#012
⇦ 𝐓𝐇𝐑𝐎𝐖𝐁𝐀𝐂𝐊
Jake no podía creer lo que estaba escuchando.
"Démonos un tiempo" es lo que había dicho el pelinegro frente a el. Al parecer esa era la cosa tan "importante" que tenía que decirle.
—¿Qué?— preguntó. Heeseung lo había tomado totalmente desprevenido.
—Lo que escuchaste. Ya no quiero estar contigo.
Jake frunció su ceño. Heeseung nunca bromeaba así.
—Deja de decir estupideces. ¿Crees que me creeré que de un día para otro ya no quieres estar conmigo? Dame aunque sea una razón.— dijo sacado de casillas, sin saber descifrar bien la expresión en el rostro contrario.
Heeseung se quedó callado unos segundos. Sus ojos temblaban y su mandíbula se apretaba.
Volteó hacia otro lado, con los ojos húmedos cuando dijo:
—Ya no me gustas.
El entrecejo de Jake dejó de arrugarse y su expresión molesta cambió drásticamente a una sorprendida, totalmente sorprendida.
Heeseung tragó saliva y su mirada calló en el suelo durante unos segundos antes de encarar nuevamente al otro pelinego. —Ya no me gustas.— repitió, y esas cuatro palabras hicieron eco en la cabeza de Jake, quién se encontraba más que perplejo.
Jake retrocedió un paso y negó con su cabeza soltando una risita. —Estás bromeando.— rió de nuevo. —Esta es una maldita broma, ¿verdad?. Esto... n-no puede ser cierto.
Heeseung negó rápidamente. —Estoy hablando en serio. Tú no estás a mi nivel, nunca lo estuviste y yo ya no quiero fingir amar a alguien... como tú.
Y Jake juró escuchar un "crack" en el interior de su cuerpo, justo donde se ubicaba su corazón.
No, no, no, se negaba a aceptarlo. Esto... no podría ser cierto. Este no era Heeseung. Este no era el chico del que se enamoró, este no era el chico que hace una semana atrás le había dicho que lo amaba, que lo atesoraba, que era lo más importante en su vida... no había una maldita forma que este imbecil frente a él fuera su Heeseung, el Lee Heeseung que conocía.
—¿A alguien como yo? ¿Qué quieres decir con eso?— preguntó, aún negándose a aceptar todo lo que Lee le estaba diciendo.
—No hagas esto más difícil. Ya te dije lo que realmente siento.— dijo serio, y justo después Jaeyun se acercó para golpearlo en el pecho, para patearlo como podía, para arrugar ese estúpido traje de oficina que traía puesto.
Las lágrimas de amargura comenzaron a brotar inconscientemente, sus ojos se tornaron en un rojo vivo y sus labios temblaban ante la furia y desesperación, sin embargo Heeseung no hizo nada más que contenerse. Heeseung dejó que lo golpeara y esperó a que Jake se cansara y se alejara de él para decir lo último que el menor deseaba escuchar.
—Y llevaré a Riki conmigo.
Jake le vió aún más confundido que antes y negó con la cabeza. —¿¡Quién te crees que eres!? ¡¿Por qué estás haciendo esto?! ¡¿Qué quieres lograr?!— gritó desesperadamente el menor, haciendo así que el pequeño Lee, quién se encontraba durmiendo en la habitación del australiano, comenzará a llorar escandalosamente.
Jake volteó y fue casi corriendo hacia su habitación, tomando a Riki entre sus brazos y pegándolo a su cuerpo para calmarlo. Comenzó a mecerlo tranquilamente a la vez que susurraba palabras tranquilizadoras en sus pequeñas oídos.
No había forma de que ese idiota le quitara lo único que le quedaba en la vida.
Heeseung entró a la habitación. —Jake.— llamó, pero el menor no volteó. —Jake.— llamó de nuevo.
—Lárgate.— respondió aún sin voltear. —Sólo... vete de aquí.
Heeseung, al contrario, se acercó hasta ellos y con sus brazos volteó al australiano. —Debes darme a Riki. Hazlo, por favor.— pidió, con sus ojos también al borde del llanto. —Debes hacerlo.
¿Debo? ¿Qué mierda?
—No hay forma de que seas tú quien se quede con él. Solo vete de aquí, ¿de acuerdo?. Nunca te buscaremos, nunca te molestaremos, solo vive tu vida como tanto dices que quieres hacerlo.
—No puedo vivir sin mi hijo.— dijo. —No puedo vivir sin Riki.— repitió con la voz temblorosa y con una mirada que Jake nunca antes había visto en el mayor.
Entonces, Jake lo analizó.
Si Heeseung se iba y Riki queda al cuidado de Jake tal como ahora, las cosas no acabarían nada bien. Su comida se estaba acabando, no podía alargar más sus días de incapacidad en su muy inestable trabajo y tampoco sería capaz de conseguir otro gracias a que no había logrado terminar la secundaria. Además, sería muy difícil encontrar a alguien que cuide de Riki en caso de que milagrosamente alguien quisiera contratarlo. Su familia en Australia lo odia y lo más probable es que también odien a Riki. Su apartamento no es el mejor lugar para criar a su hijo. Tendría que crecer soportando el estruendoso ruido de los autos y camiones pasando por la autopista a un lado del edificio. Los muebles no son los mejores, las paredes no son las más fuertes y el olor a neumático no sería el más agradable para Riki.
Pero luego estaba Heeseung, con una casa de ensueño, con una carrera universitaria estable, con un futuro prometedor, con ropa nueva cada mes, con el dinero suficiente para comprarle a Riki aunque sea lo necesario para sobrevivir y mantenerlo. Jake era realmente poca cosa comparado con Heeseung.
Heeseung posó sus manos en la espalda de Riki, quien no tenía más que una semana de nacimiento, y trató de cargarlo, pero Jake no lo permitió y lo pegó más a su cuerpo.
La realidad lo agobiaba. Sabía que lo mejor era dejarlo ir, pero no podía. No quería hacerlo.
—Heeseung por favor no...— dijo con la voz entrecortada, olvidándo de repente como respirar. —Haz lo que quieras pero por favor no esto... no a Riki...
Entonces Heeseung se arrodilló frente a él.
Jake le vió sorprendido, y posteriormente Heeseung juntó sus manos sobre su cabeza. —Te lo ruego, deja que se quede conmigo.
La cabeza de Jake daba vueltas, quería parar con este sufrimiento cuánto antes, y ni siquiera se percató cuando ya estaba caminando hacia su novio, o mejor dicho ex-novio, y le entregó a Riki en sus manos. Heeseung lo tomó como si su vida dependiera de ello y Jake comenzó a llorar nuevamente. Heeseung besó la cabeza de su hijo, y sin mirar a Jake en ningún momento, salió rápidamente de la habitación del menor y también de su vida.
Jake no paraba de llorar y quiso alcanzar al mayor para decirle que cambió de opinión, que se arrepentía... pero sus piernas se mantuvieron inmóviles en su lugar. Lo único que pudo hacer fue dejar que más lágrimas amargas se deslizaran por sus rojizas mejillas y empaparan su blanca camisa.
ACTUALIDAD
Habían pasado días desde el incidente del hospital, y podría decirse que desde entonces la vida de Ni-ki se volvió incluso más insoportable que antes.
Logró conocer finalmente a su madre y también a sus dos amigos, pero obviamente tenía que salir algo mal, siempre era así cuando algo bueno le pasaba; nunca duraba para siempre. A su padre nada se le escapa y aunque le encantaría preguntarle cómo es que se dió cuenta de lo que había ocurrido, aún se encontra muy, muy, muy molesto con el.
Se podría decir que lo único bueno en estos días han sido los mensajes de Jungwon, quien nunca dejó de escribirle preguntando por su día, también obligándolo a comer y enviándole copia de las tareas.
Ni-ki agradecía la compañía de Jungwon.
Se encontraba recostado en su cama bocabajo sin pensar en algo en especial cuando escuchó pasos provenir del exterior de su habitación. Ni siquiera volteó cuando la persona entró a su habitación sin haber tocado antes, especialmente porque sabía bien quién era.
—Riki.— llamó su padre.
Ni-ki se sentó en su cama pero no le dirigió la mirada. Heeseung suspiró. —Mírame.— el menor levantó la vista y vió a su padre con una expresión seria. —No me mires así. Esta noticia te gustará.
Aún así Ni-ki no cedió y siguió sin emitir una sola palabra. Heeseung se acercó y se sentó a su lado en la cama. —¿Extrañas a Jake?— preguntó, y Ni-ki quiso bufar. ¿Cómo se atrevía a preguntarle eso?
Ni-ki solo se limitó a asentir.
—¿Qué opinas sobre vivir con el?— preguntó y entonces, Ni-ki sintió que el alma se le regresó al cuerpo.
—¡¿Iré a vivir con mamá?!— se levantó abruptamente. Heeseung le vió sorprendido pero después colocó uno de sus dedos sobre su boca para indicarle que guardara silencio.
—Shhh. En voz baja, y sí, solo si quieres.
—¡Claro que quiero!— volvió a gritar y su padre le dirigió una mala mirada. —Perdón.— se sentó nuevamente.
—Escucha, esto puede llegar a ser molesto para ti... con Jake acordamos que vivirás una semana con cada uno, ya sabes, de por medio... pero si te incomoda eso de viajar cada semana debes decirlo.
Ni-ki negó con una sonrisa plasmada en su rostro. —Estoy bien con esto, papá.
Heeseung sonrió para sus adentros.
Le gustaba ver a Riki así de feliz.
días después.
—¿A dónde van?— se escuchó la voz de su madre. Ambos Lee's voltearon ante el llamado.
—Eeeeeh, y-yo...
—Riki irá a un campamento de basketball.— interrumpió Heeseung a su hijo. —Solo es por esta semana, aunque tendrá que ir más seguido si es que demuestra potencial.— mintió descaradamente con un semblante inexpresivo. Ni-ki le vió sorprendido.
—Oh... a la próxima vez podrías avisarme antes.— sonrió la señora acercándose al par. Al estar a centímetros de Ni-ki, abrazó al menor por sobre sus hombros sin cambiar su hipócrita expresión. —Que la pases bien, mi niño.
—G-gracias...
—Ya nos tenemos que ir, mamá.— dijo Heeseung cargando la mochila de Riki.
Ni-ki salió cabizbajo de su casa, sin embargo, una vez fuera sintió que podía respirar nuevamente. Subió al auto junto a su padre y balanceó sus piernas como un niño pequeño. Heeseung sonrió ante la emoción de su hijo.
Minutos después ya habían llegado a las afueras del apartamento de Jake. Heeseung estacionó su auto sin apagar el motor y Riki abrió la puerta, pero antes de salir preguntó:
—¿No irás conmigo?
Heeseung suspiró. —Sabes como llegar, ¿no?.— Ni-ki asintió —Entonces no creo que me necesites.
Ni-ki salió del auto sin saber por qué se sentía un poco decepcionado. Sus papás llevaban tiempo separados, es normal que no quisieran verse el uno al otro; ¿pero por qué Ni-ki esperaba lo contrario?.
Una vez llegó al apartamento de Jake empezó a tocar la puerta con fuerza sin haber esperado mucho, pues el australiano abrió la puerta casi de inmediato.
—¡Bebé!— gritó eufóricamente el mayor, atrayendo a Riki a sus brazos.
—¡Mamá! ¡Finalmente viviremos juntos!— canturreó emocionado el menor. Jake sonrió.
Ambos pasaron a la sala del apartamento, donde Ni-ki dejó su mochila y una caja con cosas que necesitaría durante una semana. Jake notó que Ni-ki traía sus objetos favoritos, pues de la caja sobresalían una patineta, una pelota de basketball, un dibujo encuadrado que Jake le había regalado y muchos álbumes de sus artistas favoritos, entre otras cosas; por lo que le avisó al menor algo que nunca creyó poder decir:
—Tengo una habitación solo para tí.
Ni-ki le vió emocionado. —¿De verdad?— Jake asintió. —¿¡Dónde está!? ¿¡Dónde está!?— gritó subiendo las escaleras.
—¡Ni-ki! ¡Te he dicho que no corras mientras subes las escaleras! ¡Te harás daño!— le persiguió por detrás.
Ni-ki abrió todas las puertas, hasta que encontró una habitación que llamó mucho su atención. Era de color azul oscuro, con una gran cama situada en el centro junto a la pared, luces LED dándole la bienvenida y un armario grande vacío esperando a ser llenado.
Ni-ki sonrió embobado examinando cada rincón del lugar, tirándose de espaldas sobre la cama y soltando risitas que expresaban su emoción.
Se sentía mucho más acogedor que su auténtica habitación. Era mucho más pequeña y ordinaria, pero a la vez, era perfecta. Después de todo, no se necesitaba mucho para complacer a Riki.
—¿Y? ¿Qué opinas?— preguntó Jake apoyándose en el marco de la puerta.
—¡Me encanta!— el menor se paró de su lugar para volver a abrazar a Jake. —Gracias, gracias, gracias, gracias.
—No es nada, bebé, gracias a ti...
Ni-ki se separó para ver a su madre con una ceja alzada. —¿Por qué?
—Por encontrarme.
—Y bien, ¿qué haremos hoy?
—No lo sé... pero tengo hambre.— dijo Ni-ki con un pequeño puchero en sus labios.
Jake rió. —Cocinemos algo, entonces.
Ni-ki nunca imaginó cocinar algo el mismo. Tampoco imaginó ser el quien tuviera que ordenar los platos sobre la mesa o servirse la comida, pero aún así no le molestaba. No es como si siempre soñó con hacerlo, pero absolutamente todo lo que hacía con Jake le parecía increíble.
Habían hecho carne, y aunque originalmente era solo para dos personas, Ni-ki quemó más de tres piezas, por lo que al final terminaron compartiendo la misma pieza cortada en varios pedacitos.
Comer con Jake era increíble. Solía hablar mucho mientras lo hacía, al igual que Ni-ki, por lo que más de alguna vez el menor se atoró mientras se reía de algún chiste de Shim. También era del tipo de persona que te pasaba la comida, incluso cuando ya habías comido más que el. Jake sabía que alimentar a su hijo era más importante que satisfacer a su propio estómago.
Al terminar de comer, Ni-ki recogió la mesa mientras Jake lavaba los platos, y una vez hubo terminado su labor fue hacia la cocina para ayudar a Jake.
—¿Necesitas ayuda?
—No, cariño, ya casi termino.— sonrió. —¿Qué te pareció la comida?
—Quedé muy lleno, siento que voy a explotar.— respondió el menor. —Cocinas muy bien, yo quemé casi todo.
Jake rió. —Es porque no lo habías hecho antes, ¿verdad?
Ni-ki asintió. —Nunca antes había cocinado. Tampoco he visto a papá hacerlo.— entonces Ni-ki notó como Jake se inmovilizó por unos segundos antes de volver a reír incómodo.
Tú solías cocinar mucho para mi antes. pensó el mayor. Aunque el ramen siempre era tu primera opción.
Por otro lado, Ni-ki se preguntaba si realmente había dicho algo malo. Recordó lo pasado con su padre en el auto y luego de ver la reacción de Jake a la mínima mención de este, es muy notorio que no son de las parejas que quedaron en buenos términos.
Pero Ni-ki quería saber por qué.
—Oye...— llamó la atención de Jake. —¿Es incómodo para ti que hable de papá?
Jake negó casi de inmediato. —Claro que no. ¿Por qué me molestaría?— sonrió.
—¿Entonces puedo hacerte unas preguntas sobre el?
Jake titubeó. Su sonrisa se volvió una extraña mueca.—C-claro... ¿qué es?
Ni-ki permaneció callado por unos segundos hasta que Jake terminó por completo su tarea.
—Y-yo... quiero saber cómo terminaron.— dijo casi inaudible. —¿Cómo fue que pasó?
Jake vió a Riki a los ojos, y notó la desesperación en ellos. El sabía lo que era vivir agobiado sin saber bien lo qué pasa, lo que era necesitar una respuesta, por lo que podía empatizar con su hijo.
Ni-ki parecía querer averiguar las razones de su separación, y honestamente no lo culpaba. Pero sabía bien que una vez le contara lo que vivió, Riki va a querer saber más y más, hasta el punto de dejarlo contra la espada y la pared, y no tener más respuestas que dar.
Porque solo Heeseung conocía todos los hechos.
Jake soltó un suspiro, y le contó a su hijo todos sus dolorosos recuerdos de ese día.
🌷; ola, perdón si no narro mucho lo que pasa o no doy muchos detalles. este es mi primer fic y mi primera vez escribiendo así que me cuesta mucho encontrar las palabras 🥲
btw hace unos días chan dijo que el y felix finalmente lograron conocer a jake y consiguieron su contacto. dijo que lo iba a cuidar y que es un completo ángel 😭 les juro que cuando vi eso solo me acordé de este fic jabjsbs
Rin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro