#009
Soltó un sonoro suspiro mientras disfrutaba de la suave brisa sobre su piel, admirando el hermoso color celeste que decoraba el cielo. Era la hora del receso y había decidido pasarlo junto a Jungwon justo como llevaba haciéndolo las anteriores dos semanas desde que lo conoció.
Su cabeza descansaba sobre el regazo del contrario mientras este intentaba hacerle unas trenzas en su negro cabello.
Las cosas habían mejorado mucho en las últimas semanas. Su relación con Jake se hizo más fuerte y solían verse todos los días sin falta. Jugaba con Felix y dormía con Chan cuándo estaba cansado. Aprendió muchas cosas nuevas cómo preparar postres (gracias al tío Lix), dibujar digitalmente y hasta lavar los trastes o ayudar a Jake con las cosas del hogar; algo que nunca antes había hecho.
Regresaba a su casa a las siete de la noche dónde su abuela lo esperaba para interrogarlo con mil preguntas cómo dónde y con quién estaba, preguntas que siempre recibían una ingeniosa respuesta.
Y la mejor parte: Hyerin ya no lo lastimaba.
O al menos por ahora.
Ella se veía tan ocupada con sus propios asuntos como para notar que Ni-ki no estaba en casa la mayoría del tiempo y tampoco es como si le tomara importancia.
Ella había sido reclutada para un nuevo papel en una serie de suspenso, por lo que la mayoría del tiempo pasaba fuera de la ciudad y según había escuchado, pronto se iría de Corea para grabar algunas escenas en Italia.
Cuándo Ni-ki rezaba por un milagro no esperaba que fuera tan bueno. A veces sentía que estaba soñando y que en cualquier momento despertaría y volvería a su lamentable vida de adolescente. Y cuando miraba a Jake juraba ver a la persona más increíble del mundo, alguien muy fuerte y con un corazón inmenso. Lo admiraba tanto.
Jake lo ayudaba con su tarea, cocinaba para el, veían películas juntos y le prometió que algún día lo llevaría a pescar. Se sentía realmente feliz y completo ahora que por fin conoció a su madre.
Lo único que lo mantenía inquieto era el tema de Sunoo. A veces se topaban incómodamente por los pasillos o sus demás compañeros le preguntaban por qué ya no estaban juntos, y para Ni-ki era muy difícil responder.
Sentía que había tratado muy mal a Sunoo la última vez que hablaron pero nunca sería capaz de acercarse y disculparse. Principalmente porque siente que el no tiene la culpa, y quién debería disculparse y cambiar su actitud es Sunoo, no él; pero también porque nunca antes había tenido que disculparse con alguien, y tampoco es como si hubiera sido criado de la mejor forma.
Además, cada vez que intercambiaba mirada con Sunoo este lo veía con un aire de superioridad cómo si lo odiara o desaprobara su felicidad.
Claramente nunca pensaría que en realidad se trataban de celos.
Celos por la persona que en este momento tenía sus piernas debajo su cabeza.
—¿Jungwon?— llamó. El contrario le respondió con un sonido mientras aún lo peinaba. —¿Te han vuelto a molestar?
Jungwon congeló sus acciones durante unos segundos antes de seguir como si nada. —No.— negó—¿Por qué?
—Sigues teniendo marcas en tus brazos.— dijo Ni-ki con su vista aún en el cielo. Jungwon entró en pánico y se apresuró en bajar sus mangas rápidamente.
—¡No! ¡T-te juro que ya no lo hacen! ¡Lo prometo!— gritó exasperado. Ni-ki se levantó de su lugar y se sentó al lado de Jungwon, demasiado cerca.
—Lo sé.— dijo con simpleza. —Te creo, confío en ti.— Jungwon le vió sorprendido y no alejó su vista de los ojos marrones del contrario. Ni-ki tampoco apartó la mirada en ningún momento. —Además, Ilwon no ha venido estos días, y su grupito tampoco ha molestado a alguien.
Yang enarcó una ceja sin comprender. Si sabía que los chicos ya no le molestaban, ¿entonces para qué preguntar?.
Y como si Lee leyera su mente, susurró. —Quiero saber si alguien más te molesta fuera de la escuela.
Jungwon se sintió desfallecer. El pánico no tardo en invadir cada rincón de su cuerpo y quería gritar y llorar de la frustración. Quería negarse de nuevo, mentir de nuevo, engañar de nuevo con sus palabras. Pero no pudo hacerlo esta vez. No podía cuándo Ni-ki lo veía así.
—¿Qué?— fue lo único que alcanzó a decir. Repentinamente sentía un nudo en su garganta.
Ni-ki sonrió tiernamente, de una manera comprensiva. —No necesitas decirme si no quieres. No es tu obligación. Pero... no quiero que sufras sólo.— llevó una de sus manos hasta el rostro del contrario, quien instintivamente se alejó un poco, pero luego se permitió disfrutar del toque de Ni-ki en su mejilla. —Ahora mismo lo que más me importa es tu bienestar.— dijo bajito para que solo ellos dos escucharan.
Jungwon estaba en shock. No sabía como reaccionar y los temblores de su cuerpo no cesaban ante las caricias del menor sobre su piel. Pero sabía que no era por miedo, era porque lo estaba disfrutando.
En un movimiento rápido Ni-ki se posicionó frente a el cubriéndolo totalmente y no entendió bien la situación hasta que escuchó un « lo siento » provenir de la cancha frente a ellos (porque si, habían decidido pasar su descanso en las gradas de la cancha de fútbol).
Ni-ki tomó el balón que anteriormente había golpeado en su espalda, y lo pateó de regreso al dueño. Luego volteó para revisar si Jungwon se encontraba bien. —¿Estás bien?
Jungwon no entendía por qué Ni-ki se preocupaba tanto por él. No sabía si era lastima o solo estaba siendo amable. Y le dolía, le dolía mucho pensar en la posibilidad de que Ni-ki solo estaba fingiendo y que después, cuándo Jungwon le confíe sus secretos, este se alejaría de el y le contaría a toda la escuela.
Asintió como respuesta. —Gracias.— dijo, y Dios, lo rápido que su corazón se movió cuando el más alto le sonrió de esa manera es increíble.
¿Acaso Ni-ki no tenía ninguna idea de lo mal que puede dejar a alguien con esa sonrisa?
—Ven hoy a casa.— dijo cuándo ambos regresaban a su salón. Jungwon le miró confundido. —Me refiero al apartamento de Jake. Escuché que hoy iríamos a la playa. ¡Ven con nosotros!
Jungwon suspiró. —¿Estás seguro de eso? Seguro lo dijo porque quiere pasar tiempo contigo y sus amigos, no tengo porque estar ahí.
—Won, ya hablamos de esto. ¡Le agradas y a mí también! No veo el problema.— y ahí venía de nuevo ese puchero del demonio. —Por favooooor~ — aleteó sus pestañas y Jungwon hizo un gran esfuerzo para no gritar de vergüenza y ternura.
—Okay, okay, sólo deja de hacer esa cara ya.
Ni-ki sonrió victorioso.
Luego de una tarde disfrutando a la orilla del mar, el estómago de Felix había empezado a quejarse y Jake al notar esto decidió que ya era tiempo de comer algo antes de que se hiciera muy de noche.
Ni-ki insistió en ir a uno de los restaurantes de mariscos dentro de la playa así que ahí se encontraban en este momento, esperando a que la comida llegara a su mesa.
—Así que... ¿alguna vez has salido con alguien, Ni-ki?— preguntó Felix sonriendo pícaramente.
—Felix, Ni-ki tiene quince años.— le regañó Jake.
—¿Y qué? ¡Yo tuve mi primera relación a los trece!— alegó el rubio.
Jake rodó los ojos —Esa relación duró tres días.—
—Pero aún así cuenta, bro.— Felix volvió a dirigir su mirada sobre Ni-ki y alzó las cejas expectante. —¿Y?
Ni-ki sonrió nervioso. —No...
—Oh vamos, ¿por qué no?— insistió el más bajo. —Pero si te gusta alguien, ¿cierto?
Ni-ki negó sin dudar. —Creo que estuve tan centrado en mis asuntos que nunca dejé que alguien me gustara.— respondió alzando los hombros.
—Tsk. ¿Que hay de tí, Jungwon?— preguntó Lix, ahora volteando hacia el mencionado.
Jungwon sonrió incómodamente mostrando sus hoyuelos. —Supongo que si me ha gustado alguien antes... pero nunca he salido con nadie.
Ni-ki sonrió inconscientemente al escuchar eso.
La comida llegó luego de cuarenta largos minutos de espera y todos en la mesa comenzaron a comer cómo locos para satisfacer a sus estómagos.
Luego de unos minutos Jake se sintió lleno e incapaz de seguir comiendo, por lo que Ni-ki (quien ya había terminado su comida) tomó sus chopsticks y los llevó a su plato para robar sus camarones, cosa que Felix no dejó porque el también los quería.
—No es justo, yo no he comido camarones.— dijo Ni-ki con un puchero.
—Ah no señor, eso si que no. Quitate esa cosa de la cara, siempre te sales con la tuya cuando haces eso.— dijo señalando sus labios con sus propios palillos. Ni-ki, al contrario, intensificó su ataque y agregó esa mirada de alce que heredó de su padre. Jake casi se atora al notar eso.
« Tan manipulador como su padre, por Dios » pensó.
Felix imitó su gesto haciendo muecas extrañas para luego soltar un quejido. —Eres tan mañoso, ¿no te avergüenza?— dijo sirviéndole los camarones en su plato.
Ni-ki bailó emocionado. —Gracias.
Jake sonrió.
Si bien le hubiera encantado criar a su hijo y vivir todo este tiempo junto a el viéndolo crecer, estaba agradecido de haberlo conocido ahora que aún seguía siendo un niño que se sorprendía por lo más mínimo y que era muy fácil de hacerlo reír.
Sin embargo, Jaeyun seguía siendo inexperto y algo despistado y no fué hasta cuándo estaban regresando al auto cuándo se dió cuenta que algo no estaba bien.
—¡Algo le pasa a Ni-ki!— gritó Jungwon antes de que Jake pudiera entrar al asiento del conductor. Al voltear hacia su hijo notó lo inflamadas que estaban sus mejillas y las manchas rojas que adornaban su rostro.
Jake entró completamente en pánico y juró que su corazón se detuvo por unos cortos segundos cuándo escuchó a Ni-ki balbucear un débil « Mami, no me siento bien. »
Felix sostuvo a Ni-ki cuándo este de repente perdió el equilibrio en sus pasos. —N-no... respiro...— dijo débilmente.
—¡Jake haz algo!— gritó el Lee mayor.
Pero Jake no reaccionaba. Su mente estaba completamente en blanco y no sabía que diablos hacer en esa situación. Ninguna de sus articulaciones parecían querer moverse de su lugar, por lo que Jungwon ayudó a Felix a meter al menor dentro de la camioneta, quién luego tomó las llaves de Jake y encendió el vehículo con suma rapidez, consiguiendo que Shim reaccionara por fin y entrara al asiento de copiloto.
Todo pasó muy rápido.
La llegada al hospital, la camilla, los doctores, las preguntas. Y nunca en su vida se había sentido tan inútil.
Si no fuera por Felix esto pudo terminar peor.
—Hey~ respira.— le dijo el pecoso acariciando su espalda en un intento de calmarlo. —No pudiste reaccionar en ese momento, te entiendo. Siempre pasa...
—Fué una reacción alérgica.— murmuró el menor con la vista en el suelo. —El doctor dijo que fue una reacción alérgica, Felix. ¿Que habría pasado si no estuvieras tú?
Felix solo suspiró mientras seguía acariciando a Jake, quién con los ojos llorosos llenos de arrepentimiento apoyó su cabeza sobre el hombro de su amigo.
Minutos después Jungwon llegó con una botella de agua y se la pasó al australiano menor. —Tome.
Jake ni siquiera pudo agradecer al tener los pensamientos nublados con su propia voz interna quien no paraba de recalcarle el pésimo padre que era y recordarle la tonta forma en la que actuó.
Felix tomó la botella en sus manos y la abrió para Shim, ayudándolo a tomar pequeños sorbos para relajarlo.
Pero no sirvió de nada.
Porque el alma entera abandonó su cuerpo en cuánto escuchó esa voz.
—¿Dónde está Riki?
🌷; Perdón por el cap corto, pero quiero dejar todo el drama para el próximo capítulo 😈
Rin.
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