°27
En un claro boscoso. Donde los rayos de luz dejaban un rastro de estelas hermosas que iluminaban el pasto y las flores.
...Un tenue rastro sangriento de pisadas pesadas y lastimeras hiba conduciendo hacia un monstruo malherido.
La criatura gruñia y gemia. Sintiendo como le ardían los pulmones y se le quebraban las collunturas.
Con esfuerzo logro sacarse la lanza quebrada que lo atravezaba. Y eso creo un reguero aun mayor de sangre.
Boarkh tembló antes de caer al suelo, sintiendo su visión nublarse y sus sentidos marearse. El legendario monstruo jabalí jadeo y resollo, con lágrimas en los ojos inyectados en sangre.
Si no perdía la consciencia y colapsaba, era por el mero hecho de que su corazón le bombeaba una rabia constante, y su cuerpo temblaba extasiado por el reciente combate.
Solo tenia que volver a su guarida, y esperar que la influencia de su amo lo curase por completo.
Sin embargo...tal cosa estaría muy lejos de suceder, ya que pronto se sintió cargado por una sensación opresiva.
Carraspeo y se forzó a levantarse, en cuanto sintió que lo observaban.
Haya en las apretadas ramas enmarañadas de los árboles retorcidos. Una chica lo observaba, con una queda mirada.
A Boarkh se le erizaron los pelos de los brazos, y le gruño a la humana mientras observaba como esta sujetaba firmemente una aguja gigante con grabados runicos.
-...Cazadora de brujas...-.
-Monstruo repugnante-.
Se miraron por unos segundos más. Antes de que una carga de extrañas saetas brillantes se clavaran en la espalda de Boarkh, y este soltara un rugido de dolor.
Una fuerte descarga eléctrica casi le reventó la carne, y la fuerte risotada de Vangraff resonó en los alrededores.
El jefe de los cazadores de brujas enviados a Uihk se paseo dando vueltas alrededor del claro boscoso, mientras no le quitaba el ojo de encima a su presa.
Boarkh se retorcio en agonía, y tembló mientras abría y cerraba sus manos tratando se sobreponerse a las intensas ráfagas eléctricas clavadas en su espalda.
No fue hasta que las saetas gastaron por completo su batería mágica interna, que al monstruo jabalí se le permitió tomar un breve descanso.
La chica de la gran aguja bajo de los árboles, y camino gracilmente hacia Boarkh mientras esbozaba una fina sonrisa de desprecio por el.
Levanto la punta de su arma, y con esta apunto a la cara de Boarkh.
-¿Así que tu fuiste el desgraciado que mato a esos novatos?, tsk..
que decepción. Los nuevos reclutas deben estar siendo tomados de los centros de lisiados, porque no puedo creer que semejante criatura patética haya matado a tantos cazadores de brujas antes de que sus tutores llegarán a apoyar-.
-Fue muy fácil...-.
Se burló Boarkh quien aún temblaba por el reciente daño.
-Realmente deseaba probar esa tierna carne, pero se me hacía tarde-.
-Ya lo creo-.
Vangraff lo jalo por el pelo, y lo hizo mirar al cielo. En su forma de monstruo híbrido, lucia como un esperpento macabro lleno de sangre y con el pelo revuelto lleno de suciedad y sangre.
-El sacrificio de esa bruja no podía ser en vano, ¿cierto, cerdo?-.
Esas últimas palabras borraron la sonrisa burlona y agresiva de Boarkh. Y en un instante le cambio el semblante.
El monstruo jabalí gruño, y reconoció el aroma de aquel cazador.
-Oh...si...yo estuve ahí, pequeñin-.
A Boarkh se le contorsiono el rostro en cuanto Vangraff confirmó haber sido uno de los miembros de la inquisición que asesinaron a su amada, y la ira lo invadió por completo.
La bestia en su interior se despertó, y. A pesar de las heridas mortales que le habían provocado los lobos desterrados.
Boarkh forzó su cuerpo para ponerse de pie con una velocidad brutal. Parte de su cabello aun quedó entre los dedos de Vangraff, y el cazador levantó las cejas levemente inpresionado con ojos serios y despreciantes.
-Tsk...El bastardo no nos lo dejará fácil eh-.
-Parece que no-.
Contesto Yilara.
Ambos cazadores torcieron sus gestos con una sonrisa arrogante. Saboreando la debilidad en las heridas de su presa.
Boarkh aún temblaba por el dolor. Pero forzó todo su cuerpo por la mera fuerza de voluntad y venganza.
Y, girando a ciento ochenta grados, le asentó un zarpaso a Vangraff. Quien apenas tuvo tiempo de hacerse a un lado no sin antes recibir una herida profunda en el costado.
El cazador gruño con enojo y disparo una ráfaga de proyectiles eléctricos, pero su objetivo se movió a gran velocidad como una bestia monstruosa, y esquivo cada saeta mientras fintaba hasta Yilara.
La cazadora elevo su arma y se lanzó en una estocada. Pero Boarkh volvió a su forma humanoide y la tacleo con el brazo del muñon destrozado. Con su mano sana, le arrebato el arma y la uso como lanza, para intentar darle a Vangraff.
Pero el cazador sobrenatural desvio el ataque chocando la punta del arma con su muñeca blindada por una cadena de oro con runas sagradas.
Yilara se puso de pie de un salto, y le asesto una patada en la hendidura de la rodilla a Boarkh, causando que este cayese, pues antes ya se le habían destrozado los huesos.
Forzando una regeneración bestial, apenas tenía las energías suficientes para soportar el ritmo de aquel combate. Pero Boarkh quería matar por lo menos a uno solo de aquellos malditos humanos.
-¡¡¡AAAAAAAAAAH!!!-.
Soltó un rugido primal y dio un giro para atrapar a la cazadora por las costillas. Le hundió sus garras con fuerza y malicia, mientras la sacudía y hacía chocar contra la tierra.
Un torrente le sacudió cada fibra muscular. Y Boarkh pelo los dientes y los ojos en cuanto un nuevo infierno de corriente eléctrica le martiriso la carne y los huesos.
No tuvo otra opción más que soltar a Yilara, y esta se puso a salvo dando ágiles marometas para recuperar su arma.
Sujeto la enorme aguja y le dedico una mirada de odio al monstruo, y este, solo pudo levantarle el único dedo de enmedio que le quedaba.
-¡¡Maldita seas perra gaseosa!!-.
Boarkh maldijo a su compañera elemental por no estar en ese momento junto a él para facilitarle un escape, y se derrumbó no queriendo ceder en ningún momento.
Las fuerzas lo abandonaban, aún por luchar al intentar no caer por completo al suelo.
Unos chillidos a la lejanía le indicaron que una horda de jabalíes brutos habían acudido a su rescate, pero no vio ningún indicio de la neblina viviente.
Yilara y Vangraff se miraron con complicidad, y sonrieron mientras esperaban que las descargas eléctricas desaparecieran.
El cazador sobrenatural sacó una pequeña botella de agua bendita y se la entregó a su compañera, mientras obligaba a Boarkh a abrir el hocico.
-¿Tienes sed?-.
Vangraff le hizo un gesto a la cazadora, y esta vertió todo el contenido en la garganta del monstruo, mientras a lo lejos la carga bestial de toda una horda de brutales jabalíes intentaban llegar hasta ellos.
Boarkh se agitó con violencia, poniendo los ojos en blanco, antes de comenzar a hechar espumarajos.
-No hay piedad para una aberración como tu...no hay piedad para los enemigos de la inquisición-.
Vangraff le dio unas palmaditas en la cabeza mientras cambiaba sus ballestas por unas de munición pesada, y se preparaba para recibir a los jabalíes brutos.
-Una muerte rápida sería demasiado buena para ti...-.
Yilara se posiciono detrás de Boarkh, renqueando por el dolor en su costado. Teniendo una grotesca marca de garras por las que perdía demasiada sangre.
Puso la punta de su gran aguja en la nuca de Boarkh, y lo atravesó hasta la boca. Haciéndolo gimotear ahogadamente de dolor.
En ese momento, el legendario monstruo jabalí había perdido todos los sentidos, hundido en una marea de dolor intenso que retorcio su mente en una pesadilla extra sensorial.
Fue en el último instante, donde recupero la sensibilidad de su cuerpo, y todo el dolor de sus heridas y envenenamiento lo achaco de repente para terminar abrumandolo y matándolo.
Boarkh habia dejado de moverse, y Yilara retiro la aguja de su nuca, sacando una navaja para rituales consagrados con la que comenzó a decapitarlo.
De fondo, Vangraff masacraba a la horda de Jabalíes brutos mientras reía sin parar al destrozarlos con sus proyectiles.
Esparciendo huesos y entrañas por doquier. Manchando el claro con un tétrico cuadro sangriento.
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