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#022

Ni-ki corrió tan rápido como pudo hacia el apartamento de Jake en cuánto le contaron lo que había pasado con su padre horas atrás.

Tocó desesperadamente la puerta y un Jake con los ojos claramente hinchados lo recibió frente a él. Pero Ni-ki no notó esto y rápidamente tomó el brazo de su mamá para sacarlo de casa.

—¡E-es papá! ¡Está internado en el hospital! ¡Vamos!— gritó mientras jalaba de el, sin embargo el contrario se mantuvo quieto en su lugar por lo que Riki lo soltó y lo vió con una ceja alzada.

—Yo... fui a verlo ayer.— respondió. —Estaba con el cuándo pasó.

—¿Qué?— arrugó el entrecejo. —¿Qué pasó? ¿Cómo es que... el terminó así?

—No lo sé... ¿cansancio?— mintió descaradamente. —Tu padre no lleva una buena alimentación...

—Mi padre es una persona fuerte.— respondió con firmeza. —No pudo pasarle eso porque sí.

Jake frotó sus manos sobre su rostro y suspiró. —Bien... no lo... no lo sé. Simplemente pasó.

Ni-ki le vió como si no le creyera y se adentró a la casa del australiano con este siguiéndole por detrás. Ni-ki notó las cartas encima de la mesita de la sala y estiró su brazo para alcanzar una pero Jake lo tomó.

—¿Qué?

—No toques eso.

—¿Por qué? ¿Qué es?— el menor se soltó bruscamente de Jake y con el ceño fruncido tomó otra carta.

—Ni-ki, hazme caso.— Jake se la arrebató.

—¿Por qué no quieres que la vea?

—No es nada... importante.

—¿Qué es?— siguió insistiendo. —¿Si no es nada importante por qué no quieres que lo vea?

—¿Qué ocurre contigo hoy?— el mayor frunció el ceño. —Nunca te has comportado así.

—Tal vez porque nunca me has ocultado algo tan grande como el por qué mi padre terminó en el hospital y por qué no quieres que sepa lo que hay aquí.— señaló la mesa frente a él.

—Como quieras.— suspiró —Ambos peleamos muy fuerte ayer, ¿está bien?. No se que dije mal para que terminara así pero créeme que no fue mi culpa.

—¿De qué pelearon?

—¿Por qué hoy estás más curioso de lo normal?

—¿Por qué hoy evitas mis preguntas más de lo normal?— contraatacó —Solo responde, Jake, sabes que no dejaré de insistir.

—¿Jake? ¿Qué pasó con mamá?— se acercó más al pelinegro y pasó uno de sus brazos por sobre sus hombros pero el contrario no cambió su expresión seria. —Escucha, hay cosas que no puedes saber aunque seas un niño muy curioso y mimado por los dos. No puedes saberlo todo.

—¿Entonces pretendes que viva con la duda por el resto de mi vida?— Jake asintió con algo de duda y Ni-ki rió.

—No lo malinterpretes. Es solo que estás muy joven para entenderlo.

Ni-ki se mantuvo callado durante unos segundos pero volvió a hablar. —¿Son deudas?

Jake carcajeó y negó con su cabeza.

—Mhm, entonces... ¿lo que hay aquí tiene que ver con tú y papá?

Jake esperó unos segundos y asintió con la mirada perdida, no se dió cuenta cuando su hijo tomó otra de las cartas y se levantó para que Jake no lo alcanzara.

—¡Ni-ki!

El menor leyó el contenido y abrió sus ojos en demasía. —Es... papá hizo esto.— dijo seguro —Está hablando de mí.

Jake arrebató la nota y quiso arrancarse los pelos de la frustración. ¿Por qué justo tenía que leer esa?

"Nunca te lo he dicho, Riki, pero eres a quién más amo. Aguantaré por tí."

Ni-ki...

El menor empezó a caminar de un lado a otro pensando en qué podía significar y recordando todas las pistas que tenía hasta ahora.

—¿Dónde encontraste esto?— preguntó.

—En tu casa.— respondió nervioso. —En... algún lugar de tu casa.

—¿Y por qué lo ocultó?— frunció el ceño. Jake alzó los hombros sin saber qué responder. —Papá fue maltratado.— aseguró. Las pruebas eran más que suficientes para confirmar sus sospechas.

Pero Jake rió sin gracia.

—¿Qué te hace creer eso?

Ni-ki le vió ofendido. Estaba empezando a creer que Jake se esforzaba en engañarse a sí mismo para hacerse creer que nada malo pasaba con Heeseung antes.

—¿Tienes idea de por qué papá no fue contigo a la revelación de mi género?— preguntó.

Jake le vió sorprendido. —¿Cómo sabes eso?

—¿Sabes por qué?

El mayor suspiró. —Había dicho algo sobre... un viaje que tenía. No pudo ir por eso.

Pero vió a Ni-ki negar.

—Papá estaba en casa. Sunghoon hyung lo encontró inconsciente.

Jake abrió la boca sorprendido y arrugó su entrecejo. Eso no había pasado.

—¿Quién te mintió?— le cuestionó a su hijo. —El no fue conmigo porque tenía un estúpido viaje familiar y porque al parecer no le importaba si serías niño o niña.

Ni-ki volvió a negar. —¿Quién te mintió a tí?

Jake no pudo responder. Todo este tiempo había creído en otra cosa, así que de ninguna manera se tragaría ese cuento de que Heeseung realmente estuvo en Seúl todo ese tiempo.

—Hablé con Park Sunghoon y el me dijo eso. Dijo que cuándo fue a dejarle mis ecografías lo encontró sangrando y con muchos moretones. En esta carta dijo que aguantará por mí y sin necesidad de leerlas estoy seguro que todas las demás dicen algo igual.— lo enfrentó con un tono serio. —¿Epilepsia? Puedo ser joven pero no tonto. Sé bien que esa enfermedad solo pudo obtenerla de algún suceso traumático de joven, algo como un golpe en el cerebro...

—Ni-ki basta.— pidió el mayor —No todos los trastornos funcionan de esa maner-

—¿Y entonces por qué le pasó cuándo estaba contigo?— cuestionó. —Soobin dijo que lleva padeciéndolo desde que tenía veinte años y que en todo ese tiempo, ayer fue la primera vez que recayó porque estaba con alguien.

Jake seguía en negación.

—¿Acaso estás culpándome?

Ni-ki rió en seco. —¿En serio sólo te preocupas por quién tiene la culpa de todo?— le miró con decepción. —¡Estoy diciéndote todo eso para que veas que algo pasa con papá y que debemos ayudarlo!

—¿Por qué debería hacerlo?— ladeó su cabeza. —Si todo esto pasó es porque él lo quiso así.— dijo firmemente.

—¿Y no has pensado en que tal vez él no lo quiso así?— preguntó. —¿En que tal vez fue obligado por alguien más?

—No era un niño, tenía diecinueve años y la edad suficiente para independizarse e irnos lejos si lo que pasaba era que sus padres me odiaban.

—Suena tan fácil si lo dices así.— dijo con sarcasmo. —¿Pero te imaginas lo que debe ser vivirlo?

—No, porque yo ni aunque me hubieran apuntado con una pistola en la cabeza habría terminado con él.— Ni-ki logró percibir el rencor en su voz. —Yo... jamás me habría alejado de él. Jamás lo habría abandonado.

—Pero eso es lo que hiciste conmigo.

La habitación quedó en un silencio sofocante. Ni-ki no lo había dicho con molestia, más bien se escuchó dolido.

—Nini...

—Papá está pidiendo ayuda en silencio. ¿En serio lo odias tanto que no puedes ni preocuparte un poco por el?— cuestionó, otra vez dolido. —¿No lo amas aunque sea un poco?

—No.— respondió casi de inmediato. —Ya no, Ni-ki, y creí que te lo había dejado claro.

—Papá está pidiendo ayuda en silencio.— repitió.

—¡YO LO ESTUVE HACIENDO HACE AÑOS Y ¿DÓNDE ESTUVO ÉL?!— su voz resonó por todo el lugar. Ni-ki ni siquiera se inmutó.

—Tal vez deberías dejar de concentrarte tanto en tí mismo... y darte cuenta que los demás también tienen algo con lo que lidear.

Jake no podía creer lo que escuchaba.

—¿Ahora él es el padre bueno? ¿Ahora estás de su lado? ¿Ahora me odias?— se acercó más al menor.

—No estoy de lado de nadie. Y no te odio, estoy decepcionado de ambos. Con quién estoy molesto es conmigo mismo. — admitió — Porque estoy haciendo todo lo posible para que vuelvan a estar juntos y aún no llego a nada.

—Escucha, Ni-ki, el mundo real no funciona de esa forma. Esto no es un cuento de hadas o una película de romance y fantasía. Él me hirió. Sus estupidas decisiones de joven me dejaron en un hospital psiquiátrico, con depresión y ansiedad. Me enviaron de vuelta al lugar dónde tampoco era querido y lo quieras o no Heeseung y yo dejamos de amarnos, esa es la realidad.

—¿Y qué hay de mí?— preguntó con la voz quebrada. —¿Alguna vez pensaron en mí? ¿En lo que sentía?

—Al menos yo si lo hice.— respondió seguro —Fue... por eso es que yo cometí la estupidez de dejarte ir, porque creí que vivirías mejor con el.

—Sorpresa, no fue así.— respondió con sarcasmo.

—Ahora lo sé. Tu vida sería diferente si te hubieras quedado conmigo.— pero para su sorpresa el menor negó. —¿Qué?

—Todo habría sido mejor si me hubiera quedado con ambos.

Jake suspiró cansado. —Ya te dije que eso no pudo ser posible. Y no creas que no quisiera saber por qué. Pasé... toda la noche pensando en una razón lógica y leyendo una y otra vez todas esas cartas.— confesó. —Pero nunca llegué a nada y me cansé. Me desperté, regresé y volví a sentarme a pensar en qué diablos significa todo esto.

—¿Regresaste?— Lee frunció el ceño. —¿Dónde estuviste anoche?

Jake apartó la mirada.

—Con... alguien.

—Así que fue el quién te hizo eso.— afirmó señalando las marcas en el cuello de Jake. Este ni siquiera había hecho un esfuerzo en ocultarlas.

Entonces Jake lo entendió.

Por eso Ni-ki estaba tan enojado.

—¿Quién fue?

—Hyunjun.— respondió. Probablemente si le ocultaba otra cosa más a Lee este se aventaría hecho fuego por la ventana.

Los ojos de Riki se expandieron.

—¿¡Mi tío!?— Jake asintió. —¿Por qué el?

—¿Qué tiene de malo?

—¡Es mi maldito tío!— contestó con furia. Jake tuvo que retroceder unos pasos en su lugar. —¿Qué pasaría si te casaras con el? ¿Y si tienen un hijo? ¡Sería mi maldito primo y hermano!— hizo una expresión de asco.

Jake no había pensado en eso.

Es decir, la noche con Hyunjun no significó nada para ambos, sin embargo, en ningún momento pensó en cómo podía afectar a Riki, a su hijo.

Al final tenía razón... ¿alguna vez pensamos en sus sentimientos?

No vamos a tener un hijo... y lo más probable es que no lo vuelva a ver.

—Olvídalo. Has lo que quieras, acuéstate con quien quieras.— honestamente ya no sabía que sentir. —Y papá puede seguir fingiendo amar a Hyerin. Ya no me meteré más en sus asuntos. Estoy cansado de todo esto.

Se giró sobre sus talones y se dirigió a la salida. Jake le llamaba pero Ni-ki nunca volteó.

—¡Riki! ¡No! ¡E-espera!— fue hasta él y le tomó el brazo deteniendo sus movimientos. —No es así...

Ni-ki se safó bruscamente de Jake.

—Bebé, no-

—No soy tu puto bebé.— Jake le vió sorprendido. ¿Este en serio era su hijo? ¿El mismo que entró por esa puerta emocionado porque vivirían juntos? —No vuelvas a llamarme así.

Con una última mirada rencorosa hacia Jake, Ni-ki salió de su casa.

Ni-ki salió casi echando humo por sus oídos. ¿Por qué el destino tenía que ser tan hijo de puta?

Se detuvo a pensar a qué lugar podía ir. Honestamente no quería ir a su casa y tampoco podía visitar a su padre ya que este estaba descansando. Pensó un poco más hasta que recordó que el apartamento de Jungwon quedaba algo cerca.

Caminó por el pasillo con nerviosismo. Nunca había ido a la casa del mayor y últimamente se la pasaba nervioso a su lado. Aún así ignoraba el sentimiento y le seguía hablando como normalmente hacía, esperando que ese "dolor de panza" y "ganas de cagar" que sentía cada vez que lo veía desapareciera de una buena vez.

Ay Ni-ki...

Estuvo a punto de llamar a la puerta cuándo notó que esta estaba levemente abierta, pero no se escuchaba que había alguien dentro, por lo que con algo de duda se adentró al lugar notando que efectivamente no había nadie en la sala. Sin embargo, frunció el ceño al notar el desorden que había en el lugar.

Los muebles estaban patas arriba, habían muchas botellas de soju por el piso y algunas incluso estaban rotas, y a pesar de que los apartamentos (que prácticamente pertenecían a Ni-ki) eran todos iguales y modernos, por alguna razón este se veía aterrador.

—¿Jungwon?— llamó mientras caminaba con algo de temor. Siguió caminando y quedó helado al escuchar un grito.

—¡¿POR QUÉ NO SOLO TE MUERES?!— y luego escuchó algo pesado caer, algo como un librero o una mesa desde la parte superior de la casa.

Sus ojos se abrieron ante la sorpresa, y su corazón latía desenfrenado al imaginar que Yang se encontraba en peligro.

Ni-ki podía ser un niño. Podía ser joven y no entender muchas cosas. También podía ser a veces despistado y demasiado inocente. Pero si hay algo que es digno de admirar de Lee Riki es que nunca sentía miedo.

Es decir... podía llegar a asustarse, pero contaba con una intrepidez increíble.

¿Tiene eso sentido? No lo sé, sigamos.

Ni-ki subió las escaleras con una rapidez impresionante y entró a la habitación de dónde creía que provenía el sonido, notando que cada vez que daba un paso más cerca se escuchaba el desgarrador sonido de una cachetada.

Abrió la puerta y le dolió tanto no sorprenderse por lo que veía, porque después de todo ya lo sospechaba.

Un hombre mayor golpeaba despiadadamente a Jungwon en el rostro mientras lo tenía sostenido del cuello, apretándole la garganta para evitar que respirara.

No lo pensó dos veces y se acercó al par con pasos firmes. Volteó al hombre tomándolo del brazo hecho puño y encarándole con un semblante enfurecido.

—¿QUIÉN PUTAS ERES Y POR QUÉ LE HACES ESTO?— gritó cómo si el mismo Satanás acabara de poseerle. —¡RESPONDE HIJO DE PUTA!

El hombre gritaba desgarradoramente al sentir el esguince de su diestra. Jungwon no hacía nada más que llorar porque nuevamente se sentía avergonzado e inútil.

Ni-ki no esperó más una respuesta y aprisionó al hombre contra la pared, sintiéndose poderoso al notar la gran diferencia de altura.

—En tu jodida vida, nunca más vuelvas a ponerle un dedo encima, ¿oíste?— dijo entre dientes, golpeando la entrepierna contraria con su rodilla. El mayor se quejó nuevamente por el golpe y se agachó para tomar aire.

El menor aprovechó para voltear hacia Yang quién lo veía con los ojos cristalizados. Lee presenció la imagen más rota de Jungwon que alguna vez había visto.

—Jung- — el mayor sollozó más fuerte y permaneció en su lugar. Ni-ki lo abrazó por cortos segundos y tomando su mano, lo sacó de ese infierno.

—¡¿QUIÉN ERES HIJO DE PERRA?!— alcanzaron a escuchar los menores. —¡REGRESA AQUÍ, INSERVIBLE DE MIERDA!

Jungwon apretó su agarre en Ni-ki porque sabía que lo último iba dirigido a el, y tal como se conocieron, ambos escaparon de cualquiera que quisiera hacerle daño a Yang.

—Ni-ki.— le llamó, ahora más calmado, cuándo ya se encontraban caminando por la ciudad aún tomados de las manos. El aludido se detuvo y le vió, esperando a lo que tenía que decir, sin embargo, amargó su expresión al escuchar lo que salió de los labios de Yang.

—Lo siento.

Casi de inmediato Ni-ki negó y atrajo al mayor a un nuevo abrazo, esta vez permitiendo a su corazón no solo dar consuelo, sino también recibirlo.

—Quién se merece una disculpa eres tú.— aseguró. —De este jodido mundo.

Jungwon se restregó contra el cuello del menor, tal como este lo hacía con el cariñosamente y cerró sus ojos imaginando que nadie los veía.

—Gracias.

—No tienes que agradecer. Debí llegar antes... no solo hoy, debí estar para tí antes de que todo comenzara.— dijo contra su oído. —No mereces nada de esto.

—Jake... me ha dicho, tantas veces...— sollozó al recordar lo que tanto le decía su mayor. —... que si... que si...

Ni-ki asintió, indícandole que lo estaba escuchando atentamente.

—Que si alguna vez quisiera contarle lo que me pasa... siempre estará listo para escucharme. ¿Pero cómo puedo hacerlo? Sigo metiéndolos a algo que no debería importarles.

—Te equivocas.— aseguró —Tú nos importas demasiado, y más a mí. Es por eso que estoy aquí.

Jungwon lloró más fuerte.

—Dios... odio tanto llorar... no debería estar llorando...

Ni-ki rió enternecido y acarició la espalda del mayor. Estuvieron así unos segundos más hasta que finalmente se separaron y el menor llevó a Yang a un café cerca. Luego de pedir su orden se sentaron un poco alejados del resto y se encerraron en una burbuja de silencio.

Hasta que Ni-ki la rompió.

—¿Quieres hablar de eso?

Jungwon suspiró y le vió con algo de duda.
—No estoy... seguro...

—Te entiendo.— le dijo suavemente. —Te he estado esperando todo este tiempo, porque no soy ciego y sabía que algo pasaba. Pero eso que ví... no estaba bien, necesitas hacer algo con eso.

—¿Qué podría hacer?— preguntó con la mirada perdida. —¿Con quién podría acusarlo?

—Con la policía.— respondió pero el contrario rió.

—La justicia en Corea es una mierda.

Ni-ki también suspiró. Eso era muy cierto.

—El es mi padre.— comenzó —Y me odia porque soy doncel.

El menor abrió grande sus ojos. Había escuchado a Jake mencionar esa palabra antes. Eran los chicos que podían quedar embarazados y cada vez eran más pocos.

—Dice que en ese caso hubiera preferido tener a una chica de hija, y cree que solo por ser doncel debo... lavar su ropa, cocinarle...— hizo una mueca. —El típico estereotipo que esta sociedad tiene de las mujeres.

Ni-ki sintió tanta impotencia.
En verdad este mundo está tan jodido.

—Me golpea cada que se emborracha, incluso cuándo no lo hace. Ama... golpearme y hacerme pedazos porque así cree que este estupido error se irá de mí... pero no es así, soy de los pocos hombres que pueden embarazarse y eso apesta.

Riki entonces recordó lo que Jake le dijo antes, la primera vez que se conocieron.

"Cuando yo supe que podía embarazarme, de cierta manera me sentí inferior a los demás hombres."

"Muchos ven esto como un error, como una imperfección."

Jungwon veía ese regalo, esa oportunidad cómo un error. Y Ni-ki se encargaría de hacerle ver que no era así.

—Eres perfecto tal y cómo eres, y las personas deberían apreciar eso.— aseguró seriamente tomándole la mano sobre la mesa. Jungwon le vió sorprendido. —No necesitas cambiar nada de tí para complacer a los demás. Eso sí que apesta.

Yang no sabía que decir. Simplemente se mantuvo callado y sonrió casi sin ganas.

—Eres más de lo que cualquiera merece.

—Ni-ki...

—Jungwon.— afirmó más su agarre. —Escapemos juntos.

Jungwon no pensaba que el "escapemos juntos" del menor era completamente en serio. No hasta que Ni-ki lo llevó a su casa por primera vez y le ofreció ropa de su inmenso armario junto a una mochila para que guardara todo lo que necesitaría para "sobrevivir".

—Tienes... un lindo cuarto.— halagó viendo a su al rededor.

—Gracias.— sonrió —A veces se siente muy sólo. Me refiero aquí... en casa. Desearía tener un hermano.— dijo mientras guardaba algunas camisas dentro de su  mochila.

—¿Se lo has dicho a tu padre?— preguntó y el contrario soltó una carcajada.

—No quiero que papá use su pene en alguien que no sea Jake.— Jungwon abrió los ojos de más y golpeó a Riki con una almohada. —¡Era broma!

Ambos rieron y una vez estuvieron listos salieron de la casa del menor. Una vez fuera sacó su celular y se dispuso a llamar a cierta personita.

—¿Sunoo?— habló. Jungwon simuló estar concentrado jugando con una piedra en el suelo en lugar de escuchar su conversación. —¿Estás listo?

—¿Listo para qué?

Ni-ki suspiró. —¿Qué hay con lo de que te avisara cuándo me escapara a Canadá porque vendrías conmigo? ¡Llegó el momento!

Jungwon se congeló. ¡¿Iban para Canadá?!

Ni-ki rió al escuchar la respuesta al otro lado de la línea. —No, tonto, iremos a Busan. Papá tiene una casa allá, recuerda.— Jungwon suspiró aliviado. Ni siquiera era con él la conversación pero equis.

—Bien, te esperaremos en la estación.

¿Esperaremos?

—Sí, estoy con Won.

Jungwon juró que una tripa se explotó dentro de su estómago al escuchar el apodo.

Ya no se sabe si estos niños están enamorados o necesitan desparasitarse.

—Okay, nos vemoooos.

Ni-ki cortó la llamada e hizo un gesto con su cabeza para indicarle a Yang que ya era hora de partir.

—Así que... iremos con Sunoo.

Ni-ki asintió. —A el tampoco le agrada su familia.— ambos rieron.

Los tres chicos ya se encontraban juntos y el de en medio había actuado cómo un líder con ellos a la hora de comprar los boletos del tren porque los demás no sabían ni cómo sacar dinero del banco.

—Estoy tan emocionado.— canturreó el menor dándo saltitos en su asiento. —Estamos en un tren a Busan.

—Ay no digas eso que lloro.— dijo Sunoo cerrando sus ojos para tomar una siesta.

Jungwon se mantuvo en silencio durante todo el viaje, simplemente admirando el paisaje por la ventana a un lado suyo.

Lo que había dicho Ni-ki sobre su "capacidad" rondaba por su cabeza todo el tiempo. Eso no era cierto. Las personas no ven así a los donceles, es hasta un milagro que aún existan personas así en la actualidad y ha visto demasiadas manifestaciones sobre este tipo de personas que luchan por el derecho a igualdad. O por lo menos ser respetados...

Se preguntaba cómo es que Jake puede ser una persona relativamente feliz aún cuando no es como los demás hombres. Se preguntaba si algún día el mismo en el futuro tendría la oportunidad de conocer a su propio Heeseung que lo ame y se emocione ante la idea de poder formar una familia sin tener que recurrir a la adopción.

Eso obviamente no iba a pasar. Porque Jake es simplemente un ser naturalmente hermoso. Es el perfecto balance entre ser adorable y varonil. Su rostro es simplemente perfecto, como una escultura. Tiene un cuerpo de ensueño, brazos pequeños cómo los de una princesa y un abdomen marcado por los ejercicios que acostumbraba a realizar. Las curvas de sus labios formaban un lindo corazón y su sonrisa era simplemente preciosa. Y así cómo Jake, existían cientos de donceles igual de bellos.

Pero hasta un doncel así de perfecto como Jake fue cruelmente abandonado y lastimado por alguien igual de atractivo. Entonces, ¿qué le esperaba a él?

Esto definitivamente no era algo de qué enorgullecerse. Poder cargar un feto en tu barriga no es algo de lo qué sentirse honorable. Esto jamás sería algo bueno para el, porque simplemente es una invitación para que los demás lo pisoteen.

Es por eso que en el futuro planeaba someterse a una operación para dejar de ser doncel. Esperaría a ser mayor de edad para hacerlo... además de recaudar el dinero suficiente, claro.

Al final del día sus padres siempre tuvieron la razón. Si solo iba a servir para dar a luz y satisfacer los extraños fetiches de los hombres cómo una "zorra", lo mejor habría sido nunca haber nacido.

🌷; lo que dijo riki sobre que aún no llega a nada con el plan de hacer que sus papás vuelvan me recuerda a que yo empecé este fic en marzo y aún no hay ningún avance del heejake más que peleas e intentos de hacer el cuchiscuchis 😔

pero les cuento que ya tengo todo planeado en "notas" y según mi agenda (lol) los próximos capítulos por fin harán que la historia avance en un peo de burro.

en otras palabras : se viene lo chido 😹

gracias por leer .
cada voto es un abrazo para won :(

Rin.

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