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#013

Jake se encontraba nervioso.

Después de pasar una semana entera junto a Riki, finalmente había llegado el momento de cumplir con su parte del trato. Y es que trabajar para Heeseung no era la cosa más agradable del mundo, según había escuchado, pero aún así deseaba creer que no sería tan malo.

Bajó del auto y admiró las afueras del local que Heeseung le había indicado: Honey Moon.

Jake no sabía por qué tenía que ir hasta ahí para trabajar, pues fácilmente podría hacerlo desde casa, sin embargo, Heeseung insistía en que debía hacerlo en su club más conocido.

Los guardias fácilmente lo reconocieron como el nuevo empleado de Heeseung, por lo que pudo ingresar sin complicaciones. Al entrar, Jake esperaba encontrarse con el típico lugar donde las personas no podían caminar sin chocar con alguien más, olor a sudor y feromonas en todas partes y una increíble calor, sin embargo, grande fue su sorpresa al encontrarse con un lugar totalmente distinto. Es decir, ¿cómo era posible que esto se considerara como un bar?.

El lugar era increíblemente elegante. Luces tenues, una gran pista de baile en el centro con muebles de varias piezas rodeando la plataforma. La supuesta música estruendosa a la que uno estaba acostumbrado era reemplazada por música lenta y sensual, de vez en cuando algo de jazz. La barra se encontraba en el segundo piso, dónde las personas que se sentaban esperando su bebida tendrían una gran vista de quienes bailaban abajo, con trajes formales, por cierto.

La verdad es que no esperaba menos.
Heeseung nunca deja de sorprenderle.

—Llegas tarde.— y hablando del Rey de Roma...

Jaeyun volteó hacia dónde provenía esa voz, encontrandose con la imagen de un Heeseung vistiendo un traje completamente negro, camisa negra debajo y sin corbata, siendo su cadena y su arete con una cruz lo único que sobresalía de su vestimenta.

—Llego a tiempo.— corrigió Jake volteando por completo su cuerpo.

Heeseung metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. —Sígueme.— dijo, sin esperar a Jake.

Ambos adultos llegaron a la parte de arriba del local, muchas de las miradas se posaron en Heeseung a sabiendas de que se trataba de nada más y nada menos que del ardiente dueño de Honey Moon. Jake le siguió de cerca hasta que llegaron a la puerta más lejana de la parte superior, pero demasiado grande para el gusto de Jake. Heeseung abrió la puerta, dejando a Jake pasar primero, para luego cerrarla una vez ambos estuvieron dentro.

—Este lugar es increíble.— dijo sincero Jake.

—Estoy seguro de que Red Moon será mejor.— respondió el mayor antes de suspirar. —Bien, puedes trabajar aquí. Esta será tu oficina.

Los ojos de Jake casi se salen. —¿Qué? ¿Quieres que trabaje en esta enorme oficina?— preguntó incrédulo recorriendo el lugar con la mirada.

Heeseung asintió. —Estoy seguro de que no quieres verme, así que por eso no instalé una en el edificio principal.

Bueno, tiene un punto.

—Puedes empezar hoy, tómate tu tiempo en... eso— señaló los planos que Jake cargaba. —Y puedes irte cuando lo veas conveniente. Solo no me esperes.— Jake asintió ante todo lo que el mayor decía. —Nicho estará afuera, es mi empleado, puedes acudir a él si necesitas algo. Y ya creo que eso sería todo... así que nos vemos, mi número está en esa nota sobre el escritorio.— la señaló con la barbilla y sacudió su mano en forma de despedida. Jake solo medio asintió ante el gesto.

Una vez Lee salió de la oficina, Jake se permitió admirarla por completo. Era increíblemente espaciosa. Tenía un sofá en la entrada, con una televisión colgando y una máquina de palomitas y golosinas a un lado. En el fondo se encontraba el inmenso escritorio con todos los materiales que necesitaría, aún cuando Jake ya había llevado los suyos. Atrás de este había un gran ventanal con buena vista de la ciudad, aunque Jake prefería las cortinas cerradas.

Jake se recostó en el sofá con una sonrisa soltando un suspiro.

—Eres un idiota, Lee Heeseung.

Cuando Heeseung salió de HM no se dirigió hacia su lugar de trabajo, más bien, fue directamente hacia su casa, donde suponía que Riki ya había llegado de la escuela.

Al entrar se encontró con la horrorosa imagen de su madre besándose salvajemente con un tipo que ni siquiera reconocía. A Heeseung ya no le sorprendía, no es como si fuera un mocoso de diez años, sin embargo, si le incomodaba, y mucho. Se aclaró su garganta con la única intención de detenerlos, cosa que consiguió al instante.

—¡Oh, hijo! ¿Qué haces aquí?— preguntó su madre tapándose la parte descubierta de su cuerpo con sus manos.

—Vivo aquí.— respondió simple.

—Hola.— lo saludó el hombre que yacía en el sofá, (quien era menor que Heeseung), sacando consigo un cigarrillo y prendiéndolo con una expresión que irritaba a Heeseung.

—Vine para ver a Riki.— fue lo único que dijo antes de pasar por su lado con un semblante completamente serio.

Subió las escaleras hacia el segundo piso, se posicionó frente a la puerta de la habitación de Ni-ki y tocó dos veces antes de entrar. Al hacerlo, notó como Riki cerró casi de inmediato el cuaderno en el que escribía.

Heeseung enarcó una ceja. —¿Qué hacías?

—Eeeeh... tarea.— respondió el menor. Heeseung frunció el ceño.

—¿Tarea?— Ni-ki asintió. Heeseung solo lo dejó pasar. —Yyyy... ¿qué tal te fue con Jake?—preguntó rascándose incómodamente la cabeza.

Entonces Ni-ki recordó lo que Jake le había dicho.

Y aunque sabe que lo que hizo su padre fue completamente malo y egoísta, una parte de el siente la necesidad de defenderlo, o mejor dicho, de recibir respuestas de su parte.

—Mmm bien.— respondió con simplicidad, pero al ver que su padre no estaba satisfecho con su información, aclaró su garganta. —Es decir... hicimos muchas cosas, jugamos mucho, acampamos, ¡incluso me llevó a pescar!... dijo que la próxima semana iremos a los bolos.

Heeseung se sorprendió. —¿En serio?

—¡Sí! La pasé muy bien.

Heeseung tuvo que hacer un gran esfuerzo por no sonreír y echarse a llorar ahí mismo, fallando un poco en la primera al agachar la cabeza y soltar una pequeña sonrisita.

—Eso es bueno.— dijo, dirigiéndose hacia Ni-ki para acariciar el cabello del menor. Una vez se alejó, Ni-ki le preguntó:

—Papá... ¿tú tenías amigos en la escuela?

Heeseung frunció el ceño. —¿Por qué quieres saber eso?

—Solo es curiosidad.— alzó los hombros. —Ya sabes... como yo no tengo amigos...

—Actúas como si no fueras amigo de ese chico de hoyuelos.— dijo con los brazos cruzados. Ni-ki le vió sorprendido, ¿conoce a Jungwon?

—Sí, bueno... solo quiero saber si tú y Yeonjun hyung fueron siempre... buenos amigos.

Heeseung pensó un poco antes de asentir. —Yeonjun fue mi mejor amigo. También era cercano a Sunghoon, ambos fuimos parte del equipo de basketball pero luego de graduarnos perdimos el contacto.— hizo una pausa.—¿Conoces a Koga? Es policía... y también solía ser mi amigo, es japonés. Ahora que lo pienso tuve muchos amigos en la escuela...— dijo sorprendido de que a su yo joven le gustara tanto socializar.—Hubieron muchos más que ahora no recuerdo.

Ni-ki asintió sorprendido. Esta era información muy importante para su investigación.

Heeseung había pasado el resto de su día en la oficina, acabando con el cansado trabajo que debería dejar a cargo de alguien más, pero si no lo había hecho era porque ya no confiaba en nadie. O al menos eso opinaban las casi treinta personas que despidió luego del incidente con el contador.

Miró su reloj, que marcaba la una con cuarenta y dos de la madrugada. Se preguntaba si Jake estaría durmiendo.

Heeseung tiene serios problemas de insomnio, además de un trabajo que demanda mucho tiempo y, gracias a eso, no dormía más que dos o tres horas. Así que se preguntaba si el australiano también tenía problemas para dormir.

Y, como si lo hubiera invocado, una llamada de parte Jake cayó en su celular, claro que el no lo sabía. —¿Sí?— respondió.

Hyung.— se escuchó la voz del menor al otro lado de la línea.

¿Hyung?

Heeseung no recuerda la última vez que Jake lo llamó así.

—¿Jake? ¿Qué haces despierto?

Hyung.— repitió. —T-tu bebida... ¿cómo era que se llamaba?... ¿Blue flame...? ¿Qué clase de nombre es ese?— rió. —Como sea, es la mejor bebida que he probado. Al principio es algo picoso, pero luego se vuelve adictivo. ¡Hasta brilla! ¿Cómo haces para que se vea en la oscuridad? Wah, de verdad...

¿Jake?— preguntó el mayor. Sin embargo, el menor siguió alardeando de la bebida. —¿Bebiste?

Jake rió. —¡Claro que no! ¿Crees que tengo baja tolerancia? tsk.

Sin embargo, el tono de su voz era claramente diferente al que siempre usaba, sumando el hecho de que Jake nunca lo llamaría estando en sus cinco sentidos.

—¿Dónde estás?

—En Honey... Moon. ¿No es obvio?—Heeseung soltó un jadeo sorprendido.

—Te dije que no me esperaras. Podías irte más temprano.

Lo sé, pero era mi primera vez aquí, ¿creíste que no aprovecharía a probar un trago?

Escuchandote parece que tomaste más de uno.— dijo antes de suspirar. —¿Qué hay de Nicholas? Dile que te lleve a casa.

Nicholas se fue hace horas. Le dije que podía irse en secreto, solo que no te lo dijera.— dijo entre risas. Heeseung apretó la mandíbula molesto.

—Iré a dejarte a casa. No puedes irte solo a estas horas y manejar ebrio.— se paró y alcanzó las llaves de su auto para luego salir en dirección al club.

Okey, Sr. Lee.

Heeseung se dirigió al edificio y entró con la mayor rapidez del mundo. Se aseguraría de matar a Nicholas.

En su mente tenía grabado el simple plan de subir a la oficina de Jake y llevar al menor hasta su dulce morada, sin embargo, no esperó para nada encontrarse a este pegado a un hombre en uno de los muebles que rodeaban la pista, al parecer riendo de cualquier chiste que el contrario había contado.

Y lo peor de todo es que ese hombre no era cualquiera.

—¿Qué haces aquí?— preguntó molesto Heeseung un vez estuvo frente al par. El acompañante de Jake, quien tenía uno de sus brazos rodeando el hombro de este, dejó de reír y levantó la cabeza para encontrarse con el rostro nada contento de Heeseung.

—Hyung, tanto tiempo sin verte.— mencionó con una sonrisa.

—¿Qué haces aquí, Hyunjun?

—¿Qué? ¿Tengo que pedir permiso para venir al club de mi cuñado? ¿Dónde quedó tu amor?— dijo con una sonrisa en sus labios.

—¿Ustedes son cuñados?— preguntó el australiano con sorpresa, sin embargo, en su mirada se notaba lo tomado que se encontraba.

—Sí.— dijo con orgullo Lim. —¿Y ustedes cómo se conocen?

—B-bueno... nosotros...

—Fuimos compañeros de clases.— interrumpió el mayor. Hyunjun asintió sin tomarle mucha importancia.

—Me tengo que ir, mi chofer ya llegó.— dijo Jake riéndose y levantándose de su lugar. —Fue un gusto conocerte, Hyunjun.

El mencionado tomó delicadamente la mano del mayor y depositó un beso en esta. —Igualmente.

Jake se sonrojó claramente con el gesto y sonrió, contagiando al contrario.

Heeseung quería arrancarse los ojos.

Una vez llegó a su lado tomó al menor por la cintura para ayudarlo a caminar, este le dedicó una sonrisa boba haciendo que Heeseung enarcara una ceja.

—¿Qué?

—Olvidé mi teléfono en el escritorio.

Heeseung soltó un suspiro antes de voltear junto al menor y dirigirse a las escaleras que llevaban al segundo piso.

Una vez dentro, Heeseung dejó que Jake recogiera sus cosas mientras el se sentaba en la silla frente al escritorio tratando de recuperar el aliento. Subir las escaleras junto a un muy ebrio Jake era de las cosas más imposibles que había hecho, y no quería imaginar como sería bajarlas con el.

Visualizó al menor y lo siguió con la mirada. Cuando este había terminado de guardar todas sus cosas dentro su bolso, se volteó hacia el mayor y se dirigió a el con pasos lentos. Heeseung no entendió nada hasta que sintió el cuerpo del australiano sobre el suyo.

Jaeyun se había sentado en su regazo.

Heeseung le vió con clara sorpresa. —¿Q-qué haces?— trató de apartar su cuerpo con cuidado, sin embargo, Jake apoyó su cabeza sobre su hombro y lo lo rodeó con sus brazos.

—Tengo sueño.— dijo cerrando sus ojos y aspirando la colonia del mayor. —Eres tan caliente.

Heeseung quería creer que se refería a que era cómodo.

—Jake, de verdad, si mañana recuerdas esto lo vas a odiar mucho, así que levántate.— estaba empezando a entrar en pánico, sin embargo, el menor soltó una risita. —¿Qué?

—Acabo de recordar algo.— dijo volviendo a reír.

—¿Qué cosa?

—Recordé la vez que te pusiste mal el condón.

La sangre subió hasta las mejillas del mayor, poniéndolo rojo de la vergüenza y a la vez, de sorpresa. No podía creer las cosas que Jake era capaz de decir en ese estado.

Jake rió eufóricamente. —Eras tan tierno. Quién diría que gracias a eso Ni-ki está existiendo ahora.

Heeseung no sabía que decir.

—Esa fue la única vez que lo hicimos, y aún así logré quedarme embarazado. Es tan gracioso, ¿no?

No, para Heeseung no era nada gracioso.
No cuando su torpeza de joven había sido una de las mayores vergüenzas que vivió en su vida. Aunque tiene que admitir que escuchar a Jake reír gracias a su "error" es algo que nunca pensó que podía necesitar, sin embargo, agradecía poder escucharlo hacerlo después de tanto tiempo.

—Pero sabes... te odio tanto.— dijo dejando de reír y cambiando su expresión a una más seria. —Me quitaste a lo único que me quedaba y nunca te podré perdonar por eso.

Heeseung sabía que lo merecía, pero aún así dolía tanto escucharlo decirlo el mismo.

—Siempre me pregunté que hice mal... si tal vez no era suficiente para ti, si tal vez no era suficiente para Riki.— se sinceró. —Siempre quise una respuesta, al menos una razón lógica de por qué lo hiciste...— Heeseung no quería escuchar más. —... pero ya no la quiero. Ya no la quiero escuchar.— se pegó más a su cuerpo, rozando su nariz en su cuello. —Ya nada cambiará el hecho de que eres la persona que más odio en este mundo.

Heeseung sintió como su interior quemaba. Su mente le exigía quedarse callado e ignorar, mientras que su corazón le rogaba confesarse. Su garganta comenzó a doler, el nudo era demasiado doloroso. Abrió la boca para decir algo, pero entonces notó que el menor ya había caído dormido.

Lo examinó con la mirada. Sus largas pestañas estaban cerradas, su platinado cabello caía sobre su frente, haciéndole ver extremadamente hermoso ante los ojos de Heeseung. Jake seguía siendo hermoso. Sus labios carnosos estaban levemente abiertos para respirar mejor y Heeseung se permitió fantasear un poco. Su respiración estaba tranquila a pesar de sus duras palabras de hace unos minutos, y su dulce olor se combinó con el del alcohol convirtiéndolo en una mezcla más embriagadora que cualquier bebida en ese bar.

Heeseung pasó su mano por la cintura del menor y la rodeó con su brazo, sorprendiéndose al notar lo pequeña que era. No la recordaba así. Siguió admirándolo con la mirada, sintiéndose cada vez más egoísta al recordar que no debería estar haciendo esto. No debería haber dejado a Jake volver a su vida.

La puerta de la habitación se abrió bruscamente dejando ver a un muy preocupado taiwanes, quien al notar la escena retrocedió tomando la manija de la puerta de nuevo con la intención de cerrarla.

—¡Lo siento, señor!— se disculpó, con muchas dudas en su cabeza.

—Nicholas.— lo llamó Heeseung, con el pánico recorriendo completamente su cuerpo. Esta era la clase de cosas que se suponía que no debían pasar.

Nicholas volvió a ingresar. Luego de cerrar la puerta se paró frente al escritorio con sus manos detrás de la espalda y la cabeza gacha, sabiendo muy bien lo que se vendría.

—¿Que no era tu trabajo cuidar de Jaeyun?

—Si, señor.

—¿Entonces por qué mierda no estabas aquí cuando vine? ¿Y por qué mierda dejaste que se embriagara en su hora de trabajo?

—Lo siento, señor.— hizo una reverencia. —Tuve una emergencia en casa, y tenía que irme cuanto antes. Jaeyun me dijo que lo entendía y podía irme. Dijo que no era necesario comentárselo a usted.

Heeseung rió. —¿Jaeyun es tu jefe o yo?

—Usted, señor.

—Lo soy, y tu deber era notificarme a mí que cosa era tan importante para que dejes tu puesto así.— siguió reprendiendo el mayor. —¿Qué hubiera pasado si Jaeyun se iba después de tomar? ¡Pudo haber tenido un accidente! ¿Y si se hubiera olvidado de que tenía auto? ¿Y si hubiera decidido irse caminando? ¡Alguien pudo robarle o hacerle daño! Pudo haberse extraviado o irse con cualquier persona que se le acercara. Dime Nicholas, ¿¡qué habrías hecho en ese caso?!

Nicholas no sabía que responder. Sabía que había sido muy estúpido al dejar su puesto así como así, pero aún así le sorprendía ver a su jefe de esa forma: genuinamente preocupado por una persona. Nunca lo había escuchado así de exaltado por alguien más, y aunque sabía muy bien que no estaba exagerando, le era inevitable pensar que la persona sobre el regazo de su jefe era alguien muy importante para el.

Entonces Nicholas juntó sus manos en señal de arrepentimiento. —De verdad lo lamento, señor. ¡No volverá a suceder, lo juro! Pero no me despida... Euijoo acaba de dar a luz... y-yo necesito este trabajo. Por favor...

Heeseung suspiró. —Puedes conservar tu trabajo siempre y cuando no digas una sola palabra de lo que sucedió hoy, ¿entendido?— Nicholas asintió reiterada veces. —Nadie tiene que saber algo de todo esto.— giró su cabeza para volver a ver Jake, quien aún dormía plácidamente. —Puedes irte.

—Muchas gracias, en serio.— Nicholas hizo una última reverencia y salió del lugar con prisa.

Heeseung movió cuidadosamente un mechón de cabello que tapaba uno de los ojos de Jake y se dispuso a admirarlo de nuevo durante unos largos minutos antes de dejarlo en su apartamento.

Eres demasiado hermoso, Shim Jaeyun.

🌷; doble actualización como ofrenda de disculpa por mi desaparición 🙇‍♀️

Rin.

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