*Fuera de la mente de Gustavo*

Charly corrió al pasillo. Como no había nadie siguió buscando a un doctor más adelante.

Zeta se acercó a su amigo. Su tos dejó de ser de ahogo, sino que se convirtió en seca. Lo sentó en la camilla y trató de darle unas pequeñas palmadas.

-Vamos amigo, tu puedes salir de esta. Volvé- Susurraba a su oído.

-Me... Voy... A... Morir...- Gustavo habló entre cortado.

-No, dale. Termina de conectarte con tigo-

Él abrió sus ojos lo más grande que pudo e inhaló profundamente. Su respiración era agitada, como cuando uno despierta de un mal sueño.

-¿Donde estoy? ¿Ya me morí?- Seguía con su respiración agitada.

Zeta largó una lágrima y lo abrazó fuertemente. Su amigo le correspondió.

-Estás vivo pelotudo- Seguían abrazados.

Charly volvió junto una enfermera. Los dos amigos se separaron y Zeta dejó que la chica lo revisara. Luego de unos segundos entró el médico de cabecera de Gustavo.

-Gustavo, que bueno que has despertado- Alumbró sus ojos con una linterna.

-Gracias doctor-

-¿Cómo te sientes?- Examinó sus oídos.

-Bien, confundido-

-¿Te duele algo?-

-No-

El doctor lo Dejó -Tenemos que avisarle a tu familia-

El asintió. Los dejaron solos a los tres. Zeta tenía una sonrisa de oreja a oreja. Charly quedó estático al ver que estaba despierto.
Su amigo lo acercó a la camilla mientras él miraba con asombro.

-¿Tengo cara de muerto?- Bromeó.

El rubio lo abrazó -Hijo de puta creí que no volverías más- Zeta se unió al abrazo.

Los tres juntos se quedaron hablando. Gustavo les contó los sueños que tuvo en todo ese tiempo.

-Quiero que volvamos a ser Soda-

-Pero... Tu dijiste que no había más Soda- Charly agregó.

-Se lo que dije. Pero quiero remediar todo el daño que he hecho-

-Esta bien. Pero primero tienes que volver a ver tu familia-

Él asintió.

Gustavo había entrado al baño cuando Lillian, Benito y Lisa llegaron a la sala. Charly estaba del otro lado de la puerta para ayudar a trasladarse a la camilla de nuevo.
Los tres entraron desbaratados.

-¿Dónde esta Gustavito?- Lillian abrazó a Zeta.

-Está en el baño-

Gustavo salió enseguida de ahí. Se quedó mirando callado a su madre y a sus hijos.
Ellos estaban asombrados. Lillian pensaba que cuando despertara lo abrazaría lo más fuerte posible. Benito quería hablarlo, mirarlo a los ojos y que juntos sonrieran. Lisa solo quería tenerlo a su lado para poder pasar más tiempo juntos.
La vejez en el rostro de Gustavo se notaba a simple vista.
Confusos, seguían mirandose los cuatro juntos. Charly y Zeta no interrumpieron en ningún momento.

Lisa dio un paso hacia adelante, aproximándose a su padre -Te extrañé- Dijo con un hilo de voz.

-Yo también- Gustavo la abrazó.

Benito también se acercó y los abrazó a los dos -Ay papá- Susurró.

Los dos amigos seguían inmóviles mirando la escena, conmovidos.
Lillian dejó que sus hijos lo soltaran y ella se le acercó a Gustavo. Lo miró a los ojos, de inmediato se cristalizaron y no pudo impedir que saliera una lágrima de ellos.
Acarició su mejilla suavemente y sonrió.

-Hola, mamá- Sonrió también él.

-Hola Gustavito- Lo abrazó fuertemente.

Se quedaron así más de cinco minutos. Después de tanto tiempo, madre e hijo se reencontraban.

-¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?- Lillian secaba las lágrimas de Gustavo como si fuera un niño.

-Si, ma. Estoy bien. Me siento bien- Él agarró sus manos acariciandolas.

Gustavo se acostó de nuevo en la camilla. Estaba junto a sus amigos y su familia. Le contaron todo lo que sucedió mientras él dormía. Las cosas que hacían los fans, los músicos de que manera hablaron sobre él y hasta de que Charly tenía miedo de venir a verlo.

-¿Porque me tienes miedo? Si no vez que yo era la bella durmiente- Colocó pose de diva como pudo sobre la camilla.

-Si, y Zeta el principe azul- Rió Benito.

-Ash- Dijo Charly.

-¿Qué pasa? ¿Estás celoso?- Lo codeó el pelado.

-Nooo ¿Porque lo dices?- Levantó las manos en señal de excusa.

-Mmm No se- Puso cara de pervertido.

-Naaah yo no me voy para el otro bando como Zeta- Se excusó.

Durante toda la tarde vinieron los amigos más cercanos de Gustavo. La noticia no se había difundido. Nadie podía decir nada hasta que Gustavo diera el permiso de hacerlo.
Nuevos rumores volvieron a recorrerse, ya que sus amigos entraban y salían por la puerta de entrada de la clínica. Ninguno hablaba del porqué. La gente decía que Cerati había muerto y que estaban ocultando la verdad.

Lillian salió a hablar con los medios al día siguiente junto con el médico de cabecera de Gustavo.

-Queremos informarles la buena noticia de que el paciente Gustavo Cerati, en horas del mediodía de ayer, ha despertado del coma y se encuentra en muy buen estado. Mucho mejor de lo que esperamos- El doctor habló en frente de las cámaras.

-¿Y donde está? ¿Puede hablar? ¿Puede caminar? ¿Va a volver a tocar?- Varios periodistas atosigaron con sus preguntas.

-Él si puede caminar, hablar, comer, en sí, puede hacer todo. No hay secuelas que no le permitan ninguna acción. En cuanto a su carrera musical, todavía tenemos que hacerle varios estudios para verificar que no haya ningún tipo de inconveniente al salir a escena-

-¿Cuando regresará a su casa?-

-En cuanto terminemos de hacerle los estudios-

Las preguntas seguían, pero todo fue respondido por lo mismo: "En cuanto le hagamos los estudios sabremos".
Una vez más, Gustavo Cerati era tendencia. Todos escuchaban música de Soda Stereo y también solista. La Argentina estaba de fiesta, el cantante más importante del país había despertado de su sueño.