fue su reflejo en el gran espejo. Tenía la piel de su cara roja debido a las palmadas que había recibido, además de una expresión triste y lastimera.
Se sentía tan patético.
Levantó su playera y la lanzó al suelo. Iba a seguir desvistiéndose hasta que la puerta fue abierta abruptamente sacándole un grito de pánico.
—¡Lo siento! ¡Lo siento!— se disculpaba Ni-ki, sin embargo en ningún momento se movió de ahí. —Toma.— le pasó la toalla.
—Gracias.— agradeció con un leve sonrojo.
Ambos estuvieron así durante largos segundos dónde Jungwon no quería levantar la vista porque se avergonzaría más. Ni-ki parecía no querer moverse de ahí.
—¿Qué?— preguntó. —¿Qué pasa?
Ni-ki no respondió y simplemente alejó la toalla que cubría el torso del mayor para ver con más atención las marcas y moretones que habían sobre este. Jungwon tenía hematomas por todos lados, de un color morado fuerte y algunos cortes que posiblemente se debían a las patadas que recibía en su estómago.
Ni-ki vió todo con atención y sintió su corazón doler. ¿Por qué las personas buenas tenían que sufrir tanto?
—¿Cómo es posible...— empezó diciendo. —...que te sigas viendo hermoso aún con todas estas cicatrices?
Y posteriormente las mejillas de ambos chicos se tornaron de un rojo vivo. Tonto Ni-ki, ¿por qué tenía que decir todo lo que pensaba?
Al menos en algo se parece a Jake.
—Ammm...— Jungwon no sabía que responder y presenció como el menor salía torpemente del baño hecho un manojo de nervios. —¿Okay...?
Habían pasado dos días desde "la pelea" y Jake no había visto ni un rastro de su hijo en todo ese tiempo.
Era Miércoles, y se suponía que esa semana Ni-ki debía vivir con él, pero la puerta nunca se abrió dejando ver a un Lee emocionado cómo solía aparecer siempre que llegaba a su casa.
Había ido a buscar al menor a la casa de Heeseung pero Yunjin le había dicho que este no se encontraba ahí porque fue un campamento de basketball. A Jake le pareció muy extraño, porque para empezar, Ni-ki nunca se iría de esa forma sabiendo que dejó a su padre en el hospital. Además, Ni-ki tampoco sería capaz de posponer una semana a su lado por otra cosa.
Tenía el presentimiento de que algo andaba mal, así que fue al único lugar dónde encontraría la respuesta, aunque la persona fuera más que conocida por ocultar cosas.
—¿Aún sigue Heeseung aquí?— preguntó juntando sus manos y mordiendo su labio con nerviosismo.
Los guardaespaldas (quienes ni parecían que fueran eso debido a su ropa demasiado casual) se miraron entre ellos y luego uno alzó su mano hacia Jake haciendo una seña para detenerle el paso.
—¿Tu nombre?
—Jaeyun.— respondió —Lee Jaeyun...
Se sentía muy extraño diciéndolo, pero le gustaba como sonaba.
—Lo siento.— dijo uno de los guardias —Pero no puedes pasar.
Ambos se hicieron a un lado y dejaron mostrar un cartel pegado en la puerta de la sala de Heeseung que decía "No Lee Jaeyuns allowed."
Pinche Yeonjun.
Jake estaba seguro de que él lo hizo.
Jake se odiaba.
¿Por qué tuvo que decir que era Lee?
—P-pero yo... necesito hablar algo urgente con Heeseung.— pidió. —Porfavor.
—No.— respondieron firmemente.
Jake suspiró. —Bien... al menos... ¿podrían decirle que Song Kang no puede esperar?
Los contrarios le vieron confundido. —¿Song Kang?
—Sí, está abajo y quiere verlo, pero si no me dejan entrar no puedo decirle.— dijo con sus dotes de actuación que no sabía que tenía.
Los guardias se vieron nuevamente entre ellos y luego dirigieron su vista a Jake.
—Iré a decirle a Song Kang que lo espere, pero él se quedará en caso de que sea una farsa.— entrecerró los ojos y fue casi corriendo a la salida.
Jake sonrió, la carta de Song Kang siempre funcionaba.
Regresó su vista al frente y notó la mirada del segundo guardia.
—Taylor Swift también está allá.— y notó como el contrario lo dejaba solo en el lugar.
Jake río nuevamente y entró a la sala sin más. Se encontró con un Heeseung en bata de hospital, viendo aburrido la televisión frente a el, con un tazón de ramen vacío a un lado suyo. Al ver a Jake entrar se reincorporó casi de inmediato en su lugar y se aclaró la garganta.
—¿Qué haces aquí?
—Es Ni-ki.— notificó sin vueltas. —No sé dónde está.
Vió a Heeseung fruncir el ceño.
—Se supone que debía quedarse conmigo esta semana, pero nunca llegó y lo busqué en tu casa, en su escuela... dijeron que ha faltado todos estos días ¡Y fuí hasta Honey Moon y no estaba!
—¿No está en casa?— preguntó confundido.
—¡No!— respondió. —Ya lleva... días sin aparecer y estoy muy asustado.
Heeseung logró percibir la desesperación en su voz. Ya no se trataba de quién era el responsable de Riki esta semana, ahora ambos estaban igual de preocupados por su hijo.
Heeseung empezó a salir de la cama sin aún tocar el suelo con sus pies y Shim le vió con sorpresa.
—¿Q-qué haces?
—Me ofendería mucho...— empezó diciendo. —... si creyeras que me quedaré en cama todo el día cuándo nuestro hijo está perdido.
Jake sonrió pequeño.
—¿Estás bien con caminar?— preguntó preocupado. No tenía ni idea de cómo tratar la epilepsia, no lo juzguen.
Pero Hee era demasiado listo, así que se dejó caer en la cama y fingió dolor cerrando sus ojos.
—Ah... no. ¿No tienes problemas con eso?
Y Jake le creyó totalmente.
—¿Estás bien?— se acercó más a el, tocando suavemente sus hombros. —¿Puedes salir así?
Heeseung asintió. —Hay una forma...
—Me puedes explicar...— se puso de cuclillas y suspiró cansado. —¿Cómo se supone que suba esto aquí?— señaló la silla de ruedas en la que Heeseung estaba sentado y luego el auto del mayor.
Heeseung se encogió de hombros.
—Debes cargarme.
Jake frunció el ceño. —¡No haré eso!
—Bien... solo ayúdame a levantarme y yo haré el resto.
—¿Puedes conducir así?— cuestionó. —Es peligroso.
—¿Quieres hacerlo tú?
Jake no supo que responder. No tenía auto pero sabía conducir, pero tampoco contaba con una licencia por lo que sería todo un problema si la policía los encuentra.
—Estoy seguro de que lo harás bien.— dijo Heeseung al notar la duda en la expresión de Jake.
Movió las ruedas de su silla y se dirigió al asiento de copiloto, donde Jake abrió la puerta y lo ayudó a ponerse de pie para posteriormente empujarlo sobre el asiento. Dobló la silla y la guardó en el baúl del auto. Finalmente se subió en el asiento de conductor notando la mirada de Heeseung sobre él.
—¿Vas a quedarte así?— preguntó señalando su ropa de hospital. Heeseung le miró serio.
—Yeonjun me dejó ropa para cuándo me fuera de aquí.— levantó una bolsa de compras del suelo y la puso sobre sus piernas bajo la intensa mirada de Jake, quien se sorprendió al notar que Lee había comenzado a desabotonarse.
—¡Ya! ¡No hagas eso aquí!— volteó hacia otro lado.
—Las ventanas están polarizadas.— respondió simple mientras bajaba la bata por su cuerpo. Jake quiso contenerse, pero volvió a ver durante unos segundos con curiosidad y logró ver el pecho desnudo de Heeseung y su bóxer negro.
Heeseung rió pero no dijo nada. Siguió vistiéndose incómodamente en su lugar y al terminar le avisó al menor que ya podía verlo.
Shim examinó al outfit de Heeseung. Tenía una camisa azul cielo de botones debajo de un top beige de lana, unos pantalones negros y un par de converse del mismo color. Jake sintió un extraño sentimiento de tranquilidad al verlo así. Había olvidado cómo Heeseung se veía sin trajes de oficina. Había olvidado lo mucho que amaba la ropa cómoda.
—¿Vas a seguir viéndome o vamos a buscar a nuestro hijo?— preguntó Heeseung con una sonrisa.
—No te estaba viendo.— negó. —Recordé que dejé la estufa prendida.
Heeseung rió. —Entonces vamos a apagarla.
Jake negó. —Mejor vamos a buscar a Ni-ki. ¿Tienes alguna idea de dónde podría estar además de los lugares que ya te mencioné?
El mayor lo pensó un poco. —Puede que creas que no le doy mucha atención a Riki, pero sé a dónde va cuándo se escapa sin que "nadie se entere"— hizo comillas con sus dedos.
Jake frunció el ceño. —¿A dónde?
—A las rampas.— respondió —Le gusta mucho el skate. Yeonjun le regaló una patineta en su cumpleaños trece y cree que no me he dado cuenta.
—Sabes más de él de lo que el cree.— dijo el menor y Heeseung hizo algo cercano a una sonrisa. —Bien, iremos a la pista que queda cerca de su escuela.
Heeseung asintió y finalmente emprendieron su viaje. Jake empezó conduciendo lento debido a los nervios pero el mayor le daba confianza indicándole lo que debía hacer hasta que se acostumbró. El mayor encendió la radio para llenar el silencio y lo dejó a un volumen regular para no distraer a Jake. Moonlight de Ariana Grande estaba sonando.
—Ni-ki se molestó conmigo.— confesó Jake al llegar a un semáforo en rojo.
—¿Por qué?
—Porque sabe que me metí con Hyunjun.— respondió y sintió la mirada de Heeseung sobre el. —No había pensado en cómo le afectaría eso a él.
Heeseung se mantuvo en silencio unos segundos, hssta que el semáforo regresó a verde y Jake siguió avanzando.
—Cuándo te dije que no podías estar con el porque no quería, tampoco pensé en cómo te afectaría.— contestó y Jake le dió una mirada rápida. —Pero tú puedes salir con quién quieras. Ese no debería ser mi asunto.
—Pero al final tenías razón, no siento nada por él.— dijo y aún sin ver sabía que Heeseung estaba sonriendo. —Lo que quiero decir es que quizás por mi culpa él se escapó.
—No fue tu culpa.— se apresuró a decir. —No pienses en eso ahora. Lo único importante ahora es Riki y en que debemos encontrarlo.
—¿Pero y sí no?— su tono esta vez fue más frágil. —¿Y si no lo encontramos? — preguntó —Es más, ¿y si no se escapó y alguien le hizo algo?
Heeseung también había pensado en eso, pero se negaba a dejarse llevar por su mente y pensar lo peor. Y aunque el tampoco podía asegurar que su hijo se encontraba bien, ahora tenía que ser el soporte de Jake.
—El está bien.— puso una mano sobre su hombro y le dió un ligero apretón. —Tú confía. Nuestro hijo es igual de fuerte que tú.
Jake se sintió un poco calmado. Las suaves palabras de Heeseung y la calma de su voz al hablar fueron suficientes para no desesperarse todavía. Dejó salir un suspiro y siguió con la vista en el camino.
—¿Lo viste después de que pelearon?
Jake negó. —Se fué de mi casa y nunca más volvió.
Creí que había regresado a tu casa, así que el Lunes y Martes fuí y pregunté por el pero Yunjin dijo que fue a un campamento de basketball. ¿No te parece extraño?
Heeseung no sabía en cuál de todas las cosas concentrarse. —Espera... ¿conoces a Yunjin?
—¿En serio te preocupas sólo por eso?
—Lo siento, pero no creí que la conocieras.— dijo — El campamento de basketball es falso.
Jake suspiró. —Adivinaré, ¿así que es como le llamas cuándo va a vivir conmigo?— preguntó y rodó sus ojos al ver al mayor sonreír culpable.
—¿No te dijo algo sobre a dónde iba a ir o cómo se sentía cuándo salió de tu casa?
—No. Sólo dijo que no se metería más en nuestros asuntos y se fué.
Heeseung arrugó el entrecejo. —¿Nuestros asuntos?
—Sí... ya sabes. Tu matrimonio y mi fallida vida amorosa.
Lee suspiró. —Nunca la agradó Hyerin.
Jake quiso rodar sus ojos. ¿A quién le agrada esa mujer?
—Tampoco Hyunjun, pero creo que es sólo porque le molesta vernos con alguien más que no seamos... nosotros.— dijo y se removió incómodo en su asiento.
Heeseung rió. —Le gusta salirse con la suya y cuándo las cosas no son cómo el quiere se enoja y hace rabietas. Es un pésimo perdedor.
—Igual que su padre.
—¿Song Kang?
Jake vió al mayor como si acabara de decir la mayor locura del mundo. ¿Cómo sabía él que Song Kang era papá oso?
—Olvídalo.— dijo riendo.
—CHICA, ¿QUÉ DICEEES?
—SAOKO, PAPI, SAOKO
—CUANDO PONES PERLAS EN EL COLLAR DE VIVIENNE, ES DIFERENTE YA NO SON PERLAS
—CUANDO LOS CUBITOS DE HIELO YA NO ES AGUA, AHORA ES HIELO SE CONGELA
—CUANDO ES DE NOCHE EN EL CIELO Y SE VUELVE DE DÍA, YA TO' ESO SE CAMBIÓOO
—CUANDO EL CABALLO ENTRA A TROYA TU TE CONFÍAS Y ARDIÓOO
—YO SOY MUY MÍA, YO ME TRANSFORMO
—UNA MARISOPA, YO ME TRANSFORMO
—¿Marisopa?— preguntó indignado Ni-ki mientras le ponía pausa al Youtube. —¡Si no sabes hablar no cantes!
—¡Se me trabó la lengua!— se quejó Sunoo mientras reía por la reacción de Ni-ki.
—Otra vez, desde el principio chicas.
Quiso reanudar la reproducción pero un olor inundó sus fosas nasales.
—¡¿Fuego?!— preguntó exaltado y bajó las escaleras con Sunoo persiguiéndole por detrás.
Al llegar a la cocina se encontró con la imagen de un Yang Jungwon viendo fijamente al microondas.
—¡JUNGWON!— gritó Sunoo asustado, tosiendo cuándo el humo llegó a sus pulmones. —¡¿QUÉ PASA?!
El nombrado volteó hacia ellos y mostró lo que parecía ser un pizza, con la diferencia de que esta estaba 99.99% negra.
—¡¿QUÉ DIABLOS ES ESO?!
—¡LA PIZZA QUE DIJERON QUE CALENTARA!
—¿CUÁNTO TIEMPO LE PUSISTE?— preguntó el mayor.
—¡DOS MINUTOS!
—¡NO EXISTE UNA MALDITA FORMA EN QUE ESO HAYA QUEDADO ASÍ EN DOS MINUTOS!
—¡PUES VE Y PREGÚNTALE AL DEL SUPERMERCADO POR QUÉ HACEN LAS PIZZAS TAN EVAPORADAS!
—¡QUÉ BUENA IDEA! ¡LO LLAMARÉ Y LE DIRÉ "HOLA, MI MEJOR AMIGO ES UN PENDEJO Y CONVIRTIÓ TU PIZZA EN UN MALDITO PEDAZO DE MIERDA"!
—Awww, ¿soy tu mejor amigo, Sunoo-ssi?— el pelimorado tocó su pecho exageradamente.
—¡ESTOY PENSANDO EN QUITARTE ESE PRIVILEGIO!
Yang puso una expresión ofendida. —¡PUES VETE CON EL ESTÚPIDO PIZZERO Y SUS ESTÚPIDAS PIZZAS QUE NO AGUANTAN NI UN SEGUNDO DE CALOR!
—¿AH SÍ? ¿POR QUÉ NO TOMAS A TU PIZZA CARBONIZADA DE LA MANO Y SE VAN AL CARAJO AMBOS?
—¡¿PUEDEN DEJAR DE PELEAR Y SACAR EL HUMO?!— les interrumpió Ni-ki.
—¡¿Y POR QUÉ NO LO HACES TÚ?!— dijeron al unísono.
—¡SOY EL MENOR!
—¡Y SUNOO ES EL MAYOR!— dijo Jungwon.
—¡PERO TÚ ERES EL LÍDER!
—¡¿DESDE CUÁNDO SOY LÍDER?!
—¡DESDE QUE QUEMASTE NUESTRO ÚNICO ALMUERZO!
—¡BASTA!— gritó Ni-ki para posteriormente comenzar a toser. —Hagámoslo juntos.
Y así fue como comenzaron a abrir todas las puertas y ventanas de la casa del menor para dejar que el humo saliera. Sunoo tomó una bandeja y la sacudió para disiparlo con el aire mientras que Jungwon se deshacía de la pizza en el triturador de residuos.
Pobres criaturas.
Ni-ki revisó que nada estuviera mal con el microondas, y al verlo con atención se dió cuenta de algo.
Se carcajeó fuerte llamando la atención de sus amigos.
—¿Qué?
—Jungwonie, ¿de casualidad pusiste 20:00 minutos en lugar de 2:00?
Se rió más fuerte y Jungwon se sonrojó avergonzado. A veces la vida no es como uno lo espera.
—¡Oye! ¿Eres estúpido?— rió Sunoo. Segundos después se encontraban los tres agarrándose la panza mientras lloraban de la risa.
—Legendario.
—Pobre de mi bebé, la debe estar pasando mal.— se lamentó Jake mientras recordaba la pelea con su hijo.
—Jake... ya te dije que el está bien.— le tranquilizó el mayor acariciando la parte trasera de su cuello.
—¿Cómo puedes saberlo?— preguntó. Las pistas estaban cada vez más cerca pero Jake sentía que su hijo no estaba ahí y ya había comenzado a desesperarse nuevamente.
—Porque es Lee-Shim Riki.— respondió y Jake sintió un escalofrío. —Es a quién tuviste aquí.— posó su mano sobre el vientre del menor durante unos cortos segundos y este se sonrojó a más no poder. —Sí en algo me ganabas, era en ser valiente.
—Sabes que no es cierto, me asustaba por todo.— el contrario rió.
—Lo sé, pero quería hacerte sentir mejor.
—Sigue intentando.
Jake no iba admitirlo, pero si había funcionado. Logró calmar sus nervios una vez más y rió al recordar las miles de veces que se asustó de joven ei incluso ahora.
Heeseung amaba ver y escuchar a Jake reír. Su sonrisa era demasiado preciosa.
Finalmente llegaron a las pistas de skateboard de la ciudad. Lograron ver a un reducido número de chicos practicándo skate y a algunos sentados en las rampas mientras apoyaban al resto.
—¿Cómo vas a bajar?— preguntó el menor. Heeseung estuvo a punto de hacerlo hasta que recordó su mentira.
—Amm... no lo sé. ¿Y si vas a buscarlo tú? Te espero aquí.
—Bueno.— dijo el menor bajando del auto. —No tardo.
Heeseung asintió y vió a Jake irse. Sacó su celular y marcó el número de Nicholas.
—¿Señor?
—Nicholas, vigila las cámaras de mi casa y dile a Jihoon que vigile las de Honey Moon. Si ven a Riki no duden en avisarme.
—Sí, señor. ¿Algo más?
—Eso sería todo, gracias.
—Hola, niños.— saludó Jake a unos adolescentes que estaban descansando en las rampas, quienes le miraron con el ceño fruncido y notable incomodidad.
—¿Qué quiere?— preguntó una chica con un tono molesto.
Pinche niña miada.
—Oh, pues... ¿ustedes vienen seguido aquí?— sonrió incómodo.
—¿Usted que cree?— respondió esta vez un chico con piercings mientras volteaba su patineta con el pie en un movimiento rápido.
—Bien, cómo sea, solamente quiero saber si conocen a Lee Riki. Suele venir seguido.— dijo un poco irritado del comportamiento de los menores.
Entonces notó como los contrarios hicieron muecas de asco y otros hasta rieron irónicamente.
—No ha aparecido aquí en días. Y más le vale a ese pendejo porque le volaremos los dientes.— dijo un chico bajito y rechonchito. A Jake le hubiera causado ternura si no fuera porque acababa de insultar a su hijo.
—¿Disculpa?
—Viene de una familia rica y viene aquí como si fuera un marginado, humillándonos cuándo dice cosas cómo "yo invito las bebidas" "¿no tienes para comprar tus cuadernos? déjame hacerlo por tí" "tu patineta se ve vieja, si quieres vamos a comprar una nueva".— comentó otro.
Jake bufó en su mente.
¿En serio se quejaban de eso?
—Venimos aquí porque además de gustarnos el skateboarding también queremos despejar nuestra mente— dijo un chico peligris totalmente serio, los demás asintieron dándole la razón. —Mi mamá es una solterona alcohólica y me insulta cada que me ve. ¿Pero tiene idea de cuáles son sus problemas?— preguntó refiriéndose a Ni-ki. —"Papá olvidó pagarme mi mesada"— imitó su voz. Los demás soltaron bufidos molestos.
Vaya... no tenía idea de que su hijo tuviera tantos haters.
La envidia sí que puede llegar lejos.
—No sé para qué seguía viniendo a este lugar si solo iba a presumir su dinero. Debería ir con los chicos de su clase.
Jake solo pudo suspirar pesadamente.
No tenía sentido pelear con niños ignorantes y drogadictos.
—No se preocupen, no dejaré que vuelva a este lugar.— dijo seriamente. —Disculpen las molestias.— y sin más se alejó de ellos.
Estuvo a punto de regresar por dónde entró hasta que una chica llamó su atención.
—Señor.— le llamó. Jake volteó hacia ella y le sonrió bonito. Era muy tierna. —Escuché su conversación, lo lamento. Pero... hace un rato me pareció ver a Ni-ki.
Los ojos de Jake se iluminaron con esperanza. —¿De verdad, linda?— la chica asintió. —¿Dónde?
—En el supermercado, en la parte de afuera.— respondió —Hacía dibujos de las personas para ganar dinero.
Jake frunció el ceño confundido, pero de igual manera agradeció.
—Muchas gracias, bonita.— hizo una reverencia y la contraria sonrió.
—De nada, señor...
—Jake.— completó.
—Yo me llamo Rei, y soy amiga de Ni-ki.— dijo. —Lo he extrañdo estos días. Hace mucho que no viene.
Jake rió nervioso. —Le diré que se vean nuevamente. No creo que venga de nuevo.
Rei puso una expresión triste. La verdad si había visto cómo los demás trataban a Ni-ki sólo por su estatus social.
—Taehyun y sus amigos siempre dicen cosas de Ni-ki, pero él no es como creen. Tiene un gran corazón.
—¿Taehyun?— preguntó confundido.
—El chico peligris.
—Ahh... no te preocupes por eso. Gracias de nuevo, Rei.— hizo una nueva reverencia y salió del lugar.
Entró al auto y dejó salir un suspiro.
—¿Nada?— preguntó el mayor.
—No quiero que Riki vuelva a este lugar.— dijo demandante.
—¿Pasa algo?
Jake vió a Heeseung. —Conocemos tan poco de nuestro hijo.— dijo con una expresión triste.
Heeseung no sabía que decir, porque hello? la culpa le pertenece totalmente. Ya se hacía una idea de lo que había pasado en ese lugar.
Llevó su mano hasta la de Jake, la cual estaba sobre su pantorrilla y la entrelazó aunque ambas palmas veían al mismo lado. Luego sonrió de lado consiguiendo la misma acción como respuesta por parte del contrario.
Ahora se dirigían al supermercado y Jake se preguntaba por qué Ni-ki de repente dibujaba a personas para ganar dinero. Con la información dada por Rei ahora podía estar más tranquilo porque sabía que no se trataba de un secuestro, y lo más probable es que el menor se había escapado por impulso y ahora quería conseguir dinero para tener dónde vivir.
Jake iba tan concentrado en sus propios pensamientos que no notó cuándo un hombre quiso cruzar la calle aún cuando el semáforo estaba en verde, consiguiendo que estuviera a punto de atropellarle si no fuera porque pisó el freno a tiempo.
—¡No sabes conducir o qué, imbecil!— gritó el hombre. —¡Tienes suerte de qué no morí! ¡No podrías pagar mi muerte!
Jake ignoró los comentarios del señor y estuvo a punto de acelerar nuevamente hasta que escuchó la voz de Heeseung.
—¡Qué no se te vuelva a ocurrir hablarle así nuevamente porque te arranco los dientes! ¡¿Me escuchaste?!— gritó ganándose la mirada sorprendida del contrario. —¡Tienes suerte de que sigas vivo porque te habría lanzado a los antílopes para que se coman tu cuerpo porque esa es la despedida que una basura como tú merece!
—Hee...— le llamó el menor.
—Avanza.— dijo y Jake le hizo caso. El mayor sacó su mano por la ventana y le mostró el dedo de en medio al hombre que dejaban atrás.
—Wow, eso fue... intenso.
—Te llamó imbecil, debiste matarlo.— Jake rodó los ojos ante la exageración del mayor. De todas maneras se agradece que lo defendiera.
Una vez llegaron a su destino, Jake estacionó el auto y suspiró, porque sabía que un nuevo dolor de cabeza vendría.
—Esta vez iremos los dos.— dijo el mayor y bingo, era justo lo que Jake predecía.
—¿Pretendes que busquemos a Riki mientras te empujo en esa silla de ruedas?— preguntó incrédulo y el contrario asintió. Soltó una risa. —De verdad...
Ayudó al mayor a sentarse en la silla y lo empujó por todo el estacionamiento bajo las curiosas miradas de las personas que pasaban. Jake recordó que Rei le dijo que vió a Ni-ki afuera del lugar, así que se dirigió a la entrada dónde encontró a unas personas sentadas en banquitos dibujando unos bocetos a lápiz. Sin embargo, no vió a su hijo por ningún lado.
—Disculpen... ¿está aquí Lee Riki?— preguntó a una mujer. Ella le vió con curiosidad y luego negó.
—No sé de quién habla...
—Un chico alto.— empezó describiendo. —Tiene ojos pequeños, cabello negro y labios como los de un patito.— Heeseung sonrió al escuchar lo último. —Se ve como una persona seria pero es un amor.
La mujer intercambió miradas con el hombre a su lado y luego volteó nuevamente hacia Jake.
—Creo que ya sé de quién habla, y sí trabaja con nosotros pero en este momento está almorzando.— señaló la entrada. —Pueden encontrarlo en los restaurantes de adentro.
Jake agradeció y empujó nuevamente la silla dónde calaba al mayor. Se dirigió al área de comida y buscó a su hijo con la mirada.
—No sé por qué siento que Ni-ki no está aquí.— dijo mientras veía a su al rededor.
—Instinto maternal.— respondió Heeseung y se ganó un golpe en la espalda.
Entraron a un restaurante de sándwiches y Jake se sorprendió por la gran cantidad de personas en el lugar, pero al examinar más de cerca logró visualizar a un chico con un hoodie negro sentado solitariamente en unas mesas apartadas. El chico comía tranquilamente y su perfil era idéntico al de su hijo.
Dejando a Heeseung atrás se dirigió rápidamente dónde el chico se encontraba.
—¡Ni-ki!— le llamó, y por el susto el chico volteó haciendo que Jake se sorprendiera por el gran parecido que tenía con su hijo pero definitivamente no era él. —Tú no eres Ni-ki— dijo con el ceño fruncido.
El contrario negó con su cabeza. —Me llamo Jo.
Jake quiso llorar escandalosamente.
¿Dónde carajos estaba su hijo?
—Lo siento.— se disculpó. Dios, qué vergüenza sentía. —¿Y de casualidad tú dibujas con las personas de afuera?— vió al contrario asentir.
Listo, se iba a tirar por la ventana.
—De verdad lo siento.— hizo una cara apenada y el chico sonrió avergonzado.
Regresó dónde Heeseung quién lo veía ofendido por dejarlo tirado.
—¿No era el verdad?
—No.— respondió y dejó salir un lamento.
Salieron del restaurante y pasaron por los pasillos para salir del lugar, o al menos era así hasta que el mayor notó algo.
Un grito ahogado salió de sus labios y Jake le vió esperanzado.
—¿Qué? ¿Viste a Riki?
Heeseung negó y señaló a un estante dónde Jake no vió nada más que golosinas.
—Son mis favoritas.— dijo ilusionado y Jake rodó sus ojos.
—Vamos.— intentó empujar la silla pero el contrario no se lo permitió al sostener las ruedas.
Negó con su cabeza mientras hacía un puchero como un niño pequeño. —No puedo resistirme a esto.
Jake suspiró y se puso más cerca del pasillo para que Heeseung tomara las golosinas que quería. El mayor las tomó emocionado y sonrió grande.
—Ahora sí, vamos.— nuevamente quiso mover la silla pero otra vez Heeseung gritó de forma extraña. —Hyung, no.
—Hace mucho que no pruebo uno de esos.— Jake rodó sus ojos nuevamente y empujó la silla más cerca.
—Rápido, tenemos que seguir buscando.— otro grito ahogado fue su respuesta. —Lee Heeseung, ya basta.
—¡Es Ramen, Jake! ¡Ramen!
—¿Y qué?— preguntó con el entrecejo fruncido.
—Nuestra debilidad.— habló haciendo pucheros cómo normalmente lo hacía. —No puedo resistirme...
Jake suspiró pesadamente y llevó al mayor a la estantería de los ramen dónde lo vió tomar seis platos y cuatro bolsas poniéndolo todo sobre sus piernas hasta que tuvo que sostenerlo con su barbilla para que no se cayera nada.
—Ahora sí, vamos.
El mayor iba más que feliz. Llevaba sus golosinas favoritas y a Jake calándolo por detrás. El mejor día si quitaba el hecho de que su hijo seguía extraviado.
Llegaron a la caja dónde la cajera pasó todas las golosinas de Lee por el escáner. Al terminar anunció el precio y Jake volteó hacia Heeseung, quién le vió con ojos inocentes de bambi.
—No tengo dinero.— dijo.
—Lee Heeseung, eres un maldito CEO, paga.
—¡Lo juro! Mi billetera está en el traje que Yeonjun se llevó a casa.
Jake frotó sus manos sobre su rostro. Sacó su billetera y le pasó a la mujer su tarjeta de crédito y su identificación. Le regaló una mirada asesina a Lee.
—En el auto hablaremos.
Heeseung bajó la vista asustado. Luego de pagar, Jake le puso la bolsa de compras sobre sus piernas y empujó nuevamente la silla para salir del lugar.
Al llegar al auto lo ayudó a subirse y dejó en el baúl la silla para posteriormente tomar asiento a su lado, todo en completo silencio. Heeseung se tensó.
—¿No vas a hablarme?
—Eres mi jefe, deberías ser tú quién me pague no quién me robe.— dijo encarándole.
—¡Ya te dije que no traía dinero!— lloriqueó. —Te pagaré todo una vez encontremos a Riki.
—¡Vaya! ¡Por un momento creí que te habías olvidado de nuestro hijo!— dijo sarcásticamente y cruzó sus brazos sobre su pecho con el ceño fruncido.
Heeseung permaneció en silencio durante unos segundos antes de hablar. —Lo siento. No debí pedirte esas cosas.— dijo con (más) pucheros. —Perdón por hacerte comprar golosinas.
—¿Y quién dijo que no quería comprarte golosinas?— dijo aún molesto.
Heeseung enarcó una ceja confundido.
¿Por qué se contradecía tanto?
—Pero...
—Cómo sea, ¿a dónde vamos ahora?— suspiró con la mirada perdida. —Confundimos a Riki con ese chico Jo y ahora no tenemos ni puta idea de dónde está nuestro hijo.— posó su frente sobre el volante y suspiró de nueva cuenta.
—¿Ya almorzaste?— preguntó tranquilo el mayor haciendo que Shim le diera una mirada asesina.
—¡¿En serio sólo te preocupas por comer?!
—Qué pasa sí encontramos a Riki y quieres abrazarlo pero cuándo estás a punto de hacerlo puf!... te desmayas porque llevas ese estómago tuyo vacío.— trató de hacerlo razonar.
Jake lo pensó un poco.
Sí... la verdad es que no había comido.
Dios, eran unos padres terribles.
—¿Su orden, señor?— preguntó el mesero.
Jake leía con atención el menú. Obviamente Heeseung lo iba a llevar a un lugar de ramen.
—Deberías probar el tsukemen de este lugar.— susurró el mayor contra su oído. Jake se removió nervioso.
—Dos ¿...tsukemen? porfavor... y dos coca-colas.— pidió.
—Yo quiero sprite.— le interrumpió el mayor.
Jake le vió serio y luego sonrió amablemente hacia el mesero. —Una sprite y una coca-cola, porfavor.
El mesero asintió y abandonó la mesa.
Jake se dejó caer sobre la mesa y cerró sus ojos. Heeseung al notar esto subió su mano hasta la altura de su cabeza y acarició su platinado cabello, consiguiendo que el contrario abriera los ojos de golpe.
—¿Qué?
—También te pagaré esto después.— sonrió.
—Más te vale que esa transferencia contenga muchos ceros.
—¿Transferencia?— preguntó. —No pensaba pagarte de esa forma.— sonrió en grande.
Jake se dejó llevar por su imaginación y le brindó un nuevo golpe al mayor en la pierna.
—Tú y tus cochinadas.— negó con su cabeza y volvió a cerrar sus ojos.
—Pensaba pagarte con un cheque, pero oh, Jakey, ¿qué tiene esa cabecita tuya?— rió y con su dedo índice presionó sobre su sien.
Jake hizo un amague de morder el dedo de Lee y este lo alejó con rapidez.
—Una vez perrito, siempre perrito.— susurró con una sonrisa.
—Perdimos casi seis horas comiendo y ahora oscureció. ¿Tienes algo que decir al respecto?
—El ramen estuvo muy bueno.— respondió.
Ambos se encontraban en el auto sin saber a dónde ir ahora. Jake estaba empezando a desesperarse nuevamente y el hecho de ver a Heeseung tan relajado cómo si estuvieran de vacaciones le molestaba tanto.
—¡¿Puedes ser serio sobre esto al menos una vez?! ¡Riki sigue perdido!
Heeseung se hizo pequeño en su lugar.
—¡No hemos hecho nada más que perder el maldito tiempo! ¡No hay rastro de él y-y podría estar muriendo de hambre, de miedo!—una lágrima bajó por su mejilla. —No quiero ir a la policía... no quiero admitir que es un secuestro...
—Jaeyun...
—¿Cómo puedes estar tan calmado al imaginártelo así?
—No estoy calmado. Estoy igual de preocupado que tú.— vió al contrario reír irónicamente. —¡No miento!
—No has hecho más que comer y gastar mi dinero.
—Bien, ¿dónde planeas buscar a Riki a estas horas?— preguntó.
—¡No lo sé!— lloriqueó. —No es cómo si tuvieras una segunda casa, ¿verdad?— rió.
Heeseung se quedó callado.
—¿Verdad?
El mayor hizo de su boca una "O" y luego sacó su celular. Jake siguió todos sus movimientos.
—Hee-
Lee le hizo una señal para que guardara silencio, buscó el contacto de alguien y puso el altavoz para que ambos escucharan.
—¿Señor?
—Nicholas, accede a las cámaras de mi casa en Busan.— dijo y Jake le vió con reproche. Heeseung le sonrió inocente y formuló un "lo siento".
—Listo, señor.
—Bien... ¿ves a alguien ahí?
Nicholas se quedó callado durante unos segundos y luego afirmó. —Sí, creo que es Riki.— dijo y Jake sintió el alma regresarle al cuerpo. —Pero no está sólo.
Jake y Heeseung se vieron confundidos.
—¿Cómo dices?
—Sí, no está sólo. Hay dos personas acompañándole y están... ¿teniendo una pelea de almohadas?
—¿Qué?— dijeron al unísono.
—Está bien. Gracias Nicho.
Colgó la llamada y vió hacia la dirección de Jake, quién le veía con el ceño más que fruncido.
—Pudiste haber hecho eso hace cómo diez horas.
—No tenía idea de que iría tan lejos.— admitió. —Bien, ¿iremos o no?
—¿De noche? ¿En auto?
—¿Tenemos otra opción? No viajaré en tren.
—Más te vale incluir la gasolina en el cheque.— dijo antes de suspirar.
Luego del incidente con la pizza los chicos habían decidido dormir afuera debido a que el humo aún no se disipaba y según el líder del grupo, esto podía llegar a ser peligroso para ellos a la hora de dormir.
Ni-ki había ido a la piscina de su casa y disfrutaba del agua solitariamente mientras los contrarios lo veían de lejos.
—Yang.— le llamó Sunoo y Jungwon volteó hacia él. —Le gustas a Ni-ki.— dijo aún viendo al frente.
El corazón de Jungwon dió un brinco, consiguiendo que casi se atorara con su propia saliva.
—N-no... no es cierto.
Sunoo rió. —Y a tí te gusta él.— esta vez lo vió. —Se les nota demasiado.
Jungwon se sonrojó. ¿Eso era verdad?
—Ni-ki es muy cuidadoso contigo.— siguió diciendo el mayor. —Y tú le tienes mucha paciencia. Se ven lindos juntos.
Jungwon negó. —No. No es así. A Ni-ki le gustan las personas lindas. Se vería mejor contigo.
Sunoo rió nuevamente. —Ni-ki no tiene un tipo ideal, ¿de dónde sacaste eso?— preguntó. —Y si lo tuviera... créeme que serías tú.
Jungwon se quedó callado.
—A mí nunca me vió como algo más que un mejor amigo, hubo un tiempo dónde ni siquiera era eso.— se sinceró. —Creí que era porque era incapaz de sentir esas emociones, o que era muy joven para hacerlo... pero luego apareciste tú e hiciste de ese chico despreocupado un tonto que escupe unicornios.
—¿De verdad?— preguntó confundido. —Nunca lo he visto así...
—Claro que no, eso sería muy tonto de su parte. Lo que trato de decir es que... he pensado en dar un paso atrás, ¿entiendes?— Jungwon negó haciendo que Kim suspire. —Ya no quiero... ser el que sobra aquí, porque claramente Ni-ki no me ve cómo a tí. Pero tampoco quiero perder su amistad, me he... divertido tanto con ustedes estos días que quiero que las cosas se mantengan así. Y ver como ustedes se regalan miraditas no me duele tanto como pensé que lo haría. Tal vez porque ya no siento lo mismo por Ni-ki como antes.
Yang escuchó todo con atención y no pudo evitar sentirse mal. ¿Por qué debería ser él quien le guste a Ni-ki cuándo literalmente tiene a Sunoo a su lado?
—Y me cansé ya de... sentir esto. Quiero liberarme, ¿entiendes?. Quiero dejarlo atrás sin necesidad de acabar con nuestra amistad.— dijo. —Ya no quiero que me guste Ni-ki.
Jungwon asintió entendiendo. No diría nada sobre eso porque tal vez lo que Sunoo quería no era que alguien que lo aconsejara, sino más bien a alguien que lo escuchara.
—Yo también la estoy pasando bien.— dijo después de unos minutos en silencio. —A veces me he olvidado de mis padres.
Kim rió. —Sí... yo también. Y creo que Ni-ki más.
—Jake y Heeseung son buenas personas.— dijo Jungwon. —Solamente necesitan ser entendidos y escuchados. El problema es que los tres son algo orgullosos.
—¿Algo?— ambos rieron. —¿Crees que deberíamos ayudarlo? Me refiero... con el plan de volverlos a juntar.
Jungwon negó.
—Si ambos aún se aman... no hay forma de que no vuelvan a estar juntos.
—Lee Heeseung te odio demasiado.
—¿Gracias?— dijo ofendido el mayor.
—¡Esta habitación sólo tiene una cama!
—¡Dijiste que escogiera la habitación que quisiera!
—¡Sólo tiene una cama!— repitió.
Esto era lo que había pasado.
Horas atrás...
—Este maldito tráfico me volverá loco.— dijo a punto de perder el control.
—Son las diez de la noche, Jake. Deberíamos quedarnos aquí.
Y Jake le vió cómo si tuviera dos cabezas.
—¡Estamos cerca de llegar!
—Eeeh, no. Estamos en Daegu, y sí normalmente estaríamos cerca de Busan si no fuera por la estampida de autos en la que estamos metidos.— Jake suspiró porque sabía que era cierto.
—Avancemos un poco más y busquemos un hotel, y sí, antes que preguntes, me encargaré de agregarlo en tu cheque.
—Más te vale.— suspiró. —¿Esta es nuestra canción acaso?— preguntó con el ceño fruncido.
Heeseung no sabía a los que se refería hasta que escuchó la melodía que salía de la radio y la reconoció como la primera que escucharon en el auto hace unas horas.
Moonlight.
—Yo creo que sí.
꒦꒷꒦꒦꒷꒦꒷
—Buenas noches, ¿aún quedan habitaciones disponibles?— preguntó Shim con una sonrisa.
La mujer asintió. —¿Buscan habitación para dos?
—Eeeh-
—Sí.— respondió el mayor y la contraria asintió.
—Hee, iré al baño.— anunció el menor. —Consigue la habitación que gustes.— le dejó su tarjeta y su identificación, a la vez que salía corriendo a los baños del lugar.
Al ver que Jake no estaba cerca se levantó de su silla y le ofreció las tarjetas a la señorita.
—Asegúrese de que el cuarto tenga solo una cama.— dijo y la contraria rió asintiendo.
Al terminar de pagar dobló la silla y salió corriendo hasta la habitación 179, dónde ahora mismo el menor le reclamaba por la habitación que había pagado.
—Sólo será una noche, además, nadie dijo que te haría algo.— intentó hacerlo razonar pero el contrario le vió como si quisiera descuartizarlo.
—¡Pero será tan raro!— se quejó. —Tú dormirás en la tina.
—No. Tú y yo dormiremos juntos.
—Entonces yo dormiré en la tina.— se dió media vuelta pero el mayor le tomó del brazo y lo jaló hacia él, haciendo que cayera a su lado en la cama.
—Deja de ser tan terco y duerme conmigo hoy. No es cómo si no lo has hecho antes.
Jake odió la forma en que lo dijo, porque Dios, eso fue lo que lo convenció de quedarse.
Minutos después ambos ya se habían quitado sus chaquetas (en el caso del mayor el top) y su zapatos, quedando en ropa cómoda para dormir una vez se habían recostado nuevamente uno al lado del otro.
Jake puso una almohada como barrera entre ambos sacándole una risa a Lee.
—¿No confías en tu autocontrol?
—Cállate.
Subió la manta hasta su pecho y se aseguró de que el menor estuviera arropado. Al hacerlo notó que este ya había cerrado sus ojos. Pobre, debe estar muy cansado.
—¿Hay un balcón aquí?— preguntó Heeseung al ver a su lado y percatarse de eso.
Jake asintió. —¿Por qué? ¿Quieres tirarte?
—Ja ja. No, solo quiero ver las estrellas.— dijo. —¿Quieres?
Jake bostezó. —No.
—Entonces vamos.
Sin decir más se levantó de la cama y jaló al menor para sacarlo de esta. Jake lloriqueó como un niño pequeño y Heeseung lo tomó de la cintura para llevarlo al balcón y que no escapara.
—Mira la luna, brilla mucho hoy.— dijo apreciándola con sus grandes ojos. Jake permaneció con el ceño fruncido.
—No me importa.
—Mira las estrellas, hoy hay más de lo normal.
—No me importa.
—Oh, vamos.— Pasó brazo sobre sus hombros y lo atrajo un poco a él. —Solía gustarte mucho el cielo nocturno.
—Sí, antes de que me abandonaras e hicieras que cada vez que lo viera pensara en tí.— dijo.
Heeseung se mantuvo en silencio unos segundos y luego cerró las cortinas impidiéndole a Jake seguir viendo el cielo, justo cuándo había empezado a apreciarlo.
Pasó una mano sobre la parte trasera de su cuello y lo acercó a él. Al sentir al contrario tensarse posó su mano libre sobre su cintura y lo apretó fuerte para no dejar que se fuera.
—Heese-
—Al menos sé que aún no me olvidas.— dijo en susurros.
Y antes de que Jake pudiera decir algo, los labios contrarios se estamparon contra los suyos.
Jake abrió los ojos sorprendido e intentó alejarse pero el agarre de Lee era fuerte y seguro, transmitiéndole la idea de que no importa cuánto se esforzara, ahora nunca lo dejará ir.
Y aún sabiendo lo mal que estaba hacerlo, Jake cerró sus ojos y correspondió el beso.
Ladeó su cabeza para sentir más los delgados labios del mayor y pasó sus manos sobre sus hombros, envolviéndolos al rededor de su cuello y atrayéndolo más cerca.
Heeseung no solo besaba a Jake desesperadamente. También lo hacía con amor, con dulzura. Cómo tantas veces ha intentado hacerlo con Hyerin pero nunca ha conseguido. Porque ella no tiene esos gruesos labios que siempre le invitaban a pecar, pero que nunca, en más de diez años, había tenido la oportunidad de probar nuevamente.
Pero eso ya quedó atrás.
Porque si no le había quedado claro antes, ahora podía afirmar que no importa cuántos años pasen o cuántas personas existan en el mundo, sólo Shim Jaeyun tiene el poder de hacer que su corazón se sienta tranquilo y curado con el simple hecho de verlo.
Y sí lo sentía, era mil veces mejor.
Es una lástima que la luna y las estrellas no hayan podido presenciar esto.
Especialmente porque su historia de amor comenzó con ellas de testigos.
🌷; definitivamente el mejor capítulo que he escrito hasta ahora 👊 se volvió mi favorito
saoko OST principal de our baby ni-ki y song kang best personaje secundario
hasta en el fic tenemos a heejake roomates y en la vida real no 🤣
en fin heejake besito, ya puedo morir en paz
Rin.
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