Primer día.
20/10/24
Alejado de las ciudades y el bullicio humano, cerca de las 5 de la tarde.
???: Oye, sé más rápido. A este paso nunca me vas a alcanzar.
???: No seas presumido, maldito. Si que te hizo engreído la escuela militar.
Dos chicos iban corriendo por una montaña a gran velocidad, parecían estar muy alegres subiendo más y más por ese lugar. Sus mochilas se sacudían cada vez más aunque no parecía molestar en absoluto. Uno de ellos era castaño, piel clara y cercano a un metro ochenta, bajo su ropa deportiva se notaba su musculatura; mientras que el otro chico un poco más bajo tenía un cuerpo aún más musculado y de piel bronceada, totalmente pelinegro.
Ambos parecían conocer la montaña al derecho y al revés, no tardaron mucho en llegar a la cima donde podían disfrutar de una gran vista. Se sentaron sobre un par de troncos perfectamente acomodados frente al horizonte, sacaron de sus mochilas un pequeño almuerzo y unos termos con té.
???: Ahhh, nada mejor que acampar en la montaña. ¿No, Leo?
Leo: Sehhh, cada tanto está bien un descanso del mundo. — Hablo el castaño, sin parecer agotado por su gran recorrido. — ¿No estás de acuerdo, Isaac?
Isaac: Si, definitivamente. Esta muy bien recordar los viejos tiempos, aunque no siquiera pasamos los veinticuatro, jajaja
Los dos chicos siguieron conversando y disfrutando de su comida, mientras que poco a poco el sol se iba ocultando. Cosa que no tardaron en notar.
Isaac: Oscurece, iré por leña mientras tú pones la tienda.
Leo: Bien, no quiero tener que batallar en la oscuridad. Por cierto, ¿Estás seguro de que no lloverá ni abra mucho viento?
Isaac: Al mil porciento, revise el clima en mi cel y además ví el meteorólogo está mañana. Será una noche cálida sin vientos ni tormentas.
Leo: Más te vale, cabron. No quiero que pase lo de la última vez.
Isaac: Jajaja, no te preocupes, está vez lo verifique.
Isaac se adentro en el bosque mientras que Leo se dispuso a poner la tienda, poco a poco la noche fue cayendo a un más y todo empezó a oscurecer. Cerca de las nueve y media de la noche Isaac volvió con una gran cantidad de ramas y un saco lleno de hojas secas.
Leo: Nada mal, pero te faltaron las rocas.
Isaac: Diablos, es verdad, ahora vuelvo.
Leo: Nah, no te preocupes, iré yo mismo a por ellas. No tardó, en lo que vuelvo pon los sacos en su lugar.
El muchacho castaño, se levantó rápidamente y tomó su mochila junto a una linterna para adentrarse en el bosque nocturno. Isaac parecía extrañado por la situación, pues no era necesario llevar toda la mochila ya que solo necesitaba unas seis o siete piedras que podían ser traídas solo por un saco.
Leo se adentro en el lugar y estando a unos setenta metros se detuvo, encendió su linterna y bajó su mochila para registrar a la misma. La abrió y parecía buscar algo en específico que no tardó en encontrar, era una caja de madera la cual al abrir se vislumbro un objeto envuelto en un pañuelo.
El chico se tensó al sostener el objetivo pareciendo bastante nervioso, posteriormente retiró el pañuelo y se mostró la figura del objeto…. Un arma de fuego manchada en sangre; el plateado el arma apenas y se veía pues estaba cubierta casi en su totalidad por la sangre, ese aspecto tétrico inquietante parecía haber dejado en trance al joven.
Los segundos pasaban poco a poco convirtiéndose en minutos que se hacían eternos, el muchacho sostuvo firme el arma y sacó el cargador que, una vez se asegura de que tuviera balas, volvió a insertar en el arma. Antes de que pudiera ponerse de pie, un sonido estruendoso se hizo presente para que seguidamente el suelo empezará a temblar. El viento se hizo muy violento junto a repentinos rayos que caían del cielo, algunos árboles empezaron a caer y la intensidad de la situación aumentó.
No tardo nada en tomar sus cosas, levantarse y empezar a correr.
Leo: Mierda,ierda, ¿Qué está pasando?, debo encontrar a Isaac. — Pensaba mientras corría a toda velocidad, cada vez más cerca del lugar de donde partió. Sin embargo, antes de poder llegar una especie de bola de fuego vino del cielo cayendo cerca de el.
El impacto fue tan fuerte que por la onda generada lo acabó derribando. Viendo el fuego a su alrededor, no pudo hacer nada más que tratar de levantarse nuevamente, sin embargo el fuego se disipó, el viento se detuvo, la tierra dejó de sacudirse y los rayos cesaron.
Sin nada que dudar ni esperar, se levantó y siguió corriendo hasta llegar al lugar donde vería a su amigo, sin embargo al llegar lo encontró tumbado junto a un tronco, la luz de la luna iluminaba su cara que aparentaba una calma sin igual y a la vez un vacío inexplicable.
Leo: … ¿Isaac? — Habló, preocupado, y corrió hacia su amigo a quien tomó en brazos. — Vamos, Isaac, responde, amigo.
Sintió el pulso de Isaac y notó que ya no estaba, intentó reanimarlo por varios minutos, entrando en desesperación pues al cabo de un poco tiempo no funcionó. Su estado de shock era evidente pues su único amigo, el único que le quedaba se había ido, Isaac había muerto.
Bueno, es una historia colaborativa con otros locos. Si quieren y o desean ver las otras perspectivas aquí tienen algunos de los perfiles.
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