#016
El lugar se había mantenido en silencio desde que los Lee se sentaron. Ni-ki intercambiaba miradas nerviosas con Jungwon notando como ambos mayores ni siquiera se miraban.
Entonces, así de la nada, Heeseung aclaró su garganta consiguiendo la atención de todos en la mesa.
—Así que tú eres el amigo de Riki, ¿verdad? ¿Cómo te llamas?— preguntó, viendo hacia la dirección de Jungwon.
El mencionado tembló en su lugar. —S-soy Yang Jungwon, señor.— inclinó su cabeza.
El mayor enarcó una ceja. —¿Cómo es que llegaron a conocerse?
Jungwon mordió su labio nervioso y se puso a pensar rápidamente en una buena excusa que podría inventar. Pero entonces se le ocurrió que, si le decía al padre de Riki la verdad sobre como se conocieron, él finalmente podría darse cuenta del tipo de persona que era su hijo.
—Mmm... pues...— rascó su mejilla con una nerviosa sonrisa en su rostro. —Ni-ki me defendió de unos chicos que me golpeaban en la escuela.
Ni-ki abrió los ojos con asombro y pateó al mayor por debajo de la mesa. Eso no tenía que saberlo su padre.
—¡Ajá! ¡Lo sabía! ¿Y aún así trataste de engañarme?— alegó Jake.
Jungwon se dió cuenta de que había cometido un error. Pero lejos de parecer molesto, el mayor de los cuatro le vió con ojos curiosos.
—Espera... ¿así que eres tú a quien mi hijo está cortejando?
Y Ni-ki, quien estaba tomando agua ante tanta tensión, tosió escandalosamente al sentir que el agua se le iba por la nariz.
Jake se levantó para darle palmaditas en la espalda.
—¿Q-qué?— preguntó Jungwon sintiendo sus mejillas enrojecer nuevamente.
—¡Eso no es cierto!— gritó el menor cuando pudo recuperarse. —¿De qué estás hablando...?
Heeseung le vió divertido.
Nadie en la mesa lo había visto con esa expresión antes.
—¿De Won? ¿De "la chica" con la que supuestamente te estás viendo?— hizo comillas con sus dedos. Ni-ki le miró sin entender nada.
—No sé que es lo que dices... ¡p-pero Jungwon y yo solo somos amigos!— se defendió el menor. —¿No es así, Jungwon?
El contrario asintió aún nervioso. Pero Heeseung no cedió, y al contrario, soltó un chasquido con su lengua.
—No trates de engañarme... es más, ya que Jungwon está aquí debería preguntarle directamente a el. — su mirada cayó en el pelimorado nuevamente. —Dime Jungwon, ¿alguna vez le has dicho a Riki que él es tu héroe?
Jungwon estaba a punto de negar, pero entonces recordó la escena que tuvieron en el hospital, cuando Ni-ki estaba destrozado por las mismas palabras de su padre. Jungwon recuerda muy bien lo que dijo.
« Eres mi héroe, Ni-ki. »
Yang parpadeó perplejo. ¿Cómo lo sabía?.
—S-sí...
—Bingo.— el mayor sonrió y tomó un sorbo de su bebida.
Ni-ki entonces se dió cuenta de lo que pasaba.
Todo había sido o bien una muy mala jugada del destino, o quizás se trataba del karma por jugarle una broma a su padre ese día.
Pero aún le costaba creer que, sin darse cuenta, su pequeña mentira se había vuelto realidad.
Una muy loca realidad.
Había salvado a Jungwon de sus abusadores en nada más y nada menos que en los baños de la escuela. Jungwon le había llamdo su héroe y hasta tenía el mismo nombre que había sacado de un tonto libro.
Esto tenía que ser una broma.
Su mirada cayó en Jungwon, quien ya tenía los ojos puestos en el, y al sentir sus mejillas calentarse ambos menores voltearon hacia otro lado al mismo tiempo.
Heeseung veía divertido la escena, y Jake sentía que se estaba perdiendo de algo muy importante.
Pasados los minutos donde se podían escuchar hasta los pasos de las hormigas gracias al abundante silencio en el lugar, los meseros llegaron con la comida y la sirvieron sobre la mesa. Al terminar, se fueron con una leve inclinación de cabeza.
Jake empezó a comer, fingiendo que no sentía la intensa mirada del hombre frente a el, quien lo miraba como si fuera la única persona en la mesa.
Shim enrolló su tenedor en los spaghettis de su plato y los llevó a su boca, sin notar que las mangas de su camisa gris habían sido manchadas por la salsa. Heeseung dejó su comida de lado y tomó la muñeca del menor en un movimiento rápido, sacándole un jadeo ante la repentina acción.
—¿Q-qué haces?— preguntó claramente nervioso, intentando safar su agarre.
Heeseung no respondió y solo se limitó a desabrochar el botón de su manga y remangar esta hasta la altura del codo del australiano. Al terminar, Jake pudo escapar del mayor, pero no por mucho tiempo ya que este tomó su otro brazo y repitió la misma acción.
—Pude haberlo hecho solo.— dijo con un leve sonrojo, fingiendo concentrarse en los fideos nuevamente.
—¿Y por qué no lo hiciste?— respondió simple, sin siquiera dirigile la mirada y llevando un trozo de lasaña a su boca.
Ni-ki reprimió una sonrisa y también se dispuso a disfrutar de su propia comida.
Heeseung puede decir que pasó la cena tranquilamente, sin ningún tipo de inconveniente. El ambiente fue menos incómodo (de su parte) de lo que creyó y eso le hizo pasar una cena normal, de las pocas que había tenido.
Claro que nunca mencionaría que se la había pasado genuinamente nervioso por tener a un hermoso peligris frente a él, comiendo sin cuidado porque realmente estaba disfrutando de la comida italiana.
Tampoco admitiría que se arrepentía de arremangar las mangas contrarias porque tuvo que hacer un gran esfuerzo por no concentrarse en las perfectas y delgadas manos de la persona frente a el, las cuales que eran notablemente marcadas por sus venas.
Oh Dios.
Terminaron de comer en completo silencio y el australiano fue el primer en levantarse de la mesa.
—¿A dónde vas?— preguntó el menor notando como su madre tomaba sus cosas.
—A casa.— respondió simple. Luego levantó su mano llamando la atención del mesero.
—No hace falta que pagues tu comida.— mencionó el Lee mayor sin despegar su vista de la pantalla de su teléfono. —Yo ya lo hice.
Jake le vió con molestia. —¿Por qué hiciste eso? No te lo pedí.
Heeseung suspiró y apagó el aparato. —Entonces puedes pagármelo en la siguiente cena.
Ni-ki gritó internamente.
—¿Q-qué...? ¡N-no habrá siguiente cena!
—Entonces deja de quejarte y acepta la comida gratis.— el mayor no pudo ocultar su sonrisa, por alguna razón encontraba divertido esto.
Jake suspiró. —Bien. Nos vemos.
El australiano salió de la mesa y acarició el cabello de Jungwon para posteriormente dejar un besito en la mejilla de Ni-ki como despedida. Luego su mirada chocó con la de Heeseung e hizo el intento de sonreír y salir de ahí.
Bien, el plan de Ni-ki no había salido tan bien como se lo imaginaba, pero al menos pudo ver algunos momentos "románticos" entre sus padres, y eso para el ya era un win.
La cena había sido muy incómoda para él, ya que gracias a su padre Heeseung ahora no podía ver a Jungwon de la misma forma que antes.
Aún le asombraba el hecho de que Jungwon era la viva imagen de su mentira y de que, por alguna razón, no se había dado cuenta de eso antes.
Ni-ki pensó que al día siguiente de la cena todo seguiría igual que antes. Sin embargo, desde el momento en que Jungwon se le acercó para saludarle como solía hacer, sus pensamientos cambiaron.
—Hey, Ni-ki.
El nombrado cerró abruptamente su casillero y volteó hacia Jungwon con una sonrisa cuadrada demasiado forzada.
—Heeey.— le saludó. —¿Cómo estás? ¿Todo bien?
Jungwon asintió con cierta confusión. —S-sí... hmm oye... ¿podrías ayudarme con algo?
—¡Claro! ¿Qué es?
—¿Recuerdas la maqueta de la señorita Seo? La dejé en la sala de artes pero es muy pesada para mí y siento que si la llevo yo solo podría dañarse y no sabes lo mucho que me costó hacerla.— rió. —¿Crees que puedes ayudarme a levantarla...?
Ni-ki asintió casi al instante. —La necesitas ahora, ¿no?.— Jungwon asintió. —Bien. Quédate aquí, yo la llevaré al salón.
—N-no es necesario... es realmente pesada, es mejor que la llevemos los dos.
—Hey, ¿no confías en mí?— preguntó entrecerrando los ojos con una sonrisa en su rostro. —Te demostraré que tienes frente a tí a la persona más fuerte de esta escuela.
Jungwon soltó una risa y negó con la cabeza. —Está bien. Te veo ahí entonces.
Ni-ki asintió y se dirigió a la sala de artes caminando hacia atrás logrando sacarle una sonrisa a Jungwon.
Estando ya en el lugar logró divisar una gran estructura de madera, cartón y ciertos materiales reciclables sobre una de las mesas del centro. Esta tenía una etiqueta con el nombre de Yang Jungwon y la sección a la que pertenecía. Sin más, Ni-ki la tomó entre sus manos haciéndolo retroceder ante lo pesada que era.
Tenía que admitir que Jungwon tenía razón.
Era mejor idea que ambos la levantaran.
Dió un pequeño saltito en su lugar para levantar el objeto de mejor manera y caminó con dificultad hacia la salida.
Todos en el pasillo se hicieron a un lado para darle mejor pasada y esto Ni-ki lo agradeció mentalmente hasta que casi se tropieza con un boletín que estaba en el suelo.
Se detuvo para patearlo y llamar la atención de la persona que lo dejó caer.
—¡Hey! ¡Se te cayó esto!
Sunoo volteó ante la conocida voz y bajó la mirada notando el boletín que dejó caer. Lo tomó entre sus manos y se lo alcanzó con una mirada seria. Ni-ki aún no podía ver su rostro gracias al tamaño de la estructura frente a el.
—Toma. Es sobre la feria de primavera, puedes quedártelo.
Ni-ki entonces puso el proyecto en el suelo y le vió con curiosidad.
—¿Sunoo?— el mencionado solo se limitó a sonreír escasamente. —Gracias.— dijo tomando lo que le ofrecía el contrario. Sunoo asintió. —¿No necesitas ayuda con eso?
Sunoo, quien cargaba una gran cantidad de papeles en sus brazos, negó con rapidez.
—No... no es mucho, puedo llevarlo solo.
—Déjame ayudarte.— insistió Ni-ki acercándose más al pelirosa.
—Ni-ki, en serio, yo puedo.
Pero Ni-ki ya había tomado la mitad de los papeles y le sonrió con superioridad. Sunoo suspiró y de un segundo a otro el menor ya se encontraba a gran distancia de él.
—¿Qué esperas? Tenemos boletines que entregar.
Sunoo sonrió y negó con su cabeza.
Ni-ki le había contado los últimos sucesos de su vida a Sunoo. Lo había puesto al día sobre su relación actual con sus padres y cómo su plan pasó de ser Descubrir quien es mi verdadera madre a Descubrir por qué mis padres terminaron su relación.
También le pidió disculpas a Sunoo por la forma en qué lo había tratado antes y le mencionó que con el pasar de los días había entendido el punto de vista de Sunoo. El contrario también hizo lo mismo.
—Así que... ese chico es tu nuevo amigo.— dijo Kim mientras caminaban tranquilamente por el patio de la escuela.
Ni-ki asintió. —Se llama Jungwon. Deberían conocerse, siento que se llevarían bien.
—Claro...— intentó sonreír. —¿Puedo preguntar cómo es que se conocieron?
Ni-ki se encogió de hombros. —No lo sé... solo me acerqué a el, hablamos, nos conocimos y me ayudó a encontrar a Jake. Fue espontáneo.— respondió con simpleza.
—Debe ser muy especial para tí entonces.
Ni-ki sonrió y pasó un brazo por sobre sus hombros. —Por supuesto que lo es, así como tú.
Sunoo solo agachó la cabeza y asintió. Ambos chicos siguieron caminando esperando el inicio de sus clases hasta que de repente el más alto paró en seco.
—¡El proyecto de Jungwon!— gritó exaltado. Sunoo le vió confundido.
—¿Qué?
—¡No puede ser! ¡El proyecto de Jungwon! ¡Lo dejé en el pasillo!— y sin más regresó a los adentros de su escuela. Sunoo lo seguía sin entender.
Ni-ki fue hacia el pasillo dónde se chocó con Sunoo y buscó con su mirada algún indicio del trabajo de Yang, sin embargo y para su muy mala suerte, no lo encontró por ningún lado.
Llevó sus manos a su cabeza lamentándose de tal acción tan imprudente. ¿Cómo pudo olvidarse de algo que llevaba en sus mismas manos?
Dobló el pasillo para dirigirse nuevamente a la sala de artes hasta que se encontró con una cabellera morada que parecía perdida.
Ni-ki quiso desaparecer.
—¡Ni-ki! ¿Lo encontras...— el pelirosa que venía corriendo tras el paró su andar al notar al chico de hoyuelos viendo hacia su dirección.
Los tres chicos quedaron en esa posición durante unos largos e infernales segundos. La tensión se sentía en el aire y Ni-ki ya se había cagado.
—Hey, Jungwon... l-lo siento. Fue un accidente ¡lo olvidé sin querer!— empezó a excusarse el menor acercándose al más bajo. Jungwon sonrió sin mostrar sus dientes.
—¿De qué te disculpas? no pasó nada.
—¿Qué?— Lee le vió sin entender.
—Sí... ya entregué el trabajo y la señorita Seo me dió un buen puntaje.
—¿D-de verdad?— asintió. —¡Eso es genial!— puso una mano sobre su hombro y la otra sobre su propio pecho para calmar sus latidos. —No le pasó nada, ¿verdad?.
—Nop. Ni siquiera se nota que lo dejaste tirado.
El menor sonrió apenado. —Lo siento...
—Ya, no te disculpes. Te dije que no pasó nada.
Lee volvió a sonreír y lo abrazó como siempre lo hacía, con la única diferencia de que esta vez ambos sintieron sus corazones latir sin control ante el acto. Incómodamente (y sin muchas ganas de hacerlo, de hecho) Ni-ki se separó del mayor y volteó hacia el pelirosa.
—Sunoo, este es Jungwon, de quién te hablé antes.— Kim se acercó más a ellos y le tendió la mano al de hoyuelos. Jungwon la tomó, recibiendo el saludo sin mucho gusto pero con una sonrisa tímida adornando su rostro. —...Y Jungwon, este es Sunoo, mi mejor amigo.
Y entonces, el pelimorado sintió su corazón romperse por segunda vez en ese día.
Claro que eran mejores amigos incluso antes de que tú llegaras. ¿Qué te hizo creer que algo cambiaría?
—M-mucho gusto.— le sonrió.
—Igualmente.— respondió el mayor, y antes de que pudieran decir algo más, el timbre finalmente sonó dando a conocer el inicio de las clases.
—Dejé mi mochila en el salón de Seo. Dentro los alcanzo.— anunció recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del pelinegro.
Con un malestar en el interior de su estómago y todo su cuerpo, Jungwon se dirigió hacia el exterior de la escuela : específicamente en el lugar dónde se situaban los almacenes de la basura; donde su proyecto anteriormente demolido totalmente por los estudiantes que pasaban sin cuidado por el pasillo descansaba en paz.
🌷; ni-ki la re cagaste
un maratón de OBN pq se viene el cumpleaños de mi varón más personal, gracias por leer <3
Rin.
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